Cr¨ªtica de Barbie, el Barbenheimer tiene una clara ganadora

El Barbenheimer tiene un claro ganador. Bueno, dos. El primero son los espectadores. El segundo es Greta Gerwig. La directora de Lady Bird y Mujercitas ha vuelto a demostrar su talento, su capacidad para condensar la esencia contempor¨¢nea en historias y retazos de nuestro pasado. Si anta?o fue una novela, hoy es una mu?eca. En ambos casos un producto inherente de la cultura occidental. En ambos casos un pelicul¨®n. Fresca, divertid¨ªsima y provocadora. Capaz de llevarte de la carcajada a ese fren¨¦tico parpadeo con el que todos hemos evitado alguna vez que se nos escape la lagrimita. Tenemos una mala noticia para todos aquellos a los que les da fobia el color rosa: Barbie es una maravilla.

S¨ª, es verdad, tiene a Mattel detr¨¢s. Rinde homenaje a una marca que a buen seguro aprovechar¨¢ el tir¨®n para engrosar a¨²n m¨¢s sus arcas. S¨ª, tambi¨¦n es cierto, los mensajes sobre el heteropatriarcado y el estado actual de la causa feminista est¨¢n a la orden del d¨ªa durante todo el metraje. M¨¢s de uno (y de una) se ver¨¢n parodiados y de ellos depender¨¢ si abrazar la broma o cruzarse de brazos y refunfu?ar. Y s¨ª, comparte premisa con un buen n¨²mero de pel¨ªculas del g¨¦nero fast food plataformero. Al fin y al cabo es el relato de un personaje imaginario que da el salto al mundo real y colapsa al ver c¨®mo funcionan las cosas por aqu¨ª. ?Cu¨¢ntos bodrios empezaron as¨ª? Muchos, demasiados. En cualquier caso, lejos de rechazar estros tres s¨ªes, Barbie los admite, refleja y caricaturiza.

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Porque tal y como sospech¨¢bamos con Gerwig detr¨¢s, la pel¨ªcula guarda mucho m¨¢s de lo que aparentaba en los tr¨¢ileres. Su humor golpea a diestro y siniestro. Las pinceladas con las que retrata nuestra sociedad son bromas mordaces que no hacen rehenes. Ahora entendemos por qu¨¦ hasta la propia Mattel quiso censurar una escena en su d¨ªa. Es cr¨ªtica incluso consigo misma y nunca sabes por d¨®nde va a salir (?chiste del Snyderverse incluido!). Todos los espectadores deber¨ªan dejar los prejuicios en casa y darle una oportunidad. Es triste que a¨²n los haya, pero vale la pena espantar temores. Ni es solo para chicas ni enjuicia a los hombres ni tonter¨ªas similares.

Barbie es un parque de atracciones en el que cabe todo. Persecuciones en coche, batallas campales, coreograf¨ªas y secuencias musicales, voces en off, momentos road movie, juegos de montaje, rupturas de la cuarta pared e incluso referencias a El Padrino, Matrix, Odisea del espacio y lo m¨¢s granado del s¨¦ptimo arte. Pero lo mejor es que la emoci¨®n y la reflexi¨®n tambi¨¦n tienen cabida entre broma y broma. La pel¨ªcula nos invita a ser algo m¨¢s compasivos con nosotros mismos, a descubrirnos, conocernos y querernos, a abrazar los miedos de la vida y recordar eso, que al menos estamos vivos. Un mensaje precioso y repleto de luz con el que uno abandona la sala con una sonrisa en la cara y ganas de hacer cosas. Tan liberadora como una sesi¨®n con el psic¨®logo.

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No podemos terminar sin hacer menci¨®n a Margot Robbie y Ryan Gosling (o a la aportaci¨®n del desternillante Will Ferrell). Ambos logran que nos creamos esos escenarios de pl¨¢stico y esas situaciones impostadas. Se dejan mecer por los aires y golpear, cantan y bailan, r¨ªen y lloran. Lo hacen todo. Siempre diligentes, siempre maravillosos. Se lo pasan en grande y se nota. Adem¨¢s saben en qu¨¦ gesto, en qu¨¦ min¨²sculo detalle reside la gracia de una escena y tan pronto se tiran agua a la cara como fingen desplomarse y echan a rodar por los suelos como si fuera algo improvisado. Y como ambos son tan buenos, si hay una pausa que apela a lo emocional, tambi¨¦n son capaces de cambiar de registro y ponerse melodram¨¢ticos. Son lo mejor de la pel¨ªcula y ojal¨¢ se les reconozca como debe.

Dec¨ªan que a un desastre nuclear s¨®lo sobreviv¨ªan las cucarachas. Se equivocaban. Al Barbenheimer han sobrevivido tambi¨¦n las barbies y el color rosa.

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