Convergencia mar¨ªtima

Dos pantallas, un inmenso oc¨¦ano por recorrer y un l¨¢piz con forma de espada son tres puntos clave en The Legend of Zelda: Phantom Hourglass, la primera gran cruzada de Link en la nueva generaci¨®n port¨¢til de Nintendo. ?Al abordaje, grumete!

En Mayo de 2003, los seguidores de la franquicia The Legend of Zelda descubr¨ªan con escepticismo c¨®mo Link dejaba al margen su est¨¦tica tradicional para poner tierra de por medio y embarcarse en una aventura mar¨ªtima en toda regla. El reino de Hyrule, eterno como siempre y majestuoso en Ocarina of Time, escondi¨® sus ruinas en un vasto oc¨¦ano plagado de secretos por descubrir. El dise?o desenfadado de Wind Waker sorprendi¨® a muchos, llegando a decepcionar a algunos, pero demostrando por clamor popular que con buen hacer y trabajo se puede dar forma a una obra maestra.

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Y as¨ª fue c¨®mo el alternativo The Legend of Zelda Wind Waker se gan¨® la atenci¨®n de los seguidores y recibi¨® sobresalientes cr¨ªticas en la prensa especializada -9.5 en MeriStation- por sus gr¨¢ficos coloridos y animados, su argumento rebuscado, caracter¨ªstico y envolvente, y su musicalidad majestuosa. El inesperado cambio de look y ambientaci¨®n concluy¨® con una de las obras maestras del cat¨¢logo de la plataforma ya fuera del mercado Game Cube.

Con todo, los m¨¢s tradicionales de la franquicia de Shigeru Miyamoto, tuvimos el placer de volver a nuestras ra¨ªces jugando al sobresaliente The Legend of Zelda Twilight Princess, que cautiv¨® la esencia de la saga marcando un nuevo hito de oscuridad e interactividad en Wii y Game Cube. El juego sirvi¨® como lanzadera para la nueva plataforma de Nintendo y dej¨® patente los primeros atisbos de la nueva l¨ªnea comercial de los de Kyoto.

Diez meses despu¨¦s del tri¨¢ngulo formado por Link, Midna y Zelda, y tras haber vendido 350.000 copias en tan solo dos d¨ªas en Jap¨®n, el primer The Legend of Zelda para Nintendo DS llega a Espa?a. Phantom Hourglass es una apuesta atrevida, colorista y divertida, una nueva forma de expandir la serie aprovechando esos pilares que hicieron de aquel Wind Waker un ineludible del sector.

Hemos dedicado un buen n¨²mero de horas a Phantom Hourglass para destapar todos sus secretos, completar su l¨ªnea argumental y descubrir islas perdidas en un mundo propio de la saga. Rabia, pavor, diversi¨®n, risas y consternaci¨®n son s¨®lo algunos de las sensaciones que transmite esta obra maestra para la port¨¢til de doble pantalla. Un cartucho completo hasta m¨¢s no poder, con un despliegue gr¨¢fico sin precedentes en la port¨¢til y una jugabilidad que hace sombra a no pocos juegos de la port¨¢til. Un punto y aparte en la vida de la saga que sirve como nexo de uni¨®n entre los juegos para sobremesa y  las entregas port¨¢tiles. Sum¨¦rgete con nosotros en esta segunda aventura mar¨ªtima.

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Si por algo destac¨® Wind Waker fue por el desmesurado tama?o de su oc¨¦ano, extensi¨®n que suplant¨® a la tradicional tierra s¨®lida en dicha aventura. El l¨ªquido elemento sirvi¨® como plataforma para que Link y el nav¨ªo Mascar¨®n Rojo recorrieran un archipi¨¦lago tras otro resolviendo m¨²ltiples misterios. El hilo argumental de Phantom Hourglass parte directamente de los hechos de Wind Waker, juego obligatorio no s¨®lo para cualquier amante de Zelda, sino para no quedarse descolgado en los primeros minutos de historia en el t¨ªtulo de Nintendo DS. No obstante, el juego dar¨¢ comienzo con una serie de art¨ªsticas pantallas introductorias que rememorar¨¢n los hechos acontecidos en el t¨ªtulo de Game Cube.

Con Ganon derrotado por en¨¦sima vez, Link y la princesa Zelda, encarnada en esta ocasi¨®n por la pirata Tetra, se lanzan a la aventura en busca de nuevas tierras. Las habladur¨ªas populares dicen que un barco fantasma plagado de tesoros navega por esas aguas. Conociendo el esp¨ªritu aventurero de Tetra, que discrepa del estereotipo cl¨¢sico de princesa Zelda, nuestra tripulaci¨®n se dirige sin demora a la pesquisa.

