Rabbids: Mi Caaasa!!!
Charanga hacia la luna
Los incansables Rabbids han abandonado a Rayman y pretenden llegar a la luna a base de apilar todo tipo de objetos y construir una gran torre capaz de acercarlos al sat¨¦lite. Ahora controlan una gran ciudad, todas sus calles, industria, organismos y comercio, y no han dudado en volverse a¨²n m¨¢s locos en esta "aventura c¨®mica" basada en recoger miles de trastos.
Cuando Ubisoft dise?¨® los Rabbids para estrenar la nueva Nintendo Wii nadie esperaba que estos conejos desquiciados fueran a protagonizar tantos juegos y consiguieran el carisma suficiente como para mantenerse fuertes en sus ventas. Tras 3 entregas junto a Rayman y haci¨¦ndonos re¨ªr con todo tipo de minijuegos, los conejitos extraterrestres de Ubi estrenan este Mi Caaasa!!!, su primer juego en solitario, salt¨¢ndose toda la jugabilidad que les caracterizaba pero con un sentido del humor a¨²n m¨¢s afilado, divertido y extravagante.
Atr¨¢s quedan ya aquellos recopilatorios de minijuegos para hasta 4 jugadores. La nueva aparici¨®n de los Rabbids es un t¨ªtulo de exploraci¨®n, plataformas y, sobre todo, humor audiovisual. Los creadores de Beyond Good & Evil son los encargados de este paseo a trav¨¦s de una gran ciudad tipo Los ?ngeles en el que recolectar todo lo que se nos ponga por delante para hacer una torre capaz de tocar la luna y as¨ª prestar a nuestros inquietos protagonistas un sitio en el que descansar en paz. El argumento es as¨ª de simple y constante durante todo el juego, y su mec¨¢nica reside en recorrer todos los escenarios de esta ciudad montados en un carrito de la compra, donde iremos apilando los objetos recogidos.
Juegos como Katamari o Destroy All Humans han dejado su huella indudablemente en Rabbids: Mi Caaasa!!! El principal atractivo de esta nueva obra de Ubisoft y la gran diferencia es su continuo sentido del humor y la cr¨ªtica. Por ello, sus desarrolladores no han dudado en denominarlo como una "aventura c¨®mica", pues este t¨ªtulo sin esa desternillante forma de contar los acontecimientos tendr¨ªa muchas carencias y hasta ser¨ªa algo aburrido. Su jugabilidad peca de ser relativamente simple y repetitiva, y es en el resto de sus apartados donde el juego encuentra su mejor argumento.
La locura habitual de la franquicia nos har¨¢ recorrer hospitales, parques, centros comerciales, laboratorios, f¨¢bricas, tiendas de mascotas o vertederos con una cuadrilla de conejos armados con bombos, platillos y trompetas que tocan a toda velocidad, como si de una charanga incansable y desquiciada se tratase. Una pareja de estos conejos ser¨¢n los encargados de recoger objetos por el mapa junto al carrito de la compra donde ir¨¢n siempre montados. Cada cierto tiempo, nos encontraremos con miembros de la charanga a los que entregar nuestros cacharros recogidos ech¨¢ndoselos por el tromb¨®n.
Recogeremos de todo: comida, bancos, pianos, camas, ropa que quitemos a los humanos, perros, cajas, revistas, vacas, contenedores de basura, ordenadores, sartenes, libros, sof¨¢s, ¨¢rboles, pulpos, l¨¢mparas, m¨®viles, botellas... Todo vale para conseguir hacer la gran torre que nos lleve hasta la luna. La estructura de niveles est¨¢ basada en una escala con 5 estrellas que alcanzar siendo la sexta la luna. Cada una de estas estrellas es un mundo con 4 niveles diferentes cada una. Las calles de la ciudad son el mapa intermedio donde tambi¨¦n podremos recoger objetos para sumar metros de altura a nuestra tit¨¢nica torre.
