Let It Die
- PlataformaPS47.5PC
- G¨¦neroAcci¨®n
- DesarrolladorGrasshopper Manufacture
- Lanzamiento03/12/2016 (PS4)26/09/2018 (PC)
- TextoEspa?ol
- VocesIngl¨¦s
- EditorGungHo Online Entertainment
An¨¢lisis de Let it Die
Goichi Suda y su equipo de Grasshopper Manufacture vuelven con una propuesta alocada, sangrienta y pulp en un free2play con tintes de Dark Souls y de roguelikes como The Binding of Isaac.
An¨¢lisis de Let it Die
Tras la compra de Grasshopper Manufacture, el estudio de Goichi Suda (No More Heroes, Killer 7) por GungHo Online Entertainment, empresa conocida por hostear el servidor japon¨¦s de Ragnarok Online y por el juego para m¨®viles Puzzle & Dragons, muchos se tem¨ªan que la compa?¨ªa especializada en el free2play y la monetizaci¨®n con micropagos coartara la libertad creativa de Suda 51 y su equipo.
Sin embargo, el primer encargo de GungHo a Grasshopper fue aunar lo mejor de las dos compa?¨ªas, y as¨ª surgi¨® el nombre de Lily Bergamo, un juego de acci¨®n online que conectar¨ªa a los jugadores de PlayStation 4 con un t¨ªtulo de mismo nombre para smartphones; en el E3 de 2014 el proyecto cambi¨® su nombre y algunos de sus conceptos para convertirse en el rogue-like con tintes de Dark Souls, free2play y est¨¦tica pulp que es Let it Die.
El Dark Souls pulp
Let it Die nos sit¨²a en el a?o 2027, en un Tokio destruido influenciado por Akira donde se erige la Torre de Barb, un lugar que recuerda a la ciencia ficci¨®n dist¨®pica y pulp. Nuestro objetivo es llegar a lo m¨¢s alto de la torre para conseguir un desconocido tesoro poni¨¦ndonos en la piel de un Luchador, adentr¨¢ndonos en las muy similares habitaciones de esta torre laber¨ªntica generada, en parte, proceduralmente; mientras las distintas salas de cada una de las plantas y las conexiones entre las mismas se mantienen, su organizaci¨®n interna y la colocaci¨®n de los enemigos cambian cada vez que empezamos la partida, algo que a?ade a¨²n m¨¢s dificultad a un estilo de juego totalmente influenciado por Dark Souls.
Empezamos la partida en este roguelike eligiendo a un Luchador masculino o femenino (al principio, con unas estad¨ªsticas equilibradas; conforme vamos subiendo plantas en la torre desbloqueamos otras clases m¨¢s especializadas) entre diferentes modelos preestablecidos vestidos tan solo con ropa interior. As¨ª, el reto es ir avanzando venciendo a los enemigos que deambulan por la torre en un sistema de combate tan violento y gore como pausado, donde el conocimiento de las distintas armas (martillos, sierras mec¨¢nicas, pistolas armadas con bengalas, etc., que se gastan con el uso) es fundamental, debiendo saber cu¨¢nto tarda en hacer la animaci¨®n de combate cada artilugio para poder esquivar y contraatacar en el momento preciso, pues cuando nos dan el primer golpe estamos expuestos a que nos encajen otros tantos y que la barra de vida baje r¨¢pidamente.
Todo esto se complica cuando nos enfrentamos a varios enemigos a la vez: aunque su inteligencia artificial no est¨¦ muy desarrollada son duros y podemos vernos acorralados f¨¢cilmente. A esto hay que sumar que los escenarios est¨¢n llenos de recovecos, plataformas estrechas con grandes ca¨ªdas y largos pasillos l¨²gubres, por lo que lidiar con varios contendientes y esquivar es en muchas ocasiones cuasi imposible, y Let it Die nos pone en esta situaci¨®n m¨¢s de una vez. Sin embargo, la verticalidad de algunas zonas, las esquinas y los recovecos podemos tambi¨¦n usarlos a nuestro favor para ejecutar a los enemigos de forma sigilosa por detr¨¢s con una llave de lucha libre, algo recurrente en los juegos de Suda 51.
Es importante no solo acabar con los enemigos que nos encontremos, sino con todos los del nivel, pues es de ellos de donde conseguimos fundamentalmente el equipo (delantales de camionero que nos sirven de armadura, conos de carretera que hacen la vez de casco¡) y las armas, con las que ganamos cada vez m¨¢s habilidad y fuerza a medida que la usamos; otro aliciente, junto al dinero y la experiencia (necesaria para mejorar a nuestro personaje en un sistema de destrezas calcado al de Dark Souls, dividido en vitalidad, destreza, fuerza¡), para limpiar cada planta antes de pasar a la siguiente.
Hablando de plantas, la Torre de Barb y sus alocadas gentes se encuentran infectadas por setas, que marcan un punto importante de la jugabilidad. En los escenarios, en las cajas que encontraremos y como recompensa de algunos enemigos obtendremos setas de distinto tipo: desde recuperar vida o subir nuestro ataque durante un corto periodo de tiempo a setas explosivas, venenosas o que provocan sue?o, que podremos comer o lanzar a los enemigos (en ocasiones, haci¨¦ndonos explotar a nosotros mismos o envenen¨¢ndonos si nos equivocamos de seta, cosa que pasa ocasionalmente porque las elegimos con el panel t¨¢ctil del mando, bastante impreciso).
