Quantum Conundrum

Hace ya unos cuantos a?os, un grupo de estudiantes del Instituto de Tecnolog¨ªa Digipen presentaban su proyecto, Narbacular Drop, a Gabe Newell. El prototipo, basado en la idea de usar portales que comunicaban puntos dentro un espacio tridimensional, impact¨® tanto al fundador de Valve que nada m¨¢s acabar la presentaci¨®n ofreci¨® a todo el equipo el trabajar en su estudio. Un grupo de estudiantes acababa de ser fichado para trabajar juntos en uno de los estudios m¨¢s importantes del mundo, uno de esos sue?os que se hacen realidad de vez en cuando s¨®lo para unos elegidos. De ese sue?o surgi¨® Portal, y liderando a ese grupo estaba Kim Swift, una genial dise?adora que demostr¨® una gran visi¨®n y habilidad para crear uno de esos juegos que ha marcado el videojuego en los ¨²ltimos a?os.

La at¨ªpica trayectoria de Kim se volvi¨® todav¨ªa m¨¢s at¨ªpica cuando decidi¨® marcharse de Valve, una de las compa?¨ªas con mayor ¨ªndice de retenci¨®n de empleados del sector -un sitio en el que es sumamente complicado entrar y que adem¨¢s tiene un clima de trabaja que se suele definir como ¡°privilegiado¡±, ambos factores que hacen que no haya muchos que quieran abandonar el barco. Kim lo hizo durante el desarrollo de Portal 2, adem¨¢s para ir a un estudio muy lejos del pedigr¨ª del estudio de Half-Life, como jefa creativa de Airtight, creadores del poco brillante Dark Void publicado por Capcom. Los motivos de semejante cambio son un misterio, aunque se intuye un componente personal y algunos choques que no toca comentar en este texto y que pertenecen m¨¢s bien a la rumorolog¨ªa del sector.

Semejante introducci¨®n para este an¨¢lisis tiene una explicaci¨®n porque es importante entender que Kim Swift es y ser¨¢ siempre la dise?adora jefe de Portal y la l¨ªder del grupo que concibi¨® el prototipo. Por mucho que quiera alejarse de ese legado, por mucho que sienta que no hay presi¨®n sobre ella por ese trabajo anterior, lo cierto es que est¨¢ ah¨ª, se quiera o no. Y, desde luego, si la dise?adora del juego de habilidad y puzles en primera persona m¨¢s conocido del mundo, es tambi¨¦n la l¨ªder de desarrollo de otro juego de habilidad y puzles en primera persona para otra estudio, no hacer la comparaci¨®n es imposible y adem¨¢s in¨²til. Uno no puede suprimir las expectativas hasta ese punto eso es por lo que este Quantum Conundrum tiene que cargar con ese peso.

Todo comienza cuando el protagonista, el sobrino de 10 a?os del profesor del Profesor Fitz Quadwrangle llega a su mansi¨®n. Su t¨ªo es un cient¨ªfico algo chiflado que siempre le recibe con alg¨²n estramb¨®tico invento entre manos, pero esta vez las cosas son diferentes. El ¨²ltimo experimento del profesor, relacionado con el viaje dimensional, ha arrojado a una dimensi¨®n desconocida de la que no puede salir sin ayuda. Ser¨¢ el jugador, encarnando al ni?o, el encargado de poner las cosas en su sitio. Para que el profesor pueda volver a la dimensi¨®n normal habr¨¢ que activar el generador de energ¨ªa de la gran mansi¨®n avanzando a trav¨¦s de varias alas. Pero dadas las condiciones en las que est¨¢ todo, el Profesor Fitz no tiene m¨¢s remedio que permitir a su sobrino el uso de un guante especial con el que puede introducirse en distintas brechas dimensionales, cada una distinta f¨ªsica y visualmente.

