A la tercera no va la vencida

Como cada a?o, llega el verano y, con ¨¦l, las grandes superproducciones cinematogr¨¢ficas, que pretenden arrasar en cartelera gracias a su espectacularidad y a su capacidad de diversi¨®n para toda la familia. Este mes de junio de 2011 supone el regreso de Transformers a la pantalla, la tercera adaptaci¨®n al cine de los tradicionales juguetes de Hasbro. Y como siempre ha ocurrido en estas situaciones, toda gran producci¨®n viene acompa?ada, inexorablemente, de su correspondiente versi¨®n jugable. Es un aspecto que muchos usuarios temen ya de antemano, debido a que la calidad de estas producciones es una aut¨¦ntica loter¨ªa, con algunas que pueden ser muy satisfactorias pero con abundancia de t¨ªtulos que merecen caer en el olvido, independientemente de que tengan detr¨¢s a una gran desarrolladora.

?En donde se deber¨ªa situar a este Transformers: El lado oscuro de la luna? Pues, posiblemente, en un t¨¦rmino medio, una tierra de nadie que demuestra que no ha sido un gran fracaso pero tampoco ha logrado destacar dentro de un mercado saturado. La responsable de dar forma a esta producci¨®n es High Moon Studios, quien nos dej¨® un gran sabor de boca con el notable Transformers: La guerra por Cyberton que lleg¨® a las tiendas el a?o pasado. Sin embargo, posiblemente las tradicionales prisas para llegar a tiempo al estreno de la pel¨ªcula han evitado que el estudio lograse un trabajo igual de satisfactorio y elaborado, trat¨¢ndose a grandes rasgos de un t¨ªtulo de consumo r¨¢pido destinado fundamentalmente a los amantes de la franquicia y, sobre todo, de la pel¨ªcula.

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Como suele ocurrir en estas producciones, parece que el juego seguir¨¢ la pel¨ªcula seg¨²n unas directrices b¨¢sicas, aunque narrando y explotando territorios diferentes. Tampoco es que se trate de una aventura especialmente larga, por lo que todo el aspecto innovador se limita a peque?as excusas para presentar un nuevo nivel y que todo se reduzca, como casi siempre, a la din¨¢mica b¨¢sica de combatir y acabar con todos los enemigos que salgan a nuestro paso. Desgraciadamente, el juego presenta un importante problema de ritmo y de ajuste en este aspecto jugable, lo cual lastra notablemente la experiencia y provoca que el t¨ªtulo, pese a no ser muy largo, consiga caer en el tedio y la reiteraci¨®n.

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Para alargar algunos niveles y que estos no se limiten a ser una arena cerrada en la que combatir sin m¨¢s, se han introducido algunas peque?as secuencias en las que debemos llegar a un punto X, recomendablemente con la forma de coche (para tardar menos). Estos momentos se hacen demasiado lentos y carentes de inter¨¦s, excesivamente alargados y poco disfrutables por el regular sistema de control de la forma de veh¨ªculo. Por su parte, cuando empieza la acci¨®n (que ser¨¢ el eje central de la producci¨®n), esta presenta tambi¨¦n problemas importantes en detalles como son, precisamente, los cambios menores que se han introducido con respecto a la entrega del a?o pasado.

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Todo robot que controlemos contar¨¢ con tres formas: la de humanoide, la de veh¨ªculo y una forma intermedia entre ambas. Como humanoide, podremos saltar, disparar diferentes tipos de arma (o ataques cuerpo a cuerpo) y tendremos una barra de vida que, al agotarse, pereceremos (y puede bajar m¨¢s r¨¢pido de lo que parece en un primer momento); curiosamente, ahora no tendremos que preocuparnos de la munici¨®n, la cual ser¨¢ infinita, por lo que todo se limita a disparar sin ton ni son, limit¨¢ndonos a recargar de vez en cuando, mientras que si la vida baja demasiado, tan solo tendremos que ocultarnos unos segundos para que se regenere completamente. El problema de esto es que no hay demasiadas coberturas ni alternativas salvo salir de la zona del enfrentamiento, por lo que es probable que, de estar mal de vida en muchos de los niveles, acabemos explotando antes de poder ocultarnos.

La segunda forma, la de veh¨ªculo, se reduce a lo que su propia descripci¨®n indica, pudiendo acelerar, derrapar y saltar. El principal problema de esta forma es lo mal que se controla y lo poco pensados que est¨¢n muchos escenarios para sacar provecho de la misma; en ocasiones se nos obliga a utilizarla para llegar r¨¢pido a un punto concreto (con tiempo l¨ªmite) y veremos c¨®mo el control se enfrenta con el propio dise?o de los escenarios. Por ¨²ltimo, est¨¢ la tercera forma, un estado intermedio en el que seremos veh¨ªculo pero tambi¨¦n medio robot, dado que podremos disparar. Lo m¨¢s llamativo de esta forma es c¨®mo se desliza por el escenario de manera extra?a, casi como si estuvi¨¦semos sobre una pista helada, lo cual produce una sensaci¨®n peculiar.

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Pero lo peor de esta forma es que se convierte en la id¨®nea para los combates, ya que el robot posee el armamento de la forma humanoide pero con todas las virtudes del veh¨ªculo (es decir, mayor velocidad de movimiento y ser un blanco m¨¢s peque?o, lo cual favorece que los enemigos fallen mucho m¨¢s). Esto desequilibra un tanto el sistema de juego en su favor, por lo que las tres formas se antojan, en general, innecesarias. Poco m¨¢s que destacar de un juego que se mueve entre el combate y las secciones de avanzar sin nada que hacer, al que le falta frescura en sus planteamiento y al que los cambios con respecto al notable La guerra por Cybertron le sientan bastante mal y rompen un sistema de juego que parec¨ªa estar equilibrado; sobre todo en el modo multijugador, un importante paso atr¨¢s. Las opciones son muy b¨¢sicas (Deathmatch normal y por equipos y Conquista) y el multijugador se antoja poco profundo y ca¨®tico, pero puede ofrecer una alternativa de juego adicional al modo principal.

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Lo m¨¢s preocupante nos lo encontramos en la escala, dado que este juego sufre del s¨ªndrome del que adolecen muchas producciones protagonizadas por grandes robots: no se transmite que as¨ª sea, los escenarios no terminan de hacernos sentir grandes bestias mec¨¢nicas, y la diferencia incluso de tama?o entre la forma humanoide y de veh¨ªculo se antoja m¨ªnima. Adem¨¢s, el apartado sonoro es extremadamente molesto, hasta el punto de estar doblado el juego pero no contar con las voces de la pel¨ªcula. Todos estos peque?os detalles, que por separado podr¨ªan ser menores, en conjunto deslustran la producci¨®n y dejan un sabor agridulce de un t¨ªtulo poco pulido para llegar a estar al nivel que se le deber¨ªa exigir.

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