T¨¢cticas t¨¢ctiles espaciales

Star Fox, Starwing en nuestro pa¨ªs, naci¨® en SuperNintendo e hizo uso del conocido chip FX para conseguir gr¨¢ficos tridimensionales que mostraran lo m¨¢ximo que se pod¨ªa extraer de la antigua consola de sobremesa de Nintendo. Sin embargo, no fue hasta la generaci¨®n siguiente con los 64 bits de la compa?¨ªa nipona que el juego creci¨® hasta lograr impactar con un incre¨ªble sistema de juego.

Lylat Wars, como fue denominado en Europa, mezclaba en los diferentes niveles zonas de vuelo libre donde se sacaba total provecho de los entornos tridimensionales, con transiciones donde ¨²nicamente control¨¢bamos dos de los tres ejes espaciales de nuestra nave al m¨¢s puro estilo del StarFox original.

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Tras aventurarse en GameCube, ofreciendo una experiencia distinta, donde las fases de pilotaje ten¨ªan una importancia mucho menor, el zorro m¨¢s famoso de los videojuegos retorna por sus fueros y en Command ofrece una experiencia donde ya no es necesario descender de las naves para llevar a cabo esta nueva aventura.

Regresan las misiones de vuelo libre en entornos relativamente abiertos, aunque no llegan solas. Tambi¨¦n tendremos posibilidad de elegir la estrategia a desarrollar en cada territorio que visitemos, decidiendo por d¨®nde se mover¨¢ cada miembro del escuadr¨®n y qu¨¦ objetivos atacaremos primero, mientras protegemos el Great Fox.

El control, totalmente anal¨®gico mediante la pantalla t¨¢ctil, nos permite pilotar de un modo que nunca lo hab¨ªamos hecho antes. Y el uso de la doble pantalla para aprovechar el radar resulta realmente ¨²til.

M¨²ltiples historias, un nuevo control, un modo t¨¢ctico para manejar nuestras naves, buenos gr¨¢ficos, multijugador local y en Internet y muchas horas de juego te aguardan tras este StarFox Command.

Un viejo conocido

StarFox Command retoma la historia que tuvo lugar en Lylat Wars para continuarla varios a?os despu¨¦s. En aquel juego nos contaban la historia del Dr. Andross, un cient¨ªfico que se volvi¨® loco y se obsesion¨® con lograr el control del sistema Lylat. Desde su base en Venom, atac¨® al resto de planetas, y el equipo de Fox tuvo que tomar buena cuenta del villano.

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Durante todos estos a?os, que han tenido lugar los sucesos relatados en las versiones de GameCube, el planeta ha estado bajo cuarentena y nadie ha vuelto a pisar su superficie. Sin embargo, ha encontrado unos nuevos habitantes, el imperio Anglar, que han situado su base dentro del mar de Venom, el cual posee unas t¨®xicas aguas en las que se cree que no podr¨ªa sobrevivir ning¨²n ser.

Los miembros del equipo Star Fox han comenzado a vivir sus vidas por separado, y ya s¨®lo queda su l¨ªder listo para defender Lylat, acompa?ado de su fiel amigo ROB al mando del Great Fox. El General Pepper tambi¨¦n ha decidido retirarse y su lugar al mando de las tropas de Corneria ha sido ocupado por Peppy Hare, antiguo miembro del equipo de Fox.

Por su parte, Falco Lombardi ha estado viajando de planeta en planeta buscando un trabajo y una vida de aventuras que no ha encontrado, mientras que el cuarto miembro del equipo que acab¨® con Andross en aquel entonces, Slippy Toad, ha decidido dejar las batallas de lado para establecerse con su amada Amanda. Finalmente, el ¨²ltimo miembro en llegar, Krystal, fue expulsada del equipo por Fox ya que ¨¦l tem¨ªa por su seguridad. Ella, herida en su orgullo, decidi¨® marchar lejos y no se ha sabido nada desde entonces.

Una de las ideas m¨¢s innovadoras que aport¨® la entrega de Nintendo 64 fue la multitud de finales que ofrec¨ªa. Dependiendo de c¨®mo realiz¨¢ramos cada misi¨®n pod¨ªamos descubrir nuevos caminos para recorrer el sistema y de este modo enfrentarnos a desaf¨ªos distintos de los predefinidos en la historia principal y, teniendo, por tanto, conclusiones diferentes para cada uno de ellos.

Ahora, en Nintendo DS esta caracter¨ªstica vuelve a estar presente, aunque implementada de un modo algo diferente. En un primer lugar, tendremos que pasarnos la trama principal que hemos comentado en los primeros p¨¢rrafos de esta secci¨®n. Una vez hecho, podremos acceder a una serie de caminos previamente bloqueados, antes de cada misi¨®n.

