?Fuera de mi camino nenazas!

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?Qu¨¦ un "robaperas" cualquiera te ha birlado todos tus tesoros? Bueno, alguien m¨¢s sereno podr¨ªa tom¨¢rselo m¨¢s o menos bien, pero... ?Hey!, ?se trata de Wario! S¨ª, s¨ª, aquel sin abuela y con un enorme mostacho decididamente m¨¢s sexy que el de Mario...

S¨ª, ya, quiz¨¢s exageramos algo para que el encabezado tuviera algo de gracia (nadie en su sano juicio se quedar¨ªa de brazos cruzados cuando les roban sus tesoros), pero el caso es que Wario siempre ha destacado por su af¨¢n de amasar una cantidad incre¨ªble de joyas, monedas y cualquier otro objeto de valor con tal de diferenciarse y dejar en rid¨ªculo a su arch¨ª enemigo Mario. Para ello ¨²ltimamente se ha dedicado a saquear todo lo "saqueable" que ha ido encontrando en su camino. Pueblos, aldeas, alg¨²n que otro banco de poca monta, una cueva de un drag¨®n... Todo vale con tal de que reluzca, tenga la apariencia del oro o al ser mordido no se doble como el lat¨®n de mala calidad.

Adem¨¢s, y para culminar toda esta obra "altruista", el bueno de Wario se ha construido un palacete que ni el mismismo raj¨¢ del lejano oriente. Todo en ¨¦l huele a ostentaci¨®n y magnificencia. No hay rinc¨®n alguno que quede libre de alg¨²n elemento decorativo que cueste m¨¢s que tu dormitorio completo, y el s¨®tano est¨¢ a rebosar de "moneduchas" de todo tipo, lingotes de oro y brillantes de miles de colores. El propio Gil Pato tendr¨ªa algo m¨¢s que envidia al ver lo que Wario ha conseguido en este tiempo de aparente inactividad.

Las maldiciones, siempre las maldiciones...

Sin embargo pronto se acabar¨ªa el buen vivir y el regodeo ante el resto del mundo ante tanta alarde dorado y tanta acumulaci¨®n de pasta. Pronto algo terrible est¨¢ a punto de suceder en el apacible castillejo de Wario. Enterrada, bajo una monta?a inmensa de rub¨ªes y zafiros, se encuentra una joya de excepcionales poderes que ya en su d¨ªa caus¨® una extra?a sensaci¨®n en Wario. Es una joya que incluso estuvo a punto de acabar con la civilizaci¨®n en tiempos anteriores y que se activa cuando la luna roja se asoma en el horizonte lejano.... A nuestro personaje todo esto le importa un r¨¢bano, lo que de verdad le pone malo es que la joya oscura ha comenzado a engullir al resto de tesoros que ten¨ªa guardado en el s¨®tano, y lo que es peor, no para de escupir monstruos de ins¨®litas formas, y de transformar el propio reino de Wario. Triste, muy triste, pero es la cruda realidad. Wario tendr¨¢ que ponerse otra vez en marcha, con lo bien que se estaba repanchigado en su trono de oro macizo...

De esta peculiar y divertida forma comienza la ¨²ltima aventura de Wario en llegar hasta nosotros, en GameCube, y estrenando por cierto soporte. Mucho ha pasado desde que se comenzaron a ver las primeras im¨¢genes, v¨ªdeos y algunas impresiones de este t¨ªtulo realizado en conjunci¨®n entre Treasure y Nintendo. D¨ªas, semanas y meses con un ¨²nico pu?ado de datos, un par de v¨ªdeos y la sensaci¨®n de que WarioWorld era una aut¨¦ntica inc¨®gnita hasta que llegara a nuestras manos. Y as¨ª ha sido. Wario llega hasta nuestras consolas embutido en un t¨ªtulo que mezcla sabiamente diversos g¨¦neros como el "beat'em up", las plataformas o la inteligencia, dando como resultado una experiencia con ligeros toques geniales de Treasure y un aire a cartucho de 16 bits bastante evidente.

Aunque afortunadamente ha resultado ser una sorpresa de lo m¨¢s agradable, (en cantidad de sentidos), tambi¨¦n ser¨¢ justo constatar que flojea en determinados aspectos, algunos tan evidentes como el apartado t¨¦cnico, dejado a todas luces de la mano de dios. Si quieres enterarte de los entresijos del ¨²ltimo juego con el cabez¨®n rechoncho y cre¨ªdo de Wario como protagonista, no te pierdas las siguientes p¨¢ginas. Y si no, tampoco te las pierdas. "?Je! Es por tu propio bien cabeza de chorlito"...

g  r  ¨¢  f  i  c  o  s  :

