Acci¨®n pura y dura

Pocas veces hemos visto un desarrollo en Wii que haya pasado por diversas fases de producci¨®n que han acabado por cambiar la apariencia del videojuego en cuesti¨®n. Cuando as¨ª ha sido, este hecho ha garantizado en la mayor¨ªa de los casos un fondo jugable que cuanto menos asegura cierto nivel de diversi¨®n, pero no siempre una base t¨¦cnica a la altura de las circunstancias. No hace falta mencionar los ejemplos que acuden a la mente al citar estas palabras dado que muchas veces son los propios usuarios de la consola los que critican la estrategia comercial de determinadas compa?¨ªas que buscan obtener dinero a costa de productos cuya calidad anda entre la espada y la pared. Spyborgs es uno de ellos, s¨ª, aunque por suerte en este caso el resultado ha sobrepasado las expectativas.

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Quiz¨¢s parte de culpa la tiene Bionic Games, una compa?¨ªa con poco bagaje en este sector que, no obstante, encuentra entre sus componentes ex miembros de estudios de reconocido prestigio como Obsidian o Insomniac, a quienes el jugador experimentado deber¨ªa conocer por su trabajo en obras ic¨®nicas del sector. Cuando la obra que hoy analizamos fue presentado por primera vez all¨¢ en el Captivate de 2006, la fiesta privada que celebra Capcom como antesala del E3, las cr¨ªticas fueron un¨¢nimes. La prensa especializada se ceg¨® con la calidad que atesoraba un beat ?em up alejado de toda perspectiva de futuro. Las ralentizaciones, un pobre motor gr¨¢fico o una historia carente de la profundidad exigible a estas alturas fueron s¨®lo parte de las credenciales que mostraba en aquel entonces.

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Un a?o despu¨¦s, para sorpresa de los espectadores, la base del t¨ªtulo fue remozada hasta alcanzar la imagen que luce hoy d¨ªa. Spyborgs cuenta con el apoyo de una compa?¨ªa que sabe bien lo que hace cuando se sumerge en este g¨¦nero; basta con revisar su videoteca para dar fe de que Capcom no iba a dejar pasar la oportunidad de lanzar una licencia nueva que cuenta con todos los alicientes para convertirse en un videojuego atractivo a ojos de los aficionados que buscan algo de acci¨®n cooperativa sin necesidad de sufrir la habitual parafernalia que rodea a las campa?as publicitarias e incluso a la propia prensa, siempre amiga de poner por las nubes todo producto que aparente un m¨ªnimo de espectacularidad. No se puede considerar esta una aventura de sobresaliente, tampoco una especialmente notable que merezca la atenci¨®n del p¨²blico en general.

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La escena inicial nos transporta hasta un laboratorio donde Stinger despierta de un coma que ha durado varios d¨ªas. El h¨¦roe ha elegido el momento m¨¢s indicado para volver en s¨ª, ya que a poco de recobrar la consciencia recibe un mensaje en el que se le notifica -a ¨¦l y al compa?ero que hayamos elegido- del ataque que est¨¢ sufriendo el cuartel general a manos de una terrible facci¨®n enemiga cuyo ¨²nico prop¨®sito pasa por eliminar a nuestra unidad de defensa. En cuesti¨®n de segundos -lo justo y necesario para familiarizarnos con el sistema de control- atravesamos la primera puerta que conduce hacia la acci¨®n desenfrenada de la que presume este Spyborgs. El impacto inicial que provoca el motor gr¨¢fico por su buena puesta en escena se prolonga hasta el final de la aventura, aunque de esto ya hablaremos m¨¢s tarde.

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Lo que realmente importa es la sensaci¨®n que transmita la mec¨¢nica de juego, algo m¨¢s trabajada de lo que suele ser habitual en los beat ?em ups, aunque sin buscar una profundidad que confunda al jugador. Ya conocemos nuestro objetivo: acabar con las fuerzas invasoras que pronto descubrimos se personifican en dos antiguos miembros del cuerpo: Chacal y Colt, que por motivos que desconocemos al comenzar la aventura han decidido planificar un ataque por todo lo alto a la compa?¨ªa que otrora les daba de comer. Para poder conocer m¨¢s informaci¨®n sobre el trasfondo del argumento, que comienza de forma atropellada sin apenas explicar qu¨¦ demonios est¨¢ sucediendo o qui¨¦nes son los personajes que controlamos, hemos de encontrar el cuantioso material desbloqueable que nos espera durante la aventura en forma de cintas, v¨ªdeos ocultos y dem¨¢s material gr¨¢fico.

Al margen de cualquier extra que podamos encontrar durante la aventura, lo realmente importante se centra en la mec¨¢nica de juego. Hagamos un repaso somero a sus estridencias; en primer lugar, Spyborgs es, como bien sabemos, un beat ?em up al uso. Controlamos a uno de los dos personajes que aparecen en escena cuando pasamos a combatir. El argumento se divide en varios cap¨ªtulos que a su vez est¨¢ distinguidos por fases, alrededor de diez por cada peque?a historia que recorremos a lo largo de la partida. Cada escenario viene impuesto por exigencias del gui¨®n. Si la primera fase consiste ¨²nicamente en librar nuestra base del invasor, la segunda nos lleva hasta su nave espacial para dar caza a los malhechores de turno, y as¨ª sucesivamente hasta alcanzar el cl¨ªmax final.

