Sacrificios necesarios

Una de las grandes novedades de los servicios de descarga de Xbox Live y PlayStation Network es Swarm, un peculiar juego de plataformas y puzles que esconde una asombrosa capacidad de diversi¨®n en su interior. No es de extra?ar, dado que su desarrolladora, Hothead Games, ya nos sorprendi¨® con propuestas tan originales e interesantes como Penny Arcade Adventures y DeathSpank. Pese a todo, Swarm no es un juego que sea f¨¢cilmente catalogado, ya que es muy f¨¢cil caer en preconcepciones err¨®neas de lo que pueda ser su estilo de juego si se juzga por las im¨¢genes y v¨ªdeos: esto no es Pikmin, como tampoco es Lemmings. Esto es Swarm, un alocado y divertido juego de plataformas con puzles.

La idea es tan b¨¢sica y sencilla como cualquier juego de hace unos a?os: tenemos un pu?ado de criaturas que debemos llevar hasta el final del nivel, logrando la m¨¢xima puntuaci¨®n posible en el proceso. Nada m¨¢s complejo ni enrevesado, simplemente 50 swarmites deseando llegar al final de la fase, para lo cual deber¨¢n saltar precipicios, esquivar explosiones o abrirse camino por zonas aparentemente cerradas e inaccesibles. Para todo ello, el grupo tiene habilidades tales como el salto, la posibilidad de hacer una torre para alcanzar cotas m¨¢s elevadas, poder recoger explosivos para usarlos como arma, etc¨¦tera. No faltar¨¢n, claro est¨¢, las versiones m¨¢s complejas, como el salto m¨¢s potente o el moverse en formaci¨®n de columna.

No obstante, no bastar¨¢ con esto, y otro factor clave del juego ser¨¢ el sacrificar a nuestros propios swarmites. Por ejemplo, si una zona est¨¢ muy lejana, que el grupo se sacrifique en el salto con tal de que al menos uno llegue hasta la zona a la que debemos llegar. Y es que bastar¨¢ con que solo un swarmite sobreviva para poder avanzar, no son necesarios en ning¨²n momento los 50 juntos; de hecho, cuando lleguemos a puntos de control o zonas de regeneraci¨®n de criaturas, recuperaremos swarmites para que vuelvan a formar nuestras filas. Es decir, 50 es la cifra m¨¢xima de seres que podemos llevar, pero parte de la gracia del juego radica en matarlos de formas absurdas.

De hecho, aunque hay zonas en las que podemos intentar lograr no perder a ning¨²n swarmite, algunos puzle requieren directamente el sacrificio de los carism¨¢ticos seres azules para poder ser resuelto. Eso s¨ª, el juego no ofrece en ning¨²n momento tonos dram¨¢ticos, sino que se toma el sacrificio de swarmites con muy buen humor, premiando con logros, trofeos y medallas el experimentar todas las muertes y al sacrificar cuantos m¨¢s swarmites mejor. Pero pese a todo, el objetivo fundamental de la aventura no es solo sobrevivir dejando tantos cad¨¢veres como podamos: es obtener la mayor puntuaci¨®n posible.

No nos valdr¨¢ de nada llegar al final de un nivel si no hemos conseguido antes la puntuaci¨®n que se nos indica al principio del mismo. Esto nos obligar¨¢ a intentar encadenar el m¨¢ximo de orbes de puntuaci¨®n posibles seguidos, ya que cuantos m¨¢s conseguimos m¨¢s sube el multiplicador de su valor. No obstante, si perdemos la vida volveremos atr¨¢s al ¨²ltimo punto de control con la puntuaci¨®n que ten¨ªamos en aquel momento. Es decir, si llev¨¢bamos un multiplicador x7 y nuestra puntuaci¨®n era de 300.000 y perdemos, es posible que tengamos que empezar desde el ¨²ltimo punto de control con multiplicador 0 y 150.000 puntos. Por eso mismo es importante que sobreviva, al menos, el ¨²ltimo swarmite que nos quede y preservar su vida tanto como podamos, a¨²n cuando nos hayamos deshecho dolorosamente de los otros 49: la puntuaci¨®n es todo lo que importa.

Y es que si no sumamos los puntos necesarios al final del nivel, no se desbloquear¨¢ el siguiente y no podremos seguir avanzando. No solo puntos, sino que en cada nivel habr¨¢ una serie de secuencias de ADN que deberemos recoger. Al principio puede parecer que no es necesario recogerlas todas (algunas son complejas de obtener) y que se trata simplemente del tradicional objeto coleccionable, pero para poder enfrentarnos a los dos grandes jefes finales de la aventura tendremos que obtener un determinado n¨²mero de estas secuencias de ADN (cifras que, adem¨¢s, son bastante importantes). De este modo, aunque el juego no cuenta con muchos niveles, nos obliga a rejugarlos bastantes veces, lo cual prolonga su vida y no se hace especialmente repetitivo.

Pero donde Swarm desarrolla todo su encanto y potencial es en el jugabilidad, tan compleja como satisfactoria y agradecida. Hay infinidad de variaciones de movimientos por aprender, y llegar a dominarlos nos llevar¨¢ bastante tiempo, pero una vez nos hayamos familiarizado con todas las alternativas que el control sobre los swarmites nos ofrece, podremos dejarnos llevar y actuar de forma intuitiva, sabiendo sacar partido a todas las posibilidades del escenario. El duelo por obtener las mejores puntuaciones (con tablas de clasificaci¨®n online) y el ansia por conseguir todos los secretos de cada nivel ayudar¨¢n a tenernos entretenidos durante horas, paliando con bastante solvencia las obvias carencias que sufre en otros aspectos.