Napoleon (Nintendo GameBoy)
?Cuantas veces te han contado en clase las haza?as del emperado franc¨¦s Napoleon Bonaparte?... seguro que un mont¨®n. Pues por una vez alguien te las contar¨¢ a la vez que te dar¨¢ carta blanca para participar. Demuestra quien es un verdadero estratega...
?Cuantas veces te han contado en clase las haza?as del emperado franc¨¦s Napoleon Bonaparte?... seguro que un mont¨®n. Pues por una vez alguien te las contar¨¢ a la vez que te dar¨¢ carta blanca para participar. Demuestra quien es un verdadero estratega...
Si has estado siguiendo con lupa los ¨²ltimos acontecimientos que han acompa?ado al mercado de Game Boy Color, sabr¨¢s que en Espa?a nos hemos quedado sin Warlocked, una fenomenal incursi¨®n de Nintendo al mundo de la estrategia de la mano de una ambientaci¨®n fant¨¢stica con muchos tintes de Might and Magic y Warcraft. Pero este excelente resultado no ha sido un producto aislado. Claro que, todos ellos, vienen precedidos por ¨¦xitos ya consagrados tanto en PC como en Amiga, a ra¨ªz de Heroes II o Cannon Fodder como ejemplos m¨¢s notables.
Pero hay algo que con este relevo generacional ha adoptado nuevos y regenerados aires. Parece, por la primera hornada de cartuchos para la 32 Bits, que el g¨¦nero de la estrategia dejar¨¢ de estar acotado a los compatibles o a las dom¨¦sticas, y de ello se encargar¨¢n Napoleon, Tactics Ogre Battle o Fire Emblem creando un panorama que nos har¨¢ olvidar los tiempos de sequ¨ªa que sufrimos con GBC.
Napoleon, nombre que se debe al emperado franc¨¦s que tendi¨® sus garras a finales del siglo XVIII y a principios del XIX por toda Europa, est¨¢ envuelto en una est¨¦tica m¨¢s realista y menos imaginativa que todos sus cong¨¦neres. De hecho, en Genki, responsables del cartucho, han intentado plasmar en cada partida la sensaci¨®n de estar comandando un aut¨¦ntico batall¨®n de los comienzos de la edad contempor¨¢nea, con pertrechos reales, infanter¨ªa cre¨ªble y situaciones veros¨ªmiles. Una sensaci¨®n que, por otra parte, se desvanece una vez nos introducimos en las primeras nociones del control y nos percatamos de las pocas similitudes que existe con la estrategia de pura cepa, ya sea Command and Conquer, Age of Empires o hasta Populous. El protagonismo, evidentemente, se centra en la posici¨®n del general Bonaparte que, a horcajadas sobre su caballo, ser¨¢ el eje central de nuestras operaciones. Asimismo, indicaremos todo movimiento a realizar mediante el bot¨®n de acci¨®n A, al tiempo que organizamos nuestras huestes y vamos creando nuevos hombres para ir a asediar la fortaleza enemiga. Es en estos momentos donde m¨¢s palpables se hacen los aires a estrategia en tiempo real, puesto que mientras se nos va el santo al cielo ocup¨¢ndonos de curtir las defensas, podemos ser atacados por los ingleses, grandes enemigos del cartucho tal y como lo fuere anta?o en la expansi¨®n francesa.
En este campo puede que haya bastante discordia para los m¨¢s puristas del g¨¦nero. No hay ning¨²n puntero que nos indique que acci¨®n podemos realizar y ni siquiera un interfaz desplegable para cada momento. Es, como habr¨¢s adivinado, un sistema muy sencillo y a la vez restringido. El mismo modo Story, adem¨¢s, te obligar¨¢ a ir prosiguiendo un curso m¨¢s o menos preestablecido de posiciones, en pos de ganar terreno al otro contendiente. Claro que, no nos limitaremos a seguir un gui¨®n y atacar a destajo: a cada acto se intercalar¨¢n peque?os di¨¢logos entre Napole¨®n I -con su bicornio caracter¨ªstico, la mano bajo la capa y su porte imperturbable- dirimiendo asuntos con hom¨®logos de las islas n¨®rdicas en un perfecto japon¨¦s que de forma casi segura se convertir¨¢n a la lengua de Shakespeare debido a su exportaci¨®n al mercado estadounidense.
En cuanto a modos de juego, Napole¨®n es un producto muy bien dotado. A?adi¨¦ndose una vez hayas descubierto un n¨²mero determinado de soldados, podr¨¢s acceder al Time Trial; que apremiar¨¢ tu habilidad a la hora de terminar con ¨¦xito una misi¨®n en el menor tiempo posible; o el Battle Mode, con los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos de juegos como Panzer General, en el que los combates por turnos y los paneles hexagonales recobran mayor importancia. Y como no, la posibilidad de jugar mediante la red de tel¨¦fonos celulares e intercambiar datos de un m¨¢ximo de dos jugadores v¨ªa Mobile Adaptor.
T¨¦cnicamente Napole¨®n no va a rubricar su firma en el cat¨¢logo de esta port¨¢til. B¨¢sicamente podemos separarlo en dos tipos de frentes muy diferenciados entre s¨ª: las escenas de enlace y la acci¨®n pura y dura. En las primeras, veremos a los protagonistas de la batalla enfundados en una est¨¦tica muy apropiada para el mercado japon¨¦s, con altas dosis de trazos al estilo Manga y sin apenas gesticular un solo m¨²sculo en sus habladur¨ªas. Por otra parte, en plena reyerta, la cosa tiene otra presencia mucho m¨¢s simple. De hecho, veremos figuras peque?as entre escenarios muy coloridos y construcciones que ni por asomo est¨¢n reproducidas a escala. Un trabajo funcional, sin complicaciones y muy acorde con los t¨ªtulos de la misma ¨ªndole.
La verdad es que tras haber escuchado las estupendas Bandas Sonoras de Mario Advance, Castlevania o F-Zero, lo que propone el juego que nos ata?e es una mera cuesti¨®n de acompa?amiento. Como aspecto a destacar, sobresale el himno franc¨¦s, "La Marsellese", que se dejar¨¢ escuchar en la pantalla de presentaci¨®n, mientras que en el resto del desarrollo, sentiremos como nos amenizan partituras con reminisc¨¦ncias a marchas militares e incluso de son patri¨®tico.
La acogida que ha tenido en Jap¨®n no ha sido la esperada. Pero hay que tener una cosa en cuenta, y es que estamos tratando con el primer cartucho de una larga lista que explotar¨¢ las situaciones que nos obliguen a estrujarnos el cerebro pensando en como atacar a un objetivo, dosificar las tropas o las municiones, y sobretodo, algo que ha escaseado mucho en la todav¨ªa vigente port¨¢til de 8 Bits, un desarrollo capaz de mantenernos en la peque?a pantalla sin aburrir por el exceso de posibilidades a nuestro abasto. El tiempo dir¨¢ si Napole¨®n ha sido o no, un buen pie de entrada...
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