D¨ªa de Invasi¨®n

The Conduit se ha convertido por m¨¦ritos propios en uno de los t¨ªtulos m¨¢s esperados de Wii casi sin quererlo ni beberlo. Todo comenz¨® con un proyecto que dif¨ªcilmente podr¨ªa haber visto la luz sin el apoyo de Sega; la compa?¨ªa japonesa apost¨® desde el primer momento por el trabajo de High Voltage Software sin interferir en el proceso de desarrollo. Este factor ha permitido a los miembros del estudio trabajar libremente siguiendo sus propias ideas, sin ning¨²n tipo de atadura que comprometiese la idea original. El proceso creativo ha sido largo, tedioso para muchos, alarg¨¢ndose casi hasta la eternidad. Varios han sido los retrasos que ha sufrido el lanzamiento del juego para finalmente acabar viendo la luz en pleno periodo estival, a?os despu¨¦s de que se anunciase oficialmente como uno de los abanderados del sistema de control de esta plataforma.

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Durante este tiempo ha sobrado espacio para comentar los entresijos del desarrollo, pasando por un primer avance, impresiones e incluso un breve petit avis de las sensaciones que produjo en nosotros la experiencia multijugador de juntar 12 jugadores en una misma partida sin apenas tener problemas con las ralentizaciones, desconexiones y otros hilos que siempre quedan pendientes en las adaptaciones de este calibre. Todo iba encaminado hacia la consecuci¨®n del juego que durante las pr¨®ximas semanas ser¨¢ el acaparador de las miradas de los usuarios. Para muchos es una viva prueba de que la consola de Nintendo es perfectamente capaz de reproducir t¨ªtulos de alto calibre, con una historia profunda sin menospreciar la jugabilidad, mientras que para otros entrar¨¢ a cubrir un hueco en el cat¨¢logo de Wii que se lleva reclamando desde hace demasiado tiempo.

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A nadie se le escapa que High Voltage ha trabajado especialmente duro en la recta final del desarrollo para asegurar la ausencia de imperfectos en el comportamiento de los enemigos, en el sistema de control -sin duda uno de los aspectos m¨¢s destacados del juego-, as¨ª como en la historia, que viene a ser el punto que menos termina de convencer cuando se terminan las ocho horas de aventura que tenemos por delante en el televisor. Las dudas comienzan a surgir a medida que carga el disco en la consola, convencidos de que estamos ante uno de los grandes bombazos de la temporada. De un modo u otro, la sensaci¨®n desaparece tan pronto como aparece en pantalla por primera vez la trabajada presentaci¨®n, que transporta al usuario hasta la capital de los Estados Unidos en la piel de Sr. Ford, un soldado de ¨¦lite que es reclamado para cumplir una misi¨®n de encubierto.

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En un divertido juego de perspectivas es el jugador quien queda aturdido por lo que ven sus ojos, con la imperiosa necesidad de disparar a todo lo que se mueve a su alrededor sin apenas conocer la mec¨¢nica de juego. Suerte que un tutorial interactivo facilita las cosas a Ford, que en ese momento batalla con todas sus energ¨ªas tanto contra lo que parecen ser alien¨ªgenas como contra soldados del ej¨¦rcito al que ¨¦l mismo pertenece. La confusi¨®n se hace con las riendas del momento. Nadie sabe exactamente qu¨¦ es lo que est¨¢ presenciando hasta que cae el tel¨®n por primera vez, mientras el h¨¦roe se acerca a un panel conductor de energ¨ªa (del que se ha extra¨ªdo el t¨ªtulo del juego) que le transporta hacia terreno desconocido. Hemos presenciado una escena del futuro inmediato. Ahora toca conocer c¨®mo Ford ha llegado hasta aqu¨ª, qu¨¦ motivos justifican su presencia dentro de este extra?o percal que se ha desatado en los EEUU. 

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Pronto comprendemos que la historia de Ford comienza mucho antes de los acontecimientos que acabamos de presenciar. El soldado es llamado desde la c¨²pula del gobierno para realizar una misi¨®n de limpieza dentro de un complejo tecnol¨®gico. La Fundaci¨®n, el nombre con el que se conoce a la organizaci¨®n que rige todo lo que sucede en los alrededores de la zona, busca por todos los medios librarse de un molesto personaje que al parecer ha traicionado a todo aquel que se ha rodeado por sus influjos. Adams es nuestro primer asesor, un estramb¨®tico pol¨ªtico que desde el primer momento parece ocultar alg¨²n secreto que, ciertamente, no tardamos mucho en conocer. La traici¨®n es el pan de cada d¨ªa en el mundo moderno; Ford da fe de este hecho desde que finaliza su primera misi¨®n, cuando pierde todo el soporte gubernamental para quedarse completamente solo en el campo de batalla.

