The Long Reach, An¨¢lisis

The Long Reach, An¨¢lisis

El videojuego de bajo presupuesto, siempre asociado a la etiqueta indie, est¨¢ generando en los ¨²ltimos a?os una expectaci¨®n inusitada. No son pocos los lanzamientos que est¨¢n siendo recibidos con los brazos abiertos al poco de conocer algunas de sus caracter¨ªsticas, entre ellas, la narrativa de los mismos. Gods Will Be Watching, el reciente The Red Strings Club tambi¨¦n de Deconstructeam, el laureado What Remains of Edith Finch o el esperado The Last Night son solo algunos de ellos. Hoy, sobre nuestra mesa de operaciones, a?adimos un t¨ªtulo m¨¢s a la lista; The Long Reach.

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Painted Black Games, un estudio ucraniano formado por cuatro chavales de diversas edades es el encargado de traernos a todas las consolas de sobremesa actuales, la port¨¢til Vita, PC y Mac un intrigante thriller psicol¨®gico muy bien llevado a t¨¦rmino, con acertadas decisiones jugables y rompecabezas de esos que nos transportan a tiempos pasados. Inspirado en cl¨¢sicos como Resident Evil, la trilog¨ªa Matrix o la serie True Detective, al fundador del estudio se le ocurri¨® la idea de crear el t¨ªtulo en 2015 tras sufrir en sus propias carnes la tensi¨®n que generaba Doom 3 con sus l¨²gubres escenarios y su opresiva ambientaci¨®n. Y esto es lo que vamos a encontrar en The Long Reach.

Mezclado, no agitado

Un videojuego oscuro de atm¨®sfera cargante que trata sobre Control Steward, un cient¨ªfico que junto a su empresa est¨¢ desarrollando en Baervox -lugar ficticio americano donde transcurre la aventura- un experimento que permite transferir conocimientos desde un ser humano al otro. Es decir, si el sujeto objetivo es un artista del lienzo de talla mundial, sus conocimientos y habilidades pueden ser transferidos al receptor. La cosa por desgracia se va de madre cuando la presi¨®n por avanzar en el estudio obliga al grupo a acelerar el experimento causando da?os irreparables no solo en el laboratorio sino tambi¨¦n por todo Baervox. A partir de ese preciso instante toda una espiral de locura afectar¨¢ a sus habitantes quienes creer¨¢n que viven en realidades paralelas, ¡°sentir¨¢n¡± visiones e incluso intentar¨¢n acabar con nosotros.

Algo que llama mucho la atenci¨®n en The Long Reach es la genialidad a la hora de combinar diversos elementos jugables. Por una parte tenemos una propuesta de aventura gr¨¢fica donde conversar con los diversos protagonistas de la trama mientras que por otra hay una buena cantidad de rompecabezas de la vieja escuela, algunos t¨ªpicos del primer punto, otros mejor ideados. Se da la ocasi¨®n en un momento indeterminado de la historia en el que, por ejemplo, es el mismo entorno el que sirve de puzle mientras que en otros son los objetos que recolectamos a lo largo de nuestra traves¨ªa. Todos ellos se nos presentan de forma muy natural y lo m¨¢s importante, con l¨®gica. De hecho la raz¨®n de ser de algunos de ellos son parte de un peque?o juego que el equipo de investigaci¨®n ha preparado para celebrar la Navidad.

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No estamos ante un videojuego donde la historia sea algo excesivamente compleja, de hecho es bastante simple y seguirla adem¨¢s es f¨¢cil gracias a las notas o correos electr¨®nicos que nos explican parte de la misma. La complejidad de la misma radica en la forma en la que se comportan los cient¨ªficos, por qu¨¦ act¨²an de esa manera o qu¨¦ intentan conseguir con ello. Steward, al igual que los dem¨¢s, es uno de los afectados por el experimento y en su cabeza sentir¨¢ los efectos de la fallida resoluci¨®n.

La atm¨®sfera de The Long Reach bebe mucho de t¨ªtulos de terror que, aun sin ser este uno de ellos, comparte con los mismos el hecho de que nunca sabemos qu¨¦ puede ocurrir al otro lado de la puerta. Oscuridad, mobiliario destrozado, extra?os personajes, gore y una banda sonora capaz de erizarnos los vellos -y no de placer precisamente-. Como si de un c¨®ctel se tratara, estas caracter¨ªsticas y la narrativa se mezclan para crear una armon¨ªa perfecta entre ambas dando lugar a un manjar l¨²dico como el que m¨¢s. Crea un entorno hostil lleno de misterios y de tensi¨®n constante que no llega a dar miedo pero que s¨ª obliga al jugador a ser precavido.

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A pesar de que todos los escenarios comparten pr¨¢cticamente estas sensaciones, lo cierto es que visitamos diferentes localizaciones, quiz¨¢s no demasiadas, pero que s¨ª logran que el jugador no vea siempre los mismos decorados. Y a¨²n as¨ª lo haremos. Parte del encanto de The Long Reach es revisitar una y otra vez cada emplazamiento pues, adem¨¢s, parte de los mismos sufren cambios seg¨²n las situaciones que se den. No es un juego excesivamente largo, unas cuatro o cinco horas para completarse depende de nuestra habilidad con algunos de sus rompecabezas, aunque especialmente dif¨ªciles apenas hay dos o tres.

Luces con pocas sombras

Algo que nos ha sorprendido es lo cuidados que son sus escenarios a nivel gr¨¢fico, generosos en detalles -aunque no al nivel de otros grandes exponentes del pixel art-, pero por contra, lo poco trabajados que est¨¢n los personajes que aparecen en la aventura, Steward inclu¨ªdo. Por el contrario s¨ª llama la atenci¨®n el considerable tama?o de los mismos, algo poco usual en videojuegos de bajo presupuesto. La cara y cruz de un apartado gr¨¢fico que si bien no es excelso es m¨¢s que aceptable y agradable de ver. Juega muy bien con las luces y sombras, ya sea con la linterna que nos acompa?a buena parte de la aventura o por parte de los elementos del decorado.

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Hablar de un videojuego que lleva al jugador a su m¨¢xima tensi¨®n en todo momento es hablar de una banda sonora de corte ambiental m¨¢s que como m¨²sica para regalar a nuestros o¨ªdos. Melod¨ªas que se perpetran casi en un segundo plano pero protagonistas en los momentos claves y, cuando merece, ausentes para dejar paso al sonido de pisadas, luces que tintinean o puertas que giran. Un aspecto muy logrado en este sentido.