WRC 3

Al menos eso es lo que desprende la velocidad desenfrenada de WRC3, la ¨²ltima entrega de la franquicia en aparecer en el mercado para las principales consolas de sobremesa. Lo hace con las mismas credenciales que su antecesor, esto es: cambiando todo lo que no funcion¨® hace un a?o al tiempo que se modifica ligeramente la mec¨¢nica de juego para simplificar el contenido, con lo que se obtiene un t¨ªtulo m¨¢s accesible, pero no por ello menos profundo. Al igual que en pasadas entregas, el peor enemigo de WRC3 es su propio motor f¨ªsico, excesivamente ligero, todav¨ªa a medio camino entre el arcade y la simulaci¨®n. El cambio m¨¢s apreciable en esta edici¨®n es el contenido, dividido en tres aspectos claramente diferenciables: Campeonato WRC, Camino a la Gloria y el Multijugador, con el modo Asientos Calientes como estrella de la funci¨®n. El esquema bajo el que se rige Camino a la Gloria, como veremos a continuaci¨®n, deja entrever cierta preocupaci¨®n por Milestone a la hora de abrir las puertas al ingreso de nuevos jugadores. Una preocupaci¨®n que contrasta con el nivel de exigencias demandado en carrera para alcanzar el primer puesto de la clasificaci¨®n.

Camino a la Gloria
Existen dos modos de juego, como dec¨ªamos en el p¨¢rrafo anterior, sobre los que recae el peso del contenido. El primero, Campeonato WRC, nos invita a meternos en la piel de uno de los pilotos del campeonato mundial para competir en los principales rallyes, utilizando para ello su veh¨ªculo oficial, sponsors y dem¨¢s parafernalia relacionada con el mundo del autom¨®vil. Desde aqu¨ª es posible acceder a tres modalidades: disputar una etapa, un rallye completo o todo un campeonato mundial. Cada rallye est¨¢ dividido en seis etapas con opci¨®n a una Etapa Especial en la que competimos contra un rival directo en un circuito cruzado. Entre etapa y etapa es posible modificar los reglajes del coche (con una amplia variedad de posibilidades para que el comportamiento del veh¨ªculo se ajuste siempre a las exigencias del terreno), analizar el trayecto que viene a continuaci¨®n o ver una clasificaci¨®n para saber qu¨¦ tal lo est¨¢n haciendo nuestros rivales directos.

A estas opciones de entre-carrera hay que sumar las reparaciones, una opci¨®n que por tradici¨®n suele ser parte de los juegos de rallye desde tiempos inmemoriales, a trav¨¦s de la cual se consigue limitar la cantidad de golpes que puede recibir un coche en carrera. Cada peque?a reparaci¨®n est¨¢ medida por un tiempo, siendo el crono total de 60:00 minutos. Si el coche ha recibido grandes da?os ser¨¢ pr¨¢cticamente imposible salir a carrera con la esperanza de conseguir un resultado positivo (unas v¨¢lvulas da?adas sin reparar restan unas d¨¦cimas de velocidad; la amortiguaci¨®n tocada hace imposible mantener el coche sobre gravilla, etc¨¦tera), por lo que es recomendable soltar el acelerador antes de rozar siquiera el veh¨ªculo contra un muro. Por lo general cada reparaci¨®n se lleva unos pocos minutos, por lo que ¨Cy a excepci¨®n de la carrocer¨ªa- normalmente podemos salir de nuevo a rodar sin miedo a contar con h¨¢ndicaps a?adidos a la conducci¨®n.

Claro que, para evitar accidentes, existe una alternativa que probablemente muchos ver¨¢n como salvadora en los momentos de mayor exigencia. Introducido por primera vez en WRC2, uno de los aspectos que WRC3 mantiene intacto es la opci¨®n de rebobinado o ¡®Rewind¡¯, tal y como se ha mantenido en la versi¨®n espa?ola. Como su propio nombre indica, esta opci¨®n ofrece la posibilidad de retroceder unos minutos en el tiempo para resituar el veh¨ªculo en los momentos previos a la colisi¨®n, cualquiera que esta sea e independientemente de las circunstancias. Esto nos concede hasta cinco oportunidades de enmendar nuestros errores, aunque su uso est¨¢ penalizado en Rumbo a la Gloria, la ¨²nica modalidad donde cuenta por igual nuestra manera de conducir (con derrapes, saltos y dem¨¢s) como el tiempo en el que logremos terminar una etapa. La cantidad de ¡®rebobinados¡¯ de los que podemos hacer uso var¨ªa dependiendo del nivel de dificultad con el que hayamos decidido competir al principio de cada prueba.