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Este cl¨ªmax viene impuesto por un encontronazo con uno de los mastod¨®nticos enemigos de final de fase que aparecen en la finalizaci¨®n de los cap¨ªtulos. Con ellos tenemos que utilizar todos los recursos que est¨¢n a nuestra disposici¨®n, que se basan en ataques f¨ªsicos ligeros o bien en golpes m¨¢s contundentes que hemos de realizar con el nunchuk. Una vez m¨¢s, el perif¨¦rico hace las veces de control de desplazamientos, mientras que el wiimote se limita a agregar los botones necesarios para atacar, saltar y obviamente para entrar en el men¨², desde donde tendremos acceso a los trofeos que podemos ir desbloqueando al cumplir determinados objetivos durante la partida. Si somos capaces de eliminar a tres enemigos de un solo golpe, por poner un ejemplo, desbloqueamos una interesante galer¨ªa con el dise?o de algunos personajes.

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Nuestra ocupaci¨®n como soldados de ¨¦lite nos obliga a emplear distintas habilidades para poder eliminar a los enemigos que aparecen por doquier. Aunque la mec¨¢nica de combate sea a priori bastante limitada, existe un abanico bastante extenso de combinaciones que podemos realizar bien para infringir m¨¢s da?o a los enemigos o para realizar movimientos que de otra forma ser¨ªan totalmente imposibles, l¨¦ase el caso de los agarres o de tantas otras disciplinas que deber¨¢ descubrir el jugador al ponerse a los mandos del pad. A lo largo del recorrido podemos destruir una serie de objetos que adornan los escenarios para obtener m¨¢s recompensas en forma de puntos de experiencia -que hemos querido catalogar de esta forma-, si bien se trata de objetos puntuales; barandillas, plantas, cristales? En fin, toda clase de atrezo cuya funci¨®n parece estar destinada exclusivamente a eso, a ser destruido.

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T¨¦cnicamente es innegable que Bionic Games ha realizado un trabajo loable a excepci¨®n de los problemas que genera la c¨¢mara cuando son dos compa?eros los que juegan al un¨ªsono en pantalla. En Spyborgs prima el juego en cooperativo. Si s¨®lo contamos con dos manos a la hora de agarrar el pad contamos con un sistema de juego que nos invita a cambiar de personaje con pulsar un bot¨®n, aunque gracias a la irregular Inteligencia Artificial perdemos cualquier apoyo de nuestro compa?ero, que suele ir a su antojo sin prestar demasiada atenci¨®n a nuestra barra de energ¨ªa. Esto se convierte en una pr¨¢ctica especialmente molesta cuando proponemos un nivel de reto mayor del est¨¢ndar -que por defecto ya es bastante exigente- y necesitamos por ley la ayuda de un miembro secundario para abordar la docena de enemigos que aparece a cada dos pasos que caminamos.

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La c¨¢mara juega malas pasadas por culpa de la toma que se fija en cada escenario. A veces es un arbusto el que se interpone en nuestro camino, otras veces es dif¨ªcil seguir la acci¨®n por la cantidad de enemigos que aparecen en pantalla, lo cual habla a favor del motor gr¨¢fico pero en contra de la jugabilidad, que en cualquier caso siempre mantiene un ritmo bastante bueno facilitando as¨ª el no perder las ganas de jugar. La adicci¨®n llega a las pocas horas de comenzar a jugar, cuando pr¨¢cticamente caminamos hacia la recta final de la aventura, m¨¢s corta de lo que podr¨ªamos exigir en sobremesa. El material extra que ya hemos mentado en varias ocasiones permite ampliar la vida ¨²til del juego, as¨ª como tambi¨¦n el modo de dificultad que desbloqueamos al terminar la aventura por primera vez.

La mec¨¢nica no busca tampoco innovar en el g¨¦nero. Como buen beat ?em up que se precie, nos pasamos la mayor parte del tiempo tratando de utilizar combinaciones que eliminen a las unidades enemigas que aparecen por doquier. No se muestra muy ducho el juego en variar el dise?o de los robots que nos atacan constantemente, lo que facilita cogerles la medida hasta que la misi¨®n se convierta en un paseo triunfal. El problema es la cantidad de monstruos que nos aborda; si no contamos con algo de habilidad ser¨¢ bastante dif¨ªcil superar el nivel m¨¢s alto de dificultad. Es esencial obtener puntos de experiencia para aumentar los atributos b¨¢sicos -salud, da?o, movimiento y especial- de cada personaje. Al final, y como podr¨¦is ver, todo se reduce a seguir un esquema predefinido, si bien no deber¨ªa aburrir a los amantes de la acci¨®n pura y dura, especialmente cuando disfrutamos de ella en compa?¨ªa. 

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Adem¨¢s de lo expuesto hay que tener en cuenta que el t¨ªtulo aparece subtitulado al castellano con voces en ingl¨¦s -sin hacer un gran esfuerzo en la ambientaci¨®n-, as¨ª como la presencia de quick time events para realizar combinaciones especiales -que realizamos pulsando la Z, que tambi¨¦n sirve para defendernos de los ataques enemigos, mientras sacudimos el wiimote- que generalmente nos otorgan una gran cantidad de puntos rojos adem¨¢s de aniquilar al enemigo en cuesti¨®n que hemos atacado. Hay que mantener siempre repleta la barra de energ¨ªa especial para escapar de las situaciones m¨¢s embarazosas. Como ver¨¦is, no es un sistema muy original, pero sabe aprovechar sus virtudes aportando diversi¨®n y entretenimiento a los jugadores que disfruten con estos productos.

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