Conf¨ªa en unos, teme al resto...

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La relaci¨®n entre los X-Men, el mundo de los comics y los videojuegos se rige por una curiosa contradicci¨®n. Mientras que en las vi?etas vemos a menudo nuevas historias perfectamente compuestas y con una profundidad embriagadora, cuando tenemos que afrontar un programa de consola nos encontramos ante el caso opuesto.

De hecho, este hatajo de mutantes siempre, siempre que se ha dignado a visitarnos ha sido bajo los cl¨¢sico par¨¢metros de los beat'em ups. Y eso es precisamente uno de sus puntos 'fuertes'. En realidad, esta mec¨¢nica permite a los desarrolladores centrarse mucho m¨¢s en el dise?o de los personajes y hacerlo lo m¨¢s fiel posible al c¨®mic. Adem¨¢s, se va directamente al grano; aparecen cuatro globos de di¨¢logo y justo despu¨¦s comienza un recital de varapalos que ni en los mejores momentos de la era Marvel.

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La otra cara de la moneda, sin embargo, reside en la feroz competencia que tienen dentro del cat¨¢logo de cualquier m¨¢quina. Este g¨¦nero, entre los que incluiremos sus variantes, es uno de los m¨¢s cultivados en lo que a cantidad se refiere. Por poner un ejemplo, Game Boy Advance goza actualmente del intemporal Final Fight o con un sorprendente Spiderman Mysterios Menace, y eso hace de este Reign of Apocalypse una criatura indefensa ante dos depredadores de tama?a calidad.

El gui¨®n

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Como viene siendo habitual, el gran perjudicado de todas las habilidades de los X-Men es Xabier, un hombre que padece una disfunci¨®n de sus dos piernas aunque posee la preeminencia de una desarrollada capacidad mental, que le permite leer los pensamientos de cualquier ser vivo. La Patrulla, compuesta por Storm, Wolverine, Cyclop y Rogue, al llegar a su base se encuentran que ha sido totalmente saqueada por los centinelas y que sospechosamente ha sido transportada a una dimensi¨®n desconocida, que en una venia de los desarrolladores se han permitido el lujo de que los protagonistas sepan su nombre: Apocalypse. Por lo tanto, en la piel de un iracundo mutante deberemos destrozar a todo aquello que sea sospechoso de haber puesto las manos encima del Profesor X. La partida comienza justo en nuestro lugar de residencia, una mansi¨®n destartalada, pero poco a poco nos iremos acercando a un punto conflictivo donde ya no hay marcha atr¨¢s, la guarida de Apocalipsis, no sin antes pasar por selvas tropicales, hangares o tundras.

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Lo bueno de esta primera toma de contacto es que el juego adopta una sensaci¨®n de velocidad y accesibilidad digna de elogio. Se asume a los tres minutos de partida, y ello se debe a la cantidad de enemigos a los que tenemos que azotar tan solo cinco escasos metros despu¨¦s de las primeras indicaciones de nuestros colegas. Lo malo radica en la desesperante monoton¨ªa en la que nos sumimos: un robot, dos colores y un Final Boss. M¨¢s o menos es el plantel de contrarios a los que vamos a encontrarnos durante todo el juego. Acostumbrados a la variedad quasi infinita de Final Fight o Streets of Rage esto parece una tomadura de pelo...

  g  r  ¨¢  f  i  c  o  s

Posiblemente lo mejor de todo el conjunto a pesar de contar con unas cuantas flaquezas. Los decorados, que se han plasmado con el degradado de fondos para exprimir al m¨¢ximo la paleta de 512 colores en pantalla de que dispone GBA, son posiblemente el aspecto que m¨¢s desentona. Ciertamente, ponderamos que se haya hecho uso de tal cantidad de tonalidades, pero despu¨¦s de todo da la sensaci¨®n de que est¨¦n muertos. Es m¨¢s o menos, salvando las diferencias claro, como unos decorados prerrenderizados a lo Resident Evil pero con mucho menos detalles y sin la raci¨®n de realismo que ello supone. Puedes ir caminando por toda la fase pero igualmente te dar¨¢ la sensaci¨®n de que est¨¢s en un teatro y el decorado es un tel¨®n de fondo muy, pero que muy bien dibujado.

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Los personajes y sus movimientos ya son otro cantar. Wolverine, por ejemplo, camina agazapado y con una mirada asesina que asustar¨ªa al mism¨ªsimo Jack el destripador. Mueve sus cuchillas de los nudillos con una soltura desmedida, salta, brinca, y da vueltas sobre si mismo con una fluidez absolutamente plausible. Adem¨¢s de ello podemos apreciar a un Cyclope desri?onado, a una Tormenta que ondea su pelo al viento y la m¨¢s sensacional y voluptuosa P¨ªcara que nos pod¨ªamos imaginar, cimbreando las caderas que da gusto y con una vacilaci¨®n de los hombros que ya quisieran para si las chicas de Dead or Alive.

En otro orden de cosas, los enemigos adolecen de la poca ma?a de Digital Eclipse a la hora de dise?arlos. Aunque haya algunos verdaderamente grandes y con unas animaciones para quitarse el sombrero, la cantidad de los efectivos de cada fase no deja de ser bastante nimia. En la primera pantalla nos encontramos tan solo con dos, y que han sido fabricados desde un mismo molde. A medida que pasan los niveles la cosa va aumentando, pero tan t¨ªmidamente que no nos quita el mal sabor de boca del comienzo.

