Octodad: Dadliest Catch
- PlataformaPS47PC7OSX
- G¨¦neroAcci¨®n, Aventura
- DesarrolladorYoung Horses
- Lanzamiento30/01/2014 (PC, OSX)23/04/2014 (PS4)
- TextoEspa?ol
- VocesIngl¨¦s
Octodad: Dadliest Catch
Vestirse para tu boda, hacer caf¨¦ a tu mujer, ir a la compra o arrancar las hierbas del jard¨ªn. Esto es lo que los rookies de Young Horses nos proponen en el port de Octodad a PlayStation 4 tras su paso por PC. ?Hemos mencionado que somos un pulpo disfrazado y tratando de comportarse como humano en este Slapstick puro de control imposible?
Ah, el tan llamado American Way of Life. La vida perfecta: Casa con jard¨ªn, barbacoa y vecino psic¨®pata, trabajo con buen sueldo, una esposa que nos quiere con locura, ni?os que se comportan como tal y nos tienen por modelo, una boda de ensue?o, un Playmouth Belvedere del 58 en el garaje... En este juego de los rookies Young Horses tenemos todo eso, ?verdad? Al menos todo lo que los c¨¢nones USA de familias felices dictan. Solo que¡ A ver, solo que con un leve matiz, una min¨²scula salvedad, una mentirijilla que le hemos ocultado a nuestra esposa y al mundo entero: Somos un pulpo. No un humano sob¨®n al que se le multiplican los brazos en compa?¨ªa de mujeres, sino un pulpo de verdad, con su dep¨®sito de tinta, tent¨¢culos adhesivos y problemas a la hora de hacerse pasar por un b¨ªpedo abogado, por lo que lo que para alguien es la m¨¢s mundana de las tareas como hacer caf¨¦ o arrancar las malas hierbas, para el pobre de nuestro protagonista su condici¨®n provoca que la cotidianeidad salte por la ventana en Octodad: Dadliest Catch.
Esta es la premisa del estudio Young Horses, a los que el ¨¦xito de su proyecto universitario reconvertido en Kickstarter les ha permitido llegar tanto al mundo del PC ¨Ccon un estreno a inicios de a?o- como al de las consolas, estren¨¢ndose en la Next Gen con la versi¨®n PlayStation 4 de su particular Octodad, el juego m¨¢s slapstick que hemos visto en mucho tiempo, y original hasta decir basta. En s¨ª, y bajo el aspecto de una especie de aventura salpicada con instantes de acci¨®n y hasta infiltraci¨®n ¨Cs¨ª, Stealth a lo Snake y todo, e implementado con l¨®gica en la trama- el juego no es m¨¢s que una especie de simulaci¨®n de la vida de un padre. Aunque eso s¨ª, pasado por el tamiz de una comedia surrealista absolutamente delirante en plan las que se hac¨ªan en el cine USA de los 80 ¨Cel t¨ªtulo en Espa?a seguro que habr¨ªa sido ¡°Mi padre, ?qu¨¦ pulpo!¡± o similar. S¨¢tira delirante del protot¨ªpico retrato familiar USA perfecto y de la jugabilidad de acciones cotidianas de t¨ªtulos como los de David Cage, nuestro Octodad est¨¢ viviendo precisamente eso: El Sue?o Americano. Pero como en toda buena cinta 80s, siempre hay un malote que le quiere arruinar el d¨ªa a nuestro agradable y simpatic¨®n protagonista.
Con el joystiq izquierdo controlaremos el brazo en cuanto al eje de la profundidad ¨Cideal para empujar puertas, ponernos cosas-, y con el derecho lo subiremos arriba o abajo o lo moveremos a los lados. R1 sirve para coger cosas con las ventosas del ¡®brazo¡¯ y soltarlas puls¨¢ndolo otra vez. Lo mejor es a la hora de andar, que se realiza alternando L2+R2 como si fuera la pierna izq y la pierna derecha y da pie a una descacharrante animaci¨®n que el Jim Carrey de los tiempos de La M¨¢scara o Ace Ventura bien firmar¨ªa. El panel t¨¢ctil nos da tambi¨¦n el control del brazo y en su totalidad, por lo que para interactuar con objetos y acciones relacionadas con estos se convierte en lo m¨¢s c¨®modo. Octodad es de esos juegos desconcertantes al inicio, simplemente porque desde hace 3 generaciones se nos ha educado en consolas para que manejemos a un personaje usando el stick izquierdo, pero utiliz¨¢ndolo aqu¨ª solamente moveremos parcialmente su brazo. Hay que mentalizarnos de que para andar se usan los gatillos, algo que desde el tutorial se convierte en f¨¢cil y en un segundo atravesaremos pasillos a toda velocidad, aunque es inevitable pulsar el stick por pura intuici¨®n cuando queremos movernos y dudar un segundo de por qu¨¦ no lo hacemos.
La verdad es que Octodad es uno de esos t¨ªtulos que no se pueden tomar en serio, y por lo tanto no calificar igual que el resto. S¨ª, el control del personaje es absolutamente infernal. Pero es que tiene su justificaci¨®n en cuanto a que somos un Pulpo. UN PULPO. Intentad imaginar que no teneis estructura ¨®sea alguna y deb¨¦is abrir la puerta del ba?o, colocar la cafetera o comprar una pizza. Como decimos, es como fijarse en un t¨ªtulo de David Cage estilo Farenheit y darle completamente la vuelta, inyectando en ese realismo de acciones toneladas del surrealismo m¨¢s absoluto en una respuesta propia de un Tim Schafer y Double Fine en una de sus habituales y locas sesiones de Brainstorming. Un t¨ªtulo de esos que no se ven a menudo ¨²ltimamente, y que est¨¢ hecho con la m¨¢s simple idea de la diversi¨®n descacharrante constante.