La misma persona que horas atr¨¢s era nuestro enemigo n¨²mero 1 pasa a convertirse en el fiel aliado del protagonista, quedando pendiente una trama de corrupci¨®n que el jugador tiene el placer de conocer a medida que transcurre la partida. Las evidencias ya se recorren dentro de la informaci¨®n que se manejaba del juego antes incluso de que llegase al mercado, es decir; el quid del argumento se centra en la participaci¨®n de una compa?¨ªa infiltrada dentro del gobierno que trata de sacar provecho de una invasi¨®n alien¨ªgena que se ha descontrolado, aunque nadie es capaz de precisar hasta qu¨¦ punto es una reyerta y no un show orquestado por alg¨²n magnate desde las sombras.

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Lo cierto es que depende del jugador descubrir el por qu¨¦ de la situaci¨®n que tiene lugar en el norte de Am¨¦rica, ya que cualquier informaci¨®n adicional se convertir¨ªa al instante en un molesto spoiler. El transcurso de la historia es tan fren¨¦tico, tan veloz, que apenas existe tiempo de digerir las acciones que estamos realizando. The Conduit no brilla precisamente a la hora de hacer que el usuario se sienta atrapado dentro de la trama, sino que se trata de justificar la acci¨®n por medio de unos argumentos que generalmente ya hemos conocido en anteriores shooters del g¨¦nero. Que nadie espere por lo tanto descubrir aqu¨ª una historia de ¨¦picas proporciones, si bien es cierto que el argumento empuja al jugador a desbloquear todos los extras que podemos encontrar a lo largo y ancho de los escenarios.

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No hace falta incidir demasiado en el plano t¨¦cnico una vez se ha podido comprobar el aspecto que luce el juego en las capturas de pantalla adjuntas a este an¨¢lisis. Ellas son la viva prueba de la cantidad de detalles que podemos apreciar en cualquier localizaci¨®n que el gui¨®n nos obliga a recorrer durante la aventura, primando las zonas cerradas, edificios generalmente de ¨¢mbito tecnol¨®gico, poco espacioso, que permite cubrirnos con soltura ante los ataques enemigos toda vez que se despliega un campo de batalla improvisado dentro de una biblioteca, donde transcurre la tercera misi¨®n del t¨ªtulo. Aqu¨ª no debemos buscar la estrategia salvo que hayamos decidido comenzar directamente con un nivel de dificultad elevado, ya que en la mayor¨ªa de los casos para avanzar es suficiente con lanzar un chaparr¨®n de plomo a los enemigos. El arsenal se divide en tres tipos; el Humano, el Alien¨ªgena y el creado por la Fundaci¨®n -este ¨²ltimo de ¨¢mbito tecnol¨®gico-, suficiente donde elegir.

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La calidad t¨¦cnica de The Conduit se despliega principalmente en los efectos visuales relacionados con el impacto de las balas, la escasez de energ¨ªa e incluso las situaciones que se catalogan como estresantes dentro de una batalla. El aspecto gr¨¢fico ralla a un nivel sobresaliente dentro de lo que hemos podido apreciar en Wii hasta la actualidad, sin ralentizaciones de peso o texturas que desentonen por falta de definici¨®n. Hay un centenar de detalles que llaman la atenci¨®n del jugador a poco de comenzar a jugar: el vapor que escupe una alcantarilla, el humo que aparece en el ca?¨®n del arma tras una r¨¢faga de disparos prolongada, la estela de sangre al disparar a un enemigo en la cabeza o en cualquier otro punto de su anatom¨ªa, etc¨¦tera. Parece que desde el estudio de desarrollo se han tomado todas las molestias posibles por dotar al entorno gr¨¢fico de un realismo inusitado en el cat¨¢logo de la consola, si bien no todo puede ser motivo de elogio.

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Se echa en falta m¨¢s variedad en cuanto al dise?o de los enemigos, que apenas var¨ªa a lo largo de la aventura. Existe una cantidad interesante de monstruos a los que atacar, as¨ª como de unidades de combate, pero b¨¢sicamente su comportamiento siempre es el mismo una vez entramos en la zona de combate. El fren¨¦tico ritmo del juego hace que este peque?o detalle pase inadvertido hasta el meridiano de la aventura, exactamente igual que con los escenarios, que por regla general toman prestadas las mismas texturas para dar algo de variedad a los entornos. No quiere decir esto que la ambientaci¨®n se vea resentida en ning¨²n momento, m¨¢s bien sucede todo lo contrario. The Conduit combina de forma homog¨¦nea las zonas tecnol¨®gicas con las convencionales del g¨¦nero, peque?os recintos donde el jugador ha de hacer aut¨¦nticas peripecias para mantenerse con vida.

La ambientaci¨®n es uno de los puntos m¨¢s destacados del producto, tanto por el acierto que supone haber dotado a todos los personajes de su correspondiente doblaje -en ingl¨¦s-, como por el territorio en el que transcurre la acci¨®n. La mezcla es explosiva, realmente transmite la sensaci¨®n de estar caminando por un terreno hostil, maltratado por una guerra que ha explotado de forma s¨²bita, sin apenas avisar. La riqueza de detalles es un elemento que se da principalmente a la hora de combatir contra otras unidades, aunque tambi¨¦n hacen acto de presencia algunos personajes hist¨®ricos en forma de busto, con frecuentes reminiscencias a la historia del pa¨ªs. La unidad especial que descubrimos a poco de comenzar a jugar, denominada EVA, es tambi¨¦n un buen ejemplo para valorar los efectos lum¨ªnicos del juego, que sabe exprimir las posibilidades de la consola con la creaci¨®n de un s¨®lido entorno casi exento de bugs.

