
Saint Seiya: Batalla por el Santuario
- PlataformaPS36.5
- G¨¦neroAcci¨®n
- DesarrolladorBandai Namco Entertainment
- Lanzamiento16/03/2012
- TextoEspa?ol
- VocesJapon¨¦s
- EditorBandai Namco Entertainment
?Dame tu fuerza, Pegaso!
Siete a?os despu¨¦s del hom¨®nimo "Santuario" que vivimos en PS2, llega a nuestras pantallas la reedici¨®n de la Batalla contra los Caballeros de Oro por parte de Seiya, Shun, Shiryu, Ikki y Hyoga en defensa de Saori, reencarnaci¨®n de la diosa Atenea. En un formato completamente nuevo, nos embarcamos en la aventura para derrocar al Patriarca, si es que es ¨¦l qui¨¦n de verdad se esconde tras su m¨¢scara...
Es posible que cuando uno termine de leer nuestro an¨¢lisis de Saint Seiya: Sanctuary Battle tenga la impresi¨®n de que en realidad el juego es peor de lo que realmente es. Es algo que dif¨ªcilmente se consigue evitar porque al pormenorizar en todos y cada uno de sus apartados, se evidencia que en ninguno de ellos el t¨ªtulo que distribuye Namco-Bandai sobresalga sobre sus competidores m¨¢s convencionales o atesore determinadas virtudes que lo conviertan en una experiencia ¨²nica en su clase. Dicho de otra forma, en las comparaciones objetivas con sus rivales es relativamente f¨¢cil que salga perdiendo. Pero sin embargo es innegable que este ¡°Batalla por el Santuario¡± tiene su aquel, su ¡°magia¡±, en especial si uno ha seguido el manga o el anime al que refiere cuando era chaval. Y con toda sinceridad, si no ha sido as¨ª, ser¨¢ dif¨ªcil que se puedan pasar por alto algunas deficiencias que aqu¨ª encontramos y que deliberadamente a menudo pasamos por alto por ser ¨¦ste uno de esos productos dados a llamarse ¡°fan service¡±, hecho por y para los fans de la saga que aqu¨ª en Espa?a conocimos como ¡°Los Caballeros del Zod¨ªaco¡±.
Saint Seiya, que as¨ª se llamaba originalmente en Jap¨®n, fue un manga shonen concebido y dibujado por Masami Kurumada a mediados de los a?os 80 y que tuvo gran aceptaci¨®n all¨ª (con m¨¢s de 25 millones vendidos) y aqu¨ª tambi¨¦n, en especial su adaptaci¨®n en formato de serie de animaci¨®n. B¨¢sicamente narra las aventuras de los caballeros de bronce Seiya, Hyoga, Shun, Ikki y Siryu en su misi¨®n permanente de proteger a la reencarnaci¨®n de Atenea con la ayuda de sus armaduras sagradas. De los tres arcos argumentales que tuvo el manga (cuatro en el anime), aqu¨ª se nos presenta la parte nuclear del primero de ellos y probablemente el mejor de todos, cuando los cinco amigos deben enfrentarse al patriarca del Santuario y para ello son instados a cruzar las doce casas del zod¨ªaco custodiadas por sus temibles y poderosos caballeros de oro. La fidelidad con respecto al anime es pr¨¢cticamente total (aunque ¨¦ste no es igual de respetuoso con el manga, valga decir), permiti¨¦ndose algunas licencias solamente en formato spin-off, con lo que sirve perfectamente para revivir sensaciones y sentimientos de anta?o, si es eso lo que se busca, o para conocer los or¨ªgenes de Saint Seiya: Next Dimension, actualmente en producci¨®n.

Tras la exhaustiva presentaci¨®n de casi media hora al iniciarlo para intentar explicar por qu¨¦ se ha llegado a este punto, nos encontramos con un juego que nos llega en formato beat ¡®em up en tres dimensiones, abandonando exclusivamente la lucha uno contra uno que hab¨ªa caracterizado a otras entregas de la serie, y dividido en dos partes claramente diferenciadas: una, el camino que recorremos hasta llegar a cada una de las doce moradas de los caballeros de oro. La otra, la pelea contra dicho enemigo en s¨ª. En la primera de ellas nos enfrentaremos a hordas de enemigos de bajo nivel y servir¨¢ para que pongamos en marcha nuestras habilidades; aqu¨ª se han respetado perfectamente las funcionalidades de cada uno: Seiya y sus meteoros de Pegaso, Shiryu y su c¨®lera del Drag¨®n, Hyoga y su polvo de diamantes, etc. Si alg¨²n personaje no obten¨ªa una habilidad especial hasta m¨¢s adentrada la aventura, ¨¦sta no estar¨¢ disponible hasta que sucedan los acontecimientos que la desencadenan en lo que nos parece un saludable ejercicio de coherencia.
Durante estas fases, la c¨¢mara permanece fija y no podemos girarla. Montones de rivales se agolpar¨¢n ante nosotros y, siempre que apuntemos en un arco de visi¨®n de alrededor de 270 grados, ser¨¢ relativamente sencillo despacharlos con premura. El problema es cuando estos enemigos se colocan justo donde la c¨¢mara no enfoca y no habr¨¢ forma de saber hacia d¨®nde estamos apuntando o cu¨¢ntos enemigos hay en esa direcci¨®n. La tentaci¨®n inicial es mover el stick derecho buscando la rotaci¨®n de la vista o intentar alejarla un poco del escenario, pero al no ser posible se convierte en un claro fallo de dise?o que, cuando termina con alguien embisti¨¦ndonos sin ser capaces de evitarlo, produce cierto nivel de frustraci¨®n. Afortunadamente el nivel de dificultad de estas fases es bastante pobre y la mayor¨ªa de ellas est¨¢n puestas como mera excusa para hacernos practicar un poco las mec¨¢nicas del juego y mejorar nuestras t¨¦cnicas especiales.