Su apartado gr¨¢fico no ha querido separarse de lo que los Rayman Raving Rabbids nos mostraban. Pero claro, con esta nueva jugabilidad muy centrada en la exploraci¨®n, su aspecto t¨¦cnico ha mejorado sustancialmente, pues hay muchos puntos rese?ables en lo referente a lo visual del juego. Iluminaciones din¨¢micas, reflejos en agua, superficies brillantes y cristales, y una estupenda f¨ªsica de particulas tras las explosiones merecen ser mencionadas al hablar de sus virtudes t¨¦cnicas. El dise?o de los escenarios es, por tanto, notable en casi todos los sentidos, algo que no se repite al hablar del modelado de los personajes, algo m¨¢s simpl¨®n y descuidado pero igual de simp¨¢tico.
No obstante, el look cartoon caracter¨ªstico de la licencia vuelve a tener una presencia protagonista y opta por simplificar los niveles hasta l¨ªmites plenamente humor¨ªsticos. Es decir, en ning¨²n momento hay un nivel de detalle sorprendente o unas texturas envidiables. Todo parece sacado de una serie de dibujos animados, con la est¨¦tica exc¨¦ntrica que ello conlleva. Adem¨¢s, la cr¨ªtica a nuestra aburrida, mon¨®tona y consumista sociedad humana actual est¨¢ presente en todo el juego, tambi¨¦n en la est¨¦tica de los escenarios, por lo que recorreremos un centro comercial con gente dando vueltas sin sentido y comprando a lo tonto, unas oficinas con un mont¨®n de clones delante de pantallas y cada uno en su cub¨ªculo, o un parque con m¨¢s ancianos protestones que ni?os.
En cuanto a su apartado sonoro no tenemos m¨¢s que alagos para Ubisoft Montpellier. El completo doblaje al castellano de las voces de los humanos acompa?a perfectamente a ese esp¨ªritu cr¨ªtico y sarc¨¢stico a la par que humor¨ªstico que nos acompa?ar¨¢ durante toda la aventura. No decimos menos de la banda sonora y los efectos de sonido. Canciones conocidas de todos los tiempos e imnos de charanga gracios¨ªsimos amenizar¨¢n cada uno de los niveles del juego y las diversas zonas de cada uno de ellos, plagados de efectos de sonido desternillantes, entre los que brillan los inolvidables berridos de los conejos y las conversaciones ins¨ªpidas de los humanos que encontremos en nuestro camino.
Una de las ideas pilares del juego es que hay un Rabbid dentro de nuestro Wiimote, algo que afectar¨¢ a la jugabilidad. El manejo es mediante Wiimando + Nunchuk pero que nadie se enga?e: esto no lo hace complicado en ning¨²n sentido. Es m¨¢s, la categor¨ªa de casual vuelve a encajar a la perfecci¨®n con esta nueva entrega de los Rabbids ya que s¨®lo utilizaremos el bot¨®n A para acelerar el carro, el joystick para manejarlo y sus dos gatillos para algunas acciones poco habituales, como el bot¨®n C para sacar fotos (capturas) en cualquier momento de la partida.
Esta sencillez de manejo hace que la mec¨¢nica jugable se haga r¨¢pidamente repetitiva y poco profunda para los m¨¢s experimentados en videojuegos. Toda la aventura consiste en manejar el carrito de la compra a trav¨¦s de escenarios llenos de objetos que recoger. El no tener bot¨®n de salto (salvo que alg¨²n objeto nos lo permita) y que nuestros conejos s¨®lo puedan realizar un ¨²nico ataque (moviendo el Wiimote o el Nunchuk, como se prefiera) apoyan esta jugabilidad simplona y mon¨®tona cuando se llevan un par de horas de juego. S¨®lo su alocada presentaci¨®n y los continuos gags introducidos en cada nivel mantienen el inter¨¦s del jugador avanzado y, quiz¨¢, hasta del novato. Se le echa de menos algo m¨¢s de variedad en el desarrollo, o un manejo m¨¢s complejo.
