Dear Esther, el juego que invent¨® su propio g¨¦nero

Hoy mismo analiz¨¢bamos Season: A letter to the future y habl¨¢bamos de ¨¦l como ¡°uno de los indies m¨¢s bonitos del a?o¡±. Pero Season no se entender¨ªa sin Dear Esther. Ni Season ni la mitad de todos esos juegos narrativos y contemplativos que demostraron que hay vida m¨¢s all¨¢ de la acci¨®n. Porque existen aproximaciones al medio que no se basan en completar objetivos y realizar progresos en la historia, nuestro personaje o el mundo del juego. Las hay que hablan otro lenguaje y retratan una industria a¨²n joven y por descubrir. Y ese tipo de propuestas siempre ha tenido un referente com¨²n: Dear Esther, nuestra recomendaci¨®n de hoy.

Firewatch. What Remains of Edith Finch. Gone Home. The Vanishin of Ethan Carter. Virginia. Kona. Everybody¡¯s Gone to the Rapture. Si te suena alguno de esos nombres, no har¨¢ falta que te expliquemos de qu¨¦ va Dear Esther. El juego de The Chinese Room es la piedra de Rosetta de todos ellos, el origen de ese g¨¦nero conocido como walking simulator. Una propuesta que nos invita a dar un paseo con relativa libertad y explorar a nuestro paso en busca de respuestas y una raz¨®n de ser. Una experiencia que diverge entre una persona y otra, pues requiere el mayor esfuerzo que se puede pedir a la persona a los mandos (o al teclado): el esfuerzo de poner de tu parte, de implicarte, de parar durante unos segundos, rechazar el ritmo de vida de la sociedad contempor¨¢nea y respirar, tom¨¢rtelo con calma, dedicarte a explorar y dejarte mecer por las emociones olvid¨¢ndote del reloj.

Dear Esther es uno de esos juegos sobre el que s¨®lo cabe un aviso por hacer: cuanto menos sepas de ¨¦l, mejor. Habr¨¢ quien lo afronte como una pel¨ªcula de terror. Quien se implique en la historia y decida levantar cada piedra del camino en busca de respuestas. Quien se incomode al verse lanzando indiscretas miradas a los recuerdos de un desconocido. O quienes simplemente pasen de lo que dice la voz en off y se dediquen a estar a solas con sus pensamientos, disfrutando de los paisajes y las melod¨ªas que nos abrazan. As¨ª son los walking simulator. Un juego distinto para cada persona.

Nacido como un mod de Half-Life 2 y desarrollado por un grupo de universitarios, es incre¨ªble ver la huella de Dear Esther en tantos y tantos juegos de hoy en d¨ªa. A pesar de lo corto que resulta (poco m¨¢s de una hora de duraci¨®n), rezuma ideas y existen pocas cosas m¨¢s valiosas que esa. Una d¨¦cada despu¨¦s, Dear Esther puede presumir no solo de haber perdurado en nuestra memoria, sino de haber creado su propio g¨¦nero.

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