Tears of the Kingdom y la muerte de Ocarina of Time: Zelda rompe con su legado

Este art¨ªculo contiene spoilers sobre el argumento de Zelda: Tears of the Kingdom

Arranca Zelda: Tears of the Kingdom. Caminas entre catacumbas con la princesa al lado. Ves esa momia que tanto te hab¨ªa intrigado en los tr¨¢ilers ya ancestrales. Despierta, habla y dice lo siguiente: ¡°Rauru conf¨ªa en vosotros¡±. ?Estamos conectando en cinco minutos de juego con Ocarina of Time? La respuesta, poco despu¨¦s, es que no. Mencionar el nombre del que hab¨ªa sido un sabio clave en el juego de Nintendo 64 nos pon¨ªa en una situaci¨®n interesante tras centenares de art¨ªculos, v¨ªdeos y teor¨ªas¡­ pero la realidad es que Tears of the Kingdom acaba siendo implacable con todo eso. Borr¨®n y cuenta nueva. Las leyendas, leyendas son.

Ocarina of Time fue un juego tan importante para la saga que empuj¨® a Nintendo a articular un relato a su alrededor. Los juegos posteriores siguieron sus pasos, con The Wind Waker como secuela de la ¨¦poca de Link adulto y con Twilight Princess como heredero de la ¨¦poca de Link ni?o. Ambos referenciaban momentos y eventos del juego de Nintendo 64. M¨¢s tarde, Skyward Sword actu¨® como precuela de toda la serie, describiendo el origen de muchas de las bases que conocemos de la saga y siendo el punto de partida de la cronolog¨ªa oficial que tambi¨¦n insert¨®, de forma un tanto discutible, los juegos anteriores de Ocarina of Time en una tercera l¨ªnea temporal.

Se siguieron a?adiendo t¨ªtulos a la cronolog¨ªa, pero siempre con algo claro en mente: Ocarina era el origen, hacia delante y hacia atr¨¢s. El juego sobre el que pivotaba el universo The Legend of Zelda, sus realidades y sus reglas. Hasta que en 2017 sali¨® Breath of the Wild, y algo no encajaba. Hab¨ªa referencias a las distintas l¨ªneas temporales, se cruzaron razas que no deber¨ªan compartir un mismo espacio (los Orni son la evoluci¨®n de los Zora) y cuando se hablaba de eventos pasados, no hab¨ªa conexi¨®n con los anteriores juegos de la serie. Nintendo tampoco aclar¨® donde se ubicaba en la cronolog¨ªa: mucho, mucho despu¨¦s, dijeron. Ser¨¢ el juego que una todas las l¨ªneas temporales, pensamos.

Ha sido ahora, con Tears of the Kingdom, cuando el movimiento de Aonuma y su equipo empieza a ser m¨¢s n¨ªtido. El nuevo t¨ªtulo de la saga se encarga poco a poco de hacer ver al jugador que estamos ante un universo propio que nada tiene que ver con el relato que construimos alrededor del H¨¦roe del Tiempo. La Hyrule de Breath of the Wild y su secuela supone un mundo independiente, con su propia leyenda y sus propias realidades.

Cuando habla del origen de Hyrule, este choca frontalmente con lo que se nos hab¨ªa contado. Tambi¨¦n en la Guerra del Destierro, que no es ninguna de las guerras en las que Ganondorf hab¨ªa sido atrapado en el pasado. Ni Rauru es el de Ocarina of Time, ni Sonnia la Diosa Hylia que pens¨¢bamos en el tr¨¢iler.

Tears of the Kingdom nos habla de su pasado y de su origen, de sus propias leyendas, de la creaci¨®n de su mundo y de un sinf¨ªn de reglas, historias y convenciones que solo ata?en a este universo. Su, su, su. Un reinicio en toda regla que se permite el lujo, de paso, de omitir ciertos elementos ic¨®nicos presentes en todas las entregas principales. Y no son ausencias balad¨ªes. Nintendo lo certifica con hechos: Breath of the Wild es el nuevo Ocarina.

La nueva saga Zelda gira alrededor del universo creado en 2017. La obra que establece una Hyrule propia con historia pasada y futura, que no busca conectar con anteriores juegos porque es un lugar independiente. A partir de Breath of the Wild tenemos la realidad alternativa de Hyrule Warriors y los hechos distintos respecto al Cataclismo y tenemos, sobre todo, un Tears of the Kingdom que usa el origen de todo para conectarlo con el presente. Ni los Zonnan son twilis, ni su tecnolog¨ªa tiene nada que ver con la tecnolog¨ªa futurista de la Refiner¨ªa Lanayru, ni Ganondorf es el de Ocarina of Time. El juego comparte elementos comunes con otros Zelda, cierto, pero siempre buscando crear su propia identidad y haciendo que cualquier referencia de lo que sucedi¨® o sucede en esta Hyrule sea interna, relacionada solo con estos dos juegos: BOTW y TOTK. Nada m¨¢s.

Uno de los choques inevitables que tiene esto para el jugador m¨¢s veterano es precisamente el fanservice y los gui?os constantes que hay a lo largo de Breath of the Wild y Tears of the Kingdom. Localizaciones con nombres ic¨®nicos, elementos visuales que son f¨¢cilmente identificables e incluso el uso de efectos de sonido y melod¨ªas que evocan a entregas pasadas (?eres t¨², Fay?). Pero lo que parece, o al menos as¨ª lo veo yo, es que todo esto forma parte de un fanservice est¨¦tico que no quiere ir m¨¢s all¨¢. De hecho, que la mayor¨ªa de ropas y armas de juegos anteriores est¨¦n en el subsuelo de Hyrule parece una forma de Nintendo de decirnos que, para ellos, todo eso est¨¢ enterrado.

Seguro que las teor¨ªas no cesar¨¢n, y que hay elementos a los que agarrarse. Pero a veces, las cosas son mucho m¨¢s sencillas. Y Breath of the Wild no ten¨ªa lugar en la cronolog¨ªa oficial porque simplemente, ya no formaba parte de todo eso, tal y como se han encargado de relatar los acontecimientos de Tears of the Kingdom. Es, en realidad, una forma de dejar atr¨¢s su legado.

Qui¨¦n sabe si los motivos son que Nintendo considera que esta nueva ¨¦poca supone la primera vez para muchos jugadores, o que, simplemente, cuando quisieron romper con las convenciones de la saga, lo hicieron con todo. A lo mejor es m¨¢s sencillo: para ellos, la jugabilidad es la m¨¢xima prioridad y el resto importa menos. Incluida la coherencia y encaje de toda una saga. Ya habr¨¢ tiempo de reconectarla (si quieren).