Sobre el tiempo
Nos vemos ma?ana, ?vale?
Cuando eres joven valoras muchos factores. Dinero, proyecci車n, oportunidades. Cuando creces entiendes que nada es m芍s importante que el tiempo.
The Legend of Zelda: Majora*s Mask es un juego duro para el joven de 16 a?os que lo descubri車 en el a?o 2000, pero es un juego extremadamente cruel para el hombre que lo vuelve a encender 23 a?os despu谷s. Para el primero, lo dif赤cil recae en la mec芍nica propia del t赤tulo, que te obliga a retroceder en el tiempo para evitar que la luna caiga y destruya el mundo tal y como lo conocemos. Cada vez que retrocedes, reinicias la partida perdiendo objetos, algunos avances que hayas hecho e incluso las conversaciones con ciertos personajes. Es un juego dif赤cil y exigente por definici車n.
Pero para el segundo, el que ha dejado de ser ni?o y se acerca a los 40, es un juego cruel. Porque el mensaje es implacable y porque, casi sin querer, te pone en la piel de cualquier ciudadano de Ciudad Reloj mientras aleja tu mirada de Link, el protagonista que controlas. Majora*s Mask gira alrededor de la idea que una luna con cara terror赤fica se acerca impasible hacia la tierra, llegando a destruirla pasados tres d赤as. Y el mensaje es tan simple como imparable.
Los habitantes de Ciudad Reloj est芍n preparando la gran fiesta del pueblo y cada uno tiene sus preocupaciones y sus rutinas. Que una luna con cara de pocos amigos est谷 a lo lejos les interesa nada y menos. Al d赤a siguiente, la luna est芍 m芍s cerca, pero todo el mundo sigue haciendo lo mismo. Lo que estaba previsto. Lo que le toca. Cuando la luna est芍 tan cerca que es inevitable no mirarla, las cosas cambian. Algunos entran en p芍nico. Otros se arrepienten de aquello que no pudieron hacer. Los hay que, simplemente, se resignan.
Decir que la luna de Majora*s Mask es una met芍fora del tiempo es casi de primaria, porque es evidente que representa el contador que se le agota al jugador antes de que termine sus tareas, reinicie el ciclo y pueda seguir con otras hasta llegar al final. Pero no me refiero a su realidad como videojuego, sino al mensaje subyacente. La luna representa un tiempo intransigente que siempre avanza en una sola direcci車n, y al que no hacemos caso hasta que es demasiado tarde. La rutina nos engulle, y cuando llega el momento, nos pasa como a los personajes de Ciudad Reloj, que no tenemos la capacidad de volver atr芍s como hace Link.
Cuando eres joven, el tiempo no es prioritario. Es aquello que le recortas a las horas de sue?o porque puedes con todo y m芍s. Lo que valoras son otras cosas. Cuando creces, entiendes que es lo 迆nico importante. Entiendes que el tiempo tiene un coste: lo que dediques a una cosa, estar芍s quit芍ndosela a otra.
Hablo de esto porque hace ya demasiado que siento que el tiempo me sobrepasa. Que mi manera de ser y de hacer supone invertir m芍s de lo que deber赤a a costa de mi entorno m芍s cercano. Que el periodista que sali車 de la facultad con el mensaje de que esta profesi車n no tiene horario ni calendario sigue creyendo que es as赤, pero siente que no debe serlo. Y que es el momento de dar un paso al lado y decir adi車s al tiempo invertido en esta casa: m芍s de 15 a?os desde el primer art赤culo publicado y m芍s de 6 como uno de los coordinadores de la revista.
Una 谷poca repleta de momentos inolvidables, aciertos para estar orgullosos y errores de bulto. An芍lisis, viajes, entrevistas y decenas de compa?eros maravillosos que han ido y venido por el camino. Un trabajo es un trabajo, pero por momentos este ha sido el mejor trabajo del mundo.
Volviendo a Majora*s Mask. En el Rancho Romani, cuando llega el tercer d赤a y todo est芍 perdido, la hermana mayor (Cremia) le deja beber leche de vaca a la hermana peque?a Romani, a la que nunca le dejaba hasta que fuese mayor. Cremia sabe que el mundo se acaba, as赤 que se lo permite por primera vez, pidi谷ndole, eso s赤, dormir abrazadas esa noche. Cremia no puede volver atr芍s como hace el jugador, porque a Cremia le pasa lo mismo que a nosotros, que ya somos conscientes del inexorable paso del tiempo. Cuando se van a la cama, le dice a Link algo como: Nos vemos ma?ana# ?vale? Consciente que ma?ana ya no estar芍.
Lo m赤o no tiene este trasfondo dram芍tico, porque como dec赤a, un trabajo es un trabajo (aunque la vocaci車n, el hobby y los amigos hechos por el camino lo convierten en algo m芍s, indudablemente), pero ahora me toca a m赤 decir que s赤, que ma?ana nos vemos. Aunque s谷 que ya no estar谷 como miembro de MeriStation, sino como un nuevo y simple fiel lector m芍s.