Sega Mega Drive Classics
Sega Mega Drive Classics: An¨¢lisis
Sega Mega Drive fue el mayor ¨¦xito de Sega en Europa y Estados Unidos, donde dej¨® una huella imborrable en la memoria de los aficionados. Mientras esperamos su regreso en forma de mini consola, Sega nos vuelve a proponer revivir sus mejores d¨ªas en un nuevo recopilatorio para las consolas actuales.
En el reino de los videojuegos retro, vive un debate que nunca quedar¨¢ zanjado. Basta con preguntar¡¡±?Y t¨², cual prefieres: Super Nintendo o Mega Drive?¡±, y lo que sea que venga despu¨¦s ser¨¢ apasionado y durar¨¢ muchas horas, aqu¨ª y en cualquier parte. Quienes la vivieron tienen muy claro que se trat¨® de una de las etapas m¨¢s bellas para disfrutar de esto de los videojuegos, y fruto de esa admiraci¨®n surgen cada poco tiempo los recopilatorios y consolas miniaturizadas con los grandes nombres de aquellos a?os. De paso, estas nuevas oportunidades sirven para visibilizar a los ilustres segundones, a quienes posiblemente ahora valoramos con m¨¢s justicia, y de hecho Sega nos propone un buen n¨²mero de ellos en esta ocasi¨®n.
Sega Mega Drive Classics viene a rellenar un hueco que comenzaba a ser incomprensible por parte de Sega. Si tenemos en cuenta lo bien que ha sido capaz de honrar a su mascota azul hace pocos meses (en estilo retro, adem¨¢s), resultaba un poco parad¨®jico que a¨²n no hubiese cedido a la tentaci¨®n de vendernos su descomunal fondo de armario en las consolas del momento. Sobre todo, cuando tal cosa viene siendo costumbre desde hace varias generaciones, concretamente desde una Playstation 2 en la que explotaron de manera definitiva todos estos recopilatorios. No hace falta irse tan lejos, de todos modos, sino m¨¢s bien recordar las ¨²ltimas intentonas de Sega en Playstation 3 y Steam, ya que precisamente de ellas proviene casi todo lo que ahora recibimos, con un cat¨¢logo de juegos que viene a ser casi id¨¦ntico al de Playstation 3, y un interfaz muy funcional y entretenido de manejar, pero que no es m¨¢s que el mismo que ya vimos hace unos a?os en las colecciones para Steam.
Una Mega Drive en el dormitorio
Por suerte, no es esta una mala noticia en cuanto a presentaci¨®n, ya que todo funciona sin problemas y nos deja disfrutar de la lecci¨®n de historia con la Mega Drive como materia de estudio. No es momento de evocar muchas batallitas, pero conviene recordar que esta consola se anticip¨® al lanzamiento de su rival y tuvo un ¨¦xito mucho m¨¢s que considerable en Europa y Estados Unidos, donde lleg¨® a vencer batallas importantes, como bien nos cuenta Blake J. Harris en su libro. De este modo, la habitaci¨®n tipo del cliente de Sega durante los a?os noventa que se nos presenta como men¨² de opciones tiene una televisi¨®n de tubo, una consola debajo y una colecci¨®n de m¨¢s de cincuenta cartuchos que habr¨ªan sido la envidia de pr¨¢cticamente cualquier jugador del momento.
El principal problema que han tenido estos recopilatorios desde que empezaron a proliferar como setas ha sido su compleja relaci¨®n con el tema de la fidelidad a lo que ve¨ªamos y escuch¨¢bamos, al recuerdo fiel de una ¨¦poca que empieza a estar muy atr¨¢s. Ni es un asunto secundario, ni tiene soluciones absolutas. Una recopilaci¨®n de grandes ¨¦xitos tiene que seducir a aquellos que a¨²n tienen una Sega Mega Drive en activo, a quienes debe ofrecer una experiencia que mejore de forma tangible lo que pueden conseguir pulsando el bot¨®n de la vetusta consola (si es que a¨²n tienen un televisor de tubo, el medio natural de estos videojuegos). Por otro lado, tambi¨¦n se topan los recopilatorios con la dificultad de proponer a los jugadores m¨¢s j¨®venes una forma de aproximarse al pasado del medio que abra las puertas a otros paladares no tan puristas, al tiempo que se adapta a las condiciones totalmente diferentes de los gigantescos televisores actuales. Estamos de enhorabuena con todos estos problemas, ya que en los ¨²ltimos meses est¨¢n quedando atr¨¢s los disgustos en esta materia, y esta colecci¨®n se apunta un muy buen tanto en cuanto a lo de satisfacer por igual a quienes quieran revivir sensaciones con la mayor exactitud y a los que buscan m¨¢s bien conocer c¨®mo eran los videojuegos de esta ¨¦poca sin preocuparse de mucho m¨¢s.
Emulaci¨®n sin tapujos
Sega Mega Drive Classics se quita por fin la careta. Sabemos desde siempre que tras estos recopilatorios hay emuladores, desarrollados o licenciados por las propias compa?¨ªas. El problema, a grandes trazos, ha sido que no siempre esta emulaci¨®n encubierta se encontraba lo suficientemente avanzada como para dejarnos satisfechos¡cuando no insultaba directamente a los veteranos con opciones de visualizaci¨®n descerebradas que luc¨ªan horrorosas en las nuevas pantallas. La potencia de los sistemas actuales hace que emular una Mega Drive resulte algo trivial, pero la mejor noticia esta vez son los controles del emulador (al que el juego por fin llama por su nombre), que permiten al jugador tomar las riendas. Riendas que se perciben en un control sobre los juegos que a?ade sin dramatismos algunas caracter¨ªsticas de hoy, como la de rebobinar o guardar en tiempo real.