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No hay otra forma de describir las sensaciones que transmite una jugabilidad medida hasta extremos insospechados, con una perfecta harmon¨ªa entre la mira del arma que portamos en cada ocasi¨®n y los movimientos de Ford. Es evidente que de nuevo se emplea el binomio nunchuk/wiimote para garantizar el buen funcionamiento del sistema, prescindiendo en este caso del Wii MotionPlus, que en su d¨ªa fue catalogado como innecesario para cumplir los requisitos que se demandan de un buen sistema de control. No hay que realizar una inversi¨®n extra para poder disfrutar del juego en todo su esplendor, tan s¨®lo podemos disfrutar de la diversi¨®n que supone disparar a todo ser viviente que se cruce en nuestro camino mientras tratamos de cumplir las misiones con los mejores registros posibles.

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The Conduit es una de esas obras que puede presumir de contar con un amplio abanico de secretos que desbloquear cumpliendo determinados requisitos durante las misiones, aunque por lo general nunca van m¨¢s all¨¢ de poder gozar de determinados v¨ªdeos, artes conceptuales, melod¨ªas concretas y dem¨¢s accesorios para invitar al jugador a exprimir al m¨¢ximo las posibilidades del juego. Por suerte aqu¨ª no se ha querido marear la perdiz con experimentos extra?os, el usuario tiene garantizado un secreto al terminar cada una de las nueve misiones que componen el total de la aventura. El que quiera seguir descubriendo nuevo material puede dedicarse a cumplir logros o sencillamente a terminar la aventura como mejor le venga en gana, otro hecho que habla por s¨ª solo sobre las intenciones de High Voltage a la hora de que The Conduit sea un videojuego apto para todos los p¨²blicos.

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Hay determinados conceptos que no var¨ªan por el hecho de tratarse de un shooter. Entre ellos el estilo a la hora de lanzar granadas (sacudiendo el nunchuk) que se combinen con r¨¢fagas de disparos para posteriormente cubrirnos tras un muro, siempre que el jugador as¨ª lo decida. La mec¨¢nica no obliga a utilizar en sistema de juego predeterminado, pese a que s¨ª existen una serie de requisitos que hemos de cumplir para poder avanzar. Uno de ellos es conocer al dedillo las posibilidades del artefacto que realmente se destapa como el verdadero protagonista de la historia; una especie de esfera capacitada para hackear cualquier terminal que se precie, descubrir itinerarios ocultos e incluso detectar actividad alien¨ªgena en las proximidades. De ¨¦l depende plenamente el poder desbloquear las puertas que aparecen cerradas por doquier, descubrir los discos de informaci¨®n secretos -con el fin de extraer m¨¢s datos sobre la historia- o simplemente evitar una mina oculta a ojos de un ser humano.

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La ¨²nica v¨ªa para obtener el ¨¦xito es saber combinar el arsenal del que disponemos -un aut¨¦ntico conglomerado de armas de nueva generaci¨®n; pistolas l¨¢ser, ametralladoras, lanzagranadas, bazucas, granadas, rifles francotirador?-. Caminar a medida que derribamos a todo el que se cruza en nuestro camino es una forma inmejorable de derrochar la adrenalina acumulada durante el d¨ªa, aunque tambi¨¦n se destapa como una v¨ªa de divertimento que rara vez provoca tedio en el jugador. Dicho en otras palabras; pese a la poca originalidad que destila el juego en este sentido, no cabe duda que The Conduit logra entretener al jugador durante las horas que dura la misi¨®n principal, si bien su mec¨¢nica no es especialmente original ni tampoco se pierde en esos detalles que convierten un juego mediocre en una obra sobresaliente.

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En este sentido el jugador puede esperar la propuesta habitual, a la que se suman algunas modalidades poco habituales, aunque la idea fundamental pasa por la inclusi¨®n de los habituales estilos de juego. Las sensaciones que transmite el modo multijugador no tienen nada que envidiar a los pesos pesados del g¨¦nero, si bien es cierto que las ralentizaciones -el lag- hacen acto de presencia de cuando en cuando. No obstante la mayor parte de las partidas disputadas ofrecen buenas vibraciones, sin apenas cuelgues ni problemas adicionales que muchos esperaban encontrar en la edici¨®n definitiva. Por suerte para el p¨²blico europeo, en Estados Unidos ha sobrado tiempo para optimizar los peque?os resquicios que quedan pendientes en este sentido, por lo que el lanzamiento de la versi¨®n europea se ve favorecido por este hecho. Tampoco se comprende el pobre uso del WiiSpeak, que limita a los jugadores a poder conversar s¨®lo con los usuarios que est¨¦n previamente en su lista de amigos. No es un punto que se pueda considerar fundamental, pero sin duda no se ha explotado como deber¨ªa.

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