Solseraph, an¨¢lisis. Una inesperada resurrecci¨®n

Actraiser. La saga de dos cap¨ªtulos creada por Quintet en 1990 es omnipresente en Solseraph. Sean elementos del original o de su secuela de 1993, el nuevo juego de Team Ace se toma muy en serio el concepto de secuela espiritual para ofrecernos lo que pr¨¢cticamente podr¨ªa considerarse una nueva entrega de aquella hist¨®rica franquicia.

Eso hace que cualquiera que conozca la mencionada franquicia se sentir¨¢ en Solseraph como en casa. De hecho, de haber sido una secuela oficial, quiz¨¢ habr¨ªa sido un elemento a criticar la falta de evoluci¨®n respecto a la experiencia de los juegos de los 90. De nuevo nos ponemos en el papel de una divinidad, en este caso Helios, con el objetivo de ayudar a los humanos de diversas zonas en su lucha contra divinidades viciosas que les hacen la vida dif¨ªcil.

Un Dios guerrero

Para ello por una parte nos dedicaremos a luchar a espadazo limpio por niveles de scroll lateral a la antigua usanza, y por otra a ampliar los dominios de los humanos, inspir¨¢ndoles a construir defensas y expandir sus campos y casas con el objetivo de acabar con hordas de enemigos. De ellos recopilaremos almas, necesarias para acceder a atacar nuevas guaridas de los monstruos y finalmente enfrentarnos a los dioses j¨®venes que aterrorizan cada zona.

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Pero si las mec¨¢nicas no resultan innovadoras, no se puede decir lo mismo del pulido de estas. Solseraph se deja jugar muy bien, siguiendo fielmente la jugabilidad de los juegos de la era de los 16 bits,? especialmente en su vertiente plataformera. Ataviados con una espada, un arco (con flechas limitadas) y un escudo nos tocar¨¢ hacer frente a una variedad de enemigos con patrones de ataque bien diferenciados que nos pondr¨¢n las cosas dif¨ªciles. Ser¨¢ necesario saber cu¨¢ndo usar nuestro escudo, cuando esquivar los ataques y cuando blandir nuestra espada si queremos salir con vida de las encerronas contra los monstruos al servicio de las divinidades rivales.

El juego cuenta con dos tipos de niveles: por una parte, est¨¢n los m¨¢s plataformeros, en los que deberemos avanzar hasta el final (donde, en caso de ser la guarida final de una zona, nos estar¨¢ esperando la divinidad rival en forma de jefe).

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En ellos, los saltos precisos que eviten caernos al vac¨ªo (lo que supone la muerte segura) y el evitar trampas (como pinchos que aparecen del suelo o flechas lanzadas desde las paredes) ser¨¢n fundamentales para poder superarlos. En otros casos nos encontraremos con un escenario m¨¢s reducido, pero plagado de enemigos que nos atacar¨¢n en hordas, reapareciendo m¨¢s seg¨²n vayamos acabando con ellos.

Tanto en el caso de los m¨¢s plataformeros como de las encerronas con enemigos, se nota que desde el ACE Team se ha dedicado tiempo a pulir estos niveles, con una dificultad ajustada que los convierte en un reto sin que la dificultad se dispare.

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Un Dios ben¨¦volo

M¨¢s dif¨ªcil nos pondr¨¢ las cosas el ayudar a los humanos entre niveles. Deberemos elegir entre una peque?a selecci¨®n de edificios ¨²tiles y defensivos y usar nuestros limitados recursos para conseguir suficiente comida, madera y habitantes con los que operar nuestros cuarteles, torres de arqueros, barricadas, bombarderos, as¨ª como otros edificios auxiliares que mejoran la eficacia de nuestros soldados.

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Peri¨®dicamente hordas de monstruos saldr¨¢n de sus guaridas para (en fila india) tratar de apagar la llama en el centro de nuestro pueblo. Si la alcanzan un peque?o n¨²mero de veces, deberemos volver a empezar esa secci¨®n desde la ¨²ltima horda superada. Algo que al principio de cada nivel ser¨¢ casi inevitable.

Pero no nos limitaremos a ver pasivamente como nuestros fieles humanos acaban con los monstruos. Mientras tengamos almas podremos atacar nosotros mismos a base de lanzarles rayos e insolaciones. Tambi¨¦n deberemos llevar la lluvia para que los campos sean f¨¦rtiles y poder aumentar la poblaci¨®n.

Si jugablemente el juego ralla a un alto nivel, la historia es, sin embargo, una mera excusa para las mec¨¢nicas. Se presenta en forma de conversaciones entre los humanos que nos adoran, los cuales nos demostrar¨¢n desde apoyo incondicional a desconfianza. Algunas de sus conversaciones nos har¨¢n re¨ªr, otras simplemente quedan como un relleno para dar ambientaci¨®n.

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Falta de ambici¨®n

En los apartados t¨¦cnicos, por su parte, el juego es cumplidor, pero sin alardes. Se nota que estamos ante una propuesta a medio camino entre un juego de primera categor¨ªa y un indie, con valores de producci¨®n m¨¢s altos que estos ¨²ltimos pero que podr¨ªa haber dado mucho m¨¢s de s¨ª.

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Los escenarios de los niveles plataformeros son agradables de ver pero sin alardes, mientras que la vista a¨¦rea peca algo de simplona, poco elaborada. Al cabo de las horas, se llega a hacer algo repetitivo en lo visual. Una queja extensible tambi¨¦n al apartado sonoro, que, aportaci¨®n de Yuzo Koshiro aparte, cuenta con melod¨ªas de buen nivel pero de las que acabaremos algo cansados. Especialmente la que suena durante todas las partes de tower defense, la mec¨¢nica a la que m¨¢s tiempo dedicamos en el juego.

Pero eso no empa?a la calidad de un juego que se deja jugar bien, resulta bastante entretenido y adem¨¢s nos llega en perfecto espa?ol. La colaboraci¨®n de Team ACE y Sega bien podr¨ªa ser el inicio de una nueva franquicia que haga justicia a aquella a¨²n inolvidable iniciada en 1990.