The Witness, Impresiones
La soledad de una misteriosa, majestuosa y luminosa isla en mitad de la nada y la investigaci¨®n, los puzles y los laberintos como ¨²nicas llaves para acercarnos a las respuestas de algo que hemos contemplado sin deber hacerlo. The Witness es una de las propuestas m¨¢s frescas de PlayStation 4 y a cargo del padre del poderos¨ªsimo Braid.
La generaci¨®n que cierra nos ha dejado much¨ªsimos proyectos independientes destacables. Braid es uno de los referentes en lo que a puzles y plataformeo 2D se refiere, pero Jonathan Blow, el creador de la joya que ha sido exclusiva de Microsoft durante todo este tiempo, no va a conformarse con una segunda entrega o algo parecido. En lugar de eso, con The Witness se atreve a dar el salto que tanto parece costar a muchos desarrolladores indies, el salto a las 3D. Y de qu¨¦ manera, el nuevo juego -esta vez exclusivo de PlayStation 4 en el terreno de las consolas- tiene una pinta sensacional y poder probarlo en el Pre-E3 que Sony acaba de celebrar en Los Angeles no hace m¨¢s que confirmarnos que estamos ante un proyecto tan distinto como llamativo, un pin¨¢culo de est¨¦tica e ingenio que pocas veces suele asomar cabeza en esto de los videojuegos y que, junto a Rime de Tequila Works, dar¨¢ bastante que hablar en la nueva plataforma.
The Witness es una rompedora aventura en primera persona de la que ya hemos jugado sus primeros minutos. Todo empieza en un t¨²nel, una c¨¢mara tubular extra?a que sin mayor explicaci¨®n ni introducci¨®n nos deja movernos en una ¨²nica direcci¨®n posible, hacia delante, hacia la primera puerta que abrir llevando una bolita por un recorrido. Tras este misterioso arranque llegamos a ver el sol, el color, la vida, el cielo s¨²per azul... el exterior. ?Qui¨¦n es nuestro protagonista? ?Por qu¨¦ est¨¢bamos en una instalaci¨®n extra?a justo en el centro de una isla apacible y llena de rincones, enorme ¨¢rea que explorar y donde vegetaci¨®n, lagunas, playas, riscos, r¨ªos y monta?as se funden en absoluta sinton¨ªa? Somos testigo de algo pero todav¨ªa no sabemos de qu¨¦.
As¨ª, con preguntas que se formulan en el aire y nuevos acertijos y puzles bastante b¨¢sicos para ir abriendo las primeras puertas pretende Number None Inc -el nuevo equipo de Blow y su gente- cautivar al jugador. Y lo consiguen. Pero es que a todo esto se une la est¨¦tica, fenomenal y muy caracter¨ªstica dejando al jugador contemplar luz, detalle y color en un universo con formas poligonales visibles y largas distancias de dibujado, a confirmados 1080p y 60 frames por segundo, sacando todo el partido posible al tratamiento que puede hacer PS4 de los focos y los efectos o destellos. El agua refleja cual espejo todo lo que la rodea, se mueve de forma org¨¢nica e irregular y genera corrientes y humedad. La vegetaci¨®n -poco interactiva- ayuda a transportar al jugador ante ciertas estampas sugerentes y cargadas de matices. The Witness quiere ser una experiencia personal.
Pero no se aleja por ello de los videojuegos de puzles tradicionales. Explorar en perspectiva en primera persona con el protagonista nos colocar¨¢ ante diversos panles que no son otra cosa que laberintos cada vez m¨¢s y m¨¢s complicados en los que llevar la bolita desde la salida hasta la meta. O las bolitas cuando ¨¦stos se complican. O las bolitas que deben separar piezas. O las bolitas que tienen un n¨²mero limitado de movimientos. O las bolitas que se controlan al rev¨¦s... El laberinto como rompecabezas b¨¢sico sirve a Blow y su equipo para desafiar al jugador una y otra vez a medida que tiene que encender generadores y seguir cables hasta las compuertas que ha activado, o lograr acceso a estancias del mapa a priori cerradas a cal y canto.
Es curioso porque hablamos de un sandbox totalmente abierto desde el primer momento donde en cambio es la destreza y juegos de l¨®gica y astucia del propio jugador los que dictan a qu¨¦ zonas vamos teniendo acceso. El dise?o del mapa de The Witness parece tan brillante que los nuevos puzles y laberintos ir¨¢n apareciendo ante nuestros ojos y avance siguiendo m¨¢s o menos una curva l¨®gica y paulatina de dificultad, solo con irregularidades o picos si el jugador explora demasiado y llega a puertas que todav¨ªa no se corresponden con su capacidad. O s¨ª, aqu¨ª los m¨¢s astutos tendr¨¢n m¨¢s f¨¢cil los accesos. Es una idea interesante y jugados unos 20 minutos todo apunta a que se est¨¢ implementando con maestr¨ªa.
Y otra confirmaci¨®n al probarlo de primera mano, su manejo es absolutamente b¨¢sico, id¨®neo para quien jam¨¢s haya manejado un first person shooter. Los sticks alojan el control y el bot¨®n X interact¨²a y activa el visor con bolitas para los laberintos. El gatillo deja correr para movernos un poco m¨¢s r¨¢pido y el cuadrado ancla un peque?o salto. Nada m¨¢s. Ahora solo hay que dejarse atrapar por su cr¨ªptica atm¨®sfera sonora, su colorido y el hecho de tener toda una isla ante nuestros pies virtuales. Ser¨ªa un perfecto exponente para dar vida a las gafas de Realidad Virtual Project Morpheus y sus creadores no lo descartan. Esperemos que se decidan por implementar este control de c¨¢mara con movimiento de cabeza.
The Witness llegar¨¢ este oto?o a la PlayStation Store de PS4 -no ha confirmado fecha para PC-, a un precio todav¨ªa sin determinar y con el objetivo de ser un nuevo referente en los juegos ingeniosos como lo fue el aclamado Braid y en los est¨¦tico como logr¨® grabar a fuego el no menos portentoso Journey. Ambici¨®n no le falta al equipo, desde luego, pero es que tecnolog¨ªa y gr¨¢ficos llamativos tampoco. La idea es buena y el grupo ejecutor tambi¨¦n. Solo podemos esperar buenas noticias de este desarrollo de no desorbitados costes que nos ha cautivado por su exigente mec¨¢nica de los laberintos, su particular estampa pict¨®rica y su direct¨ªsima mano tendida a jugadores no habituales con un sistema de manejo tan b¨¢sico como eficaz.
- Aventura
- Puzle
The Witness, desarrollado y distribuido por Thekla Inc. para PC, PlayStation 4 y Xbox One con el creativo Jonathan Blow al frente, es una aventura de eploraci¨®n y puzles en la que debemos solucionar un sinf¨ªn de desaf¨ªos en mitad de una isla paradis¨ªaca.