Parte de la culpa de la constante presencia de accidentes en carrera se debe al peculiar ¨Co extra?o- sistema de control que Milestone ofrece por tercera edici¨®n consecutiva. Hace unos a?os, en la ¨¦poca de PS2, WRC era apreciado por multitud de aficionados gracias a su motor f¨ªsico. Donde Collin McRae ofrec¨ªa un sistema eminentemente arcade, centrado en ir lo m¨¢s r¨¢pido posible antes que en conocer el coche o su manejo, WRC se preocupaba por ofrecer una experiencia m¨¢s ¡®realista¡¯, siempre en la medida de lo posible, fortalecida por las licencias oficiales y todo lo que ello conlleva. L¨®gicamente, no existe otra manera de conseguir una sensaci¨®n ¡®realista¡¯ de juego que ofreciendo al jugador un control exigente, cuyo dominio no se consigue de la noche a la ma?ana. Lo primero que sentir¨¢n los jugadores que hayan probado durante alg¨²n tiempo WRC2 es que esta tercera entrega mejora las sensaciones del pasado en lo que respecta al comportamiento de los coches low-class, es decir: todos aquellos que no sean considerados WRC per se.

As¨ª que los coches m¨¢s lentos y menos competitivos ahora van m¨¢s despacio en carrera, son m¨¢s pesados y su comportamiento est¨¢ en armon¨ªa con lo que consideramos prestaciones reales del veh¨ªculo en la realidad. M¨¢s o menos en la l¨ªnea de Forza o Gran Turismo, que no ofrecen una experiencia centrada en los rallyes, WRC3 establece distintas divisiones en funci¨®n de la potencia del veh¨ªculo y de su caballaje, aunque el objetivo principal del juego no es disfrutar de los m¨¢s lentos, sino aprender a disfrutar del manejo de los m¨¢s r¨¢pidos del circuito. La sensaci¨®n que transmiten los WRC en pista en m¨¢s parecida a la de un deslizador que a un coche de competici¨®n; muy f¨¢cilmente se corrige su posici¨®n independientemente de la superficie o de su topograf¨ªa. Milestone ha realizado un esfuerzo para mejorar el sistema de colisi¨®n, que ahora refleja con m¨¢s detalle en punto exacto en el que se ha producido el golpe en cuesti¨®n, pero sigue mostrando unas pautas muy repetitivas. Si nos accidentamos con una pared por el lado izquierdo, lo m¨¢s probable es que se suelte la defensa trasera por la parte derecha, dejando colgando un trozo de la carrocer¨ªa.

Un buen golpe frontal puede traducirse, inexplicablemente, en ver c¨®mo el cap¨® sale volando por el aire sin motivo aparente. Un ligero roce con un ¨¢rbol implica en ocasiones un fallo en el sistema de frenado, algo que apenas tiene importancia si competimos con un veh¨ªculo que no sea considerado WRC, principalmente porque de resto es poco recomendable hacer uso del freno. Todos estos problemas cobran doble importancia cuando comprobamos la incre¨ªble capacidad de nuestros rivales. Una curva mal trazada puede ser sin¨®nima de perder el primer puesto a¨²n en el modo de dificultad Intermedio; lo mismo que tocar el freno en una recta en la que no es del todo necesario. Entendemos que los rallyes son una de las disciplinas m¨¢s competitivas que existen dado el trazado en el que se corre, y que por tradici¨®n, la ¨²nica manera de garantizar un primer puesto es completando los tramos sin rozar una sola vez el coche, pero la impresi¨®n que transmite el nivel de dificultad Experto es que s¨®lo est¨¢ ah¨ª para contentar a los aficionados que buscan un aut¨¦ntico reto. Los dem¨¢s tendr¨¢n suficiente con el est¨¢ndar que se ofrece desde los primeros minutos de partida.