A esta repetici¨®n jugable se une una estructura algo encorsetada de los niveles y unos tiempos de carga abusivos a la par que, de nuevo, repetitivos. Para movernos entre fases, los conejos utilizan el alcantarillado de la ciudad. Viajan por las profundidades urbanas subidos en un colch¨®n y haciendo todo el ruido posible con su alocada charanga particular. La idea al principio nos har¨¢ re¨ªr de lo lindo, pero cuando ya se ha visto la misma secuencia 25 veces, las dichosas alcantarillas empiezan a cansar. Adem¨¢s, este v¨ªdeo utilizado como tiempo de carga dura algo m¨¢s de 15 segundos, por lo que acaba por aborrecerse. Varios v¨ªdeos distintos seg¨²n la zona de la que salgamos y a la que vayamos le hubieran aportado un mejor acabado.
La duraci¨®n del juego es de unas 10 ¨® 12 horas, seg¨²n lo meticulosos que seamos al recoger los objetos y si queremos acabarlo al 100% para desbloquear todos los extras de personalizaci¨®n posibles, lo que nos puede llevar hasta las 15 ¨® 20 horas. Y es que la caracterizaci¨®n de los conejos es otro de los puntos explotados por Ubi en este nuevo Rabbids. Podremos ponerles pegatinas, tatuajes, un pulpo en la cabeza, pintarlos con espray, engordarlos con una bombona de ox¨ªgeneo, atornillarles las orejas para estirar su cara, vendarles los ojos... y dem¨¢s acciones algo bizarras para desfigurarlos o conseguir la apariencia que queramos, literalmente. Como de costumbre: locura, locura y m¨¢s locura.
Estos personajes modificados por nosotros mismos pueden participar en concursos online creados cada varios d¨ªas por su desarrolladora, algo as¨ª como el Canal Concursos de los Mii. De momento s¨®lo ha habido un par de concursos, Estilo Libre y Rabbids de Halloween, pero ya hay previstos m¨¢s. Estos concursos est¨¢n abiertos para todos los jugadores en el Canal Rabbids, que se crea desde el juego y que nos permite compartir datos con todo el mundo a trav¨¦s de internet y sin necesidad del disco de juego. No obstante, este nuevo canal para nuestro Men¨² de Wii se nos ha antojado algo escueto, pues s¨®lo tiene estos concursos (participar, ver los resultados de anteriores y votar) y un tabl¨®n de noticias relacionadas con el juego. Pocas opciones online para un t¨ªtulo que podr¨ªa haber dado mucho m¨¢s de s¨ª en este sentido.
Llegando ya a su faceta multijugador ocurre un poco lo mismo. S¨®lo hay un modo de juego cooperativo para 2 jugadores y es algo parecido al que ya vimos en Super Mario Galaxy: una segunda persona con un segundo Wiimote nos ayuda a recoger objetos y combatir obst¨¢culos y enemigos apuntando a la pantalla con un cursor e interactuando. Simpl¨ªsimo y hasta decepcionante. Alg¨²n minijuego al estilo de los anteriores Raving Rabbids o juego online con la misma mec¨¢nica del carrito de la compra para utilizar m¨¢s a fondo la Conexi¨®n Wi-Fi de Nintendo le hubieran sentado de maravilla.
Volviendo a la jugabilidad pura del t¨ªtulo, hay que se?alar que pese a ser entretenido, no encontraremos en ¨¦l ning¨²n reto, pues su curva de dificultad es lenta y casi inexistente. Es cierto que a medida que avancemos altura en nuestra torre hacia la luna iremos aprendiendo nuevas habilidades y algunos retos nuevos en las fases, como zonas que se cierran tras un tiempo, peque?os puzzles, enemigos que derrotar con m¨¢s de un golpe, objetos que se mueven r¨¢pidamente y son d¨ªficiles de atrapar, zonas de fuego o electricidad que no podremos tocar. Pero poco m¨¢s, y no podemos hablar de que la experiencia jugable sea verdaderamente emocionante ni sobresaliente. Pero repetimos, el alocado sarcasmo, las situaciones e im¨¢genes totalmente c¨®micas y deslenguadas, y las distintas reacciones de los conejos ante cada nueva zona y objeto que recoger consiguen mantener al jugador pegado a la pantalla y riendo como pocas veces hemos visto ante un juego de Wii.
Lo Mejor:
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.