Pero algo sale mal. Una extra?a fuerza maligna captura a Tetra mientras explora el barco fantasma. Link, aguerrido como siempre, cae al mar en un intento fallido de salvaci¨®n, flotando a la deriva, perdido y sin rumbo hacia una nueva aventura. Despertamos en Mercay, isla situada al noreste, y conocemos a Ciela, una peque?a hada que sufre de p¨¦rdida de memoria. Preocupada, invita a Link a visitar al abuelo, que nos  brinda los primeros consejos y detalles sobre la aventura.

Empu?ada la espada y siguiendo los consejos de este misterioso anciano nos adentramos en el bosque, pues debemos cruzar Mercay para dirigirnos al puerto e iniciar nuestro periplo mar¨ªtimo. Nuestro cometido es encontrar un barco, algo s¨®lo posible con la ayuda del pirata Linebeck, un hombre cerrado y cobardica, pero a la par noble y de buen coraz¨®n. La b¨²squeda llega a su fin cuando alcanzamos al norte el Templo del Rey del Mar, lugar donde la avaricia de Linebeck le ha llevado a quedar atrapado.

Tras el rescate in extremis y su posterior huida, el pirata comprende nuestra p¨¦rdida y decide echar una mano. Debe ayudar a Tetra, pero por ella misma, sino por la cantidad de tesoros que le aguardan en el barco fantasma. Y aqu¨ª, con la primera carta n¨¢utica en nuestro poder, es donde da comienzo esta nueva aventura protagonizada en su mayor¨ªa por Ciela, Link y el avaro Linebeck.

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Bien es cierto que Phantom Hourglass no cuenta con una l¨ªnea argumental tan oscura y madura como Twilight Princess, pero no por ello es menos merecedor de nuestros elogios. El jugador encontrar¨¢ personajes carism¨¢ticos, que desarrollar¨¢n su personalidad a medida que avanza la historia, poco a poco, de forma progresiva y sin demasiados sobresaltos, al menos hasta el ¨²ltimo tercio de juego. Cada momento tr¨¢gico tendr¨¢ su contrapeso en el humor que emanar¨¢n otras escenas, siempre dispuestas a arrancar carcajadas al jugador.

Oc¨¦ano en mano

La labor art¨ªstica del equipo de desarrollo es sobresaliente. Por desgracia, contin¨²a siendo habitual que siempre sea la propia Nintendo la ¨²nica capaz de descargar todo el potencial t¨¦cnico del hardware de su consola port¨¢til. Al igual que en Wind Waker, se ha optado por seguir la l¨ªnea del cartoon que promete la t¨¦cnica gr¨¢fica del Cel Shading y los resultados han sido excelentes. Al ambiente colorista y atrevido del juego se le unen escenarios amplios, cargados de detalles y personajes ¨²nicos, para nada repetitivos y propios no s¨®lo de la saga, sino de la est¨¦tica marcada por el juego de Game Cube.

Los escenarios son muy variados y atrevidos, manteniendo siempre su solidez caracter¨ªstica. Cada isla asumir¨¢ una est¨¦tica propia, con casas ¨²nicas -detalles interiores y exteriores-, vegetaci¨®n propia con ¨¢rboles, palmeras, hierba, etc., y una extensi¨®n rese?able. Pero no todo se queda en la villa principal de cada isla, que contar¨¢ con sus habitantes y moradas, sino que nuestro camino estar¨¢ profundamente marcado por las incombustibles mazmorras, sobre las que hablaremos m¨¢s adelante, y distintas rutas ocultas que desvelar¨¢n su existencia al romper bloques con bombas o cavar con la pala.

Sin duda, el protagonista indiscutible de Phantom Hourglass es el oc¨¦ano, plagado de secretos por descubrir, y con una extensi¨®n considerable, aunque si llegar a los l¨ªmites de Wind Waker. Son cuatro zonas -norte, sur, este y oeste- que iremos desvelando al encontrar nuevas cartograf¨ªas. Al navegar nos toparemos con enemigos y obst¨¢culos, que derribaremos con el ca?¨®n del barco o saltando, con piratas como la incansable Jolene, y tambi¨¦n con otros lobos de mar, como el tendero Beedle o el Nav¨ªo de Recreo, adem¨¢s de alguna que otra sorpresa.

El nivel de detalle reflejado en este entorno mar¨ªtimo es excelente y conserva una fluidez de movimiento siempre estable, sin ralentizaciones ni giros de c¨¢mara bruscos. La distancia de dibujado, siempre amplia, permitir¨¢ visualizar islas lejanas, que se evaporar¨¢n en el horizonte de forma natural a medida que nos alejamos. A todo esto hay que sumar la lograda ambientaci¨®n mar¨ªtima, que se apoya en aspectos como el agraciado tema musical de navegaci¨®n y la presencia de gaviotas, piratas, criaturas marinas, etc. Todo fluye con naturalidad.