En otras palabras: Es un juego creado para sonre¨ªr manejando a un cefalopodo que anda ¨Co lo intenta- de forma b¨ªpeda y procura ser padre de familia, dilecto esposo y oficinista. ?C¨®mo leches se le va a pedir a semejante locura que tenga un m¨ªnimo de jugabilidad normal? En su locura e imposible, frustrante y amargante control es donde precisamente radica su enorme encanto. Porque para algo tan sencillo como vestirnos para una boda y ponernos una pajarita liamos la de Dios destrozando bufets, rompiendo cristaleras y causando el caos simplemente al avanzar. Una apuesta tremendamente arriesgada la de la desarrolladora de brindarnos un esquema de control complicad¨ªsimo y nada intuitivo que desespera constantemente, pero es que este es el eje de la jugabilidad y su raz¨®n de ser, y si no lo aceptamos, mejor no invertir lo que el juego cuesta, puesto que no vamos a disfrutarlo nada.
Dentro de toda su locura, sus creadores le implementan un m¨ªnimo de cordura en cuanto a que seguimos siendo un pulpo fingiendo ser humano ¨Cpor si a alguien no le quedaba claro-, por lo que hemos de tener cuidado al avanzar, ya que si lo destrozamos todo, la gente sospechar¨¢ ¨Cla l¨ªnea de visi¨®n que se establece cuando estamos rodeados de gente, y si aumenta esta sospecha, nos descubrir¨¢n, por lo que hay que parecer ¡®smooth¡¯ que dicen los americanos, fingir que podemos controlar el espacio en el que nos desenvolvemos cuando en realidad no tenemos posibilidad casi de hacerlo. Y encima, cuando logramos m¨¢s o menos parecer medio humanos ¨Ccuando soltamos gritos en plan el doctor Zoidberg de Futurama ya es lo m¨¢s-, Young Horses nos complica el avance colocando pieles de pl¨¢tano para lograr el sonido y la reacci¨®n al m¨¢s puro estilo de comedia Slapstick, o haciendo que el anillo de boda de nuestra prometida est¨¦ en un baul enterrado por monedas y diamantes de colores, trat¨¢ndose en el fondo de jugar con los t¨®picos de la comedia visual aparte de con el motor de f¨ªsicas.
Lo cierto es que tras un pr¨®logo que nos sumerge en el delirante mundo del juego, la jugabilidad base corre el riesgo de anquilosarse, ya que el efecto sorpresa pasa con rapidez una vez llevamos un par de niveles. Conscientes de ello, sus creadores aprovechan para a?adirle minijuegos ¨Chay ¡®baloncesto¡¯ y hasta air hockey-, situaciones repentinas de acci¨®n que salvan del constante cumplimiento de tareas y encargos, y hasta infiltraci¨®n en el decisivo nivel del Acuario ¨Clos cuidadores del recinto y nuestro vecino demuestran ser m¨¢s despiertos que el resto de la ciudad en cuanto a nuestra verdadera naturaleza-, que se convierte en el m¨¢s largo y loco de toda la propuesta, aunque la dificultad en general del juego siempre es muy nimia. En s¨ª Octodad no nos llegar¨¢ a las 3 horas en la primera partida que le echemos, y su rejugabilidad pasa por el inter¨¦s que tengamos en revivir de nuevo las situaciones que nos hayan gustado, aunque por fortuna tiene un loqu¨ªsimo modo Multijugador en el que 4 usuarios se dividen el control del personaje, cada uno controlando una parte de su cuerpo, por lo que imaginaos hasta d¨®nde puede llegar el caos echando un multi de madrugada con tres m¨¢s.
A nivel gr¨¢fico Octodad luce con texturas planas y objetos muy b¨¢sicos ¨Cen el jard¨ªn ver¨¦is hasta dibujarse algunas texturas al avanzar-, pero lo que ejecuta lo hace siempre a 60 cuadros, lo que mezclado con los entornos llenos de elementos destructibles y la f¨ªsica constante de todos los elementos asegura el caos visual en pocos minutos. Podemos calificarlo de simpl¨®n en cuanto a carga gr¨¢fica, pero el trabajo en la direcci¨®n art¨ªstica y el colorido constante salvan el conjunto, con ese aire de la Am¨¦rica de los 50 que se refleja hasta en los coches que de vez en cuando asoman. La animaci¨®n de nuestro protagonista no es solo el punto fuerte del apartado, sino la base alrededor de la cual gira toda la propuesta, por lo que su ¡®torpe¡¯ ejecuci¨®n cuando anda o tenemos que ponernos una pajarita es delirante y estupenda.
En cuanto a la banda sonora tenemos una partitura correcta, con un tono de dibujo animado y que punt¨²a como debe cada locura de acci¨®n que hacemos, y que incluye unos t¨ªtulos de cr¨¦dito con una canci¨®n con letra sobre Octodad. Lo mejor en este aspecto no es solo los efectos de sonido que rese?an cada paso que damos, sino un doblaje ¨Cen ingl¨¦s aunque localizado al castellano- en el que el ¨²nico que no habla es Octodad, que utiliza un lenguaje propio de sonidos, gorgoritos y guturales ininteligible para nosotros, pero comprensible para el resto del mundo, como su familia, que lo entiende sin problemas. Cuando el protagonista se desmanda y nos sale con los gritos estilo el doctor Zoidberg de Futurama mezclados con lo que se supone que son escapes de tinta manchando a la gente es cuando de verdad se nos escapa la risa.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.