Paradise Lost, an¨¢lisis. Un mundo perdido

Paradise Lost te atrapa en la primera mirada. Sus entornos, t¨ªpicos de la l¨ªnea visual utilizada a finales de los a?os 40, guardan ese aura de misterio que tanto hemos visto en obras de ficci¨®n. Los polacos de PolyAmorous Games ofrecen su particular visi¨®n sobre la l¨ªnea hist¨®rica alternativa tras la Segunda Guerra Mundial. ?Qu¨¦ hubiera pasado si el conflicto armado hubiera durado 20 a?os m¨¢s?

Los bombardeos at¨®micos en Hiroshima y Nagasaki a mediados de 1945 quedaron en una simple an¨¦cdota. Lo que no conoc¨ªan los estadounidenses es que el r¨¦gimen de Adolf Hitler se preparaba para su propia ofensiva nuclear. 15 a?os despu¨¦s el horizonte pol¨ªtico poco tiene que ver con lo que ocurri¨® en la vida real. El conflicto se agrav¨® hasta tal punto que el ejercito alem¨¢n apret¨® el maldito bot¨®n rojo. Una lluvia de misiles impact¨® en el coraz¨®n de Europa: nada se pod¨ªa salvar.

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Bajo esta premisa nace Lost Paradise, un walking simulator en el que encarnaremos a un ni?o de apenas 12 a?os de edad. Szymon, su nombre, vaga por los restos del viejo mundo hasta que encuentra el acceso a un viejo b¨²nker nazi. En ese momento comienza la aventura

A la b¨²squeda de un recuerdo

La naturaleza del juego marca su desarrollo. Estamos ante una aventura narrativa que se sostiene por dos elementos indivisibles: la fuerza del contexto y el guion. Una no ser¨ªa nada sin la otra, y viceversa. No hay absolutamente nada m¨¢s. Ni combate, ni exploraci¨®n excesivamente elaborada¡­ nada. Estamos solos en un b¨²nker que encierra m¨¢s preguntas que respuestas.

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La linealidad del progreso est¨¢ sujeta al empuje del argumento. ?Qui¨¦nes somos? ?Qu¨¦ hacemos exactamente aqu¨ª? ?Qu¨¦ ha ocurrido en el escenario? La mayor¨ªa de preguntas l¨®gicas durante la media hora inicial logran encontrar respuesta a trav¨¦s de documentos y entradas de audio. Szymon, parco en palabras, ir¨¢ descubriendo la historia de este refugio leyendo la herencia de otros.

Estos textos suelen tener una cierta coherencia entre ellos dentro de un mismo nivel. Por ejemplo, uno de los cap¨ªtulos lo protagoniza una mansi¨®n a todo lujo donde viv¨ªa la m¨¢s alta sociedad del r¨¦gimen, donde logras comprender las motivaciones de aquellos que vinieron antes que t¨². Sin embargo, algunas historias secundarias cuentan con su propio desarrollo a lo largo de los cap¨ªtulos.

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Esos momentos en los que comienzas a atar cabos son de lo mejor que nos ha dejado Paradise Lost. Las vidas de ciertos personajes tienen una forma realmente agradable de ser contadas. Ganan fuerza por lo s¨²til y el mensaje que transmiten. Debemos aprender de los errores del pasado para que no se repitan en el futuro.

No podemos decir lo mismo sobre el hilo conductor principal. Sin entrar en revelaciones sensibles, Szymon se aferra a un antiguo recuerdo para localizar el origen de una foto¡­ y hasta ah¨ª podemos leer. Una vez los hechos se revelan gana inter¨¦s, sin lugar a dudas, pero el camino y la forma en la que se van revelando nuevos elementos es un tanto dif¨ªcil de digerir. La lentitud de ritmo no es un problema per se, siempre y cuando logre un prop¨®sito que merezca la pena. Pero aqu¨ª hay demasiados esquivos, momentos en los que te preguntas ¡°?qu¨¦ estoy haciendo exactamente aqu¨ª?¡±. Como dec¨ªamos, demasiadas preguntas sin respuesta. Tampoco ayuda demasiado la aparici¨®n de Ewa, una voz que nos acompa?ar¨¢ tras pasar la primera hora de juego.

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Algunos momentos narrativos son tediosos, en especial las escenas donde quedas atrapado en un ordenador por m¨¢s de 5 minutos. Pero todav¨ªa es m¨¢s tedioso intentar explorar un entorno semilibre con un control que limita la navegabilidad. La velocidad de movimiento es muy, muy lenta. Una decisi¨®n cuestionable a la que se suman ciertos momentos de interacci¨®n il¨®gicos. Acciones tan simples como abrir una puerta requieren una combinaci¨®n de botones sin ning¨²n prop¨®sito. Escasez de prop¨®sito extendida a la interacci¨®n con los objetos. ?De qu¨¦ sirve observar de cerca una taza de t¨¦? No hay una mec¨¢nica en la que debas buscar pistas. Nada de eso hay.

El juego permite ajustar la sensibilidad de la c¨¢mara, con la que logras ganar al menos algo de velocidad. El problema radica en que cuanto m¨¢s r¨¢pida la pongas, m¨¢s glitches gr¨¢ficos vas a apreciar. Al mover la c¨¢mara tras cambiarla har¨¢ que vayas m¨¢s r¨¢pido que la carga de los escenarios, por lo que ver¨¢s habitualmente un flash blanco hacia los lados. En cuanto a lo gr¨¢fico, no es la ¨²nica arista que hemos encontrado. Multitud de texturas que no cargan (utiliza el motor gr¨¢fico Unreal Engine), sombras mal indexadas, parpadeos¡­ Su aspecto sin estos errores ser¨ªa correcto, sobre todo con la excelente direcci¨®n art¨ªstica, otro de los grandes aspectos positivos de Paradise Lost. No comprendemos los motivos por los que se encuentra en este estado. El an¨¢lisis ha sido escrito utilizando la versi¨®n de Xbox One, en base a Xbox Series X v¨ªa retrocompatibilidad.

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Completarlo nos ha tomado 4 horas, dependiendo del tiempo que saborees los escenarios. En algunos momentos hay tramos en los que se te pide recolectar varios objetos para progresar, pero no hay un rompecabezas tradicional que extienda la duraci¨®n: va a tiro hecho. Debemos recalcar que los textos est¨¢n localizados completamente al espa?ol. Eso s¨ª, la dejadez de ciertos errores gr¨¢ficos se extiende a la localizaci¨®n. No han sido pocos los documentos que aparecen en ingl¨¦s, sobre todo a partir de la segunda mitad del juego. Puede corregirse con una actualizaci¨®n.