Resistance: Burning Skies

Hace casi un a?o, en septiembre de 2011, los usuarios de PlayStation 3 libraron en Resistance 3 la guerra final, el ¨²ltimo cap¨ªtulo contra el enemigo conocido como Quimera, en un gran t¨ªtulo que comenzaba con un terremoto -la emboscada en el pueblo, con quimeras de varios tipos atac¨¢ndonos con una IA enemiga cuasi perfecta en coordinaci¨®n- y segu¨ªa hacia arriba -el r¨ªo, la Quimera Sat¨¢n- hasta terminar en una lucha bajo la nieve de Nueva York que brindaba un gran broche a la saga exclusiva de Sony. Insomniac cerraba el hilo argumental abierto en el primer juego que sali¨® en Europa para PS3. Pero con un universo y mitolog¨ªa ya asentados (gracias a un p¨²blico fiel), Sony ha expandido por segunda vez la serie FPS a terrenos port¨¢tiles. Aunque esta vez, gracias a los dos sticks de PS Vita, la experiencia de un shooter en primera persona es absoluta a diferencia de Resistance Retribution -uno de los mejores t¨ªtulos de PSP- que us¨® una perspectiva en 3? Persona. Burning Skies es otra de las apuestas First Party de Sony para la segunda oleada de t¨ªtulos que llegar¨¢ a su a¨²n joven hardware y buscar¨¢ afianzar al sistema en el mercado; un juego que hace uso de todas las capacidades t¨¢ctiles de Vita, aunque su resultado no llega a la altura del magistral Gravity Rush, siendo realmente cism¨¢tico. Pero no adelantemos acontecimientos a¨²n; comencemos por el principio, concretamente por el 15 de agosto de 1951, el d¨ªa que los cielos de Nueva York ardieron.

"Arde, peque?a, arde..."
Resistance 2 abandonaba las localizaciones inglesas del primer t¨ªtulo de la saga, trasladando el frente de acci¨®n a la Norteam¨¦rica feliz, inocente y despreocupada de los a?os 50. Pero, tras el espectacular pr¨®logo y antes de que comenzase en s¨ª el juego, transcurr¨ªan unos "a?os perdidos" que se nos resum¨ªan en que Am¨¦rica hab¨ªa sido invadida. Y es precisamente en este punto no narrado de la saga en d¨®nde Burning Skies comienza y ambienta su desarrollo, con la invasi¨®n de la ic¨®nica Nueva York por las hordas Quimera. Sin saber apenas que ocurre, nuestro h¨¦roe Tom Riley, bombero de profesi¨®n, se sube al cami¨®n para extinguir un fuego en un almac¨¦n. Al m¨¢s puro estilo Disaster Day avanzamos por un corredor en llamas, mientras rompemos puertas con nuestra hacha -legada de nuestro padre- y esquivamos el fuego. En un momento dado de este primer nivel introductorio, cogeremos una vieja conocida de los fans, el rifle de asalto quimera Bullseye -que Riley aprende a manejar sin problema alguno-, comenzando la acci¨®n bal¨ªstica inmediatamente despu¨¦s.

Minutemen
Su voz ser¨¢ la que nos narre lo sucedido en las secuencias de video intermedias entre fase y fase, piezas de animaci¨®n al estilo de Resistance 3, con un estilo de dibujo claramente de los 50, colorimetr¨ªa muy basada en negros, rojos y ocres, estupendamente trazados, encuadrados, animados y sonorizados, que sin embargo se ven lastrados por dos problemas. El primero es la s¨²bita e inexplicable aparici¨®n -a estas alturas y en un sistema como PS Vita- de enormes artefactos de compresi¨®n en ellas (resoluci¨®n baj¨ªsima en ocasiones) que destrozan el impacto visual que se pretende lograr; el segundo es la imposibilidad de saltarnoslas -al menos la primera vez que nos pasamos el juego- por lo que, incluso si estamos en mitad de un nivel que no hemos terminado, salimos al men¨² principal y luego volvemos a cargar la partida, tendremos que ver el video que corresponda a esa fase siempre que ejecutemos el juego y entremos en la campa?a. Un motivo que no contribuye a la din¨¢mica del juego, pues en caso de querer echarnos una partida r¨¢pida en el tren o en un autob¨²s, hay que esperar a que la escena termine, algo realmente incomprensible, ya que el s¨ªmbolo de "Cargando el Nivel" desaparece al poco de iniciarse, y ni entonces se pueden saltar.

