?Qu¨¦ veo hoy?
El mejor villano del cine en los ¨²ltimos a?os se esconde tras una pel¨ªcula para ni?os
El Gato con Botas: El ¨²ltimo deseo se ha convertido en la pel¨ªcula de animaci¨®n del a?o gracias a su estilo visual y a un villano para el recuerdo.
Seamos honestos, Dreamworks no es Studio Ghibli, no es Pixar, no se le caen los ?scar de los bolsillos y su logo no siempre equivale a haber acertado con la compra de la entrada, o al menos no con tanta regularidad como cuando aparecen la lamparita saltarina y Totoro. La sombra de la duda la perpet¨²a y propaga la propia Dreamworks, que a veces peca de desesperaci¨®n y hace catorce secuelas de cada ¨¦xito con el que suena la flauta. Secuelas cuya calidad va decreciendo o, peor a¨²n, cae en picado. Algo as¨ª pas¨® con Shrek y el mundo de Muy Muy Lejano. Tres secuelas y un spin off para un total de cinco pel¨ªculas en diez a?os. Hasta a Jos¨¦ Mota (la voz de Asno) se le debi¨® hacer repetitivo, y eso que hablamos de alguien tan encantado de haberse conocido que cada Nochevieja suelta los mismos chascarrillos sin gracia. El caso es que tras exprimir la naranja, la saga entr¨® en silencio de radio y nos pasamos una d¨¦cada sin saber de ella. Hasta ahora, hasta la inesperada secuela de su spin off. El Gato con Botas: El ¨²ltimo deseo ha llegado de puntillas y por la puerta de atr¨¢s, pero dejadnos avisaros desde ya: es absolutamente genial.
La cinta se estren¨® el pasado 21 de diciembre en Espa?a, pero estamos a punto de entrar en el mes de abril y sigue pudi¨¦ndose encontrar en la cartelera, no por la insistencia masoquista de su distribuidora, sino por haber conquistado una pr¨¢ctica que pareciera ya sacada de otra ¨¦poca: el boca a boca. Es complicado salir de la sala de cine sin haber claudicado a los encantos de la pel¨ªcula y sin tener ganas de hablar de ella a los dem¨¢s. Porque a ver El Gato con Botas: El ¨²ltimo deseo se va por acompa?ar a los m¨¢s peque?os de la casa y por recomendaciones como la presente, hip¨¦rboles con patas, pero se vuelve de la experiencia con un viaje memorable en la mochila y otras cinco estrellas para Letterboxd.
Las grandes bazas de la pel¨ªcula son tres. La primera, su remozado estilo visual. Abandona el acabado original de la franquicia y est¨¢ a rebosar de recursos y experimentos a medio camino entre lo art¨ªstico y lo t¨¦cnico. Su capacidad para entrar por los ojos y sorprender desde la animaci¨®n nos ha recordado al despliegue de Spider-Man: Un nuevo universo. La segunda de sus virtudes es marca de la casa, su ambientaci¨®n. Una retorcida vuelta de tuerca a los cuentos de hadas con los que nos hemos criado. Una mordaz s¨¢tira no s¨®lo de la historia del Gato con Botas, sino de la de Ricitos de Oro, Pepito Grillo, Pulgarcito, Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas y toda clase de cuentos y leyendas que se plasman con ingenio y gracia. En cada escena hay un detalle, un gui?o c¨®mplice al resto de pel¨ªculas del g¨¦nero. Es m¨¢s fiel a los relatos de dichos personajes que sus adaptaciones made in Disney. Pero la m¨¢s importante de sus claves es Muerte, el Lobo Feroz, su villano, el mejor malo que ha dado el cine en los ¨²ltimos a?os.
El Gato con Botas parte de la premisa de que nuestro protagonista ha consumido ocho de las nueve vidas que tiene todo felino (s¨ª, lo sabemos, en Espa?a son siete, pero hay que hacer esa condici¨®n a los anglosajones). Sumido ya en su ¨²ltima oportunidad, el ¨¢lter ego de Antonio Banderas se ve perseguido por un cazarrecompensas m¨¢s fuerte, m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s inteligente que cualquier enemigo con el que se haya batido previamente. Es la muerte en persona. Es un personaje que demuestra que toda historia es tan buena como lo es su villano. Y Death (La Muerte) es muy, pero que muy bueno. Tiene una melod¨ªa asociada que pone los pelos de punta, un d¨¦j¨¤ vu del silbido de Omar en The Wire. Su aspecto y armas son el atuendo y equipo de la muerte misma, una t¨²nica negra con capucha y dos hoces, casi guada?as. Y el modo en que habla, con esa tranquilidad y superioridad, reflejan un peligro may¨²sculo, infinitamente superior al que se crea con gritos y ademanes.
Hac¨ªa tiempo que guion y puesta en escena no iban tan de la mano para crear un villano que infundiera verdadero respeto, verdadero temor. El lobo de la historia no tarda en transformar las risas de cualquier sala plagada de peques en gritos de aut¨¦ntico pavor. Estamos ante una cinta para ni?os que guarda en su interior el alma de una pel¨ªcula de terror. Sentimos erizarse nuestro vello al escuchar sus silbidos y contenemos la respiraci¨®n cuando la iconograf¨ªa de la muerte invade la pantalla. El rojo y negro. Las sombras, la c¨¢mara lenta. La vida del gato ante nuestros ojos. Y ese silbido, ese condenado silbido. Nuestra recomendaci¨®n del d¨ªa es El Gato con Botas: El ¨²ltimo deseo y a¨²n entre escalofr¨ªos, una cosa os decimos: no os la perd¨¢is.