En estos nuevos niveles nuestro equipo puede ser diferente, incluso puede llegar a cambiar el personaje principal que manejemos, y por supuesto el argumento tambi¨¦n var¨ªa. Algunas batallas se repiten, otras son totalmente nuevas, algunos hilos conductores se entrecruzan, podemos seguir el transcurso de otros vistos comezar en anteriores pasadas y, en definitiva, hay muchas sorpresas escondidas que son interesantes de desvelar, aumentando tremendamente la rejugabilidad.

El argumento se cuenta mediante di¨¢logos subtitulados entre los diferentes personajes. Estos, no cambian nunca el gesto independientemente de que est¨¦n expresando pena, enfado, alegr¨ªa o cualquier otro sentimiento, lo que deja un poco fr¨ªa la comunicaci¨®n de la historia. No hubiera estado de m¨¢s el haber incluido algunas animaciones diferentes.

Un mundo de color

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StarFox Command es un juego muy cuidado en su apartado t¨¦cnico. Podemos decir que deja muy por debajo a su antecesor en Nintendo 64, pese a la similitud t¨¦cnica entre ambas consolas. En realidad, en cuanto a n¨²mero de pol¨ªgonos y dem¨¢s cuestiones puramente matem¨¢ticas es posible que no difieran tanto, pero el acabado de esta nueva versi¨®n de DS es muy superior, resulta mucho m¨¢s agradable para los ojos.

Tiene detalles como el brillo del agua, las explosiones, algunos ataques enemigos y otros truquitos como alejar m¨¢s la c¨¢mara de la nave que permiten esconder m¨¢s los defectos. Adem¨¢s, estamos ante uno de los juegos que mejor disimula el problema de texturas que tienen la port¨¢til de Nintendo por la ausencia de filtros. El modelado del terreno tambi¨¦n juega un papel importante, sobre todo en las partidas multijugador, pues la orograf¨ªa nos permite ocultarnos muchas veces de la vista directa de nuestros enemigos.

Pero no todo es maravilloso, desgraciadamente. Aparte de algunas ralentizaciones cuando hay muchos elementos en pantalla, otro de los 'truquitos' ha sido reducir dr¨¢sticamente la distancia de visi¨®n, y si no es por el radar en la pantalla inferior, nos volver¨ªamos locos para encontrar a los enemigos, pues teni¨¦ndolos en frente es posible que no los veamos si est¨¢n a algo alejados de nosotros.

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Si esto fuera un StarFox tradicional, no ser¨ªa demasiado problema, pues generalmente tenemos m¨¢s que suficiente con preocuparnos con lo que tenemos justo al lado, pero en Command tenemos libertad total de movimiento por los escenarios y s¨ª resulta un inconveniente que, si bien puede ser paliado usando el mapa, hubiera sido mucho mejor no tener que arreglarlo as¨ª.

En cuanto a m¨²sica, la banda sonora es tan buena como se espera, con melod¨ªas similares a las que llevamos escuchando a lo largo de todas las entregas. Var¨ªa seg¨²n la situaci¨®n que estamos viviendo, ofreciendo m¨¢s acci¨®n o m¨¢s calma dependiendo del escenario y qui¨¦n tenemos enfrente, y el tema principal es realmente muy bueno.

Respecto a los efectos, pues podemos decir lo mismo, cumplen su deber adecuadamente, con la variedad que es de esperar. Adem¨¢s, la sensaci¨®n de sonido envolvente est¨¢ bien lograda escuchando a trav¨¦s de los altavoces, dentro de las limitaciones l¨®gicas de la consola.

Finalmente, llegamos a un apartado que en los StarFox se vuelve m¨¢s interesante por aquello de los antecedentes. En Command se han prescindido de voces en ning¨²n idioma conocido, aunque los personajes no son mudos, y pueden hablar en 'Lylat', lengua nativa del sistema.

Esto siempre causa una peque?a controversia porque en Starwing, la versi¨®n original de SNES, ya ten¨ªan estas pseudovoces que conservaron como opci¨®n para Nintendo 64, pese a que Lylat Wars ven¨ªa ¨ªntegramente doblado en ingl¨¦s y es que parece que los aficionados a la saga prefieren tener esta opci¨®n y no perderla como s¨ª ocurri¨®, por ejemplo, en Adventures, para GameCube.