Aunque en los combates normales no las usaremos demasiado, estas setas ser¨¢n fundamentales en los dif¨ªciles combates contra los mid-bosses y jefes finales, cada uno de ellos bien diferenciados, con su propia historia poco profunda pero alocada al estilo Grasshopper y que nos pondr¨¢n las cosas complicadas, teniendo que repetir el enfrentamiento hasta que nos hagamos con sus rutinas de combate.
Muerte por micropagos
Pero la muerte en Let it Die supone, si cabe, a¨²n m¨¢s que en Dark Souls: al morir en cualquier punto del juego perdemos al personaje, su equipamiento, experiencia y proceso. Nuestro avatar quedar¨¢ vagando por esa zona (o por los niveles equivalentes de otros jugadores de todo el mundo) como un enemigo normal con velocidad aumentada y m¨¢s fuerza; no podremos recuperarlo hasta que acabemos con ¨¦l, por lo que tocar¨¢ crear un nuevo personaje y llegar hasta donde est¨¢bamos ¨C rezando para que nos maten por el camino e invirtiendo en ocasiones muchas horas de juego si no tenemos las monedas necesarias para usar el ascensor que nos lleve hasta esa planta ¨C o pagando por ¨¦l, ya sea con la moneda del juego una vez hayamos perdido la partida o usando dinero real (convertido aqu¨ª en Death Metal) para revivirlo justo al morir.
No es la ¨²nica ventaja que dan los micropagos, que parecen mofarse de s¨ª mismos por en el juego: el ascensor para subir a plantas en las que hayamos estado es, como el resto de la torre, sucio, mohoso, inseguro y cuesta unas monedas, cada vez m¨¢s cuanto m¨¢s alto subamos, pero hay un ascensor para miembros premium que hayan pagado un ticket diario mediante Death Metal lustroso y elegante, con su propia azafata y que podremos usar sin dejarnos monedas por el camino.
Las Death Metal pueden cambiarse por monedas, que adem¨¢s de para viajar en ascensor y recuperar personaje, tienen otros usos en los distintos establecimientos que forman el hub de la Torre de Barb.
El juego dentro del juego
En el mencionado hub encontramos la tienda de armas y equipamiento, que va ampliando su cat¨¢logo conforme vamos llevando a la parodia de Hitler cyber-punk de la regenta los planos que encontramos en la torre, algo que introduce una mec¨¢nica de crafteo al juego. Tambi¨¦n hay una bailarina de barra adicta a las setas que se comporta de manera extravagante y que nos permite administrar las calcoman¨ªas que llevamos, que sirven para potenciar nuestras estad¨ªsticas o nuestra pericia con algunas armas. El almac¨¦n de equipo, la c¨¢mara frigor¨ªfica de personajes, los recipientes de divisas y el cofre de recompensas (que se nos dan al completar misiones, participar en eventos o con las conexiones diarias si somos premium) tambi¨¦n se encuentran en este hub, as¨ª como el mu?eco con vida propia que nos da acceso al modo online, consistente en invadir los hubs de otros jugadores y arrasar con su base y personaje, pudiendo secuestrarlos en el ba?o para obtener recursos.
Finalmente, desde este hub tambi¨¦n podemos ir al mundo ¡°real¡±. Let it Die es un juego de recreativa al que accedemos desde el sal¨®n de juegos donde est¨¢ nuestro incorp¨®reo protagonista rodeado de personajes, como Uncle Death, la parca en patinete que ilustra el logo del juego y que nos incita a seguir jugando a la vez que nos da consejos. Desde esta sala tambi¨¦n podemos aceptar misiones, alojadas en el ordenador de la chica mona pegada al m¨®vil todo el d¨ªa que regenta los recreativos; estos encargos nos recompensan con dinero, Death Metal o diversos objetos al conseguir 30 setas de cierto tipo, matar 3 veces a un mid-boss o acabar con X enemigos usando los sangrientos finishers de alg¨²n arma concreta. Otro personaje, un joven nerd que no se despega de la recreativa, nos da consejos generales o para ciertos enfrentamientos, y desde la cl¨¢sica m¨¢quina tocadiscos podemos ver cinem¨¢ticas del juego que profundizan en la profundidad argumental del t¨ªtulo y que est¨¢n construidas con un estilo art¨ªstico muy original.
Psicodelia sangrienta y rock japon¨¦s
Aunque a nivel t¨¦cnico Let it Die no destaca en ninguno de sus aspectos, es en lo art¨ªstico donde el juego de Grasshopper sorprende por ¨²nico y ambicioso.
En lo visual brilla el dise?o pulp, psicod¨¦lico, alocado y colorido de los personajes principales, que contrastan con los colores turbios, apagados y manchados de los Luchadores y los propios pasillos de la Torre de Barb, que consiguen crear un ambiente opresivo a lo que ayuda, por supuesto, los enemigos compuestos de partes de cuerpos, bosses que son cabezas con los brazos pegados a la misma y la brutalidad gore.
Los FX no se quedan atr¨¢s: gritos, golpes y amputaciones suenan con dureza, contribuyendo al estilo ¨¢spero y s¨®rdido que rodea al juego.
Pero es en la m¨²sica trabajada por Akira Yamaoka donde Let it Die se convierte en una de las producciones m¨¢s ambiciosas en este sentido de la historia del medio. Yamaoka, quien compuso la banda sonora de Silent Hill y ha trabajado en Shadows of the Damned y Lollipop Chainsaw con Grasshopper, investig¨® la escena independiente rock-pop japonesa y propuso a m¨¢s de un centenar de grupos hacer m¨¢s de 100 versiones distintas del tema principal, quedando una playlist variada y con un pu?ado de temas que se quedar¨¢n en nuestras cabezas y listas de Spotfiy durante bastante tiempo.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.