Dos mejor que Uno
Resistance: Burning Skies est¨¢ siendo muy publicitado como el primer FPS port¨¢til que se maneja como uno de consola gracias a los sticks dobles del sistema. Y eso es verdad, aunque el sistema de control h¨ªbrido f¨ªsico-t¨¢ctil? a?ade un toque de diversificaci¨®n al esquema jugable que ser¨¢ tan alabado por unos como condenado por otros. Los gatillos L y R equivalen a Apuntar y Disparar; tenemos tambi¨¦n el uso de botones f¨ªsicos para recargar, agacharnos, saltar y desplegar la rueda de armas -que ha regresado-, y tambi¨¦n un curioso sistema para esprintar: o bien pulsando directamente Abajo en la cruceta -algo m¨¢s bien inc¨®modo-, o bien d¨¢ndole dos toques r¨¢pidos al panel t¨¢ctil trasero mientras mantenemos el stick izquierdo en una direcci¨®n -mucho m¨¢s c¨®modo y un movimiento que se convertir¨¢ en uno de los m¨¢s intuitivos que realicemos. El espectro jugable de los botones f¨ªsicos est¨¢ cubierto, as¨ª que, ?c¨®mo ejecutamos el fuego secundario, las armas de mel¨¦ y las arrojadizas como las granadas? La respuesta a todas estas acciones estriba en la pantalla t¨¢ctil del sistema, usada incluso para recoger informes, cartas y dem¨¢s elementos de Inteligencia que a?aden un poco de background a la historia del juego, adem¨¢s de para interactuar con el escenario y abrir puertas y rejas.

Cada vez que obtengamos un arma nueva de las ocho que podemos cargar -nada de limitaci¨®n a dos como en Resistance 2-, y mediante videos que imitan a lo que ser¨ªa un campo de pruebas del ?rea 51, se nos explica la forma de activar el fuego secundario de cada arma. Por ejemplo, el rifle Bullseye -el m¨¢s fiable y seguramente el que m¨¢s se use en el juego- despliega un ¨²til marcador que deriva todos los disparos que realicemos al objetivo marcado -imprescindible para cargarnos a las Quimeras Ejecutor. ?C¨®mo la activamos? Tocando en la pantalla t¨¢ctil ese objetivo, al igual que el lanzagranadas de nuestro rifle. Otras armas requerir¨¢n de acciones diferentes, como el Mulo, escopeta-ballesta explosiva que exige poner el dedo en pantalla y deslizarlo hacia abajo para cargar una flecha; o el escudo del Perforador -arma capaz de atravesar toda clase de superficies y varias capas adem¨¢s-, desplegado dibujando una l¨ªnea de dentro hacia fuera con nuestros dedos. El arma de mel¨¦ se ejecutar¨¢ pulsando el icono en el margen derecho, ya sea del hacha o del cuchillo.? Y las granadas requerir¨¢n de tocar su icono y arrastrarlo hasta d¨®nde queramos lanzarlas, tanto las normales como las erizo. Otra opci¨®n es simplemente pulsarlas un momento, con lo cual las lanzaremos hacia d¨®nde nuestra mira est¨¦ apuntando. Cada una de estas armas podr¨¢ ser personalizada mediante la llamada Tecnolog¨ªa Gris, una serie de cubos azulados distribuidos por cada mapa -uno de los elementos que potencian el componente exploratorio- que nos brindar¨¢n la posibilidad de equipar cada arma con una mejora. Todo nuestro arsenal -que recicla bastante de otras entregas, contando con pocas novedades en lo que es una de las se?as de identidad de la saga- cuenta con un c¨ªrculo de habilidades para cada arma dividido en dos columnas. Cada cubo azul permite activar una de las tres opciones de cada columna, pero solo una, por lo que cada arma puede equipar solamente dos mejoras, como una mira telesc¨®pica, mayor ratio de fuego, m¨¢s espacio en el cargador o balas explosivas. Lejos de ser meros a?adidos, lo cierto es que el usar el arma correcta con la mejora adecuada en seg¨²n en qu¨¦ situaciones es lo que muchas veces nos salvar¨¢ de caer abatidos, lo que brinda un ligero toque t¨¢ctico realmente agradecido.