Los personajes realizan movimientos fluidos y variados, manteniendo siempre dise?os particulares y propios, que suministran diversidad al t¨ªtulo. T¨¦cnicamente topamos con dise?os ejecutados con maestr¨ªa, que se adaptan perfectamente a la port¨¢til de doble pantalla. Incluso cuando la c¨¢mara se sit¨²a pr¨®xima a la escena, algo com¨²n en escenas cinem¨¢ticas, los personajes, con pixelizaciones palpables pero simp¨¢ticas, act¨²an con solidez y contin¨²an demostrando el buen hacer de la desarrolladora.  Bien es cierto que algunos enemigos est¨¢n reciclados directamente de Wind Waker, aunque la variedad de criaturas har¨¢ que pasen desapercibidos.

Con respecto al apartado sonoro, The Legend of Zelda: Phantom Hourglass, aunque roza el nivel de otros cap¨ªtulos de la saga, se queda a medio camino de ensombrecerlos. El cartucho contiene temas muy buenos, como la melod¨ªa de navegaci¨®n, pero carece del peso propio que logran otras entregas posiblemente por reciclar no pocas melod¨ªas o¨ªdas en Wind Waker. Y es que Koji Kondo lleva a?os poniendo el list¨®n muy alto. Con todo, llevar estos efectos y melod¨ªas a Nintendo DS da como resultado una labor intachable logrando un sonido envolvente digno de la saga.

The Legend of Zelda: Phantom Hourglass desat¨® pol¨¦mica nada m¨¢s ser anunciado. Nintendo prometi¨® en exclusiva un control t¨¢ctil adaptado a la port¨¢til de doble pantalla, promesa que no gust¨® en demas¨ªa a los m¨¢s puristas del sector. De Phantom Hourglass se esperaba algo m¨¢s que de Twilight Princess, pues la trayectoria de la plataforma port¨¢til y su cat¨¢logo hab¨ªan mostrado ya no pocas formas de interactuar con la m¨¢quina. Finalmente, y para consuelo de los esc¨¦pticos, podemos afirmar con toda seguridad estar ante un Zelda t¨¢ctil en toda regla, cuyo sistema de control, miedos aparte, ha logrado satisfacer nuestras expectativas.

Y es que sin pudor alguno podemos afirmar que Phantom Hourglass supera en el terreno de la interactividad con la consola al control mostrado por Nintendo en la versi¨®n de Twilight Princess para Wii, cuyas posibilidades se vieron limitadas a pocas pero acertadas acciones (pescar, atacar, etc.), sin explotar lo m¨¢s m¨ªnimo el sensor de movimiento del controlador.

El control es t¨¢ctil en exclusiva sin la posibilidad de cambiar a modos habituales. Esto puede enervar a los tradicionales, pero nada m¨¢s lejos de la realidad, pues cuando juegas poco m¨¢s de una hora te olvidas por completo del significado de las palabras 'cruceta' y 'bot¨®n'. Ciela servir¨¢ como puntero para dirigir las acciones de Link, que caminar¨¢ mientras indicamos una direcci¨®n en la pantalla. Realizar golpes contra un enemigo, ya sean puntadas sobre la pantalla o diagonales, dar¨¢ como resultado ¨¢giles movimientos de nuestra espada. Por ¨²ltimo, podremos dar volteretas trazando bruscas l¨ªneas en la direcci¨®n pertinente.

Controlar objetos y men¨²s es sencillo. En la zona inferior derecha de la pantalla t¨¢ctil encontramos un men¨² desplegable donde disponemos de todos los ¨ªtems seleccionables. Al escoger alguno de ellos aparecer¨¢ su icono en la zona superior de la pantalla, donde deberemos activar el objeto en cuesti¨®n golpeando el icono o pulsando 'R' ¨® 'L' para ser usado. Un par de ejemplos; el uso del boomerang o las bombas bombchus nos llevar¨¢ a dibujar en la pantalla la ruta a seguir por el artilugio. Esta funci¨®n es ciertamente ¨²til no s¨®lo para acceder a interruptores, sino tambi¨¦n para acabar con los enemigos.

El resto de objetos se controlan de forma similar. El martillo y las bombas est¨¢ndar se emplean dando golpes en la pantalla hacia la direcci¨®n que queremos atacar. En el men¨² desplegable de objetos tambi¨¦n encontramos las pociones de recuperaci¨®n de corazones, que usaremos siempre golpeando su icono en la pantalla t¨¢ctil. Finalmente, en la zona opuesta, es decir, en la esquina inferior izquierda, encontramos un men¨² desplegable que muestra, adem¨¢s del inventario -tesoros, piezas del barco, etc.- las cartas n¨¢uticas y mapas.

