Onechanbara es una fuerza de la naturaleza que se ha resistido a desaparecer con el paso de los a?os, y es que nadie pod¨ªa presagiar que a¨²n en pleno 2015 estuvi¨¦semos hablando de una franquicia nacida en las trincheras de las producciones low budget niponas, dentro de la etiqueta Simple Series. Fue exactamente hace diez a?os cuando una compa?¨ªa anta?o de cierto renombre, como era el caso de Tamsoft (creadores de la saga Battle Arena Toshinden), decidi¨® probar suerte con un concepto tan alocado como tantos que sal¨ªan por aquel entonces: coger a una protagonista femenina con poca ropa, ponerle un sombrero de vaquera, darle una katana y plantarla en un escenario repleto de zombis y criaturas a las que aniquilar sin miramientos, todo esto por supuesto poniendo foco en los movimientos de su hero¨ªna improvisada y en la sangre que cubr¨ªa su nada insinuante (es un decir) silueta. Aquello funcion¨® y lo hizo de forma bastante importante, hasta el punto de convertirse en un t¨ªtulo de culto que incluso lleg¨® a Espa?a con el t¨ªtulo de Zombie Zone y bajo el paraguas de la distribuidora 505 Game Street. Desde entonces, aquel peque?o experimento se ha convertido en la franquicia m¨¢s lucrativa de Tamsoft, que no s¨®lo ha derivado en m¨²ltiples juegos a lo largo de los a?os para plataformas como PlayStation 3, Wii o Xbox 360, sino tambi¨¦n en multitud de merchandising e incluso dos pel¨ªculas (mal¨ªsimas, todo sea dicho) de imagen real dirigidas por Y?hei Fukuda, uno de los nombres m¨¢s habituales del cine de g¨¦nero serie B de la isla. En occidente hemos vivido m¨¢s o menos al margen de este fen¨®meno, un poco al estilo de lo sucedido con Rodr¨ªguez en Sud¨¢frica, pero ahora por fin recibimos la ¨²ltima entrega de la franquicia en lo que supone su primera entrada en la actual generaci¨®n de consolas. Y lo cierto es que nos ha dejado bastante fr¨ªos aunque tenga aciertos precisamente ah¨ª donde m¨¢s importan, en sus mec¨¢nicas de combate. As¨ª pues, pasemos a hablar de Onechanbara Z2: Chaos.
La historia del juego nos plantea una alianza imposible entre cuatro f¨¦minas, de bandos enfrentados, para hacer frente a una nueva y temible amenaza. As¨ª, durante la trama intentaremos llegar hasta ella a medida que nos enfrentamos d miles de criaturas del averno entre las que se encuentran zombis de todo tipo, hombres loco, cancerberos, dragones y algunos jefes colocados estrat¨¦gicamente en hasta cinco ubicaciones inspiradas en localizaciones reales: Los ?ngeles, Per¨², Dubai, China y Jap¨®n. La campa?a se divide en diecis¨¦is fases en las cuales debemos martillear los botones de golpeo hasta que limpiamos el escenario y aunque dicho as¨ª suene muy simple, realmente es pr¨¢cticamente todo lo que hay que hacer, puesto que la campa?a est¨¢ hecha con tal desgana que apenas encontramos algo que no sea esto. Pongamos un ejemplo: el nivel de Dubai consiste en moverse por un desierto, enfrentarse a los enemigos que van saliendo en zonas cerradas y por ¨²ltimo derrotar a un jefe. Cierto es que podemos subir a una especie de pir¨¢mide -para combatir contra un grupo extra de criaturas-, pero ese es el ¨²nico desv¨ªo. El dise?o de niveles consiste pues en crear zonas en las cu¨¢les poner barreras para que los enemigos aparezcan en grupos masivos y nos impidan pasar. Y esto ocurre desde el pr¨®logo, pr¨¢cticamente, hasta que vencemos al enemigo final en una fase algo m¨¢s corta y directa al grano. El problema no es tanto la falta de ideas como la clara convicci¨®n de que la narrativa no est¨¢ pensada para despuntar en ning¨²n sentido, algo que siempre ha sido un tal¨®n de Aquiles de la franquicia pero que se puede entender el porqu¨¦ ocurre, a fin de cuentas, todo es