Adem¨¢s, tenemos una opci¨®n de regalo que si bien no aporta nada en especial, al menos resulta graciosa. Si queremos que los personajes suenen con nuestro tono de voz, podemos grabar unas pocas frases y de este modo el juego lo recoge y lo adaptada a los distintos miembros de nuestro equipo. Mientras Fox sonar¨¢ muy parecido a nosotros, el resto tendr¨¢ diversas variantes. No obstante, no hemos podido probar el efecto con una f¨¦mina habl¨¢ndole al micr¨®fono, as¨ª que recomendamos el experimento por simple curiosidad.

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Panel de mando t¨¢ctil

El control de esta nueva versi¨®n de StarFox dista mucho de lo que estamos acostumbrados, pues hace un uso total de la pantalla t¨¢ctil, supliendo de este modo la carencia de palanca anal¨®gica de la consola, aunque llevado a un extremo excesivo.

Para mover la nave, deslizamos el puntero hacia los lados, arriba o abajo, pudiendo invertir los ejes para que la nave ascienda o descienda llevando el l¨¢piz hacia delante seg¨²n prefiramos hacerlo. Esto tambi¨¦n nos permite manejar el punto hacia donde dispararemos, lo cual lo podemos hacer con cualquier bot¨®n, incluso con la cruceta.

Hay dos tipos de disparos diferentes, dando un toque leve sin m¨¢s o dejando pulsado. El primero simplemente lanza una r¨¢faga de l¨¢ser, mientras que el segundo localiza un objetivo y cuando m¨¢s mantengamos, con mayor potencia sale una bola de plasma teledirigida al enemigo que hayamos centrado en nuestra mira.

Hay un par de piruetas cl¨¢sicas que podemos realizar, la media vuelta y un giro de 360 ? para colocarnos a la cola de las naves rivales, ambos apretando los respectivos s¨ªmbolos en la pantalla t¨¢ctil. Adem¨¢s, podemos realizar el giro sobre nosotros mismos, que permite rechazar los proyectiles que nos lancen, mediante el movimiento de lado a lado del puntero.

Tambi¨¦n podemos lanzar bombas, arrastr¨¢ndolas al punto del radar de la pantalla inferior donde queramos soltarla. Si bien este sistema tiene el inconveniente de que exige retirar la vista de la acci¨®n durante algunos milisegundos, ofrece la ventaja de una precisi¨®n excelente.

Para acelerar y frenar tenemos que dar dos toques sobre la pantalla t¨¢ctil. Si lo hacemos en la parte superior, la velocidad se incrementa y si es en la inferior, pues sucede lo contrario y frenamos durante unos segundos.

El manejo en general es bueno, aunque cuesta un cierto tiempo acostumbrarse, pero una vez lo hayamos hecho lo dominaremos completamente. No obstante, tiene un gran pero, y es que abusa en demas¨ªa de la pantalla t¨¢ctil. Algunos movimientos se podr¨ªan haber implementado usando alg¨²n bot¨®n m¨¢s ganando en comodidad, pues sobre todo los giros, que tenemos que mirar hacia abajo para activarlos, requieren demasiado tiempo llevarlos a cabo.

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De viaje por la galaxia

En nuestro periplo por Lylat para salvarlo de esta nueva amenaza, encontramos el modo campa?a estructurado del siguiente modo. Encontramos diversas fases, ordenadas linealmente, que nos trasladan a una regi¨®n de alg¨²n planeta del sistema. Una vez nos hemos pasado el juego en individual, tenemos acceso a las historias paralelas.

El sistema como se ha implementado esto, no obstante, no es el m¨¢s c¨®modo e intuitivo posible. En cada momento que nos toca escoger, s¨®lo podemos saber qu¨¦ rutas hemos seguido ya y cu¨¢les no, pero no tenemos modo de conocer si todo lo que nos espera a continuaci¨®n ya lo hemos jugado con anterioridad o no.

Por lo tanto, termina siendo obligatorio llevar nuestras anotaciones aparte o consultar alguna gu¨ªa para conocer todas las tramas posibles y los puntos de selecci¨®n, o posiblemente nos perderemos y dejaremos algunas sin visitar. Como peque?a pista, el n¨²mero total de finales es nueve.

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La dificultad va creciendo con cada partida que empezamos, depar¨¢ndonos sorpresas como el cambio de un territorio ya visitado, donde aparece una nueva disposici¨®n de enemigos y una mayor complejidad para vencer a los mismos.

