Minit, An¨¢lisis

Minit, An¨¢lisis para PC, PS4 y Xbox One

El concepto de un juego al estilo de los Zelda cl¨¢sicos, con su exploraci¨®n y sus objetos por recoger, pero donde mueres inevitablemente cada sesenta segundos, suena tan interesante como, a poco que lo pienses un poco m¨¢s, bastante repetitivo. Sin embargo, Minit consigue cumplir su premisa sin ser frustrante ni tedioso, sino tremendamente inteligente.

Es lo esperable cuando descubrimos que la principal cabeza pensante tras el t¨ªtulo distribuido por Devolver Digital es Jan Willem Nijman, la mitad de Vlambeer, estudio que junto con Rami Ismail nos han dado juegos dise?ados al mil¨ªmetro como el roguelike Nuclear Throne y esa joya para m¨®viles llamada Ridiculous Fishing.

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Volviendo a Minit, su base es tan sencilla como la descrita en el primer p¨¢rrafo. Controlamos a un monigote con boca de pato que encuentra en los primeros segundos de juego una espada maldita. La maldici¨®n consiste en que su vida dura solo un minuto. Para avanzar en la aventura solo contamos con las teclas de direcci¨®n, el bot¨®n de atacar y otro para suicidarnos en cualquier momento.

Sin embargo, la muerte no significa perderlo todo. Hay elementos que pervivir¨¢n. Reviviremos en el ¨²ltimo hogar en el que hayamos estado de los cuatro que encontramos en el juego. Los objetos que hayamos conseguido ¨C y que, volviendo a la comparaci¨®n con Zelda, marcan el progreso ¨C tambi¨¦n se quedar¨¢n guardados. Los caminos secretos abiertos en algunos lugares o las conversaciones con ciertos personajes tambi¨¦n persistir¨¢n despu¨¦s del reinicio.

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As¨ª, vamos progresando en la aventura gracias a nuestro recuerdo del mapa del juego, al que tendremos que acceder mentalmente cada vez que consigamos un nuevo objeto o abramos un atajo. Al conseguir la espada, podremos cortar los setos que hay cerca de nuestra primera casa, y as¨ª llegar la llave del faro, pero es un camino imposible de recorrer en esos primeros sesenta segundos. Al morir, siendo conscientes de d¨®nde estaba cada cosa, podremos ir r¨¢pidamente a por la llave ya con la espada en nuestro poder. En el siguiente reinicio ya accederemos al faro, donde conseguiremos la linterna, y as¨ª con cada nuevo objeto y lugar descubierto.

Pero no todo consiste en ir encontrando zonas donde conseguir objetos. Por el camino habr¨¢ puzles sencillos pero inteligentes, y tambi¨¦n personajes que nos pedir¨¢n favores como acabar con cinco escarabajos o encontrar sus ocho tent¨¢culos que se le han perdido por el mapa. La exploraci¨®n es un pilar del juego no solo para avanzar en la historia, sino tambi¨¦n para encontrar objetos como corazones para aumentar nuestra barra de vida o las monedas, que nos dar¨¢n acceso a objetos que har¨¢n a¨²n m¨¢s amplio el mundo del juego.

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Ese mundo es uno que por su vista superior nos ha recordado de nuevo a los Zelda de anta?o, que por su dise?o nos ha recordado al (tambi¨¦n imprescindible) Downwell de Ojiro Fumoto ¨C Minit se muestra en blanco y negro, con pocos p¨ªxeles y en 4:3 ¨C y que por sus personajes hace pensar en Undertale. El sentido del humor est¨¢ presente desde el principio, cuando vemos a ese pez que est¨¢ tan a gusto en la tierra o ese se?or del faro que nos da una pista que tarda una eternidad en mostrarse, ocasion¨¢ndonos la muerte. No solo es surrealista, sino tambi¨¦n abstracto, incluso en un argumento donde lo ¨²nico que sabemos es que pasa algo malo con una f¨¢brica donde nos encontramos con personajes carism¨¢ticos.

Y es que, a pesar de estar frente a un pixel art tremendamente sencillo, los personajillos que vemos en las dos horas y pico que tardaremos en completar Minit por primera vez son carism¨¢ticos en su expresividad, ya sea el zorro malhumorado, el pulpo que ha perdido sus tent¨¢culos o el gerente del hotel cuyos clientes se han perdido. Tambi¨¦n contribuye a ello que cada uno emita su propio sonido extra?o y gracioso al hablar.

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Este mundo por el que nos movemos est¨¢ tan bien dise?ado como la propia mec¨¢nica del juego. A pesar de contar con dos colores y con escenarios laber¨ªnticos como un negro desierto sin fin o un mar inconmensurable, siempre hay pistas visuales que impiden que nos perdamos: una piedra aqu¨ª o all¨¢, o un muro que seguir a trav¨¦s de la sucesi¨®n de pantallas. La banda sonora chiptune tambi¨¦n le da empaque. Las melod¨ªas alegres del principio se tornan m¨¢s oscuras en el desierto, o nos vemos envueltos en un completo silencio en la cueva de las serpientes y otras mazmorras en miniatura por las que transitamos.

Pero si el juego ya es interesante hasta que llegamos a su final y nos perdemos en ¨¦l algunas horas m¨¢s para encontrar los coleccionables que no hemos conseguido en la primera vuelta, se hace un t¨ªtulo imprescindible de rejugar tras ver los cr¨¦ditos. Si antes ya nos hab¨ªamos enfrentado a momentos de tensi¨®n por culpa de ese temporizador siempre presente, en el Nuevo Juego + no solo nos vemos limitados a un solo coraz¨®n de vida, sino que tambi¨¦n se reduce el tiempo de cada partida a 40 segundos. Adem¨¢s, ciertos puzles cambian, as¨ª como la colocaci¨®n de los objetos, haciendo que progresar dependa de jugar una partida pr¨¢cticamente perfecta, de ese mil¨ªmetro que nos ha hecho llegar al ¨ªtem antes de morir.?

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Minit se siente como un juego recogidito, que no quiere abarcar demasiado, que no tiene la ambici¨®n de serlo todo. Por el contrario, es una de esas experiencias irremediablemente divertidas y directas medidas al mil¨ªmetro que dejan un gran poso de satisfacci¨®n al terminarlo.

An¨¢lisis realizado en Windows y Mac con un c¨®digo otorgado por la editora.