Es una aut¨¦ntica l¨¢stima que WRC3 tampoco se decida entre la simulaci¨®n y el arcade, dos disciplinas que no deber¨ªan estar re?idas entre s¨ª, pero que aqu¨ª encuentran una serie de incongruencias que no hacen bien alguno al jugador. Competir en el modo WRC es la experiencia que la mayor parte de aficionados estar¨¢n esperando encontrar en este t¨ªtulo, una especie de marca de la casa; ese sabor que s¨®lo encontramos en un bar espec¨ªfico. Milestone ha querido ir un paso m¨¢s all¨¢ siguiendo el sendero por el que ya caminamos en WRC2, s¨®lo que esta vez de un modo m¨¢s esquem¨¢tico. Este sendero del que hablamos no es otro que el modo ¡®Rumbo a la Gloria¡¯, en el que es menester seleccionar a un piloto y su respectivo avatar, sin olvidar al copiloto, para comenzar a competir desde lo m¨¢s hondo de la pir¨¢mide hasta lo m¨¢s alto, superando por el camino a todas las estrellas que deslumbran en el panorama de la competici¨®n. A colaci¨®n de esto ¨²ltimo, sobra decir que de nuestro nos encontramos ante tres superficies: grava, asfalto y nieve/hielo.

Consigue el estrellato
Dejando de lado la sensaci¨®n de aeroplano que transmite el control del veh¨ªculo o las contradicciones que se despiertan en nuestra mente al disputar en ciertas pruebas, es innegable que Milestone ha centrado gran parte de su atenci¨®n en preparar esta modalidad para ser la estrella de la funci¨®n. Los que hayan disfrutado de las propuestas de carrera que han ido apareciendo a lo largo de esta generaci¨®n se encontrar¨¢n aqu¨ª con un viejo conocido del g¨¦nero. La idea b¨¢sica de Rumbo a la Gloria no es otra que la de alcanzar el estrellato superando toda clase de pruebas, prestando igual atenci¨®n al tiempo de carrera como a nuestro estilo de conducci¨®n. Empezamos con un ¨²nico veh¨ªculo que apenas corre para ir pasando de una a otra categor¨ªa (en funci¨®n de la tracci¨®n o del a?o de su creaci¨®n, entre otros) obteniendo estrellas como recompensa por conseguir puntos de habilidad.

La mayor¨ªa de las pruebas nos llevan directamente a una etapa en concreto que debemos de superar en el menor tiempo posible. Los puntos de habilidades se obtienen al cumplir ciertos requisitos en partida; desde terminar todos los tramos en verde (carrera perfecta) a realizar un salto de equis distancia, pasando por derrapes imposibles, sin olvidar velocidades puntas de infarto, etc¨¦tera. Incluso chocar con una pared nos puede canjear algunos puntos si jugamos bien nuestras cartas y aparecemos en la portada de la revista oficial. Adem¨¢s de las etapas de siempre hemos de superar algunos retos especiales. Estos no van m¨¢s all¨¢ de obligarnos a destrozar una hilera de cajas, esquivar conos o de superar a nuestros rivales en concursos de derrape, pero ofrecen algo de variedad al contenido. No se entiende por qu¨¦ Milestone se ha conformado con incluir una pizca de variedad en vez de centrar m¨¢s atenci¨®n en este aspecto, aunque quiz¨¢ se deba a que el planteamiento central de WRC es explotar la licencia a trav¨¦s del modo principal de juego.

La obtenci¨®n de estrellas tambi¨¦n desbloquea nuevas opciones de mejora para los veh¨ªculos que vamos ganando con el paso de las carreras. Por lo general, cada coche tiene una serie de campos que pueden ser mejorados al obtener un nuevo kit para el motor (con 20 estrellas) o una carrocer¨ªa m¨¢s ligera. La cantidad de estrellas que se necesitan para desbloquear estas opciones depende de la categor¨ªa del veh¨ªculo, pero basta con saber que rara vez podemos disfrutar de estas mejoras cuando realmente las necesitamos. Con ellas nos aseguramos de conseguir mejores prestaciones para nuestro veh¨ªculo, aunque generalmente su instalaci¨®n depende del uso que vayamos a dar al coche en cuesti¨®n. Tambi¨¦n es posible cambiar la apariencia a?adiendo nuevos vinilos (con marcas que sirven como sponsor). Con todas estas opciones y a juzgar por la cantidad de pruebas a las que tenemos acceso, WRC3 garantiza como poco un buen pu?ado de horas de diversi¨®n con el pad en las manos.

