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Penumbra: Black Plague comienza donde lo dej¨® su primera parte, Overture. Seguimos tomando el control de Philip, el cual contin¨²a perdido en una extra?a mina all¨¢ en los confines de Groenlandia. En sus oscuros pasadizos descubrir¨¢ hechos inexplicables que, por fin, tendr¨¢n una explicaci¨®n en este cap¨ªtulo.

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Y es que el gui¨®n representa un papel muy importante en el juego. Combinado con el asfixiante y tenebroso ambiente recreado a trav¨¦s de la escasa iluminaci¨®n y los rec¨®nditos efectos de sonido, el transcurso de la historia conseguir¨¢ engancharnos poco a poco, convenci¨¦ndonos de que debemos seguir vivos para descubrir qu¨¦ demonios ocurri¨® en el lugar de los hechos.

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A trav¨¦s de los hechos, precisamente, se va desgranando el gui¨®n. Un cuerpo mutilado, una nota desesperada, una bit¨¢cora de extra?os sucesos o documentos almacenados en un viejo terminal; en suma, una creativa manera de otorgarnos informaci¨®n, arrojando poco a poco luz sobre un virus que el padre de Philip investig¨® y cuyas consecuencias son devastadoras.

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Si hacemos un alto en el camino y repasamos los p¨¢rrafos hasta ahora escritos, cualquier lector podr¨ªa imaginarse que estamos ante una aventura gr¨¢fica de las de toda la vida. Y si os digo que los puzzles a resolver mediante combinaci¨®n de objetos son el pan de cada d¨ªa, a¨²n tendr¨¦is m¨¢s razones en pensarlo.

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Black Plague vira su tim¨®n hacia la aventura con mucho m¨¢s descaro que en su primera parte. Hay una raz¨®n de peso que argumenta tal decisi¨®n de dise?o: la implementaci¨®n de la acci¨®n era el punto m¨¢s d¨¦bil del Penumbra original, mientras que el excelente motor de f¨ªsicas y los revolucionarios gestos de rat¨®n necesarios para llevar a cabo las acciones edificaban su pilar m¨¢s s¨®lido.

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A¨²n as¨ª, seguiremos teniendo momentos propios del m¨¢s puro survival horror, con engendros portando linternas y buscando cerebros desesperadamente; la forma m¨¢s efectiva de solventar tales situaciones ser¨¢ esconderse, puesto que no disponemos de ning¨²n arma reglamentaria, y s¨®lo seremos capaces de defendernos lanzando alg¨²n objeto que tengamos al alcance.

Los instantes de acci¨®n siguen sin responder a lo esperado, alej¨¢ndose de ejemplos edificantes como Condemned, donde la escasez de armas de fuego no era ¨®bice para representar combates de exagerada intensidad. La combinaci¨®n de g¨¦neros se ve reducida al sigilo y al puzzle, y aunque no tiene porque ser malo, s¨ª que se echa de menos m¨¢s posibilidades o mayor soltura en la dupla ataque / defensa.

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A cambio, Black Plague promete proporcionarnos un inteligente uso del entorno, momentos de aut¨¦ntico terror psicol¨®gico mientras pensamos qu¨¦ hace un mutante esquel¨¦tico con linterna en ristre, y unos puzzles dignos de la aventura m¨¢s retorcida de la saga MundoDisco. Y todo ello en primera persona. Diferente, que no es poco.

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Gr¨¢ficos y sonido

El motor gr¨¢fico de Penumbra: Black Plague apenas ha variado respecto al de su primera entrega. El paso del tiempo se hace notar, y a estas alturas podemos decir que se encuentra totalmente desfasado. Esto no quiere decir que los gr¨¢ficos sean malos. Simplemente, las texturas tienen mucha menos resoluci¨®n que en otros t¨ªtulos contempor¨¢neos, los 'efectos especiales' son bastante modestos, y aunque la iluminaci¨®n din¨¢mica se ha mejorado en esta entrega, el engine se queda bastante cortito.

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La gran baza visual del juego radica en su inteligente uso de la oscuridad; en muy contadas ocasiones veremos las cosas a plena luz, algo que consigue tapar algunas carencias gr¨¢ficas. En general, la atm¨®sfera opresiva y decadente se consigue. ?ste era el prop¨®sito de los dise?adores del juego, as¨ª que no podemos a?adir m¨¢s reproches que los ya expuestos.

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En cuanto al apartado sonoro, viajamos desde el men¨² principal a las cavernas perdidas de Groenlandia a trav¨¦s de una inquietante melod¨ªa con un piano como protagonista. Una vez all¨ª, la recomendaci¨®n es aislarnos del resto del mundo para poder apreciar el excelente trabajo de sampleado llevado a cabo en el juego.

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Y es que el conjunto de efectos de sonido consigue perturbarnos una y otra vez, obteniendo resultados que para nada desmerecer¨ªan si los escuch¨¢ramos en cualquier Silent Hill. Chirridos, lamentos lejanos, crujidos, ecos antiguos y desconocidos... Como anillo al dedo para cualquier sesi¨®n dirigida por Iker Jim¨¦nez.

Jugabilidad

Como ya hemos comentado, Penumbra ofrece una historia interesante e intrigante por descubrir, a trav¨¦s de documentos, notas y extra?os flashbacks. Para llegar al final y averiguar qu¨¦ pas¨® con el padre del protagonista, debemos ir superando una serie de niveles, b¨¢sicamente estructurados en habitaciones.

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Salir de cada habitaci¨®n suele requerir m¨¢s de una pensada, ya que cualquier objeto que haya en la sala es susceptible de ser movido, empujado, apilado o simplemente recogido y combinado con otro ¨ªtem de nuestro inventario. Y con un punto a destacar: existen varios m¨¦todos para superarlos.

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Por otro lado, los puzzles se alternar¨¢n con secuencias en las que los extra?os seres infectados por el dichoso virus nos atacar¨¢n a las primeras de cambio; normalmente tendremos unos segundos para escondernos antes de afrontar un cara a cara que suele ser letal. A veces podremos utilizar objetos arrojadizos, aunque tampoco son demasiado efectivos.

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La pr¨¢ctica ausencia de elementos de acci¨®n repercute finalmente en una aventura gr¨¢fica en primera persona, salpicada con gotas de sigilo. Es por ello que puede decepcionar a alguien que espere los t¨ªpicos elementos de un Survival Horror. Lo cierto es que la combinaci¨®n de los puzzles con la particular interfaz del juego, donde se nos presenta una pantalla limpia de indicadores, en la que podemos mover cualquier objeto mediante gestos del rat¨®n, funciona de maravilla a la hora de conseguir la inmersi¨®n deseada.

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