Cine
Cr赤tica de Oppenheimer, Nolan se proclama el Prometeo del cine
El director de Interstellar o El caballero oscuro presenta su magnum opus, una pel赤cula biopic sobre Robert Oppenheimer, el inventor de la bomba at車mica.
Hay dos momentos en Oppenheimer que definen muy bien la pel赤cula y el cine de Christopher Nolan en general. Sin spoilers. Nos referimos a dos di芍logos en los que dos personajes distintos se dirigen al protagonista, a un Cillian Murphy que ya os adelantamos que est芍 inconmensurable. El primero de ellos le pregunta por qu谷 le gusta enrevesar las cosas y hacer que lo sencillo parezca dif赤cil. El segundo, varias horas de metraje despu谷s, le increpa que no se posicione y que no exprese lo que de verdad piensa. Podr赤a decirse que son dos alter ego nuestros. Ambos plantean lo 迆nico que podemos echar en cara al director. El exceso de explicaciones y tramas y lo tibio de su mensaje. Pero suponemos que a estas alturas es parte del encanto de Nolan.
Oppenheimer es una obra tan grandilocuente y autoconsciente como la campa?a de marketing que ha tenido detr芍s. Toda la promoci車n se ha basado en fotos de Cillian Murphy en blanco y negro y en datos que nadie se hab赤a preguntado nunca ni sobre 谷sta ni sobre ninguna otra pel赤cula. Sabemos por ejemplo que la cinta mide 17 kil車metros y pesa 272 kilos, o que tiene 180 p芍ginas de guion que costaron 180 millones y se rodaron en 57 d赤as. No estamos seguros de entender qu谷 tienen de relevante estas cifras ni tampoco tenemos con qu谷 compararlas, pero suenan importantes, imponen y tratan de apabullar. Durante las tres horas que dura, Oppenheimer tambi谷n abruma y se antoja algo hist車rico. Que luego lo sea ya es otra cosa.
La pel赤cula nos ha gustado m芍s que los 迆ltimos trabajos del director (como Tenet o Dunkerque), pero no hemos alcanzado el 谷xtasis que s赤 experimentamos durante Interstellar y El caballero oscuro (quiz芍s hasta con Origen). En cualquier caso, que no cumpla lo vaticinado y no marque un antes y un despu谷s (para el director, para los espectadores, para la industria del cine) no quita para que sea una pel赤cula digna de verse en la pantalla m芍s grande posible (a poder ser en IMAX) y para que a buen seguro vaya a estar en la carrera por los Oscars de dentro de unos meses. Simplemente hay que atemperar las expectativas y entender que nos vamos a encontrar con un Nolan desatado, en lo bueno y en lo malo.
?Qu谷 ser赤a lo bueno? Pues para empezar la banda sonora del joven Ludwig G?ransson, quien va silenciar a todas las viudas del t芍ndem Nolan/Zimmer. El noruego (laureado compositor de Black Phanter o The Mandalorian, entre otras) termina de consagrarse con Oppenheimer, evita que echemos en falta a terceros y se marca uno de los trabajos m芍s destacados del a?o. Est芍 tan inspirado que hasta habla a trav谷s del silencio en el momento clave de la pel赤cula.
A continuaci車n habr赤a que citar al reparto, a la plana mayor de Hollywood. Nadie, absolutamente nadie, ha querido perderse la oportunidad de aportar su granito de arena a este mastodonte. Cont芍bamos con Emily Blunt, Florence Pugh, Matt Damon o Robert Downey Jr, pero la acumulaci車n de estrellas es tal que se recomiendan gafas de sol. Gary Oldman, Rami Malek o Casey Affleck son solo algunos ejemplos de grandes, grand赤simos actores para los que ni hubo espacio en los tr芍ileres. Muchos nombres os van a sorprender. Aparecen unos segundos, encajan como un guante en sus papeles y acaban conformado un collage a迆n m芍s brillante que la explosi車n de la prueba Trinity.
