Lords of the Realm III
- PlataformaPC6.8
- G¨¦neroEstrategia
- DesarrolladorImpressions Games
- Lanzamiento28/03/2004
- TextoEspa?ol
- VocesEspa?ol
Cr¨®nicas del rey pasmado
Tras una serie de retrasos, algo a lo que nos estamos acostumbrado peligrosamente en el desarrollo de los videojuegos, aparece la tercera entrega de la saga Lords of the Realm, una vez m¨¢s, de la mano de Impressions Games. Estrategia t¨¢ctica en plena ¨¦poca medieval.
Tras una serie de retrasos, algo a lo que nos estamos acostumbrado peligrosamente en el desarrollo de los videojuegos, aparece la tercera entrega de la saga Lords of the Realm, una vez m¨¢s, de la mano de Impressions Games. Estrategia t¨¢ctica en plena ¨¦poca medieval.
Lords of the Realm III (PC) |
All¨¢ por 1994 Impressions editaba la primera entrega de la saga para compatibles, corriendo bajo Ms-Dos. Un juego de estrategia que recibi¨® no pocas alabanzas de la cr¨ªtica especializada. Sus principales caracter¨ªsticas se basaban en la fiel representaci¨®n del gobierno medieval basado en el vasallaje y la creaci¨®n y asedio de fortalezas y castillo. El juego, al igual que su segunda parte -lanzada dos a?os despu¨¦s- hac¨ªa gala de un efectivo sistema de estrategia basada en turnos, algo que, casi diez a?os m¨¢s tarde, va a cambiar radicalmente.
Vasallos y caballos
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Est¨¢ bien recordar el pasado, pero ahora nos importa el presente de la saga, ?verdad? Lords of the Realm III se encasilla en el g¨¦nero de la estrategia t¨¢ctica; el 'tempo' de la acci¨®n siempre se desarrolla en tiempo real. El modo campa?a se compone de una serie de escenarios que recrean los hechos m¨¢s destacados de cuatro reinos medievales: irlandeses, germ¨¢nicos, franceses e ingleses. Por otro lado, el modo de batalla est¨¢ dedicado ¨²nica y exclusivamente a recrear confrontaciones b¨¦licas que han pasado a la historia de un modo u otro.
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Centr¨¦monos en la campa?a. El juego comienza mostr¨¢ndonos en pantalla el mapa con las distintas regiones donde se desarrolla la partida, las posiciones que ocupan de principio cada uno de los reinos y las condiciones de victoria para la partida. Este nivel de juego se denomina Estrat¨¦gico por la simple raz¨®n de que ser¨¢ aqu¨ª donde pondremos en pr¨¢ctica toda nuestra experiencia en el bello arte de la conquista. Cada regi¨®n se divide en una serie de parcelas -provincias, para entendernos- pintadas de un color u otro dependiendo del reino que la gobierne.
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Existe una parcela principal -el Estado- donde se ubicar¨¢ nuestro edificio m¨¢s importante, el cual depender¨¢ del vasallo asignado. Ya sea un castillo, una catedral, una heredad o una ciudad, el Estado se convertir¨¢ en objetivo directo de las iras enemigas, ya que si llega a caer, el reino perder¨¢ el gobierno de toda la regi¨®n. Las restantes parcelas pueden -y deben- ser ocupadas por un vasallo que se encargar¨¢ de gestionar la provincia. Dependiendo del vasallo que escojamos, la parcela generar¨¢ un tipo de recursos distinto y en mayor o menor medida.
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Existen cuatro tipos de vasallaje. Los cl¨¦rigos construir¨¢n una iglesia en su parcela, y sirven para aumentar la productividad en todas tus parcelas. Los burgueses y sus ciudades generar¨¢n dinero para poder contratar mercenarios o mejorar el castillo. Los siervos se encargan de la agricultura, y sus granjas producen comida para mantener a los ej¨¦rcitos del reino. Por ¨²ltimo est¨¢n los caballeros, encargados de reclutar tropas y liderarlas en combate. El caballero construir¨¢ un feudo en la provincia, y un castillo en el Estado, creando las parcelas de mayor poder defensivo en nuestra regi¨®n.
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Pues bien, nuestra estrategia se basa principalmente -quiz¨¢ demasiado- en escoger al mejor vasallo posible de la plantilla que disponemos. Una vez instalado el vasallo, la microgesti¨®n de cada provincia se automatiza, quedando en manos de la CPU. Esta simplificaci¨®n repercute de forma negativa en el desarrollo de este nivel de juego, ya que a veces la ¨²nica manera de avanzar es dejar pasar el tiempo sin m¨¢s, ejerciendo de rey pasmado al m¨¢s puro estilo Gabino Diego. Por no poder, no podremos ni elegir el tipo de unidades que queremos asignar a un caballero; el valeroso capit¨¢n ya se encarga por s¨ª solo de escoger a su tropa. Y es que pensar demasiado no es bueno, sobre todo viendo por la tele a ciertos individuos que triunfan sin usar una sola neurona. As¨ª es la vida.