Ya habr¨¢s visto cientos de im¨¢genes y quiz¨¢s alg¨²n v¨ªdeo. WarioWorld no destaca precisamente en el dise?o, ni siquiera llega al "bien", y ni mucho menos es un conjunto de virguer¨ªas t¨¦cnicas que te muestren de lo que es capaz el procesador gr¨¢fico de GameCube. M¨¢s bien ocurre al contrario. Los colores suelen ser estridentes y chillones, a veces ni siquiera casan bien, las texturas son un compendio de buen hacer mezclado con borrosidades propias de Nintendo 64, dando lugar a un efecto de lo m¨¢s extra?o en determinados parajes, como la selva del primer nivel. Los efectos de luces y sombras brillan por su ausencia, y los personajes y enemigos est¨¢n construidos a base de pocos pol¨ªgonos dejando en evidencia las puntiagudas aristas de los mismos.

Lo peor sin duda es la poca consistencia gr¨¢fica y el pobre dise?o. Muchas veces nos ocurrir¨¢ que no sabremos si de verdad estamos ante un t¨ªtulo de Treasure o por el contrario esto es el resultado de un equipo novel en esto de los videojuegos...

Sin embargo no todo iba a ser malo dentro del peor apartado del t¨ªtulo. Las animaciones de Wario no est¨¢n nada mal, los ataques est¨¢n realizados con un gran sentido del humor, sobre todo la "embestida barrena", hay algunos efectillos sueltos, particularmente en los enfrentamientos contra los jefes finales, que llamar¨¢n la atenci¨®n, pero que tampoco son para tirar cohetes, y ni mucho menos asombrarnos.

Un aprobado justo es lo que se llevar¨ªa este apartado en el caso de querer puntuarlo. Escasa dedicaci¨®n en el dise?o, enemigos desangelados y colores que, sobre todo jugando con el cable RGB, resultan chillones y excesivamente contrastados. Una l¨¢stima no encontrarnos con una mayor atenci¨®n en todos estos temas, y una decepci¨®n del poco uso que Treasure ha hecho de las caracter¨ªsticas que en este sentido atesora la consola de Nintendo.

s  o  n  i  d  o   F  X  :

?Aj¨¢! Vamos entrando en lo bueno. Ni m¨¢s ni menos que escuchar de nuevo a Wario parloteando que da gusto, soltando improperios cada dos por tres, y sobre todo gru?endo sin parar. Es de lo mejorcito (a pesar de que pueda hacerse pesado si llevas un tiempo jugando). Jam¨¢s olvidaremos sus frases c¨¦lebres como "Have a rotten day", ni sus malsonantes carcajadas y chascarrillos cuando acabamos con los enemigos.

Imag¨ªnatelo siempre con un tono de suficiencia y ronca picard¨ªa, y quiz¨¢s puedas hacerte una idea de c¨®mo suena este Wario.

m  ¨²  s  i  c  a  :

Excelente a todas luces. Acompa?an a la perfecci¨®n las diferentes fases, sin llegar a solapar los efectos sonoros ni lo que ocurre en la pantalla. Las composiciones nos recordar¨¢n en multitud de ocasiones a algunos compases de la peculiar banda sonora de Mischieff Makers para N64, sobre todo las melod¨ªas que podemos escuchar en las salas subterr¨¢neas, aquellas donde buscar los cristales rojos.

Por el resto buena calidad sonora, samples justitos y todo aderezado con unos ritmos que le van ni que pintado a Wario, con subidas y bajadas de "tensi¨®n" y ciertas reminiscencias a aquellos buenos titulazos de tiempos de Super Nintendo y compa?¨ªa.

j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d  :

Como casi ya es costumbre un t¨ªtulo de Nintendo no suele defraudar en este sentido, ofreciendo diversi¨®n y facilidad de juego casi desde el primer momento en que tocamos el mando. Controlar a Wario es de lo m¨¢s sencillo e intuitivo, y si no, siempre podremos hacer caso de los consejos que nos vamos encontrando gracias a los duendecillos encerrados en los primeros momentos del juego, d¨¢ndonos pistas de c¨®mo actuar, superar determinados obst¨¢culos, para que sirven los items, etc. Wario, como siempre, tiene una forma particular de andar, con esas "piernecillas" y el cuerpo rechoncho, que queda fielmente reflejada en la pantalla y en la manera de llevar a nuestro antih¨¦roe hasta el final, pero que no ofrece dificultades para acostumbrarse y que resulta de lo m¨¢s "cachondo", sobre todo a la hora de agarrarse a esos globos pegajosos diseminados por los niveles. Desternillante.