A la cabeza del plantel est芍 un Cillian Murphy que sella el papel de su vida (con permiso de Tom Shelby). Secundario recurrente en las cintas de Nolan, la vida parece un poco m芍s justa ahora que se le ha dejado tomar las riendas y viendo que todo ha desembocado en una actuaci車n portentosa. Oppenheimer es un personaje poli谷drico y fascinante del que Murphy logra reflejar sus dos extremos, el de tierno genio inadaptado y el de inquietante prodigio que se cree por encima del bien y del mal. El actor consigue dibujar una nube negra sobre su cabeza e instaura tal clima de fascinaci車n a su alrededor que, en su tramo final, molesta ver a la pel赤cula alejarse de 谷l para ceder su protagonismo al Lewis Strauss de Robert Downey Jr. Porque a pesar de lo tambi谷n destacado de su actuaci車n (seg迆n 谷l, ※la mejor de su vida§), a Robert Downey le ha jugado en contra liderar la peor parte de la pel赤cula, m芍s por guion y contenido que por nada que tenga que ver con 谷l.
Pero antes de pasar a esa recta final donde la pel赤cula se diluye, cabe aplaudir a un Nolan al que si bien se tiran muchos elogios, a veces son todos en la misma direcci車n. Porque s赤, es el 迆nico capaz de volver gafapasta una escena de sexo (imperdible momento) y tambi谷n es el hijo pr車digo de las l赤neas temporales que se confunden a s赤 mismas y de los giritos finales (en esta ocasi車n predecibles). Todo aderezado con una direcci車n de actores impecable (los intercambios entre Einstein y Oppie son una delicia) y una puesta en escena impactante que tan pronto echa a cabalgar por Los ?lamos como nos encierra en la sala m芍s angosta del mundo durante media hora. Pero queremos poner el foco sobre algo que no siempre se dice y es que Nolan tambi谷n es un director la mar de imaginativo visualmente.
Aqu赤 no dibuja olas gigantes en el horizonte ni pliega edificios ante nosotros, pero sigue teniendo un pu?ado de met芍foras visuales en las que las fantas赤as de los personajes cobran vida en el mundo real y esbozan escenarios que no est芍n ocurriendo. Son los puntos 芍lgidos de la cinta, cuando sus protagonistas pierden la cabeza y entramos a formar parte de sus delirios, de sus miedos y obsesiones. Hay poderos赤simas im芍genes para el recuerdo. Es el caso de cierto intercambio de miradas entre Florence Pugh y Emily Blunt, o cuando Cillian Murphy empieza a visualizar en su d赤a a d赤a las consecuencias de lo creado.
Sin embargo, y como dec赤amos, nos ha dado la impresi車n de que la cinta se diluye en su recta final, precisamente cuando escurre el bulto y se aleja de la figura de Oppenheimer. Porque tras las sonrisas, los aplausos y v赤tores del invento, tras casi insinuar que deb赤amos dar gracias de que hubieran lanzado la bomba en Nagasaki e Hiroshima y no en Kioto, esper芍bamos un discurso menos patri車tico. ?No se supon赤a que 赤bamos a sentir aut谷ntico terror y desaz車n? ?No se dijo que la audiencia saldr芍 devastada? Es verdad que se recogen ciertos miedos y posturas encontradas, pero la serie de Chernobyl transmiti車 esas emociones con mucha m芍s fuerza y de manera mucho m芍s clara y directa. Aqu赤 las ideas sobre el horror generado se difuminan en pos de que empaticemos y sintamos pena por Oppenheimer. Resulta que el pobre era un activista y tuvo varios enemigos pol赤ticos.
Nolan termina enredado en las tramas de su galimat赤as y sigue pecando tanto con sus personajes femeninos como con los tramposos ases bajo la manga a los que recurre de vez en cuando. Oppenheimer nos hubiera gustado m芍s sin tanto laberinto y con un mensaje m芍s atrevido y contundente, pero probablemente le estamos pidiendo a Nolan que deje de ser Nolan. Con sus defectos, sigue siendo una pel赤cula colosal que genera ganas de hablar, de analizar, de desgranar y debatir. Y eso siempre son buenas noticias. Christopher Nolan prende una chispa en nosotros, nos entrega el fuego a迆n a costa de condenarse y convertirse en un Prometeo del cine moderno, tal y como 谷l mismo se refiere al propio Oppenheimer, ※la muerte, el destructor de mundos§.