una excusa (ya desde su origen humilde) para poner a f¨¦minas con ropa ajustada aniquilando monstruos. Y eso es de lo que va Onechanbara: olvidemos la 'historia', y pasemos por algo que sus fases son pasillos dise?ados en una servilleta. Y qued¨¦monos con lo bueno: los combates. Porque sin ser los de Bayonetta o un Devil May Cry, funcionan a las mil maravillas sobre todo cuando los dominamos, algo que tardaremos un poco en hacer. De primeras, las batallas de Onechanbara Z2 Chaos consisten en presionar insistentemente cuadrado o tri¨¢ngulo para dar cuenta de los rivales, algo que puede llegar a hacerse incluso aburrido, o tedioso. Pero poco a poco el sistema se abre: entran en juego las acciones evasivas, como deslizamientos, esquives o impulsos; tambi¨¦n las armas secundarias que act¨²an como proyectil -una cadena con bola, pu?ales, un boomerang- o un counter, y los movimientos avanzados. Lo que al principio se hace cuesta arriba gana poco a poco dimensi¨®n cuando compramos nuevas habilidades en la tienda -empleando orbes, que son la moneda de cambio-, armas mejoradas o piezas de equipo como anillos que potencian el ataque, la defensa, etc¨¦tera. En este punto, las t¨¦cnicas de las protagonistas ser¨¢n considerablemente m¨¢s da?inas y el sistema de combate es cuando por fin se descubre como realmente disfrutable. Por si no hab¨ªa quedado claro a¨²n, Onechanbara es un hack'n slash que apela al frenetismo y el salvajismo en todo momento, y que no se corta un pelo a la hora de mostrar violencia estilo manga/anime e incluso gore. Una de las virtudes de los combates del juego reside en que podemos utilizar a entre dos y cuatro personajes en todo momento, cambi¨¢ndolas en tiempo real con la cruceta, y cada una de ellas es diferente a las dem¨¢s. As¨ª, tenemos a personajes con rango amplio gracias al uso de espadas y katanas, o de otro m¨¢s cerrado, golpeando como artistas marciales. La clave es c¨®mo generamos combos y movimientos utilizando a varias de ellas y sobre todo, las herramientas que dispone el t¨ªtulo para sacarles partido. En primer lugar, los combates combinados, en dobles parejas, y es que cuando una barra se rellena al 100% podemos pulsar el touchpad del mando y aparecer¨¢n todas en pantalla de forma simult¨¢nea, y no para hacer un ataque e irse: se quedan ah¨ª un buen rato y hacen su trabajo de limpiar la pantalla de criaturas de forma muy eficiente. Y a diferencia de lo que ocurrir¨ªa en otros juegos, en los que la IA ser¨ªa la encargada de llevarlas, aqu¨ª todo funciona con nuestro control: cada golpe que damos se multiplica por los personajes en pantalla, de forma que los combos creados pueden ser verdaderamente demoledores. Adem¨¢s de esto, tenemos combinaciones m¨¢s complicadas de llevar a cabo como las t¨¦cnicas 'cool', finishers que generan un da?o masivo sobre los enemigos dentro del rango. Y tambi¨¦n, podemos usar el poder de la sangre para entrar en un modo berserker, que multiplica los impactos realizados, o convertirnos en criaturas monstruosas que a cambio de perder vida a medida que nos mantenemos en este estado, tambi¨¦n lo generan masivamente. Onechanbara Z2 Chaos funciona especialmente tras superar la campa?a una vez, que es cuando tenemos mejor equipo, habilidades, y la dificultad aumenta, convirtiendo las batallas en un reto, un desaf¨ªo interesante. Y si consideramos que hay tres niveles extra adem¨¢s de los b¨¢sicos, tenemos para bastante rato. M¨¢s all¨¢ de la campa?a (que ronda las siete horas) encontramos docenas de misiones en dificultad ascendente, un modo pr¨¢ctica para aprender todo lo que pueden hacer las cuatro protagonistas, un editor de personajes para cambiarles la ropa y accesorios, galer¨ªas, etc¨¦tera.