Last man standing

Desde un principio el t¨ªtulo es desconcertante; su aspecto gr¨¢fico es totalmente retro, su m¨²sica y efectos de sonido parecen sacados de la era de los 8-bit, s¨®lo hay una pantalla disponible y no tenemos acceso a ning¨²n tipo de marcador hasta el final de la partida. Nuestro objetivo es muy sencillo: debemos acabar con la mayor cantidad de aliens con nuestro ca?¨®n de plasma antes de que ellos lo hagan con nosotros; y vaya si lo har¨¢n. Somos el ¨²ltimo superviviente del planeta y antes de desaparecer, debemos llevarnos con nosotros a todos los invasores extraterrestres que podamos. A priori puede resultar excesivamente simple, pero a medida que nos acostumbremos a sus mec¨¢nicas y a su elevada dificultad ¨Cen ocasiones incluso frustrante¨C, no dejaremos de jugar una y otra vez hasta superar nuestras mejores puntuaciones.

Tras un sencillo tutorial pasamos directamente al campo de batalla, caracterizado por una colina donde, en los m¨¢s alto, se sit¨²a nuestro h¨¦roe. Armado con un potente ca?¨®n de energ¨ªa ¨Cque podemos cargar para aumentar su poder destructivo¨C debemos apuntar y disparar sin descanso. Los enemigos llegar¨¢n en intensas oleadas y avanzar¨¢n de diferentes maneras hasta nuestra posici¨®n. No hay m¨¢s, esto es ZiGGURAT; no tenemos ni power-ups, ni objetos que desbloquear, ni elementos adicionales que a?adan algo de variedad a su jugabilidad. ?Y qu¨¦ m¨¢s da? Apuntamos desplazando nuestro dedo por la parte inferior de la pantalla; disparamos dando un ligero toque. Y resulta genial y adictivo sin necesidad de a?adir nada m¨¢s que lo aleje de su concepto como videojuego: un t¨ªtulo honesto y accesible, que cumple sobradamente con su objetivo.

Tambi¨¦n podemos optar por otro tipo de control llamado Slingshot ¨Cdonde desplazamos nuestro dedo alrededor del personaje para apuntar¨C pero no resulta tan intuitivo como el que viene por defecto, adem¨¢s de entorpecer considerablemente la acci¨®n en pantalla. Por otro lado, debemos decir que ZiGGURAT es muy, muy dif¨ªcil y desafiante y s¨®lo los m¨¢s h¨¢biles lograr¨¢n permanecer vivos varios minutos; muchos usuarios lo pueden encontrar incluso frustrante, aunque es aqu¨ª donde radica el verdadero encanto de ZiGGURAT, ver hasta donde somos capaces de aguantar y comparar nuestras puntuaciones y logros con las clasificaciones mundiales mediante Game Center, o publicar nuestras haza?as en Facebook y Twitter.

Hay varias clases de robots alien¨ªgenas, tambi¨¦n llamados frikis; los robots m¨¢s peque?os avanzar¨¢n hacia nosotros despacio mediante peque?os saltos y los podremos eliminar sin mayor preocupaci¨®n, aunque los dem¨¢s robots de otros colores (azules, amarillos, rojos y naranjas) nos obligar¨¢n a cambiar constantemente de estrategia, puesto que presentan mec¨¢nicas diferentes, como la posibilidad de disparar, avanzar m¨¢s r¨¢pido, etc. Incluso tenemos que acabar con robots gigantes, a los que deberemos disparar varias veces para hacerlos estallar. En plena partida ser¨¢ donde tendremos que decidir qu¨¦ grupos de robots debemos atacar primero, con la cantidad de carga necesaria, sin perder tiempo y evitando que logren alcanzar nuestra posici¨®n en lo alto de la colina; la m¨¢xima carga de energ¨ªa provocar¨¢ un nivel de destrucci¨®n enorme aunque debemos ser conscientes de que durante dicho proceso quedaremos totalmente desprotegidos.

Podemos acceder a un completo historial de estad¨ªsticas, con infinidad de n¨²meros por consultar, como el n¨²mero total de muertes conseguidas, partidas jugadas, disparos realizados, nuestro porcentaje de precisi¨®n o cuantos ¡°?????????¡± hemos derrotado, entre otros; no conocemos el significado de esta ¨²ltima entrada, pero no dejaremos de jugar hasta conseguirlo. La traducci¨®n a nuestro idioma de los pocos textos del juego no es del todo acertada, con alg¨²n que otro desajuste en el l¨¦xico de algunas frases. Como se ha comentado anteriormente, tanto el apartado gr¨¢fico como el sonoro no son para nada destacables; pretenden homenajear a los cl¨¢sicos de anta?o con unos p¨ªxeles considerables y unos sonidos que nos transportan veinte a?os atr¨¢s.