Personificando la leyenda

No ha sido necesario esperar tres a?os para un nuevo cap¨ªtulo de la franquicia Total War, ya que s¨®lo han transcurrido meses desde el lanzamiento de Empire. Puede que se antoje un lapso de tiempo escaso, pero cuando hay una buena idea es un per¨ªodo m¨¢s que suficiente para crear un t¨ªtulo de calidad. Resulta casi evidente que muchos de los amantes de la franquicia de The Creative Assembly, grandes estrategas y amantes de la historia, tienen una figura hist¨®rica que despierta su curiosidad y su admiraci¨®n por sus brillantes estrategias para unas campa?as que parec¨ªan imposibles. Napole¨®n Bonaparte es un nombre que ha pasado a los anales de la historia de la humanidad por haberse convertido en una figura capaz de cambiar el mundo, incluso en la derrota.

A lo largo de m¨¢s de una d¨¦cada de entregas de Total War, hemos visitado distintos momentos hist¨®ricos, encarnado civilizaciones y culturas muy diversas: el Jap¨®n feudal, el Medievo, el imperio romano, la ¨¦poca colonial? Por primera vez, The Creative Assembly han optado por centrarse en una figura ¨²nica y narrarnos la vida de un hombre, un estratega ¨²nico que marc¨® una ¨¦poca. Supone un nuevo paso adelante en la historia, pero tambi¨¦n un nuevo enfoque, un peque?o cambio en el desarrollo del juego, que funciona de forma muy satisfactoria. Eso s¨ª, la premura con la que sale con respecto a la entrega anterior (Empire) provoca que el juego se asemeje mucho a esta, a¨²n a pesar de los aspectos mejorados. Napoleon Total War es un t¨ªtulo de mucha calidad, pero que no sorprende tanto como deber¨ªa.

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Una vez superada esta parte, la siguiente campa?a nos incita a conquistar Italia (1976-1979), pasando posteriormente a Egito (1798), y por ¨²ltimo intentaremos la ambiciosa propuesta de conquistar Europa (1805-1812). Para terminar, como colof¨®n final, completaremos nuestra labor como emperador en la famosa batalla de Waterloo, el 18 de junio de 1815, en lo que supuso el fin del sue?o napole¨®nico; no es una campa?a, sino s¨®lo una batalla, en la que lucharemos como podamos. Resulta curioso que la fidelidad a la historia sea tal que, incluso en caso de derrota en esta batalla, se nos recompensar¨¢ con una secuencia de v¨ªdeo que pondr¨¢ un fin hist¨®rico a la vida de Napole¨®n. Este desarrollo es original en la franquicia, y lo cierto es que funciona muy bien, a?adiendo una sensaci¨®n de progresi¨®n mucho m¨¢s lograda que en las din¨¢micas de conquista total tradicionales.

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Otra opci¨®n de juego, si no queremos pasar por el mapa y la fase estrat¨¦gico-pol¨ªtica, es la de adentrarnos directamente en las Batallas de Napole¨®n. Se trata de enfrentamientos hist¨®ricos importantes como Trafalgar, Dresde, Austerlitz, Borodino, Arcole, Lodi, Batalla del Nilo, Las Pir¨¢mides, Ligny y Waterloo. Aunque pese a la importancia que se le da a Napole¨®n, tambi¨¦n se ha conservado la posibilidad de disfrutar del sistema de juego tradicional de la franquicia con las Campa?as de la Coalici¨®n, protagonizadas por cuatro reinos diferentes al franc¨¦s: Austria, Gran Breta?a, Prusia y Rusia. Todos ellos deber¨¢n conquistar veinte territorios (algunos concretos) antes de que acabe 1812, empezando en 1805. Por ¨²ltimo, se puede disputar batallas sueltas, por tierra, mar, o la modalidad de asedio.

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Regresa el sistema de turnos, en el que podremos realizar nuestros movimientos o acciones en todas las tropas y ciudades que tengamos a nuestra disposici¨®n. El rat¨®n ser¨¢ nuestro fiel aliado a la hora de transmitir nuestras ¨®rdenes, accediendo a una extensa colecci¨®n de men¨²s de todo tipo, enfocados a diferentes ¨¢reas de la vida de nuestro imperio: gesti¨®n del gobierno, ver estad¨ªsticas de nuestro ej¨¦rcito, controlar la satisfacci¨®n de los ciudadanos, determinar los impuestos que pagar¨¢n nuestros ciudadanos (de lo cual depender¨¢ la felicidad de los mismos y el presupuesto para nuestras inversiones), controlar a nuestros ministros y a los de la oposici¨®n, comerciar con otras ciudad e imperios, desarrollar nuestras edificaciones para potenciar la cultura o la fuerza militar de nuestros territorios, etc¨¦tera.

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Comentar que tendr¨¢ gran importancia el que seamos capaces de lograr un equilibro entre todas las ¨¢reas, ya que por ejemplo, unos impuestos elevados provocar¨¢n revueltas y huelgas en las ciudades, con bajas involucradas; pero si son demasiado bajos, no tendremos suficiente para crear m¨¢s tropas, debiendo depender demasiado de un comercio que, en tiempos de guerra y conquista, no siempre es fiable. Como siempre, las relaciones diplom¨¢ticas ser¨¢n muy importantes, pudiendo lograr tratados comerciales, firmar paces y alianzas contra un enemigo com¨²n, o declarar guerras; incluso podremos intentar romper una alianza entre naciones para aliarnos con una de las partes. Tambi¨¦n podemos, por ejemplo, recurrir a la pirater¨ªa y al pillaje, bloqueando comercialmente a nuestros enemigos y priv¨¢ndolos de sus fuentes de ingresos para que sucumban a nuestras presiones.

