Rise of Incarnates
- PlataformaPC6
- G¨¦neroAcci¨®n
- DesarrolladorBandai Namco Entertainment
- Lanzamiento01/07/2015
- TextoEspa?ol
- VocesIngl¨¦s
Rise of Incarnates
Superhumanos capaces de asumir cualquier peligro siempre que est¨¦n respaldados por un compa?ero. Bajo esta idea Bandai Namco se atreve con una nueva IP dentro del g¨¦nero de la lucha, en un 2vs2 free to play y competitivo donde hay buenas nuevas llaves pero no todo son golpes bien encajados.
Bandai Namco ya prob¨® suerte en los juegos de lucha con modelo de negocio free to play con aquel Soul Calibur: Lost Swords que se qued¨® a medio camino de lo que los m¨¢s optimistas vaticinaban para la exitosa saga de armas blancas de Kilik, Cervantes, Sophitia, Taki, Nightmare y compa?¨ªa. Ahora, con todo lo aprendido de aquel experimento adem¨¢s de Ridge Racer o Ace Combat y las posibilidades que aporta aventurarse en una nueva propiedad intelectual creada desde cero, Rise of Incarnates repite f¨®rmula y acelera la propuesta llev¨¢ndola m¨¢s all¨¢ de la lucha cl¨¢sica 1vs1, con un experimental gameplay 2vs2 que entr¨® en fase beta el pasado verano, hace un a?o, y que ahora se revela como uno de los estrenos del mes de julio en su edici¨®n final y definitiva. Gratuito de jugar, caro de tener al completo, pero con relativo buen equilibrio en su modelo de negocio e invitaciones al cobro.
Como Killer Instinct y el mencionado Lost Swords, este Rise of Incarnates cobra por personajes individuales que queramos a?adir a nuestro roster y poseer para siempre. 10 euros por cada uno, un precio elevado que nos har¨¢ invertir solo en los que de verdad dominemos y les veamos potencial. Y para saber en cu¨¢l dejarnos la cartera, su propuesta se mantiene a base de dejarnos probar diversos luchadores cada 48 horas, es decir, jugar todo lo que queramos con el combatiente que toque cada d¨ªa pero una vez acabado el plazo ver c¨®mo nos desaparece del plantel, a menos que paguemos por un alquiler limitado o por la adquisici¨®n definitiva. Y, junto a estos micropagos l¨®gicos, otros m¨¢s sangrantes y ya solo para muy fans: los de skins, atuendos y estilos est¨¦ticos.
No son demasiados los personajes disponibles de esta primera hornada. Se pod¨ªan esperar m¨¢s tras tantos retrasos del juego final y fases de prueba p¨²blica hace demasiado tiempo. El online se respira homog¨¦neo, con la mayor¨ªa de usuarios tirando de los mismos nombres. Da la sensaci¨®n de que el feedback de las betas de este ¨²ltimo a?o no ha terminado de o¨ªrse o no se ha trabajado a fondo sobre ¨¦l, pues todav¨ªa hay Incarnates, que es como llamaremos a estos luchadores de poderes mitol¨®gicos, directamente desequilibrados y con poder sobre el resto, favoritos. Suponemos que, como otros free to play, pasar¨¢ lo de siempre: toda novedad estar¨¢ overpowered para motivar su venta masiva. Una vez pasado un tiempo se ajustar¨¢. Esto ya se percibe en la plantilla original y primigenia. Y eso es un peligro grave.
No obstante, hay un desfile de buenas ideas en este instalable, de momento solo con versi¨®n para ordenador y no creemos que con edici¨®n en consolas, por muy consolera y de mando que sea su jugabilidad -ni lo intentes con rat¨®n y teclado-. Partiendo de enfrentamientos que hemos visto en otras marcas muy de corte nip¨®n como Gundam e incluso Naruto, Dragon Ball o el reciente J-Stars Victory Versus, aqu¨ª las batallas encaran a cuatro jugadores simult¨¢neos en entornos abiertos donde la punter¨ªa y la direcci¨®n del golpe o el proyectil son tan importantes como la fuerza y energ¨ªa gastadas en ellos. Rise of Incarnates es lucha abierta y marcada totalmente por los especiales recargables, lo que le da ese componente estrat¨¦gico donde machacar los botones y buscar combos interminables no sirve de tanto como saber jugar nuestras habilidades y destrezas en el momento oportuno. Puro Gundam, con parte del equipo de aquellos implicado en ¨¦ste.
Esto no es Street Fighter o Tekken, ni much¨ªsimo menos, aunque tenga de ellos el choque directo entre personajes, la importancia de los esquivos y contraataques, o el conocimiento de saberse las mejores cadenas de movimientos para no dejar respiro al adversario si lo enganchamos bien o encerramos. Y ya est¨¢, pues no hay un n¨²mero de combos, encadenamientos de golpes o respuestas a un ataque tan alto como imponen los referentes del g¨¦nero de la lucha. Direcci¨®n + bot¨®n aqu¨ª nos hace movernos en una direcci¨®n y golpear sucesivamente, luego todos esos comandos y t¨¦cnicas especiales que se ejecutan con combinaciones que aprenderse y saber dominar en timing no tienen cabida aqu¨ª. M¨¢s bien nos quedamos con ataques a distancia, cercanos fuertes y flojos, bloqueos, proyectiles y especiales.