Diplomacia y beligerancia
Est¨¢ claro que el objetivo ser¨¢ conseguir los mejores vasallos, interviniendo aqu¨ª los dos siguientes niveles de juego. El nivel diplom¨¢tico, a¨²n sin tener una gran profundidad, reflejar¨¢ nuestra forma de gobernar conforme a tres baremos: Honor, Cristianismo y Caballerosidad. Dependiendo de c¨®mo nos portemos en la batalla o c¨®mo tratemos a la Iglesia, atraeremos la atenci¨®n de reputados burgueses y altos cargos eclesi¨¢sticos.
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Por ¨²ltimo est¨¢ el nivel de combate. Visto lo visto, es de esperar que en el campo de batalla podamos desplegar un buen ramillete de t¨¢cticas y que ¨¦stas se dejen notar en el combate. Por desgracia, Lords of the Realm III se queda a medias en este apartado. Al comenzar el combate, se nos muestra el escenario mediante el motor 3D del juego, alcanzando un nivel bastante correcto en cuanto a nivel de detalle y animaciones en las unidades. Moveremos a nuestras compa?¨ªas en pos de conseguir la mejor posici¨®n para el combate y eligiendo la formaci¨®n adecuada para la ocasi¨®n.
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Las unidades se dividen en cuatro grandes grupos -infanter¨ªa, caballer¨ªa, arqueros y asedio- existiendo una buena variedad dentro de cada uno de ellos, desde monta?eses hasta teutones y arqueros galeses. La resoluci¨®n de la batalla, aunque algo embarullada -algo comprensible dado el elevado n¨²mero de tropas en juego-, resulta satisfactoria, ya que entran en juego factores como la ventaja del terreno elevado, la carga de la caballer¨ªa o incluso la moral de las tropas, que huir¨¢n o pedir¨¢n la rendici¨®n si se ven en desventaja. La inteligencia artificial suele desplegar buenas t¨¢cticas sobre el terreno, as¨ª que hay que ser r¨¢pidos en mover ficha, lo que nos permita el p¨¦simo interfaz.
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Sin embargo, resulta decepcionante el asalto de una fortaleza o castillo, puesto que la aglomeraci¨®n de unidades en las murallas hace que se superpongan. El motor gr¨¢fico falla considerablemente en el momento crucial, haciendo gala de clippings y parpadeos bastante molestos a la vista. Para colmo, la IA de la m¨¢quina a la hora de defender es poco menos que nula. Las tropas suelen agolparse en una de las murallas y esperan tranquilamente el asedio. As¨ª, si atacamos por un flanco desprotegido, podremos entrar en el castillo de la misma forma que entrar¨ªa Dinio en una discoteca de Puerto Ban¨²s.
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Como primera valoraci¨®n general, da la impresi¨®n de que Lords of the Realm III parte de una idea que, aunque no demasiado original, puede dar mucho juego bien llevada a cabo; sin embargo, los continuos retrasos que ha sufrido en su desarrollo no parecen haberle sentado nada bien, y ofrece muchas lagunas en su desarrollo jugable. A pesar de ello, las carencias de la IA enemiga pueden ser suplidas mediante el multijugador, suponiendo un buen reto para las dotes t¨¢cticas de cada jugador.
Gr¨¢ficos y sonido
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Luces y sombras en el apartado gr¨¢fico. El aspecto visual del juego es bastante correcto en l¨ªneas generales. El modo estrat¨¦gico ofrece una representaci¨®n 3D del mapa por el que nos movemos y fichas animadas a modo de ej¨¦rcitos, mientras que el campo de batalla se presenta con todo lujo de detalles: ¨¢rboles, vegetaci¨®n y todo tipo de elementos naturales aderezan el terreno que pisan los distintos ej¨¦rcitos. Incluso veremos alg¨²n efecto de iluminaci¨®n bastante mol¨®n, sin llegar a ser nada deslumbrante.
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La representaci¨®n de las compa?¨ªas ofrece un nivel de detalle notable. Las unidades se mueven, reagrupan y batallan de forma bastante convincente, si exceptuamos algunos detalles como el movimiento de la caballer¨ªa. El aspecto m¨¢s negativo ya lo conoc¨¦is: existen fallos de detecci¨®n de colisiones, y se producen con demasiada frecuencia, sobre todo en el asedio a castillos. Las unidades se amontonan una encima de otra o quedan tapadas por una almena, y entonces la acci¨®n se difumina y mutila violentamente, quit¨¢ndole toda la gracia al asunto.