El modo de guardado tampoco es precisamente el m¨¢s intuitivo y no se nos indica en ninguna parte. En realidad, la partida se almacena autom¨¢ticamente al comenzar un nivel y si no terminamos dicha fase, no se guarda ninguno de nuestros progresos. Esto, en una consola de sobremesa, no ser¨ªa tan inconveniente, pero en una port¨¢til exige jugar demasiado tiempo antes de poder apagarla, seguramente oblig¨¢ndonos a suspenderla unas cuantas horas hasta poder retomar donde lo dejamos.

En cada nivel controlamos la estrategia de las naves que lleve nuestro equipo en ese momento, ya que los personajes que podremos utilizar ir¨¢n variando mucho dependiendo de la rama de la historia que sigamos. En estas pantallas t¨¢cticas, podemos decidir qu¨¦ camino queremos que recorran los cazas de Fox y compa?¨ªa.

Si en su camino se topan con alg¨²n enemigo, ¨¦ste los persigue para enfrentarse a ellos, y tambi¨¦n encontramos otro tipo de escaramuzas que detallaremos a continuaci¨®n. Una vez se ha terminado esta parte del turno, en la pantalla inferior nos aparecen los retos a los que tiene que enfrentarse cada uno de los miembros de nuestro equipo. Si dos o m¨¢s han acudido a un mismo objetivo, cualquiera puede afrontarlo, pero siempre de uno en uno.

La misi¨®n m¨¢s b¨¢sica que podemos encontrar es eliminar todas las unidades de alg¨²n enemigo concreto antes de que se acabe el tiempo. Recuperamos unos preciados segundos mediante el objeto correspondiente o si somos disparados mientras estamos girando para repeler precisamente los l¨¢seres contrarios.

No luches solo

Si bien el modo historia tiene mucho de s¨ª gracias a las distintas tramas que oculta con finales muy sorprendentes y/o originales, quiz¨¢ se haga demasiado repetitivo como para que dejemos el juego aparcado en la estanter¨ªa hastiados de ¨¦l.

Afortunadamente, no ser¨¢ as¨ª, gracias al modo multijugador incluido, tanto en red local inal¨¢mbrica hasta seis jugadores, como a trav¨¦s de nintendo Wi-Fin Connection, donde el m¨¢ximo es de cuatro personas, dependiendo del modo que decidamos escoger.

El enfrentamiento en red local se realiza usando el modo descarga, requiriendo por tanto una ¨²nica copia del juego. Los participantes, adem¨¢s de poder elegir el tipo de nave que quieren, se enfrentan en una batalla por ver qui¨¦n recolecta m¨¢s estrellas. Cada enemigo derribado suelta una estrella, pero no es quien lo destruye sino quien la coge el que se suma el punto.

Hay cuatro tipos de objetos diferentes que tambi¨¦n aparecen en los combates por Internet. Dos de ellos mejoran nuestra nave mientras que no sea destruida y tengamos que reaparecer, ofreci¨¦ndonos cambiar nuestro l¨¢ser por uno doble o de plasma. Por otro lado, tambi¨¦n podemos recolectar bombas, las cuales no explotan al instante sino tras un cierto tiempo, pero s¨®lo nosotros conocemos su localizaci¨®n. Finalmente, el ¨²ltimo ¨ªtem nos vuelve invisibles en los radares enemigos durante unos segundos, aunque s¨ª pueden captarnos en visi¨®n directa.

En Nintendo Wi-Fi Connection podemos competir en dos modos distintos, Battle Royale, a cuatro jugadores, y Free Battle, que permite escoger de dos a cuatro rivales. La ¨²nica diferencia entre ambos, adem¨¢s del n¨²mero de participantes, es que el primero cuenta para el ranking mientras que el segundo permite practicar sin penalizaciones ni bonificaciones. El sistema de juego es id¨¦ntico al descrito para multijugador local.

Los enfrentamientos con amigos que tengamos agregados en nuestra lista (que puede llegar hasta 30 registrados) se incluyen dentro del modo Free Battle, por lo que tampoco son tenidos en cuenta para la puntuaci¨®n. El juego no ofrece ninguna posibilidad de chat de voz ni similar y se limita a juntar participantes.

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La b¨²squeda de usuarios que no tengamos en nuestra lista se hace a nivel mundial, pero no hemos apreciado importantes retrasos en la se?al, sino todo lo contrario, en general suele funcionar de un modo bastante correcto.

Uno de los grandes problemas que est¨¢ teniendo el sistema online de Nintendo es el de los abandonos. En StarFox Command se ha paliado parcialmente mediante un contador que indica cu¨¢ntas veces se ha retirado un usuario de una partida en l¨ªnea, para que pueda ser conocido antes de iniciarla, y cuando sucede este percance, la misma finaliza al instante pero quien fuera primero se anota la victoria y sus puntos correspondientes.

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