Llegados a este punto es imprescindible destacar negativamente el apartado t¨¦cnico del juego, muy justo para el momento en el que nos encontramos dentro de la presente generaci¨®n. No solamente existe una tipolog¨ªa muy determinada de tres enemigos distintos a los que les cambia el color del vestuario y nada m¨¢s, sino que est¨¢n desarrollados con muy poco esmero y bastante desd¨¦n. Est¨¢ claro que la mayor parte del trabajo se lo han llevado los protagonistas, como era menester, pero descuidar as¨ª a los enemigos por mucho que simplemente sean carne de ca?¨®n no es de recibo, siendo inferiores incluso a los que vemos frecuentemente en cualquier Dinasty Warriors. Menci¨®n reprobatoria reciben tambi¨¦n los escenarios, llanos y sosos hasta decir basta, a los que se les ha a?adido alg¨²n que otro elemento destructible (una columna, una piedra) para que aporte algo de frescura. El motor de colisiones, especialmente en lo que respecta a los escenarios, tambi¨¦n merecer¨ªa de alguna revisi¨®n.
Sin embargo los ataques de los Caballeros s¨ª est¨¢n muy bien realizados y reflejan con acierto sus hom¨®logos del anime: no solamente tienen su representaci¨®n ¨²nica sino que adem¨¢s poseen sus propias particularidades. Por ejemplo, la cadena nebular de Shun busca a sus enemigos incluso si no les estamos encarando directamente, mientras que el pu?o fantasma del F¨¦nix aturde a los enemigos clav¨¢ndolos en el suelo. Aqu¨ª es donde reside parte de la magia del juego, porque devastar una horda enemiga entera con la ejecuci¨®n de la aurora del Cisne es algo simplemente espectacular, evocador como pocas veces se ha visto en un videojuego. Evidentemente hay t¨¦cnicas m¨¢s visuales que otras, pero en general todas rozan un gran nivel de calidad y fidelidad. El apartado sonoro, con la posibilidad de dejar el audio en japon¨¦s para escuchar las voces originales y los subt¨ªtulos en castellano, cumple perfectamente su funci¨®n para lo que esper¨¢bamos del juego.

Una vez hemos terminado con estos pre¨¢mbulos previos a la llegada a alguna de las doce casas del zod¨ªaco, eventualmente entraremos en la morada de un caballero de oro. La elecci¨®n del Santo que pelea contra ¨¦l viene dada por la misma narrativa, con lo que ser¨¢ Seiya quien luche contra Aldebar¨¢n de Tauro, Hyoga contra Camus de Acuario e Ikki contra Shaka de Virgo, por poner algunos ejemplos. Evidentemente, si somos fieles seguidores de la serie, es conocido que hay determinados combates en determinadas casas que simplemente no suceder¨¢n. Pero es en estos momentos, en estas peleas de uno contra uno, cuando Saint Seiya: Batalla por el Santuario muestra todo su esplendor; cada introducci¨®n al combate hecha con el motor del juego representan su original, cada caballero de oro est¨¢ perfectamente recreado y cada una de sus t¨¦cnicas especiales son muestras fidedignas del poder de su rango.