Pero sin duda alguna, una de las grandes estrellas de The Legend of Zelda Phantom Hourglass son sus puzzles, que revientan -literalmente- todo lo visto en la consola de doble pantalla de Nintendo. Y no s¨®lo hablamos de empleo de la pantalla t¨¢ctil, que lo hay -dibujar en puertas, por ejemplo- sino de mucho m¨¢s, pues en ocasiones se usa el micr¨®fono para apagar velas o conseguir alg¨²n descuentillo en compras navales. Muy ingeniosos en su mayor¨ªa, buscando siempre dar la vuelta a la tortilla -si has completado el juego, entender¨¢s el porqu¨¦- o agudizar la perspicacia del jugador.

Y no pod¨ªan faltar en Phantom Hourglass las mazmorras, elemento inevitable de la serie Zelda. Manteniendo siempre su ambientaci¨®n y tono caracter¨ªstico, con escenarios elementales de fuego, viento o hielo, las mazmorras de este Zelda sirven como punto de uni¨®n entre todos los juegos de la franquicia. Esto quiere decir que investigando en los templos encontraremos elementos propios de entregas port¨¢tiles de la serie, pero tambi¨¦n toques distintivos y exclusivos hasta la fecha de los juegos lanzados en sobremesa. Se entremezclan sutilmente los puzzles y la vista cenital cl¨¢sica de Game Boy con entornos en tres dimensiones casi perfectos.

Las mazmorras ofrecen ciertas innovaciones y cambios con respecto a las entregas anteriores. Destaca la supresi¨®n del cofre con el mapa, que ahora se muestra en la pantalla superior desde que entramos en el templo. La br¨²jula, elemento indisoluble de los primeros Zelda, tambi¨¦n ha sido suprimida dejando paso a piedras parlanchinas que muestran a cambio de rupias la localizaci¨®n de los cofres. Y tened por seguro que el juego presenta m¨¢s novedades que preferimos omitir en el an¨¢lisis para no destrozaros la exploraci¨®n.

Por su parte, los jefes de mazmorra mantienen el nivel de carisma de la saga, siendo siempre criaturas gigantescas y aprovechando la jugabilidad de la port¨¢til para desarrollar combates variados, completos, entretenidos y muy, muy innovadores. El motor gr¨¢fico alcanza su punto ¨¢lgido con los jefes representados con dise?os adecuados y hasta soberbios a doble pantalla, llegando incluso a mostrar ralentizaciones muy puntuales y llevaderas en algunos combates.

Bien es cierto que en determinados momentos la dificultad del juego no presenta demasiados problemas convirtiendo algunas mazmorras en un paseo l¨®gico, pero ya habr¨¢ momentos para tirarse de los pelos cuando rocemos el ecuador de la partida y tengamos que obtener nuevas cartas de navegaci¨®n en una de m¨¢s mazmorras m¨¢s insistente, desesperante e irritantes de la saga, toda una alegor¨ªa a la infiltraci¨®n de series como Metal Gear.

La duraci¨®n del t¨ªtulo no es uno de sus puntos fuertes. Por desgracia, la l¨ªnea argumental principal no ocupar¨¢ un n¨²mero de horas considerable. Si lo comparamos con otras aventuras de la serie, su duraci¨®n quedar¨¢ limitada aproximadamente a una tercia parte de horas de las jugables, por ejemplo, en Twilight Princess. No obstante, siempre quedar¨¢n las aventuras alternativas o extras, no demasiado numerosas, como conseguir todos los corazones, lograr los poderes de las hadas, y el modo multijugador.

Trifuerza en multijugador

Con el sistema Nintendo Wifi Connection a pleno rendimiento en t¨ªtulos como Mario Kart DS, Zelda no pod¨ªa llegar a la port¨¢til sin ofrecer opciones de juego multijugador. Y as¨ª ha sido. Phantom Hourglass disfruta en un sistema multijugador simple a m¨¢s no poder, pero no por ello menos entretenido.

En dos bandos, Link y los guardias, dos jugadores pueden combatir por almacenar el mayor n¨²mero de piezas de trifuerza en su zona. Es una especie de "Comecocos" con novedades, un "Corre que te pillo" en el que un bando, controlando a tres guardias, ha de impedir que el rival, Link, sume puntos llevamos metales a su posici¨®n. Podemos usar objetos para potenciar la velocidad del personaje, por ejemplo, o activar corrientes de aire.

Este modo de juego est¨¢ disponible tanto en red local como en multijugador, a trav¨¦s de amigos o contra rivales aleatorios.