OkunoKA Madness
- PlataformaXBONSWPC7.4PS47.4
- G¨¦neroPlataformas
- DesarrolladorCaracal Games
- Lanzamiento08/09/2020
- TextoEspa?ol
- EditorIgnition Entertainment
OkunoKA Madness, an¨¢lisis
Una nueva propuesta en el estilo de Super Meat Boy llega desde Italia. Su objetivo: romper la barrera del sonido
Aunque parece que est¨¢n ah¨ª casi siempre, hace ya un tiempo que el g¨¦nero de las plataformas dif¨ªciles -a la manera de Super Meat Boy- no da demasiadas muestras de vida dignas de tal nombre. De hecho, han pasado ya tres a?os de la ¨²ltima gran obra de esta vertiente, el soberbio e inclasificable The End is Nigh con el que Edmund Mcmillen volv¨ªa a desesperarnos con el g¨¦nero que ¨¦l mismo ayud¨® a definir. Una verdadera obra maestra, a la que las ventas no parecen haber acompa?ado al nivel que su calidad merec¨ªa.
Tras un per¨ªodo algo menos exuberante, con muy pocos juegos de este estilo -a pesar de que el g¨¦nero de las plataformas en general no para de recibir entradas-, el equipo italiano Caracal Games vuelve al ataque para elevar el list¨®n con Okunoka Madness, el relanzamiento de un t¨ªtulo para Switch que pas¨® bastante desapercibido en su momento. Es por tanto un buen momento para averiguar si este t¨ªtulo simpatic¨®n pero endiablado necesitaba una ampliaci¨®n y un poco m¨¢s de trabajo -como ha sido el caso de Blasphemous- o si su base jugable no era lo suficientemente s¨®lida para destacar en estos momentos en los que es tan complicado posicionarse.
Sin trampa ni cart¨®n
Okunoka Madness no se esfuerza en ocultar sus fuentes de inspiraci¨®n, y lo hace precisamente enfatizando su mejor virtud: la fusi¨®n de dos tendencias muy definidas. Desde la introducci¨®n nos queda claro que el juego no pretende destacar por su argumento, demostr¨¢ndonos lo mucho que el estudio venera a esas dos grandes inspiraciones. De la primera, Rayman Legends, el estudio ha tomado un desenfadado estilo art¨ªstico que se mete por los ojos, en el que llaman la atenci¨®n muchos detalles muy bien realizados como algunos juegos de sombras. De la segunda, Super Meat Boy, se ha cogido literalmente toda la propuesta a nivel jugable, con las implicaciones que tal cosa lleva aparejadas ya que se trata de un juego con unas caracter¨ªsticas bien definidas. Nada que objetar al apartado audiovisual: es un juego que gusta de verse y escucharse sin tener que asaltar los escalones de los pesos pesados. Por lo que respecta a las sensaciones desde el mando, quien est¨¦ acostumbrado a lidiar con la dificultad se encontrar¨¢ en su salsa en este juego, pero las cosas pueden haber llegado un poco lejos incluso para ellos.
Una vez damos comienzo a la campa?a, la primera pantalla del mundo inicial nos deja claro de lo que va la cuesti¨®n: un nuevo Super Meat Boy quiere tomar el relevo. Resulta que los primeros niveles son casi id¨¦nticos a los del cl¨¢sico independiente de Edmund McMillen, que tan bien utilizaba esos primeros compases para explicarnos sus mec¨¢nicas. Okunoka Madness tambi¨¦n lo consigue, aunque ocurre que esas mec¨¢nicas jam¨¢s llegan a ser tan perfectas como las de su modelo, as¨ª que una parte de la gracia que encumbr¨® de forma instant¨¢nea al hit del ni?o carne se ha perdido por el camino en esta ocasi¨®n. Aun as¨ª, misma premisa: tenemos que llegar del punto A al punto B en cada nivel, con el ¨²nico cometido adicional de encontrar alg¨²n extra que nos obligar¨¢ a dar m¨¢s saltos complicados.
Speedrunning Radical
Reducido a su esencia, Okunoka Madness es un plataformas dif¨ªcil con un ¨¦nfasis descarado en la alta velocidad. Hasta aqu¨ª todo bien, ya que el juego cumple con los dos grandes requisitos necesarios para que este tipo de propuestas entretengan o, al menos, para que el equilibrio entre frustraci¨®n y avance no se vaya mucho de madre. En esta aventura de plataformas supers¨®nicas, los niveles est¨¢n muy bien dise?ados y ninguno de ellos -al menos en los primeros mundos- lleva realmente a la desesperaci¨®n o a morir cien veces hasta que nos enteramos de todo. El adorable -e inclasificable- personaje se controla con precisi¨®n (aunque hablaremos despu¨¦s de esto) y no son muchas las veces que sufriremos la sensaci¨®n de haber ca¨ªdo a unos pinchos por culpa del juego, sino m¨¢s bien por no haber sido lo suficientemente r¨¢pidos a los mandos. Esta, la velocidad de reacci¨®n que requiere del jugador, es tambi¨¦n su principal cruz, como seguramente entender¨¢ todo aquel que complete la aventura. Una vez superado el primer mundo, el jugador que se haya empleado a fondo t¨ªtulos como The End is Nigh, Splasher o el mism¨ªsimo Super Meat Boy empezar¨¢ a sentir alguna rozadura en los pies. Cuando el juego adquiere su velocidad de crucero en el segundo mundo, estas incomodidades empezar¨¢n a doler. No dir¨ªamos que todas lo hacen por igual, pero s¨ª que terminan afectando al conjunto.
