Cr¨ªtica de John Wick 4, un bombazo desenfrenado de acci¨®n, muerte y venganza

John Wick 4 es todo lo que uno puede esperar de una pel¨ªcula de John Wick. Es la culminaci¨®n de una saga que se deja de rodeos y que focaliza la mirilla en un objetivo muy concreto: la acci¨®n como espect¨¢culo. Dispara con precisi¨®n milim¨¦trica y acierta de lleno en el blanco. Keanu Reeves repite una vez m¨¢s como Jonathan Wick, un hombre que busca su venganza y que pone patas arriba Mesa Alta, la organizaci¨®n criminal que lo mueve todo.

Reglas y consecuencias, ese es su lema. Las estructuras de poder se tambalean, por lo que nombran al marqu¨¦s de Gramont como emisario. ?Su promesa? Acabar de una vez por todas con la amenaza de Wick. Se trata de un villano maquiav¨¦lico, cruel, cursi y recargado, que no duda en utilizar sus recursos para cumplir su cometido. Aun as¨ª, a este arist¨®crata franc¨¦s de gatillo f¨¢cil y caf¨¦ edulcarado le puede la taca?er¨ªa, un defecto que tal vez le cueste caro. Interpretado con soltura por Bill Skarsg?rd, el personaje se hace odioso desde el primer momento.

Acci¨®n variada y sin apenas pausas

Teniendo en cuenta las tres pel¨ªculas anteriores, el desaf¨ªo del director Chad Stahelski era seguir sorprendiendo a los espectadores. La cuarta entrega cumple con creces, es un producto que cuida la acci¨®n al m¨¢ximo. Las coreograf¨ªas resultan impresionantes y variadas, tambi¨¦n porque juegan mucho con las localizaciones. Por ejemplo, las del Continental de Osaka nos muestra la mezcla entre el Jap¨®n tradicional y la elegancia y el lujo contempor¨¢neo del hotel. En cambio, en Francia somos testigos de una persecuci¨®n ag¨®nica en el coraz¨®n de Par¨ªs. Wick visita otros lugares como Berl¨ªn o Nueva York, donde por supuesto se desencadena la locura.

A las pistolas y a las armas m¨¢s actuales hay que sumar las luchas samur¨¢is con katana, lo que proporciona distintas opciones para canalizar la acci¨®n. Adem¨¢s, el cineasta utiliza los distintos planos para difuminar la sensaci¨®n de repetitividad, aunque es inevitable que en las coreograf¨ªas se produzcan reiteraciones.

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El humor, en ocasiones negro, ha sido uno de los elementos definitirios de John Wick, un aspecto que sigue muy presente. En ese sentido, Tracker (Shamier Anderson) es un personaje peculiar m¨¢s all¨¢ de su condici¨®n de asesino a sueldo, porque siempre va a acompa?ado por un perro de apariencia d¨®cil. Algunas de las secuencias m¨¢s c¨®micas las protagoniza ¨¦l, cuando su comportamiento cambia y se convierte en un perro que no solo protege a su due?o, sino que cumple todas sus ¨®rdenes... hasta morder las partes pudendas de cualquier enemigo que se le cruce por el camino.

Donnie Yen desborda la pantalla como Caine

Dejar atr¨¢s el estilo de vida de personas como John Wick es casi imposible, ya que no depende solo de uno mismo. En ese delicado equilibrio, las amistades son relativas, puesto que un d¨ªa puede ser aliado, otro enemigo. Donnie Yen, Caine en John Wick 4, se come la pantalla y representa la figura de un antagonista poco convencional. El viejo asesino de Mesa Alta, ciego pero no por ello menos habilidoso, desea fervientemente la libertad, de modo que John y Caine comparten el mismo objetivo, pero se hallan en bandos distintos. El desarrollo de esta relaci¨®n es uno de los puntos m¨¢s interesantes del filme a nivel argumental. Por si eso no fuera poco, su ceguera contribuye a dar otro enfoque a sus secuencias de acci¨®n.

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John Wick 4 no destaca por su historia ni le interesa hacerlo. Los escasos momentos de pausa sirven para proporcionar breves intervalos de pausa que dibujan los contornos argumentales. Lo suyo es la acci¨®n y las coreograf¨ªas, y en eso brilla con luz propia. Apenas da respiro al espectador, lo deja pegado a la silla ante el goce m¨¢s trepidante. Tres horas puede parecer mucho y lo es, ya que a veces se generan situaciones repetitivas. Y con todo, esos 170 minutos se nos pasaron en un suspiro, en menos de lo que Wick tarda en cargarse a alguien. ?Alguien habr¨¢ contado cu¨¢ntos han perecido hasta ahora?