Una vez controladas las nuevas opciones, hacer uso del sistema t¨¢ctil mezclado con el control FPS est¨¢ndar dispara las cotas de frenetismo y diversi¨®n y exige destreza para ello, aunque tambi¨¦n es verdad que, en ocasiones, nos encontraremos desperdiciando marcadores de la Bullseye porque le hemos dado a la pantalla en vez de al icono del hacha. O que activamos el cuchillo sin querer porque el corto recorrido de los sticks ha hecho que nuestro pulgar derecho rozase la pantalla. Como hemos dicho, un sistema de jugabilidad realmente cism¨¢tico que hallar¨¢ opiniones encontradas, siendo desafiante y accesible para algunos, e insufrible y nada intuitivo para otros. A esto tambi¨¦n contribuye una curva de dificultad algo irregular, pues si bien en ocasiones los enemigos nos brindan tiempo de sobra para usar las mec¨¢nicas t¨¢ctiles, en otras es tal el acoso y derribo al que somos sometidos -el Final Boss del segundo nivel es un buen ejemplo de ello- que apuntar con el dedo, disparar fuego secundario y cambiar corriendo de arma requerir¨¢ un timing perfecto por parte de nuestros dedos si no queremos ver el logo "Cargando" tras haber muerto.? Aparte de esto, la cruceta nos brinda la posibilidad de utilizar un sistema de cobertura muy ¨²til en ocasiones. Cuando estemos frente a un obst¨¢culo y el arma la apuntemos hacia arriba, eso significar¨¢ que estamos cubiertos. En ese momento, podremos apuntar por encima pulsando L, o bien desplazarnos a izquierda y derecha con la cruceta, asom¨¢ndonos lo justo para poder dirigir la mira con el stick derecho, apuntar con L si lo necesitamos y disparar con R. Un sistema que requiere de pr¨¢ctica, pero que conforme vayamos avanzando, m¨¢s necesaria se tornar¨¢ la cobertura, ya que otro elemento es que la salud de Riley es regenerativa, por lo que no hay botiquines que buscar.

Guerra Port¨¢til
Dado que el modo Campa?a oscila entre las 5-6 horas, con una rejugabilidad m¨¢s bien escasa, basada mayormente en recopilar todas las mejoras, informes de inteligencia y repetir algunos de los instantes m¨¢s espectaculares, el Multijugador se presenta como la opci¨®n que alargar¨¢ la vida ¨²til de Burning Skies. De momento m¨¢s bien parco en opciones -lo que hace pensar en futuras actualizaciones del estudio para implementar m¨¢s modos de juego, algo necesario-, nos encontramos con modos que van de enfrentamientos desde 4 usuarios -2 vs 2- hasta un m¨¢ximo de 8 -4 vs 4- por mapa. Muerte, Muerte por Equipos y Survival son los tres disponibles, dos menos que en la entrega de Retribution para PSP. Si bien los dos primeros son harto conocidos, el tercero ser¨¢ uno de los favoritos en partidas multiplayer, ya que Survival nos sumerge en una especie de carrera por la supervivencia: Seis jugadores empiezan como humanos y dos como Quimeras. A medida que el segundo va consiguiendo muertes, sus v¨ªctimas humanas resucitan como Quimeras, con lo que la partida se equilibra lentamente. Seg¨²n contin¨²a la batalla, el ganador ser¨¢ el jugador o los jugadores humanos que m¨¢s aguanten en la partida, algo que es registrado por un contador de tiempo y que a?ade una mec¨¢nica de colaboraci¨®n en equipo.

