An¨¢lisis de Nioh: El Fin de la Masacre

Es dif¨ªcil pensar un t¨ªtulo m¨¢s apropiado que El Fin de la Masacre para el ¨²ltimo DLC de Nioh, ya que pone punto final tanto al arco argumental de estas tres expansiones, conectadas por m¨¢s que una simple progresi¨®n jugable, como a las matanzas del propio William en t¨¦rminos generales (al menos mientras no regrese en un hipot¨¦tico Nioh 2). Ha sido un a?o dulce para la nueva creaci¨®n del Team Ninja, ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico a partes iguales, que pronto culminar¨¢ con una edici¨®n completa donde se incluya todo este contenido post-lanzamiento. Por tanto, la llegada de El Fin de la Masacre es el momento ideal para hacer balance y valorar no s¨®lo su calidad como ampliaci¨®n descargable, sino tambi¨¦n ver c¨®mo encaja en el marco global de Nioh de cara a sopesar su adquisici¨®n bien por separado, como parte del Season Pass, o incluso de la citada edici¨®n completa que llegar¨¢ antes de terminar 2017.

Al igual que sus antecesores, El Drag¨®n del Norte y Honor Sublevado, El Fin de la Masacre se puede jugar sin m¨¢s requisito previo (compra aparte) que haber completado la historia principal del juego original, aunque es una opci¨®n poco recomendable dada la conexi¨®n argumental y, sobre todo, la escalada en dificultad: la primera misi¨®n ya parte del nivel 217 en Senda del samur¨¢i (la m¨¢s baja), as¨ª que el salto puede ser bastante abrupto si no se avanza paso a paso. Algunos jefes y tipos de enemigos estrenados en los otros DLCs regresan para juntarse con los in¨¦ditos, as¨ª que si bien empezar directamente por aqu¨ª puede ser una experiencia con mayor n¨²mero de sorpresas por minuto de juego, su concepci¨®n como ep¨ªlogo no tendr¨ªa la fuerza que claramente el Team Ninja busca dar a este cap¨ªtulo.

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De vuelta en Osaka

Como viene siendo habitual, el grueso del contenido del DLC se divide en una serie de misiones, principales y secundarias, repartidas a lo largo del mapa de una regi¨®n del Jap¨®n feudal (tambi¨¦n hay un modo nuevo, el Averno, pero merece su propia secci¨®n m¨¢s adelante). La mayor diferencia es que esta vez volvemos a una regi¨®n ya visitada, Osaka, para retomar un conflicto parcialmente resuelto durante Honor Sublevado. Tras varios meses de paz, William y sus aliados deben regresar al castillo que asediaran durante el DLC anterior en un evento tambi¨¦n inspirado por hechos reales: si primero fuera la campa?a de sitio en invierno, ahora toca la de verano, ambientada en mayo de 1615. Aunque fiel a la tradici¨®n de Nioh, este trasfondo hist¨®rico luego se combina con elementos m¨¢s fantasiosos, que dan pie a una batalla donde se ven las caras demonios y guerreros con poderes m¨¢gicos.

Precisamente aqu¨ª, en el uso de m¨¦todos antinaturales, reside el origen de algunos enfrentamientos y traiciones de un cap¨ªtulo que, sin entrar en demasiados detalles para preservar sorpresas, se las arregla para seguir elevando la tensi¨®n y el espect¨¢culo. A pesar de su interesante uso de la mitolog¨ªa japonesa y la buena factura de las secuencias, lo cierto es que la faceta narrativa del Team Ninja sigue siendo un mero acompa?ante del juego en s¨ª (combate y exploraci¨®n), pero en El Fin de la Masacre se utilizan con tino los elementos argumentales que se han ido sembrando a lo largo de esta peque?a trilog¨ªa. Personajes familiares como Hanzo Hattori, Date Masamune o Yukimara Sanada se reintroducen con diferentes cometidos, en algunos casos incluso para pelear codo con codo junto a William, por lo que venir con los deberes hechos (los otros DLC jugados) ensalza m¨¢s estos momentos.