Y esto en escenarios esf¨¦ricos, 360? y repletos de terrazas y diferentes alturas para que sepamos encontrar la mejor posici¨®n o las oportunidades facilitadas por el propio entorno. Todos los Incarnates vuelan con sus saltos, algunos se mueven con una agilidad sobrenatural, otros aguantan en el aire de forma extendida, otros tienen visi¨®n especial y potenciadores de punter¨ªa en la lejan¨ªa... Elegir entre uno y otro ser¨¢ cuesti¨®n de gustos est¨¦ticos, claro, pero tambi¨¦n cuesti¨®n de qu¨¦ tipo de gameplay vamos a preferir en cada encuentro. No se puede decir que haya un sistema de picks y counter-picks excesivamente marcado como s¨ª ocurre en otros t¨ªtulos de lucha. Pero desde luego hay combatientes que responden mucho mejor que otros a, por ejemplo, ataques zonales o rivales escurridizos.
Ahora bien, la mejor parte de toda la contienda viene con las t¨¦cnicas especiales y transformaciones espectaculares que consumen barra de Shock -a recargar- y las demoledoras ofensivas coordinadas con nuestro compa?ero, ataques combinados y simult¨¢neos, muy satisfactorios y fruct¨ªferos que el juego nos obliga a controlar y saber amortizar. Desde oleadas de zombis invocados de la nada que arrasan todo a su paso hasta s¨²per proyectiles incendiarios muy dif¨ªciles de esquivar o rayos petrificantes lanzados desde dos puntos opuestos. Toda la mitolog¨ªa griega y fant¨¢stico-medieval se introduce en cierta medida en los poderes de los Incarnates, que al fin y al cabo son experimentos salidos de los laboratorios humanos m¨¢s inmorales, con t¨¦cnicas soberhumanas que es interesante ir descubriendo y muy vistoso ejecutar.
Eso s¨ª, notaremos en seguida que los proyectiles tienen un peso mucho m¨¢s abrumador e importante que los golpes cuerpo a cuerpo. ?stos no son demasiado variados una vez dominadas las cuatro o cinco cadenas de cada personajes y a menudo resultan dif¨ªciles de colar completos. Adem¨¢s, la c¨¢mara y su colocaci¨®n s¨²per extra?a en determinadas posiciones y esquinas no ayuda en absoluto a ello, lo que nos har¨¢ a menudo estar pegando al aire hasta que sepamos exactamente c¨®mo se controla este gameplay tan propio y ensimismado.
Semejante puesta en escena de poderes, rayos, fuego y invocaciones o transformaciones demenciales daba lugar a entornos m¨¢s interactivos o destruibles, algo que echamos de menos profundamente en Rise of Incarnates. Ciudades de todo el mundo como Par¨ªs, Nueva York, Roma o Hong Kong se presentan post-apocal¨ªpticas y devastadas, con sus se?as de identidad y puntos emblem¨¢ticos destrozados y por los suelos. Las ruinas crean espacios llenos de alturas y precipicios, espacios ideales para estas peleas encarnizadas. Eso s¨ª, por muy explosivos qu sean nuestros ataques, pocas superficies se inmutan ante el fuego intenso, lo que crea esquinas donde resguardarse o azoteas ideales para campear con proyectiles y especiales a distancia.
Esta escasa interacci¨®n o destrucci¨®n apoya que gr¨¢ficamente no sea ning¨²n portento. Se mantiene totalmente s¨®lido, sin lag ni ca¨ªdas de framerate por mucho despliegue que haya en pantalla, pero no va m¨¢s all¨¢ de lo esperable en ninguno de sus componentes visuales. La grandeza pirot¨¦cnica se la guarda para los ataques especiales y c¨®mo se sienten las colisiones entre Incarnates, m¨¢s que dignas y contundentes. Pero cab¨ªa pedir un mayor nivel de detalle, animaciones contextuales seg¨²n la resistencia que quede al personaje o el punto de golpe, un tratamiento lum¨ªnico y de sombras superior o m¨¢s esmero con las texturas, muchas de ellas bastante planas. Ocurre igual con el sonido, sin alarde de ning¨²n tipo pero con la ambientaci¨®n sonora y las voces -solo en ingl¨¦s- que se pueden esperar. Textos en castellano.
En cuanto a modos y contenidos, est¨¢ claro que los planes de Bandai Namco van hacia la ampliaci¨®n paulatina, por lo que ser¨ªa injusto calificarlo de escaso en esta primera semana de lanzamiento cuando hablamos de un producto de entrada gratuito. S¨ª se le podr¨ªan pedir m¨¢s luchadores para buscar un online m¨¢s variadito o m¨¢s rings de lucha. Ya vendr¨¢n. Tambi¨¦n habr¨¢ quien eche en falta modos adicionales m¨¢s all¨¢ del Tutorial, el Versus contra la CPU o en local, y el -principal- multijugador online 2 contra 2. El matchmaking funciona mejor que en las fases de beta y no tarda demasiado, aunque el emparejamiento por mismo nivel todav¨ªa necesita ajustes ya que a veces no termina de equilibrar de forma ¨®ptima. Con una conexi¨®n decente, no se percibe lag ni ca¨ªda de frames que entorpezcan las peleas en l¨ªnea contra otros dos amigos o desconocidos. Se le echa de menos chat de voz.
Como no pod¨ªa ser de otra forma en un t¨ªtulo que al fin y al cabo responde al g¨¦nero beat' em up, hay un pu?ado de contenidos de Galer¨ªa por desbloquear, accesibles de forma r¨¢pida con dinero real o, m¨¢s lentamente, con cr¨¦ditos del juego. Le hubieran sido la guinda una modalidad Historia singleplayer duradera y que narrara la tiran¨ªa de los humanos con los Incarnates o un despliegue de desaf¨ªos diarios m¨¢s original y variado para tener un poco m¨¢s presencia en una escena, la de los juegos de pelea, que ya tiene exponentes para todos los gustos. Las subidas de nivel para desbloquear las partidas en red con amigos tampoco le van del todo en beneficio.
Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.