En la pr¨¢ctica es m¨¢s f¨¢cil de entender. Hay cuatro dimensiones a las que se puede acceder, unas veces en funci¨®n de un temporizador, y la mayor¨ªa de las veces a voluntad propia pulsando el bot¨®n del teclado adecuado. El cambio de dimensi¨®n no cambia el escenario, pero s¨ª altera las condiciones f¨ªsicas del lugar. Hay una dimensi¨®n que transforma todos los objetos en acolchados y ligeros cojines, otra en que transforma incluso el objeto m¨¢s d¨¦bil en una densa y pesada masa, una tercera en la que el tiempo pasa a c¨¢mara lenta y una cuarta en el que la gravedad se invierte. En algunas circunstancias las dimensiones cambian independientemente de las acciones pero en la mayor¨ªa de las veces es el jugador en que decide el momento de cambiar, algo vital ya que muchas pruebas consisten en combinar secuencialmente una serie de dimensiones para conseguir los efectos deseados -no se pueden combinar a la vez-.

Resulta un concepto realmente interesante y sorprende el rango de opciones y puzles del que goza el juego gracias a la progresiva incorporaci¨®n de estas mec¨¢nicas. Con la primera dimensi¨®n, los puzles iniciales son triviales, cosas como convertir pesadas cajas fuertes en ligeros cojines blancos, llevarlas a una plataforma y volver a la normalidad para que el peso del objeto haga su trabajo. Siempre dentro de la misma introducci¨®n se van introduciendo nuevas ideas, como que si coges una caja fuerte transformada y la lanzas, si cambias a la dimensi¨®n normal en pleno vuelo la caja sigue su trayectoria por inercia, lo que permite lanzar objetos pesados contra cristales y otros obst¨¢culos. La dimensi¨®n Fluffly tambi¨¦n permite hacer buen uso de los ventiladores, que impulsan los objetos acolchados y permiten cosas como lanzar esos objetos m¨¢s lejos impulsados por el viento, o utilizarlos de improvisados plataformas, usando ventiladores en el suelo para saltar sobre el objeto y alcanzar alturas imposibles de alcanzar en otro modo.

Con la dimensi¨®n ¡°Heavy¡± ya introducida, se empieza a apreciar la necesidad de alternar el paso a las distintas dimensiones. Aqu¨ª empiezan a aparecer los siempre populares lasers en las habitaciones. Gracias a esta nueva dimensi¨®n, incluso una caja de cart¨®n se convierte en una compacta y pesada masa capaz de aguantar cualquier castigo, incluyendo los mort¨ªferos rayos, por lo que resulta vital para interrumpir rayos y avanzar. Uno de los puzles en esta fase, todav¨ªa temprana, consiste en ir alternando entre la dimensi¨®n normal y la ¡°Heavy¡± para que un l¨¢ser destruya unas cajas y otras no, consiguiendo as¨ª crear una escalera por la que poder subir a una zona superior. En las primeras dos horas, la curva de dificultad es perfecta y los puzles tienen la complejidad adecuada para familiarizarse con la particular f¨ªsica de este mundo y la manera en la que las dimensiones pueden funcionar entre si.

Sin embargo, la curva de dificultad no se mantiene constante durante todo el juego, con algunos picos importantes que no dependen tanto de la complejidad de los puzles -hay un poco de todo pero no son complicados- sino de la habilidad, precisi¨®n y ejecuci¨®n con la que hay que moverse en algunas salas. Una vez introducidas las cuatro dimensiones adicionales, la dificultad tiene algunos momentos considerables y en parte es por la precisi¨®n requerida para avanzar por algunas secciones particularmente complicadas. Cosas como lanzar bloques, ralentizar el tiempo, saltar sobre el mismo bloque para llegar a un punto en el que hay que alterar la gravedad para subir a un punto alto, por poner un ejemplo gen¨¦rico.

Eso representa una de las debilidades -relativamente hablando- del juego. En el aspecto de puzles, Quantum Conundrum est¨¢ fant¨¢sticamente dise?ado, hay gran variedad de situaciones que requieren de imaginaci¨®n e ingenio y que dejar¨¢n una sonrisa en la cara cuando sean resueltas. No es un juego muy largo, se puede completar en entre 5 y 6 horas sin grandes dificultades, pero mantiene en todo momento un gran nivel de inventiva alrededor del constante paso por las cuatro dimensiones y el juego cont¨ªnuo con las condiciones f¨ªsicas de los objetivos. Pero el problema no est¨¢ tanto en el planteamiento de los puzles como en la manera en la que hay que ejecutarlos.

