Riviera: The Promised Land

Cada nuevo RPG procedente de Jap¨®n viene siempre precedido por unas altas expectativas. Legiones de fan¨¢ticos del g¨¦nero analizan con lupa las caracter¨ªsticas que ofrece, ansiosos por encontrar el nuevo RPG de culto, aquellos que propician miles de fandom sites y que son alabados durante generaciones. Desde ?Final Fantasy' a ?Chronno Cross', pasando por ?Valkyrie Profile' o la saga ?Tales of...', est¨¢ claro que - salvando las particularidades de cada uno - todos comparten un dise?o en mayor o menor medida similar.

?chale un vistazo a Riviera en estos v¨ªdeos.

Con la llegada de Riviera, se nos ofrece, en cambio, un acercamiento al RPG desde una perspectiva distinta. El nuevo juego de Atlus trae interesantes novedades, y un esquema jugable totalmente at¨ªpico dentro del g¨¦nero. Un poco de aire fresco, sobre todo en un g¨¦nero usualmente tan arquetipado como ¨¦ste, siempre es bienvenido, pero queda por ver cu¨¢n brillantemente se han plasmado todas estas novedades.

Riviera reinterpreta esta leyenda y coloca al jugador al mando de uno de los ?ngeles encargados de la ¨²ltima cruzada contra los demonios. La misteriosa isla de Riviera est¨¢ a punto de convertirse en una nueva Utgard, y la ¨²nica manera de evitarlo es iniciar la total destrucci¨®n de la vida que habita en ella. En el papel de Ein, uno de los ¨¢ngeles m¨¢s beligerantes con la misi¨®n, pronto se descubrir¨¢ que los dioses esconden mucha informaci¨®n, y que la misi¨®n que tiene que llevar a cabo quiz¨¢s no sea lo que parece.

Sin duda el aspecto que m¨¢s destaca es el original sistema de exploraci¨®n. Acostumbrados a manejar al personaje en cuesti¨®n por las mazmorras y ciudades, buscando tesoros, rutas ocultas y disparando de forma aleatoria (o no tanto) las batallas, sorprende descubrir que nada de esto existe en Riviera. El personaje principal permanece est¨¢tico en cada escenario, y los caminos que puede escoger se asignan cada uno a una direcci¨®n de la cruceta, recordando m¨¢s bien a una aventura gr¨¢fica que a un RPG.

Por otra parte, el componente de exploraci¨®n desaparece casi por completo, y se reduce a revisar aquellos puntos en el escenario (un cofre, una extra?a estatua...) que el juego se?ala previamente. Estas comprobaciones se hacen previo pago de unos puntos llamados ?Turn Point', que se ganan en las batallas en funci¨®n de lo bien que se desarrollen, y su ausencia puede hacer que algo tan a priori sencillo como abrir un cofre se vuelva imposible (algo bastante frustrante, por cierto).

Cabe destacar la presencia de peque?os ?Quick Time Events' durante la exploraci¨®n de ciertos elementos del escenario. Tal y como se vio en Shenmue u otros t¨ªtulos, se exige realizar un peque?o minijuego (acertar con una secuencia de botones, por ejemplo), para sortear ciertos peligros o conseguir determinados items.

Las batallas no son tan novedosas como el resto del juego. El cl¨¢sico sistema de combate por turnos har¨¢ que un jugador aficionado al RPG pronto domine la estrategia de los combates. El ¨²nico punto original a destacar es el hecho de que se obliga al jugador a escoger cuatro items de entre todos los que dispongamos para iniciar la pelea. Entre ellos se encuentran tanto los t¨ªpicos items de curaci¨®n como las armas, y muchos de ellos tienen usos limitados, por lo que el buen uso y elecci¨®n de estos items supone un componente estrat¨¦gico extra en los combates.

Los sprites que representan a los personajes, aunque bien animados, no est¨¢n todo lo detallados que debiera, y cuesta trabajo identificarlos con respecto a las trabajadas ilustraciones que los representan. Los escenarios, por otra parte, y am¨¦n de no ser especialmente brillantes, pecan de repetitivos, y ocurrir¨¢ com¨²nmente que durante una misma fase, el jugador se encuentre con buen pu?ado de escenarios totalmente id¨¦nticos.

El apartado sonoro, y en concreto el musical s¨ª que constituye una verdadera sorpresa. Composiciones orquestradas que recuerdan a la ¨¦poca dorada de los RPG's de SuperNes, y que ambientan a la perfecci¨®n el juego, d¨¢ndole esa atm¨®sfera ¨¦pica que la peculiar historia precisa.

Si por ejemplo, su simplificado sistema de exploraci¨®n ser¨¢ bienvenido por algunos, seguramente irritar¨¢ a muchos otros (los m¨¢s puristas). Y es que resulta que tanta originalidad, aunque sea del todo loable, tambi¨¦n es bastante peligrosa. Queda por ver qu¨¦ parte del p¨²blico acoge favorablemente tanta novedad, pero s¨®lo por la valent¨ªa con la que se ha desarrollado, est¨¢ claro que Riviera: The Promised Land merece m¨¢s de una oportunidad.