?Y el objetivo del juego?. F¨¢cil. Tendremos que abrirnos paso a trav¨¦s de 4 mundos constituidos por 3 niveles cada uno, hasta dar con la joya oscura y destruirla de una vez por todas para que la pesadilla acabe. De paso tendremos que cumplir con una serie de objetivos, algunos de ellos necesarios, como encontrar un n¨²mero determinado de joyas rojas para poder enfrentarnos con los jefes de final de zona, y otros secundarios, como dar con todos nuestros tesoros, reconstruir nuestra estatua en los niveles, etc. Para completar el juego al 100%.

La forma de conseguirlo es bien sencilla. A base de mamporros aqu¨ª y all¨¢, haciendo uso de las excelentes cualidades de Wario en este noble arte del guantazo. Tendremos a nuestra disposici¨®n pu?etazos y algunas pataditas, pero tambi¨¦n golpes especiales con los que acabar con grupos completos de enemigos (y cr¨¦enos si te decimos que la pantalla puede llenarse literalmente de ellos en algunas zonas) como el "tirabuz¨®n", el "golpe barrena" o la "vuelta revuelta", muy ¨²til e incluso necesario para poder atravesar determinados puzzles. No s¨®lo se tratar¨¢ de repartir le?a. Tambi¨¦n tendremos que ser un poco h¨¢biles para saltar de plataforma en plataforma, explorar los niveles en busca de tesoros escondidos y comernos el tarro para atravesar algunas zonas donde es imprescindible el uso de la materia gris. En pocas cantidades, no os alarm¨¦is.

Wario adem¨¢s en este juego para GameCube no ser¨¢ invencible (recordad antecedentes), ya que tendremos un medidor de energ¨ªa simbolizado con una barra de corazones que se ir¨¢ agotando a medida que somos atacados con ¨¦xito por nuestros enemigos. Tampoco hay mucho por lo que preocuparse, ya que tenemos a nuestra disposici¨®n continuaciones pr¨¢cticamente infinitas (depende de las monedas recolectadas) desde el mismo lugar donde hemos sido abatidos, y adem¨¢s, cuando caemos al vac¨ªo no perdemos la vida directamente, si no que apareceremos en una pantalla especial llena de fantasmas llamados "Rinoespinos" desde la que es posible volver a la superficie siempre y cuando encontremos el muelle escondido en alguna de las cajas dispuestas en estos niveles. Original y divertido.

Pero todas estas facilidades conllevan desgraciadamente hacia un desarrollo bastante sencillo, en el que no es nada complicado avanzar a pesar de encontrarnos de vez en cuando con lugares donde el cerebro tendr¨¢ que ponerse en marcha para sortear determinados obst¨¢culos. El primer mundo te lo pasar¨¢s en un suspiro, y s¨®lo tendr¨¢s dificultades para averiguar la mec¨¢nica de destrucci¨®n del monstruo final (por cierto, muy divertidos estos jefes de nivel, y llenos de nuevo de toques "made in Treasure"). Un aumento en la curva de dificultad mayor no hubiera venido nada mal, pero es que quiz¨¢s convenga un cambio en las posibilidades de Wario, a quien le pasa algo semejante que a Kirby, con unos "poderes", en ocasiones desmedidos, y contra los que los enemigos planteados en sus respectivos juegos poco pueden hacer.

c  o  n  c  l  u  s  i  ¨®  n  :

?Qu¨¦ nos ofrece finalmente WarioWorld? Diversi¨®n, diversi¨®n y diversi¨®n..... por un corto espacio de tiempo claro. Al igual que en los gr¨¢ficos, es una verdadera l¨¢stima que este plataformas no sea algo m¨¢s extenso, por lo menos un "mundillo" m¨¢s para otorgarle m¨¢s vida en nuestra consola. Desafortunadamente, (para un servidor no es un problema, pero le consta que para multitud de usuarios s¨ª), Wario World es un juego de 6 o 7 horas, sin grandes dificultades (encontrarlo todo ya es otro cantar claro), pero lleno a rebosar de esparcimiento sin l¨ªmites.

Si lo tuyo son los plataformas con toques arcades y un puntillo de inteligencia y exploraci¨®n, no te importa la duraci¨®n de los juegos y te centras m¨¢s en la experiencia que te ofrecen, WarioWorld puede ser una opci¨®n muy a tener en cuenta. Si encima eres fan de este peculiar y estramb¨®tico personaje, o un nost¨¢lgico en toda regla, no lo dudes entonces ni por un segundo. El paso a las 3D ha sido m¨¢s que satisfactorio despu¨¦s de los insuperables cartuchos de GBC, y nunca viene mal recordar viejas mec¨¢nicas en los videojuegos, sobre todo cuando disfrutamos con el toque Treasure que siempre se deja ver en sus producciones, aunque aqu¨ª sea en menor medida...

l  o    m  e  j  o  r  :

l  o    p  e  o  r  :