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Otro punto importante de nuestro imperio, en el que ser¨¢ vital invertir, ser¨¢n las universidades, ya que gracias a ellas formaremos a nuestra poblaci¨®n y podremos desarrollar nuevas tecnolog¨ªas m¨¢s potentes, pudiendo tambi¨¦n mejorar las infraestructuras: carreteras, edificios de diversa ¨ªndole, armamento, etc¨¦tera. Las figuras sobre el mapa no ser¨¢n s¨®lo los generales y las tropas de infanter¨ªa, a caballo y bal¨ªstica, sino que tambi¨¦n habr¨¢ esp¨ªas y gentilhombres. El esp¨ªa puede infiltrarse y sabotear un ej¨¦rcito enemigo, mientras que el gentilhombre puede animar a la poblaci¨®n de una zona, o bien adentrarse en territorio enemigo y causar el caos. Y cuanto m¨¢s tiempo est¨¦ un personaje de estos en una regi¨®n, m¨¢s detalles nos ir¨¢n desvelando del enemigo: edificios, ej¨¦rcito disponible, generales, e incluso crear¨¢n una red de escuchas.

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Para conquistar al enemigo, la din¨¢mica es tambi¨¦n similar a la de otras entregas: podremos conformar un gran ej¨¦rcito (de miles de soldados en esta ocasi¨®n, con caballer¨ªa, infanter¨ªa, artiller¨ªa?) y atacar al rival, o bien asediar la ciudad para forzar su rendici¨®n. Los combates no tenemos por qu¨¦ jugarlos si no queremos, pudiendo simular el resultado de la contienda; destaca que podremos ver c¨®mo la enfermedad y la deserci¨®n menguan nuestras tropas, aunque si est¨¢n en una ciudad amiga podr¨¢n recuperar autom¨¢ticamente sus filas, y si hay un general en el grupo, tendr¨¢n bonificador de alistamiento en el campo de batalla. Obviamente, esto estar¨¢ sujeto a la proximidad con respecto a un asentamiento amigo.

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En lo que respecta a los combates, estos tambi¨¦n siguen el esquema de otras entregas, con opciones de avance de tropas, ataque o defensa, pudiendo dar ¨®rdenes a grupos individuales o a todo el ej¨¦rcito. Eso s¨ª, destaca especialmente el tama?o tan gigantesco de los mapas, que refleja claramente el per¨ªodo hist¨®rico en el que nos encontramos; el gran n¨²mero de tropas obliga a una c¨¢mara lejana para, as¨ª, poder controlar todas las zonas del combate. Aparte de las batallas por mar y por tierra, destacan especialmente los asedios, donde deberemos crear distracciones e intentar diseminar las tropas enemigas, para que salgan de sus zonas seguras. Los ataques directos no siempre funcionan, sobre todo con la posibilidad de que nuestras tropas deserten dej¨¢ndonos en cuadro durante las batallas.

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El mapa de la Campa?a tambi¨¦n refleja algunos de estos elementos, sobre todo los cambios seg¨²n la ¨¦poca del a?o, aunque se perciben menos las innovaciones que durante las batallas propiamente dichas. Mientras que las batallas se han revisado para optimizar el rendimiento, en el mapa seguimos disfrutando de una gran representaci¨®n de los mares, r¨ªos, monta?as y bosques. El funcionamiento es perfecto en todo momento, y ni siquiera el constante acceso a numerosos men¨²s de toda ¨ªndole provoca problemas de ralentizaci¨®n. Las animaciones de los personajes tambi¨¦n est¨¢n algo m¨¢s pulidas, y se ha mejorado la inteligencia artificial de la m¨¢quina, que aunque en ocasiones sigue dando muestras de flaqueza, nos har¨¢ pens¨¢rnoslo dos veces antes de cometer un ataque suicida.

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Las secuencias de v¨ªdeo que nos narran las haza?as y la historia de Napole¨®n ofrecen una calidad bastante elevada, aunque en ocasiones lucen alg¨²n que otro problema de comprensi¨®n que desluce el acabado general de las mismas. En cuanto al apartado sonoro, la banda sonora es excelente, con unos efectos sonoros de mucha calidad, tanto durante las fases de mapa como en los combates; muchos repiten de Empire, pero es algo l¨®gico teniendo en cuenta que es la base a partir de la cual se construy¨® el resto del juego. El doblaje es muy satisfactorio, y resulta todo un acierto que el actor franc¨¦s Stephane Cornicard haya sido el encargado de dar vida a Napole¨®n en las versiones francesa, inglesa, alemana y espa?ola. Con su acento y su buen trabajo, da la sensaci¨®n de que estamos frente al mism¨ªsimo emperador.

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Respecto a la jugabilidad, hay pocas novedades con respecto a Empire, que se convierte en el punto de referencia de este t¨ªtulo, que a grandes rasgos se podr¨ªa considerar como una expansi¨®n independiente. Los peque?os cambios y mejoras, tanto t¨¦cnicas como jugables, no hacen sino complementar lo que ya vimos hace un a?o. La variedad de modos de juego es bastante satisfactoria, ofertando bastantes horas de juego, aunque no son tan profundos y extensos como los de otras entregas, sobre todo porque se centra fundamentalmente en la vida de Napole¨®n. Pese a todo, estamos ante un gran juego, con grandes opciones de decisi¨®n en campa?a y en batalla, y gracias al buen trabajo realizado con el rat¨®n y el teclado, tendremos control total sobre todo el abanico de opciones, sin renunciar en ning¨²n momento a nada ni sufriendo problemas de ning¨²n tipo.

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