Estamos en una industria en la que solemos quejarnos de la falta de sangre nueva, de las franquicias originales, y de que lo estudios vayan siempre sobre lo mismo en lugar de tratar de idear nuevas f¨®rmulas. El razonamiento es muy l¨®gico y atiende a motivos comerciales, de ah¨ª las cifras de Call of Duty o Assassin's Creed. Sin embargo, a veces se da el milagro y una compa?¨ªa decide abrir un hueco en su agenda para probar algo nuevo. En el pasado E3 lo vimos por ejemplo con Guerrilla, que aparta por fin la saga Killzone para probar suerte con Horizon: Zero Dawn; que adem¨¢s tiene una pinta espectacular. Y claro est¨¢, hay otros estudios que no tienen ninguna intenci¨®n de encasillarse, aunque funcionen de alguna forma en los m¨¢rgenes de la industria, con cierta 'independencia' de los ejecutivos. Casos como Vanillaware, que ha encontrado en el apoyo de Atlus un colch¨®n sobre el cual experimentar; o Dontnod, que tras hacer con Capcom Remember Me, ha pasado ahora al regazo de Square Enix con su interesant¨ªsimo Life is Strange. Y algo similar le ocurre a Game Freak, por raro que pueda sonar. Porque estamos hablando del estudio que se encarg¨® de crear, ni m¨¢s ni menos, que la franquicia Pok¨¦mon, por lo que el primer pensamiento puede estar relacionado con Nintendo y con el estudio en calidad de equipo first party; es decir, a cargo del desarrollo, exclusivamente, de t¨ªtulos para la gran N. Pero nada m¨¢s lejos de la realidad: entre sus cr¨¦ditos encontramos t¨ªtulos en Megadrive y, tan s¨®lo tres a?os despu¨¦s de crear la franquicia de Pikachu y compa?¨ªa, lanzaron en PlayStation exclusivamente en Jap¨®n el curioso Click Medic. Total, que ahora llegan de nuevo con una aventura multiplataforma que, sorpresa, sale en PC, PlayStation 4 y Xbox One... pero no Wii U. Y su nombre es Tembo the Badass Elephant. Un arcade de acci¨®n lateral con elementos plataformeros que contra todo pron¨®stico supone una experiencia bastante m¨¢s complicada de lo que cabr¨ªa esperar de este estudio en particular.Jugabilidad El punto de partida es el siguiente: controlamos a Tembo, un elefante de ¨¦lite entrenado por los mejores para el salvamento de rehenes y la destrucci¨®n del ej¨¦rcito enemigo. Cuando Shell City se encuentra en peligro, es avisado para poner las cosas de nuevo en orden... y aqu¨ª es donde empezamos. Para adaptar un argumento tan delirante a las mec¨¢nicas de un videojuego se ha optado, como hemos dicho, por un arcade con elementos plataformeros en el cual controlamos a este improbable protagonista a lo largo de 18 fases en dificultad ascendente, como era de esperar; la diferencia es que aqu¨ª la dificultad es alta en casi todo momento, as¨ª que llegados a las ¨²ltimas partes del juego, la cosa es bastante hardcore. Y es que el verdadero coraz¨®n de este t¨ªtulo es picar al jugador muriendo repetidamente y teniendo que superar las misiones una y otra vez. No os llev¨¦is tampoco a enga?o: no es Hotline Miami, ni un integrante perdido y colorista de la franquicia Souls. Simplemente, hay que calcular muy bien los saltos y esquinar proyectiles: como en Contra o cualquier arcade cl¨¢sico. Gracias a su entrenamiento, Tembo es capaz de ejecutar distintas habilidades y movimientos que de otra forma estar¨ªan limitadas s¨®lo a Rambo y otros iconos de la ficci¨®n b¨¦lica. Por ejemplo, puede hacer un placaje que permite destrozar zonas del escenario como puertas de metal, coches, casas e incluso -c¨®mo no- soldados, arrasando con ellos desde la distancia; y partiendo de esta misma acci¨®n, podemos coger carrerrilla para llegar a zonas m¨¢s elevadas. Cuenta tambi¨¦n con un martillazo que da con su trompa, en el aire, as¨ª como un salto con ca¨ªda que hace que pueda aplastar a cualquier cosa que se le ponga justo debajo: enemigos, puertas giratorias, rocas, etc¨¦tera. Pero lo m¨¢s importante es que puede sacar partido de su propia naturaleza, usando su trompa para disparar agua y con ellos abrir distintos caminos, apagar fuegos y puertas en llamas, etc¨¦tera. Para hacer esto necesitamos rellenar una barra de carga de agua, pues de otra forma ser¨¢ imposible. Todo esto se pondr¨¢ en pr¨¢ctica repetidamente a lo largo de 18 fases, en las cuales adem¨¢s se har¨¢ frente a numerosos enemigos. Tanto los soldados normales -que pueden usar armas, cuchillas, ametralladoras, lanzallamas, bombas, etc.- como los m¨¢s reforzados, como helic¨®pteros, o sobre todo, tanques, acabar¨¢n cediendo ante las acometidas de Tembo pero es un juego que exige cierta calma porque hay pocas formas de generar vida (en alguna ocasi¨®n, aparece una caja con verduras que la restaura) y la muerte equivale a comenzar el nivel desde el ¨²ltimo checkpoint, habiendo un par de ellos por nivel. As¨ª que no conviene ir a lo loco, a pesar de que todo invite a ello: su m¨²sica enf¨¢tica, muy bien elegida, su aspecto visual de cartoon desatado y sobre todo, el ver c¨®mo en todo momento hay algo en el escenario que puede da?arnos. La clave es moverse, desde luego, aunque no todo es bueno. Hay dos cosas que alejan a Tembo de ser un juego verdaderamente notable. La primera, su sistema de progresi¨®n no es el m¨¢s adecuado, aunque es cierto que est¨¢ incluido en favor de la rejugabilidad y de aumentar la duraci¨®n del producto: y es que para desbloquear algunas fases antes tenemos que haber derrotado a cierto n¨²mero de enemigos. Esto funciona de la siguiente manera: en cada nivel, podemos matar a X soldados y rescatar a diez rehenes. La fase podemos completarla aunque no cumplamos al 100% ninguno de estos dos objetivos, por ejemplo acabando con s¨®lo 200 de 250 soldados; pero llegado cierto punto, si no lo hemos hecho a la primera, toca repetir niveles ya superados para intentar acabar con cuantos m¨¢s enemigos mejor. De otra forma no es posible progresar. La clave es que en algunos niveles hay peque?as desviaciones que nos llevan a zonas con enemigos que antes no hab¨ªamos visto por lo que en pos de potenciar esta rejugabilidad, existe este bloqueo que puede llegar a ser algo pesado, sobre todo, porque -y esta es la segunda cosa- algunos niveles no son precisamente una maravilla a nivel de dise?o y estructura. Esto al margen, Tembo the Badass Elephant es un juego que gana de entrada por su cuidad¨ªsimo apartado visual, que imagina un arcade de anta?o reemplazando los p¨ªxeles por figuras bidimensionales muy llamativas. Su animaci¨®n es muy simp¨¢tica, el protagonista es suficientemente interesante a nivel de dise?o y movimiento como para encajar bien en este mundo y los escenarios son, como poco, variados. Visualmente es muy s¨®lido y lo mismo ocurre con su apartado sonoro: las melod¨ªas, como hemos comentado, funcionan a la perfecci¨®n para enfatizar las situaciones m¨¢s locas y los efectos de sonido tampoco desmerecen. En este sentido, es un t¨ªtulo muy cuidado.