A sus ¨®rdenes, mi presidente

La idea de Tropico siempre ha sido interesante, e ideal para un juego de gesti¨®n: controlar a un dictador de una peque?a naci¨®n isle?a y regir el destino de la isla en la direcci¨®n que se desee, pero sometido a las diferentes exigencias, necesidades y peticiones de las fuerzas vivas del lugar, las que hay que atender (o liquidar) para poder gobernar con tranquilidad. Con poco disimuladas referencias a Cuba, PopCap cre¨® un t¨ªtulo que llam¨® la atenci¨®n de los cr¨ªtica y usarios cuando apareci¨®, en el 2001, gracias a su lograda ambientaci¨®n, notable sentido del humor y una mec¨¢nicas dotadas de un toque de originalidad que lo pon¨ªa en un lugar reconocible frente a otros juegos en el mismo g¨¦nero.

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La tercera parte llega de la mano de un nuevo estudio, Haemimont Games, el estudio b¨²lgaro responsable de juegos como Tzar o Imperivm. Pese a una probada experiencia en el g¨¦nero -los Imperivm son juegos s¨®lidos de gesti¨®n despu¨¦s de todo-, hab¨ªa ciertas dudas sobre si la tercera parte de Tropico no perder¨ªa su identidad definitivamente. La segunda parte de Tropico tambi¨¦n fue desarrollada por un estudio distinto del original -Frog City- y pese a ser un buen t¨ªtulo, era muy diferente al primero, tanto en su ambientaci¨®n -una isla pirata-, como en sus mec¨¢nicas internas, mucho m¨¢s simplificadas y menos sofisticadas que su predecesor -que puede ser un juego bastante complejo dados los muchos elementos que hab¨ªa que tener presente para mantener un delicado y casi imposible equilibrio-.

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Despu¨¦s de eso se antojaba que iba a ser complicado volver a ver este nombre, ya que la segunda entrega hizo m¨¢s bien poco por continuar el ¨¦xito del primero. Adem¨¢s, la f¨®rmula en si misma es bastante limitada por la propia naturaleza del concepto -es dif¨ªcil introducir demasiadas novedades a la idea de gestionar una rep¨²blica bananera-, y el humor por el que se caracterizaba el primer Tropico tambi¨¦n es un arma de un solo uso. Pero entre las alternativas posibles, el equipo ha optado por fijarse en ese Tropico original como gran referente a la hora de encarar esta secuela, y el resultado ha funcionado.

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La idea sigue siendo la misma: gobernar una diminuta isla tropical como "El Presidente", lo que implica construir instalaciones, aprobar o abolir edictos, fijar el precio de los servicios, sobrevivir a golpes de estado y conseguir que las diferentes facciones de la isla aprueben la gesti¨®n -o poner a los suficientes militares al mando como para evitar que protesten demasiado-. Dado que el juego se enmarca en el contexto de la guerra fr¨ªa, las relaciones internacionales se limitan meramente a granjearse las simpat¨ªas de USA y la URSS, que inyectar¨¢n algo de dinero a la econom¨ªa en funci¨®n de su grado de aprobaci¨®n del gobierno -que puede ser muy alto, o lo suficientemente bajo como para invadir la isla y acabar de un plumazo con el gobierno.

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Una de las novedades de Tropico 3 consiste en crear un avatar del gobernante que se quiere ser, de modo que no s¨®lo habr¨¢ que limitarse a escoger los rasgos de personalidad, tambi¨¦n se podr¨¢ elegir aspecto e indumentaria, ya que El Presidente ser¨¢ otro personaje m¨¢s del juego -controlado directamente por el jugador-. A continuaci¨®n se eligen sus caracter¨ªsticas, tales como el trasfondo: comunista, licenciado en Harvard, agente de la CIA o del KGB-; el modo del que se alcanz¨® el poder -golpe de estado, elecciones...- y dos caracter¨ªsticas positivas y otras tantas negativas, que terminan de perfilar al personaje y el estilo de gobierno que el jugador quiere desarrollar. El abanico es amplio y afecta directamente a las bonificaciones o penalizaciones que se reciben, tanto las iniciales como las permanentes, que pueden tener un peso importante en la partida, especialmente bajo ciertas condiciones o en una batalla electoral.