De entrada, hay una decisi¨®n de dise?o que impregna casi todo el juego y posiblemente influye en exceso en el resultado final. Gran parte de los niveles de Okunoka Madness est¨¢n construidos en torno a plataformas que podemos hacer aparecer y desaparecer (ni que decir tiene que son el¨¦ctricas, de hielo y de fuego, para que todo nos suene familiar). Desde muy pronto en la campa?a, los niveles se dedican a hacer uso y abuso de una mec¨¢nica concreta: la de alternar entre estos dos -luego tres- tipos de ¡°plataformas a la Ikaruga¡±. El problema es que todo esto no ha sido tan bien implementado como en otros t¨ªtulos ¨Ccomo Guacamelee!2¨C que lo han llevado a cabo con m¨¢s temple y moderaci¨®n. La velocidad del juego llega a hacer que muchos momentos resulten frustrantes antes que complicados, y la sensaci¨®n de que alternar entre estas ¡°plataformas din¨¢micas¡± es un a?adido tedioso -antes que una mec¨¢nica b¨¢sica del juego- no ha llegado a desaparecer nunca de nuestras partidas. Se acent¨²a, de hecho, en los ¨²ltimos niveles, sobre todo si somos valientes y nos atrevemos con el modo Madness, un gran a?adido de esta nueva versi¨®n.
Por una autov¨ªa en Alemania
Okunoka Madness es un t¨ªtulo muy heterodoxo en cuanto al dise?o de sus niveles. Desde las t¨ªpicas trampas l¨¢ser llegaremos a las rejillas de plataformas que tenemos que configurar al vuelo, pasando por momentos m¨¢s cl¨¢sicos de plataformas. Aunque el ritmo de la campa?a nos ha parecido bastante satisfactorio, las cosas cambian a poco que ponemos el foco en la velocidad a la que se mueve el protagonista, un aspecto en el que las cosas han llegado demasiado lejos. La velocidad a la que nuestro personaje se desplaza por las superficies es muy alta; esto no es algo malo por s¨ª solo, pero echamos mucho en falta el sensacional sentido de la inercia que exhib¨ªan los juegos de Edmund McMillen. T¨ªtulos, tambi¨¦n es necesario recordarlo, en los que el control era mucho m¨¢s preciso a la hora de rebotar, controlar al nuestro personaje en el aire o desplazarnos por los suelos. Es estas tres facetas tan decisivas, Okunoka Madness llega demasiado lejos en su apuesta por la velocidad elevada, la cual convierte muchos de los niveles en otra cosa que ya no es tan placentera. No nos cabe duda de que habr¨¢ un sector de speedrunners dispuesto a sacarle todo el partido, pero el grueso de los mortales tendr¨¢ problemas con un personaje principal tan incontrolable cuando rebota en una pared, ya que algunos saltos que podemos ejecutar con precisi¨®n se ir¨¢n al traste por ese exceso de velocidad al caer de nuevo al suelo.
Incluso con estos puntos negros, Okunoka Madness es un t¨ªtulo competente como videojuego de plataformas. Divierte, que es lo importante, y tiene contenido suficiente como para meterle muchas horas de juego -sobre todo si nos dedicamos a batir nuestros r¨¦cords-. Aunque no llegue a la perfecci¨®n de los juegos de Edmund McMillen ¨Cpocos lo hacen, en verdad¨C, ser¨¢n precisamente quienes m¨¢s han disfrutado con ellos los que no se dejar¨¢n llevar por la frustraci¨®n. Preciso hasta cierto punto, bien dise?ado y muy cuidado visualmente, ¨²nicamente un exceso de velocidad ¨Cque no llega a dejarnos del todo satisfechos con otros personajes desbloqueables, por cierto¨C lo aleja de la que podr¨ªa haber sido su trayectoria id¨®nea. Por lo dem¨¢s, Okunoka Madness es un proyecto en el que ahora, al segundo intento, se percibe mucho empe?o por parte de un estudio al que habr¨¢ que seguir en el futuro.
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Conclusi¨®n
OkunoKA Madness no llega a plantear un verdadero giro de tuerca al subg¨¦nero inaugurado por Super meat Boy, pero es una entrada competente para quienes ya hayan completado juegos como The end Is Nigh, Splasher o Slime-San. Aunque la velocidad excesiva a la que se mueve todo lo har¨¢ poco apto para ciertos paladares, su buen dise?o y simpat¨ªa lo convierte en un juego de plataformas recomendable para los que no se cansen de saltar y rebotar en las paredes.
Lo mejor
- Audiovisualmente es muy solvente
- Divierte, y tiene contenido para sumergirse durante horas
- El nivel medio del dise?o de sus niveles es bastante alto
Lo peor
- La velocidad convierte al personaje en incontrolable en demasiados momentos
- Conf¨ªa en exceso en la rotaci¨®n de las plataformas al estilo Ikaruga
- Los bosses no nos han convencido
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.