Where the Heart Leads, an¨¢lisis: ?Y si pudieras hacer las cosas de manera diferente?

Probablemente, t¨², querido lector, te hayas preguntado alguna vez c¨®mo ser¨ªa tu vida si hubieras tomado otra decisi¨®n en aquella ocasi¨®n. ?Y si hubiera estudiado otra carrera? ?Y si no me hubiera marchado de aquel trabajo? ?Y si hubiera seguido saliendo con esta persona? Una simple decisi¨®n, m¨¢s simple de hecho que estas que planteamos, puede cambiarlo todo, siendo una tem¨¢tica esta, la de la teor¨ªa del caos, que se ha explorado en otros medios como en el cine, con la fant¨¢stica El Efecto Mariposa, seguramente la mejor pel¨ªcula de Ashton Kutcher, escaso m¨¦rito hablando de una carrera llena de pastiches infumables. Los videojuegos no han sido ajenos a las decisiones y sus consecuencias, siendo algo habitual sobre todo en RPG de estudios como Bioware, dando lugar estas a consecuencias en nuestro entorno u otros personajes, pero hasta ahora, rara era la ocasi¨®n en que lo viv¨ªamos desde el prisma de una persona normal y corriente. Es ese hueco el que viene a llenar Where the Heart Leads. ?Lo consigue?

Es este un juego que supone algo diferente para su estudio a cargo, Armature Studios, un equipo que rara vez se ha salido durante su trayectoria de la producci¨®n de t¨ªtulos triple o doble A. En su curr¨ªculum cuentan con una gran cantidad de colaboraciones, numerosos ports ¨CInjustice o Metal Gear Solid HD a PS Vita, el fant¨¢stico The Unfinished Swan a PS4¡­-, con el notable Recore o el muy digno Batman: Arkham Origins Blackgate como proyectos en solitario m¨¢s destacados. Where the Heart Leads supone el primer juego de corte independiente de este estudio tejano, y aunque las intenciones sean muy buenas, todo hay que decirlo, la ejecuci¨®n no lo es tanto.

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Una oportunidad para cambiar las cosas

Where the Heart Leads est¨¢ protagonizado por Whit Anderson, hombre casado y padre de dos hijos ¨Cni?o y ni?a-, que una noche tiene que vivir una amarga experiencia. Una tormenta deriva en un socav¨®n enorme junto a su casa, por el que cae la perra de la familia, y a Whit no se le ocurre una idea mejor que, con una polea y una ba?era, bajar a por la mascota. Esta es salvada, pero Whit no puede ascender, sino todo lo contrario: se ve forzado a descender a una suerte de plano alternativo en el que a lo largo de las muchas horas ¨Cdemasiadas- que dura el juego, revivir¨¢ algunos de los momentos m¨¢s importantes de su vida, pudiendo tomar decisiones que cambien el transcurso de la misma, una mec¨¢nica que es el leit motiv del juego.

De esta forma, visitamos entornos que han formado parte de la vida de Whit, como el rancho familiar o el pueblo en el que lleva a cabo su vida adulta. Estos est¨¢n dibujados con una suerte de estilo de acuarela, resultando atractivos a primera vista, pero con un nivel de modelos, sobre todo en los humanos, que no est¨¢ a la altura. Adem¨¢s, mayor variedad de estos le habr¨ªan sentado mejor, pero desgraciadamente, a menudo pasamos demasiado tiempo en un mismo escenario, lo que no provoca sino cierto hast¨ªo, que es una sensaci¨®n que, lamentablemente, rara vez nos abandonar¨¢ durante la aventura. Una banda sonora con pocas piezas y no excesivamente memorables completa un apartado art¨ªstico que ni mucho menos sobresale.

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Volvamos a la historia. Whit comienza en una ¨¦poca preadolescente, en la que conocemos a sus padres, a Rene, la que ser¨¢ su futura mujer, y a su hermano Sege, un bala perdida con vocaci¨®n por el arte. Estos, y otros personajes de menor enjundia, est¨¢n representados por siluetas iluminadas que no ayudan precisamente a cogerles cari?o, y con los que entablamos una buena cantidad de conversaciones que afectan al devenir de la vida de nuestro protagonista. Todos estos di¨¢logos ¨Ca veces representados con un tama?o de fuente min¨²sculo-, y los numerosos mon¨®logos interiores que mantiene Whit, est¨¢n en ingl¨¦s, algo que puede no suponer un problema para el jugador medio, pero que en un juego de este tipo afecta a la experiencia directamente. Las l¨ªneas de di¨¢logo se cuentan por cientos, muchos cientos, y solo siendo completamente biling¨¹es y pensando directamente en el idioma anglosaj¨®n mientras leemos, podremos evitar caer de nuevo en un estado de des¨¢nimo.

En resumen, podr¨ªamos calificar perfectamente a Where the Heart Leads como un walking simulator, a¨²n en tercera persona, ya que la ¨²nica mec¨¢nica jugable ¨Cadem¨¢s de leer, que no la contaremos como tal- es ir de un sitio a otro pulsando X para comenzar una conversaci¨®n. Dejando aparte el debate sobre si considerar este g¨¦nero realmente como videojuego o no, en lo que s¨ª estaremos de acuerdo probablemente todos es que lo ideal es que este tipo de experiencias sean calmadas, con una historia y personajes memorables y relativamente cortas, de unas 4 o 5 horas. El t¨ªtulo que nos ocupa solo acierta en la primera¡­

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Y es que entre tanta conversaci¨®n es sencillo encontrar muchas completamente irrelevantes, en las que muchas veces tenemos la sensaci¨®n de que la opci¨®n que tomemos como respuesta ¨Cque no hay tantas como deber¨ªa- va a conllevar una consecuencia que apenas importa. Y en cuanto a la duraci¨®n, bueno, hemos hablado de 4 o 5 horas por mencionar una cantidad ¨®ptima, pero Where the Heart Leads supera esa cifra con creces, y cuando hablamos de unas mec¨¢nicas simples y repetitivas, esto aspecto juega claramente en su contra. El debate sobre la duraci¨®n de los videojuegos es completamente absurdo, y es que una mayor duraci¨®n no hace necesariamente mejor a un videojuego, y seguramente aqu¨ª tengamos el mejor ejemplo. El juego que nos ocupa peca adem¨¢s de una falta de ritmo preocupante, porque como dec¨ªamos antes, una mayor variedad de escenarios habr¨ªa ayudado a paliar esto, pero pasarnos horas en el mismo no ayuda en absoluto.

Where the Heart Leads tiene, eso s¨ª, multiples finales, como no pod¨ªa ser de otra manera. La intenci¨®n de esto es, obviamente, fomentar la rejugabilidad, pero una vez m¨¢s, no es la decisi¨®n acertada. Cuando el juego peca de falta de ritmo y carisma en sus personajes, monoton¨ªa, y una duraci¨®n exagerada, una segunda vuelta es dif¨ªcilmente apetecible.