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  m  ¨²  s  i  c  a

La Banda Sonora ha sido compuesta primordialmente por acordes de guitarra el¨¦ctrica y amplificadores a tope. Un estilo bastante similar a aquel SpiderMan and X-Men de SNES, cuyas melod¨ªas fueron realizadas por el maestro Tim Follin, autor, entre otros, de las partituras de Off Road o Ecco The Dolphin en su versi¨®n DC. Aunque las comparaciones sean inevitables, el juego de Activision sale perjudicado en todos los aspectos, a pesar de que el resultado sea m¨¢s que correcto, con una reproducci¨®n notable y una variedad m¨¢s que suficiente.

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  s  o  n  i  d  o  f  x

En un Beater tan trepidante como este se necesita un sonido diferente para cada zarpazo que demos, para cada l¨¢ser que lancemos o cada pu?etazo que arreemos. Lo cierto es que Digital Eclipse se las ha arreglado para incluir un amplio elenco de FX que sin duda sirven para crear esta atm¨®sfera digna de la Patrulla X.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

Teniendo presente que se trata, pura y simplemente, de un beat'em up, hemos de considerar que es de los g¨¦neros m¨¢s lineales y hasta mon¨®tonos de los que existen. X-Men Reign of Apocalypse, sin embargo, lleva el t¨¦rmino de 'repetici¨®n' hasta cotas insospechadas, puesto que la primera fase es igual a la segunda, a la tercera, a la cuarta, y as¨ª sucesivamente. No hemos descubierto la f¨®rmula de la Coca Cola con esta afirmaci¨®n, pero es que nos ha embargado una sensaci¨®n de estar realizando siempre los mismos golpes incluso claustrof¨®bica. Justamente, esta es su mayo dolencia. Aunque los niveles cambien, aparezcan m¨¢s enemigos y nos espere un monstruo de final de fase nuevo, te da la impresi¨®n de haber hecho exactamente lo mismo hace escasos tres minutos. Y eso, es una sensaci¨®n que se acent¨²a con la poca variedad de enemigos que hay en cada una de las pantallas, que no a nivel general, puesto que paulatinamente va aumentando.

El control es muy b¨¢sico. Tan solo debes preocuparte en pulsar el bot¨®n de funci¨®n B para azotar unas cuantas veces. Evidentemente, cuanto m¨¢s veces lo martillees m¨¢s fuerte pegar¨¢s y tu h¨¦roe, escogido con anterioridad en la pantalla de inicio, har¨¢ una especie de combo que dejar¨¢ por unos instantes a tus enemigos semi inconscientes. No obstante, si acabas repitiendo las mismas acciones una y otra vez tu nivel de experiencia no incrementar¨¢ demasiado, y este es un fleco importante cara a los niveles m¨¢s avanzados. Sin embargo, hemos notado que, aunque tenga la nada desde?able cifra de 11 misiones, su relativa facilidad har¨¢ que los jugadores m¨¢s duchos en la materia lo encuentren como un entretenimiento pasajero, justo al contrario que Final Fight, m¨¢s corto pero m¨¢s intenso. De todos modos, ambos casos incluyen la posibilidad de salvar la partida; el t¨ªtulo de Capcom mediante claves, y el de Activision con hasta cuatro slots de memoria RAM reescribibles.

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Para terminar de perfilar X-Men, Digital Eclipse, que ya han demostrado sobradamente sus buenas artes con mil y una versi¨®n  de consolas dom¨¦sticas a port¨¢tiles -le¨¢se Rayman Advance, Ghost'n Goblins o Dragon's Lair-, ha implementado una opci¨®n multiplayer que alargar¨¢ la vida considerablemente de este cartucho. Primero, porque propone un divertid¨ªsimo y excitante modo cooperativo; y segundo, por la opci¨®n de enfrentamiento, que batir¨¢ a una carrera habilidad contra habilidad -y mucha rapidez- de dos jugadores. Un puntazo.

  c  o  n  c  l  u  s  i  ¨®  n

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X-Men Reign of Apocalypse no es ni tan fuerte como nos esper¨¢bamos ni tan d¨¦bil como profetizan las primeras fases. Poco a poco, aunque a un ritmo de tortuga, la trama te va atrapando y deja de ser un mont¨®n de texto que sirve como puntilla para unas cuantas tortas y centenares de enemigos. Aunque carece de la profundidad y la solidez de otros t¨ªtulos de lucha, como Final Fight o Spiderman Mysterio's Menace, lo cierto es que este nuevo t¨¢ndem Activision-Marvel funciona perfectamente y presupone que en un futuro no muy lejano por fin podremos ver un producto que mezcle con armon¨ªa la trama del c¨®mic y el dinamismo del beat'em up. Reign of Apocalypse es un buen pie de entrada, pero no el paso definitivo.

Centr¨¢ndonos en las recomendaciones, advertimos que el t¨ªtulo que nos ocupa puede que decepcione a m¨¢s de uno. Las im¨¢genes est¨¢n muy por encima de lo que en realidad ofrece. Aunque se trate simplemente de fondos sin vida y de dos o tres bots en pantalla, gr¨¢ficamente es toda una delicia. La ¨²nica dolencia es algo que ya hemos venido recordando durante todo este an¨¢lisis, y es que la falta de carisma de los enemigos, la excesiva repetici¨®n de los mismos y la poca imaginaci¨®n de los firmantes en aportar alg¨²n que otro cambio de orientaci¨®n, hacen de X-Men un juego solo apto para los fans empedernidos de los h¨¦roes de la Marvel. Los amantes de la originalidad y las nuevas emociones, abstenerse.

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