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Por supuesto, este regreso a Osaka tampoco significa que el estudio se limite a soltarnos en las mismas localizaciones que ya recorrimos durante la expansi¨®n anterior. El ejercicio de reutilizaci¨®n sigue muy presente, en especial durante las misiones secundarias: redise?o de escenarios, navegaci¨®n en diferentes direcciones y enfrentamientos contra jefes antes derrotados en diferentes circunstancias ya eran una constante del juego original, y es una pr¨¢ctica que no ha mostrado mejora o evoluci¨®n a lo largo de estos DLCs. Sin embargo, los emplazamientos de las tres misiones que forman el desarrollo principal s¨ª est¨¢n creados para la ocasi¨®n, y vuelven a sacudir un poco la f¨®rmula con nuevos entornos e ideas como una navegaci¨®n m¨¢s vertical con buen uso de atajos entre santuarios, la ya comentada colaboraci¨®n con otros personajes, o la presencia de un jefe que nos provoca y molesta en varios puntos de un nivel antes de hacernos frente en combate.

Del mismo modo que el cierre resulta satisfactorio a un nivel argumental (aunque dejan un cabo suelto, quiz¨¢ con vistas a la secuela), tambi¨¦n es apropiado a la hora de producir una nueva raci¨®n de lo que ha hecho que Nioh sea Nioh, y no un simple ¡°Dark Souls de samur¨¢is¡±. No hay grandes revoluciones, y tras tantas regiones es f¨¢cil llegar a la conclusi¨®n de que en su forma actual ya ha dado de s¨ª todo lo que ten¨ªa que dar. Sin cambios m¨¢s radicales surge la necesidad de pasar p¨¢gina, pero al menos esta ¨²ltima es una que tambi¨¦n se ha escrito con pulso firme. El nivel de exigencia alcanza picos m¨¢s altos, los jefes nuevos dan su do de pecho, e incluso hay lugar para alg¨²n gui?o que los fans de otros juegos del Team Ninja seguro que agradecer¨¢n (de nuevo, sin entrar en detalles para no chafar sorpresas). El equipo ha dado con un sistema de combate fren¨¦tico a la vez que profundo, y El Fin de la Masacre sabe aprovecharlo hasta el ¨²ltimo minuto.

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Adentr¨¢ndonos en el Averno

Relacionado con esto, la necesidad de ponerse a prueba y exprimir cada gota que el sistema del Team Ninja nos pueda proporcionar, encontramos precisamente el nuevo modo Averno. Como ocurr¨ªa con las misiones del Ocaso, este modo no est¨¢ ligado ni a la trama ni a ninguna zona concreta, sino que se puede acceder desde una posici¨®n predefinida del mapa de cualquier regi¨®n. Una vez dentro toca elegir entre enfrentarnos directamente al jefe, que puede ser cualquiera de entre el enorme repertorio que ya tiene el juego a estas alturas, o en cambio acceder mediante embarcaciones a otros cuatro planos con enemigos corrientes que nos atacan en hordas. S¨®lo superando estas pruebas opcionales podemos librarnos de los estados alterados que afectan a William desde el inicio, poni¨¦ndolo en desventaja ante el jefe central. En un primer momento la decisi¨®n puede no parecer tan relevante, pero a medida que derrotamos cada nuevo jefe descendemos un nivel en el Averno, el ciclo se reinicia, y la dificultad aumenta, llev¨¢ndonos tarde o temprano a situaciones l¨ªmite.

La gracia del modo se explica por s¨ª sola, ya que recoge elementos del juego base y los integra en una nueva estructura de mayor riesgo, mayor beneficio: los combates corrientes nos exponen a m¨¢s peligros, pero allanan el camino en los importantes; del mismo modo, cada piso descendido supone una mejor¨ªa en los objetos recibidos, pero si somos demasiado ambiciosos y no nos retiramos a tiempo, podemos perder las ganancias de una incursi¨®n. Para paliar la frustraci¨®n y evitar que los primeros pisos se vuelvan pesados a la larga, el juego permite entrar directamente al ¨²ltimo que hayamos superado, aunque s¨®lo saliendo por nuestro pie antes de morir podemos reclamar el bot¨ªn de forma permanente. Es una buena forma de seguir manteniendo tensi¨®n incluso despu¨¦s de completar las misiones normales, y adem¨¢s sirve como m¨¦todo para conseguir mejor equipamiento si tenemos intenci¨®n de afrontar los diferentes niveles de dificultad que el estudio ha ido sumando DLC tras DLC (aqu¨ª vemos el estreno de Senda del Nioh), por lo que se convierte en un a?adido ideal para alargar el ¡°post-game¡± de aquellos que quieran seguir jugando de forma indefinida.

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