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Pero ese aspecto no deja de ser un extra que poco tiene que ver con el n¨²cleo del juego, que es el jugar a los malabares con las diferentes facciones de la isla y asegurarse de que cuentas con los suficientes apoyos. Dependiendo de diferentes factores, la sociedad est¨¢ estructurada en "bandos" como el nacionalista, el religioso, el comunista, el capitalista y varios otros; t¨¦cnicamente el objetivo es tenerlos a todos contentos, pero la realidad es que es pr¨¢cticamente imposible hacer cosas que caigan bien a todo el mundo, y siempre hay que romper los huevos por alg¨²n lado. A los nacionalistas les molesta todo lo extranjero y detestan el turismo, pero a los capitalistas les ofender¨ªa que esas playas de ensue?o no fueran ocupadas por todo un batall¨®n de hoteles y servicios que atraigan al turismo. Por supuesto, los capitalistas y los comunistas no se pueden ver, lo que tambi¨¦n se refleja en el fino equilibrio que hay que hacer entre las relaciones con USA y URSS, sin olvidar que tambi¨¦n se puede uno decantar por un lado para buscar su protecci¨®n y a cambio de algunas ventajas.

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No es un juego que abrume al jugador con sus opciones o la cantidad de edificios que se pueden construir, pero tiene suficientes opciones como para dar suficiente juego y permitir adoptar diferentes estrategias. Todo comienza en las granjas, que pueden cultivar desde cosas b¨¢sicas como harina hasta cosas como plantas de tabaco o az¨²car para hacer ron; lo primero es mantener a la poblaci¨®n alimentada y para ello es necesario tener caladeros de pesca, cultivos y/o carne, que ofrecer¨¢n una dieta variada y equilibrada a los habitantes de la isla. A continuaci¨®n vienen cosas el tabaco, el az¨²car, la madera o la miner¨ªa, que puede procesarse si se instalan f¨¢bricas para aumentar los beneficios de la exportaci¨®n -aunque cada industria aumentar¨¢ la contaminaci¨®n y arruinar¨¢ un poco m¨¢s el paisaje de la isla, de modo que hay que asegurarse de mantener las zonas de turismo bien alejadas de las zonas industriales.

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Tanto si quiere construir una comunidad buc¨®lica en paz con la naturaleza o una industria agresiva en una isla superpoblada, el proceso es muy sencillo. Una de las cualidades de Tropico 3 es que realmente deja la microgesti¨®n para detalles verdaderamente importantes como fijar el precio que se le pagan a los empleados, y evita al jugador engorros como el de fijar rutas de comercio o determinar las exportaciones que se pueden realizar, todo eso est¨¢ automatizado y eso permite al jugador centrarse en los grandes rasgos de su pol¨ªtica econ¨®mica y social, que es el punto sobre el que gira el juego. Algunos juegos de gesti¨®n caen en la trampa de perderse en esos detalles cuando ni siquiera han definido bien su propia columna, pero los desarrolladores de este t¨ªtulo tienen las ideas muy claras al respecto y dejan al jugador que se concentre en el aspecto m¨¢s intenso e interesante de gobernar una peque?a comunidad como ¨¦sta. En tanto que se hagan buenos trazados de carreteras y se coloquen estructuras como empresas de transporte o de construcci¨®n enlazadas a esas carreteras, el proceso funcionar¨¢ solo y el dinero ir¨¢ llegando.

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Todo tiene su contrapartida, a mayor presencia militar, menos percepci¨®n de libertad; a m¨¢s turismo, m¨¢s crimen; a mayor calidad de vida, mayores exigencias. Estas din¨¢micas no son duales y se combinan entre s¨ª para formar una compleja amalgama de necesidades que atender. En este aspecto, Tropico 3 tiene algunos problemas importantes, ya que no siempre el juego comunica de forma clara y precisa qu¨¦ aspectos de la gesti¨®n tienen prioridad o requieren m¨¢s atenci¨®n; s¨ª, hay consejos sobre qu¨¦ edificios hacer a continuaci¨®n y unas herramientas que permiten visualizar el grado de aprobaci¨®n de las diferentes facciones, pero s¨®lo ofrecen una perspectiva general y no siempre es f¨¢cil encontrar los motivos de que los ciudadanos est¨¦n descontentos, s¨®lo es posible hacerlo de manera individual y los mensajes que pasan por las cabezas de los ciudadanos no siempre son ¨²tiles -de hecho muchas veces no aportan absolutamente nada-. Se echa en falta algo m¨¢s de precisi¨®n a la hora de obtener esa informaci¨®n.

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El juego tiene una cantidad rese?able de contenido muy bien estructurado, desde un modo campa?a con diferentes misiones a un modo libre, en el que se pueden configurar numerosas opciones, objetivos y elegir entre diferentes terrenos, lo que ofrece una amplia gama de configurar la dificultad y el estilo de juego al gusto de cada uno. Cada partida en caja de arena puede ser ¨²nica y tener sus propias particularidades en funci¨®n de c¨®mo se desarrollen los acontecimientos y de las condiciones previas seleccionadas, as¨ª que es un modo que da mucha vida al conjunto en general Adem¨¢s est¨¢n los retos que a los que se puede acceder en modo online, compitiendo en tablas de puntuaci¨®n globales para ver qu¨¦ jugador es el Presidente capaz de llegar antes y mejor a esas condiciones.

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