"Y llovieron cenizas del cielo..."
La saga Resistance siempre se ha caracterizado en su entorno gr¨¢fico por ofrecer un conjunto visual acertado y cuidado, con instantes magistrales como la gigantesca quimera de R2 o los Terraformadores y las Quimeras Goliath de R3. Burning Skies no destaca precisamente como uno de los mejores t¨ªtulos a nivel visual de PS Vita, qued¨¢ndose por debajo de maravillas como Gravity Rush o la aventura port¨¢til de Nathan Drake, aunque s¨ª que cumple con su cometido, lastrado por errores inexplicables. El conjunto gr¨¢fico nos suelta una de cal y otra de arena constantemente. El nivel de texturizado en los escenarios es en ocasiones normal, con una carga poligonal justa para salir del paso -la primera fase- aunque, de improviso, elementos como las rejillas del suelo en el almac¨¦n en el que comenzamos; paredes con elementos quimera en el tramo final del segundo nivel; planchas de metal de cobertura o autobuses y dem¨¢s elementos que encontramos en el puente del tercer nivel nos sorprenden con una calidad b¨¢rbara trat¨¢ndose de una port¨¢til, en la que nos acercamos al m¨¢ximo que la c¨¢mara permite y el nivel de detalle no baja. Si esto se repitiera en todo el juego, nos encontrar¨ªamos ante un t¨ªtulo a la altura de Golden Abyss, e incluso por encima. Pero no es as¨ª, habiendo adem¨¢s numerosos dientes de sierra y glitches gr¨¢ficos muy, muy puntuales -a nosotros nos ocurri¨® dos veces en las varias partidas que hemos echado-, aunque muy, muy graves, tales como atravesar un vag¨®n de metro que desaparece de repente, avanzando solo por una textura de fondo, o comenzar el tercer nivel y no saber d¨®nde ir porque solamente se han cargado los modelos b¨¢sicos, siendo un conjunto sin texturas en el que apenas distinguimos que all¨ª delante hay un jeep y ah¨ª un trozo de asfalto levantado. Un error que adem¨¢s tarda demasiados segundos en cargar todos los elementos visuales.

Voces de la Resistencia
En cuanto al aspecto sonoro, de nuevo una de cal y otra de arena. En la parte positiva tenemos un doblaje al castellano realmente conseguido, con voces secundarias muy conocidas -como la del general de la Resistencia que escuchamos al inicio de la segunda fase, el mismo que dobla al actor secundario Bob de los Simpson-, y que suponen uno de los elementos que consiguen hacer funcionar el elemento familiar de la trama en las escenas de Riley con su familia, as¨ª como la desesperaci¨®n y el caos de una invasi¨®n en las escenas de video. En el aspecto musical, estamos ante una banda sonora realmente lograda, que se inicia con un tema en el men¨² inicial de los mejores que un servidor ha escuchado ¨²ltimamente en un videojuego: Al estilo de maestros como John Williams y sus composiciones para JFK o Salvar al Soldado Ryan, o Mikael Kamen con su magistral Hermanos de Sangre, una trompeta sostiene unas notas militares en rendici¨®n que pronto suben y se expanden a una orquesta completa. Un tema triste que refleja el horror que la humanidad sufre a manos de los invasores. Ya dentro del juego, las piezas son en¨¦rgicas cuando lo requieren, con coros y estallidos de viento y metal, aunque su uso es realmente mediocre, ya que solamente suenan en instantes escogidos, como los Final Bosses, nunca durante escenas que se ver¨ªan mejoradas con esta partitura, y adem¨¢s solapados, enclaustrados en un fondo sonoro en el que se da primac¨ªa a unos efectos de sonido mediocres que realmente son un retroceso en cuanto a la magn¨ªfica librer¨ªa sonora de Resistance. Las Quimeras apenas suenan como antes, aunque sus rugidos y sonidos al ser abatidas y expirar se mantienen. Por contra, los efectos de las armas, en cuanto a disparos y dem¨¢s, son muy pobres, sonando a veces m¨¢s como escopetas de feria y de perdigones, que como rifles alien¨ªgenas y escopetas recortadas equipadas con balas explosivas y flechas incendiarias.