Los combates contra los supuestamente fieles servidores de Atenea se realizan mediante el cl¨¢sico estudio del patr¨®n de ataque del jefe y tratando de contrarrestarlo con nuestras propias habilidades. Sumados al bot¨®n de ataque fuerte y d¨¦bil con el que iniciamos los combos, hay dos botones m¨¢s que ejecutan nuestros movimientos especiales consumiendo una especie de man¨¢, llamado cosmos, que limitan la cantidad de veces consecutivas que podemos ejecutarlos. Adem¨¢s, podemos ¡°cargar¡± nuestro poder de ataque utilizando el gatillo que concentra nuestro cosmos y disponemos de un bot¨®n de esquivar y ¡°dashear¡± imprescindible en la batalla. De pulsarlo en el momento justo, se activar¨¢ una especie de tiempo bala (s¨¦ptimo sentido verdadero aqu¨ª) y se abrir¨¢ una oportunidad al contraataque. Alternativamente podemos lanzarlo manualmente, pero eso implica el desgaste de nuestra barra de cosmos, con lo que hay que gestionarlo con criterio.
A medida que vamos recibiendo impactos y conectando combinaciones de golpes, eventualmente podremos lanzar un ataque con todo nuestro poder: esto activar¨¢ una secuencia CGI en la que, directamente cogida del anime, observaremos como nuestro adversario golpea sin piedad a su rival. Y, por poco que el jugador viviera la serie en su momento, la primera vez que vemos en directo el polvo de diamantes o la tempestad nebular, es inevitable que un escalofr¨ªo recorra nuestro cuerpo. Estas secuencias de animaci¨®n, una vez desbloqueadas, se guardan en el apartado de extras y nos permiten combinarlas creativamente a voluntad de manera que nunca vimos ni en el manga ni en el anime. Es una pena que el juego no est¨¦ m¨¢s lleno de momentos como ¨¦ste o no consiga durante muchos tramos evocar las mismas sensaciones, la verdad, porque estar¨ªamos hablando de un producto dirigido a un p¨²blico m¨¢s amplio, completamente distinto y de seguramente con una nota distinta tambi¨¦n.

Dominar el juego no es tarea f¨¢cil, porque en realidad el combate tiene muchos matices; pero tampoco es necesario hacerlo porque bastan un par de conceptos asimilados para avanzar con bastante tranquilidad por los p¨¢ramos del Santuario. Cierto que recibimos una clasificaci¨®n basada en nuestros m¨¦ritos ¨C principalmente el tiempo empleado ¨C al acabar cada fase, pero muy raramente deberemos reiniciar un combate por culpa de que se nos terminen las reintentos que se nos conceden de propio. Sin embargo, mejorar nuestras puntuaciones es posible porque al acabar cada interludio ganamos puntos de experiencia y de cosmos para aplicar a nuestras estad¨ªsticas, subir nuestras t¨¦cnicas especiales y para comprar habilidades que luego podremos equipar. Mejorar las t¨¦cnicas y el poder de nuestros ataques mejora dram¨¢ticamente nuestro rendimiento, rebajando el nivel de dificultad a un punto a menudo insultante que ni incluso en su selector m¨¢s exigente puede llegar a suponer un reto una vez nos hemos aprendido los patrones de los enemigos.

Una vez acabado el arco argumental, se nos proponen cinco historias paralelas que explican un poco mejor el entramado de Santuario. Son bastante m¨¢s cortos, est¨¢n protagonizados por otros personajes y suponen un a?adido interesante; adem¨¢s, tenemos disponible el modo misi¨®n para que con el caballero que m¨¢s nos guste, sea de bronce o de oro, intentemos adquirir una puntuaci¨®n elevada que pueda colgarse online y compararse con las de nuestros amigos. Aqu¨ª es donde se nota claramente las diferencias de dise?o entre algunos caballeros u otros: Aiolos de Sagitario o Aioria de Leo, de base y nivel 1, pueden terminar misiones en un santiam¨¦n que con otros caballeros con much¨ªsimo m¨¢s nivel son casi imposibles de realizar en un tiempo razonable. Pero, de nuevo, se supone que ¨¦se es el poder de los caballeros de oro, con lo que aunque estamos convencidos de que es un fallo de dise?o, en determinados puntos del t¨ªtulo tiene sentido.
Otras modalidades de juego tambi¨¦n aparte del modo historia incluyen el modo supervivencia, en el cual deberemos sobrevivir a hordas de enemigos en un tiempo determinado o el citado modo misi¨®n-circuito, con posibilidad de mostrar nuestros progresos online, que requiere el realizar determinadas fases o peleas en un tiempo determinado, o incluso un modo cooperativo local que permite completar junto con otro jugador ¨C en puntos muy concretos de la aventura, solamente las batallas contra los jefes ¨C algunas fases en modo dual. Es una pena que no se haya incidido m¨¢s en este sentido (como en muchos otros aspectos del juego), porque tanto las preludios al estilo N3 o mata-mata de toda la vida como otros escenarios hubiesen agradecido la colaboraci¨®n de un compa?ero.
Al margen de lo citado anteriormente, existen multitud de extras y trofeos que desbloquear en el juego: v¨ªdeos, ilustraciones, figuritas, secuencias de introducci¨®n, historias, m¨²sicas, etc. Casi simult¨¢neamente a la salida del juego, estar¨¢n disponibles una serie de contenidos descargables que a?aden nuevas armas y armaduras a los personajes procedentes de otros arcos argumentales como Asgard (exclusivo del anime y no del manga), am¨¦n de otras cosas. Desde Namco-Bandai no se nos ha confirmado la pol¨ªtica que se va a seguir aqu¨ª en Espa?a con los DLC, pero se presume que no ser¨¢ muy distinta a la que se ha utilizado en Jap¨®n. A¨²n de base, no obstante, el n¨²mero de coleccionables que viene con el juego es simplemente abrumador por el n¨²mero, aunque se podr¨ªa haber trabajado m¨¢s su calidad.

Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.