Respecto al sonido, tengo que decir que todo el juego se encuentra doblado perfectamente al castellano, y con un nivel bastante alto en cuanto a entonaci¨®n y pronunciaci¨®n. Un hecho bastante destacable, tal y como est¨¢ el tema del doblaje hoy en d¨ªa.
Los cortes musicales, de estilo medieval (?acaso esperabas alg¨²n tema de Metallica?) aseguran un entorno ¨¦pico y acorde con lo que se desarrolla en nuestra pantalla, sin llegar a cansar en ning¨²n momento. En todo caso puede cansar lo que vemos, no lo que o¨ªmos. Pero ese es otro cantar.
Gui¨®n
En plena era Medieval, y como gran Se?or del Reino, nuestra misi¨®n es hacer que prospere debidamente mediante la sabia gesti¨®n de la econom¨ªa y la diplomacia, y tratar de expandir nuestras fronteras a trav¨¦s de las compa?¨ªas de ej¨¦rcitos que luchan a nuestro lado. Es la era del rey que se oculta tras los poderosos muros de su castillo, mientras delega todo su poder en sus fieles s¨²bditos.
Jugabilidad
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Lords of the Realm III ofrece muchos altibajos, sin lugar a dudas. Uno de los baches m¨¢s importantes y que puede afectar seriamente a la jugabilidad es su interfaz. Si esto es ser intuitivo ser¨¢ porque mi sentido com¨²n me ha abandonado de la misma manera que lo har¨ªa un desodorante de la marca D¨ªa. La forma de seleccionar a las compa?¨ªas mediante los botones de la interfaz no parece muy clara. De hecho, nos llevar¨¢ demasiado tiempo ejecutar una acci¨®n tan cotidiana como seleccionar todas nuestras tropas y moverlas a un punto determinado.
Por otro lado, el minimapa no se encuentra orientado de la misma manera que el mapa donde se desarrolla la acci¨®n real, logrando desorientarnos en la mayor¨ªa de las ocasiones. No es la peor interfaz que haya visto, pero desde luego es muy, muy mejorable.
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Por lo dem¨¢s, nada que no os haya dicho ya. La idea de juego puede llevarnos horas y horas delante del ordenador, ya que resulta interesante ir conquistando reinos mientras decidimos qu¨¦ tipo de vasallo conviene m¨¢s en cada caso. Un buen punto a favor es que las batallas se llevan a cabo de forma autom¨¢tica si no intervenimos en ella, dej¨¢ndonos tiempo para atender otros asuntos. De todos modos, es conveniente dirigir las batallas m¨¢s complicadas. Porque algo habr¨¢ que hacer, digo yo. Sino, m¨¢s vale dejar que el PC se divierta solo, que tambi¨¦n tiene derecho de vez en cuando. Pobrecito.
Quiero destacar que el juego incluye un editor de castillos muy f¨¢cil de usar, con multitud de patrones hist¨®ricos listos para ser utilizados. Perfecto para dar un toque personal a nuestro reino.
Multijugador
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El multijugador se desarrolla apoyado en el sistema GameSpy, algo que facilitar¨¢ la tarea de encontrar aliados y enemigos para montar batallas por Internet. Existen dos modos de juego. Podremos optar por una batalla a muerte contra otro colega en uno de los muchos escenarios que incluye el juego, o tambi¨¦n es posible jugar una campa?a con ocho jugadores como m¨¢ximo, siendo quiz¨¢ el modo m¨¢s interesante de todos los que incluye Lords of The Realm III.
Estrategia y trucos
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A la hora de planificar nuestra conquista militar tenemos dos opciones: la primera es atacar directamente en el coraz¨®n de nuestro enemigo, el Estado. Sin embargo, es m¨¢s recomendable ir a por las parcelas que ofrezcan mayor resistencia, para desgastarlos poco a poco y simplificar el ataque final a su capital. De todos modos, ten en cuenta que no podremos pasearnos impunemente con nuestra compa?¨ªa por una parcela que posea un ej¨¦rcito enemigo, siendo irremediable la confrontaci¨®n.
Cuando estemos en proceso de elegir caballeros para gobernar nuestras parcelas, f¨ªjate bien en su ficha personal. Recuerda que cada caballero tiene su propio ej¨¦rcito, y esto es algo que no podemos decidir nosotros. Y es que, en un juego donde no se nos ofrecen demasiadas opciones de gesti¨®n, hay que procurar acertar al m¨¢ximo posible.
Compar¨¢ndolo con?
En comparaci¨®n con Shogun y Medieval: Total War, Lords of the Realm III ofrece carencias similares, en lo referente al asedio de fortalezas y en la simplicidad de la gesti¨®n estrat¨¦gica. De todos modos, la recreaci¨®n de las batallas a gran escala de los Total War es de lo m¨¢s realista que se haya visto en un videojuego, y en general ganan por muchos enteros a nuestro juego de hoy.
Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.