En Quantum Conundrum, la resoluci¨®n de los puzles en algunas ocasiones no es tan elegante como en un puzle normal, o incluso no lo es comparaci¨®n con Portal. Por ejemplo, puedes ver que hay que hacer cierto grupo de acciones para crear una v¨ªa por la que avanzar y entender el problema y su soluci¨®n. Pero a la hora de ejecutar puedes tener que depender de tu habilidad de saltar, y esa habilidad est¨¢ condicionada por algo que ya deber¨ªa estar aprendido: los plataformas en primera persona son complicados de plantear al jugador, y m¨¢s cuando ni siquiera ofrecen puntos de referencia como manos o pies como sucede en Mirror¡¯s Edge. Quantum Conundrum requiere un componente inesperado de plataformas para avanzar por algunas fases y eso hace que el n¨²mero de muertes y repeticiones se infle, al no ser realmente un t¨ªtulo muy apto para esta clase de mec¨¢nicas. Incluso en las partes que requer¨ªan m¨¢s habilidad en Portal, no era tanto una cuesti¨®n de habilidad como de ejecutar la acci¨®n en el tiempo preciso. En cambio este juego apuesta por una concepci¨®n m¨¢s cl¨¢sica del plataformas, con algunas complicadas situaciones y un abismo donde caer al m¨¢s m¨ªnimo fallo.

Visualmente, no es un juego que brille pero s¨ª tiene un estilo propio y agradable, aunque con peros. Cuenta con muy limitadas opciones gr¨¢ficas en cuanto a resoluci¨®n y opciones gr¨¢fica, Sus llamativos colores y formas dan a la mansi¨®n un aspecto desenfadado y un punto estramb¨®tico, justo lo que se busca para un t¨ªtulo tan singular. Sin embargo, el dise?o de la mansi¨®n tiene algo que desear, la casa es tem¨¢ticamente mon¨®tona, siempre con la misma clase de objetos decorando el escenario, con algunas zonas en las que no pasa nada y que acaban por cansar incluso a pesar de la corta duraci¨®n del juego. No es un lugar interesante ni llamativo, no parece tener una historia ni transmite nada m¨¢s all¨¢ de sus coloridas paredes y los cuadros, armaduras y otros detalles que no dejan de aparecer -al menos se justifica con una m¨¢quina de clones que se encarga de producir todos los objetos de la casa-.

Esto lleva a uno de los problemas principales de este t¨ªtulo, el que lo separa de la grandeza. Narrativamente es bastante descafeinado. Si alguna vez alguien se ha planteado hasta qu¨¦ punto GLaDOS mejora la experiencia de Portal, s¨®lo tiene que jugar a Quantum Conundrum para entender que la respuesta es "bastante". El misterio alrededor de Aperture y sus instalaciones, as¨ª como la arrolladora personalidad de la psic¨®pata IA constituyen una parte importante de la experiencia. Aqu¨ª Airtight trata de emular esta f¨®rmula en su forma -que no en su contenido o tono- ofreciendo una voz singular que nos gu¨ªa en la aventura, la del propio profesor a trav¨¦s de un comunicador con su sobrino, ofrecida adem¨¢s por un actor conocido como es John de Lancie, el omnipotente Q de Star Trek. Se ha buscado reproducir ese tono de autosuficencia y superioridad de su papel m¨¢s conocido, mezclado con un punto de chifladura propia de un genio ajeno a la realidad, pero el resultado no acaba de convencer. El gui¨®n no est¨¢ muy inspirado, los golpes de humor no acaban der ser muy efectivos y adem¨¢s la voz se repite una y otra vez si fallamos y aparecemos en el punto de control, por lo que se le coge al personaje incluso un poco de man¨ªa. Para rematar, el final es un desastre hasta el punto de que cuesta de creer que alguien pensara que esa era buena forma de acabar el juego.