Selecci¨®n con claroscuros
El cat¨¢logo de Mega Drive puede analizarse por capas seg¨²n el inter¨¦s que cada cual tenga en la consola. Cl¨¢sicos indiscutibles del medio, como el primer Sonic, conviven en una ludoteca de incre¨ªble profundidad con grandes desconocidos como Sub-Terrania. En este recopilatorio hay videojuegos por los que el tiempo simplemente no pasa, incluyendo exclusivos de otras compa?¨ªas como la Treasure de Gunstar Heroes o Alien Soldier, dos grandes mitos del Run and Gun. El problema es que para lo bien que se ha tratado la emulaci¨®n, el conjunto nos deja la sensaci¨®n de que Sega ha preferido ir a lo f¨¢cil en cuanto a los juegos incluidos, descartando por completo la idea de negociar los derechos de muchos exclusivos de la consola que habr¨ªan culminado la selecci¨®n. Una verdadera l¨¢stima, ya que se echan en falta juegos que habr¨ªan sentado de maravilla a esta recopilaci¨®n ahora que, por fin, acompa?an tanto emulaci¨®n como interfaz. Por supuesto, decimos esto dando por descontado que los a?adidos de esta consola, Mega-CD y 32X, siguen siendo ignorados sistem¨¢ticamente.
Es complicado leer las intenciones de un recopilatorio, pero Sega parece querer reivindicar aqu¨ª lo que pas¨® con Mega Drive despu¨¦s de que Donkey Kong Country asestase el golpe definitivo a una generaci¨®n a la que, en cualquier caso, faltaba ya bien poco. Juegos de la Mega Drive crepuscular como Comix Zone, Vectorman o The Story of Thor (traducido esta vez, por cierto) nos recuerdan que la m¨¢quina de Sega a¨²n ten¨ªa mucho que decir en aquellos ¨²ltimos a?os de la generaci¨®n, y se juegan con mucho agrado hoy d¨ªa. Lo mismo puede decirse de un par de plataformas soberbios, mucho menos conocidos que los juegos del erizo azul: Dynamite Headdy, otra gran obra de una Treasure en estado puro o, claro est¨¢, el sensacional Ristar, un sobresaliente plataformas que vio la luz en el momento equivocado. Junto a estos ¨²ltimos, el cat¨¢logo de m¨¢s de cincuenta t¨ªtulos incluye cl¨¢sicos indiscutibles que lucen de maravilla y a los que el tiempo otorga el sobresaliente a nivel jugable. As¨ª sucede con Streets of Rage 2, que a¨²n hoy se comporta como uno de los mejores de su g¨¦nero, o con el tremendo Shinobi 3, una aut¨¦ntica culminaci¨®n de la saga de ninjas que tampoco sali¨® en el momento adecuado para un videojuego de su calidad.
Hay juegos para pasarlo en grande en este disco pero, aun as¨ª, el problema de todo recopilatorio son sus omisiones que cada cual denuncia seg¨²n sus preferencias. Es imposible contentar a todos, pero hay huecos muy llamativos en el cat¨¢logo que duelen especialmente. Trat¨¢ndose , por ejemplo, de un sistema con shoot em up tan monstruosos como Thunder Force IV o Truxton, es impresentable la poca atenci¨®n prestada a este g¨¦nero. Por otro lado, la idea de un recopilatorio de Sega que no cuenta con Out Run en sus filas resulta casi ofensiva, por m¨¢s que est¨¦n otros cl¨¢sicos de casi igual calado en el cat¨¢logo de la compa?¨ªa, como puede ser Golden Axe. Aqu¨ª reside, pensamos, el gran problema de este volumen recopilatorio: su selecci¨®n contiene videojuegos sensacionales ayer y hoy, que justifican por s¨ª solos casi cualquier compra, pero Sega deber¨ªa haber tenido el tacto de negociar la inclusi¨®n de muchos ausentes, como esos juegos de Konami cuya incomparecencia llama demasiado la atenci¨®n (Contra: Hard Corps, Castlevania: Bloodlines). Es muy sintom¨¢tico que se nos presenten las dos primeras entregas de Sonic, dej¨¢ndose atr¨¢s la tercera por una cuesti¨®n de derechos sobre su m¨²sica. Denota este hecho pocas ganas de redondear un producto que, con un poco m¨¢s, podr¨ªa haber sido el recopilatorio definitivo del sistema; su cat¨¢logo, a nuestro modo de ver, se ha completado con algunos rellenos evidentes. Ya sea por el paso del tiempo o porque tampoco fueron grandiosos en su d¨ªa, la cuesti¨®n es que pocos querr¨¢n jugar a Decap Attack o Toe Jam and Earl, pero ser¨¢n muchos los que echen en falta aut¨¦nticas glorias de la Mega Drive, incluyendo la punta de lanza tecnol¨®gica que fue Virtua Racing. Y es que cincuenta juegos parecen muchos, pero no lo son para una de las dos reinas de la generaci¨®n 16-Bit.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.