Mejorando las vistas
Esto es b¨¢sicamente todo lo que ofrece WRC3 a nivel de contenido y de jugabilidad, dos puntos en los que Milestone ha trabajado ah¨ªnco. Existe un tercero de igual importancia que ha supuesto uno de los frentes m¨¢s importantes de esta edici¨®n: el t¨¦cnico. Mucho se critic¨® el motor gr¨¢fico de WRC2 por no estar a la altura ni de sus competidores ni de la generaci¨®n en la que aparece, tanto por el dise?o de los veh¨ªculos como por los trazados. WRC3 supone un cambio dr¨¢stico respecto a sus predecesores a nivel est¨¦tico, una caracter¨ªstica que se puede apreciar desde los men¨²s que nos dan la bienvenida al dise?o de escenarios. Los veh¨ªculos muestran ahora una apariencia mucho m¨¢s conseguida, con un sentido pr¨¢ctico de las colisiones. Los escenarios se han recreado en funci¨®n de los parajes que encontramos en la realidad, con una variedad de localizaciones que recorre buena parte del globo, cada una con sus propias condiciones clim¨¢ticas y ambientales. El comportamiento del coche ha mejorado; es f¨¢cil echar un vistazo a nuestros alrededores para comprobar la consistencia de aparici¨®n de la vegetaci¨®n, aunque muchos escenarios apenas muestran nada que est¨¦ m¨¢s all¨¢ de la primera pantalla de visi¨®n del ojo humano.
En un juego de rallyes es imprescindible trabajar la ambientaci¨®n de las etapas, muy al contrario de lo que sucede con otros t¨ªtulos basados en la conducci¨®n. Aunque en WRC3 se mejoran las p¨¦simas sensaciones del pasado, se sigue echando en falta algo m¨¢s de definici¨®n en las texturas que se aprecian en el horizonte, as¨ª como m¨¢s presencia del humo cuando corremos sobre grava o del agua al pasar por un charco. Salvo algunos fondos no existe nada que realmente merezca la pena ser criticado en este apartado, por lo que se entiende que Milestone ha realizado un buen trabajo al equiparar el motor gr¨¢fico de esta entrega con el m¨ªnimo que se le puede exigir a un juego de conducci¨®n. Sucede otro tanto de lo mismo con el apartado sonoro, que ha mejorado con respecto al a?o pasado gracias a la inclusi¨®n de melod¨ªas de calidad. Son pocas y por lo general se tornan repetitivas a las primeras de cambio, pero valoramos positivamente su inclusi¨®n.

Antes de terminar con nuestro recorrido por WRC3, es imprescindible tocar tres temas que no han salido a relucir a lo largo de este an¨¢lisis. En primer lugar, el multijugador, donde no se han incluido novedades. Los aficionados hab¨ªan reclamado a gritos la inclusi¨®n de la pantalla dividida para complementar el modo Asientos Calientes, que se conversa desde la pasada edici¨®n de la franquicia y que aqu¨ª vuelve a dar la bienvenida a los jugadores para alegrar la vida de los que disfrutan del multijugador local. No hay nada nuevo en el multijugador, que sigue ofreciendo a posibilidad de jugar con 16 jugadores en pleno frenes¨ª. En segundo lugar de este popurr¨ª se encuentran los interminables tiempos de carga que hemos de sufrir entre cada etapa, que oscilan entre los 15 y los 30 segundos. Es posible perder hasta 5 minutos en un rallye por la constante presencia de estos tiempos de carga que no se reducen al instalar el juego, en uno de los problemas m¨¢s significativos que se experimentan en la versi¨®n de consola.