Kamiko, An¨¢lisis para Nintendo Switch

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An¨¢lisis Kamiko para Nintendo Switch

Hay que reconocer que el cat¨¢logo de juegos digitales de Nintendo Switch a trav¨¦s de la eShop ha arrancado con fuerza durante este primer mes y medio. No han sido solo las ventas, tambi¨¦n algunos t¨ªtulos que han llamado especialmente la atenci¨®n al jugarse en la plataforma h¨ªbrida de Nintendo. Sin mucho ruido y sin demasiadas pretensiones, Kamiko es uno de ellos.

Antes de su lanzamiento no sab¨ªamos pr¨¢cticamente nada acerca de ¨¦l, pero este proyecto de Skipmore ha demostrado adaptarse a la perfecci¨®n a una naturaleza de consola con controles f¨ªsicos, no solo en iOS y Android, que es donde m¨¢s se ha desenvuelto este peque?o estudio independiente japon¨¦s. Cuando Kamiko recibi¨® luz verde por parte de los de Kimishima, los estudios implicados en su materializaci¨®n (Flyhigh Workd, Circle o el propio Skipmore) se dieron cuenta de que no hac¨ªan falta presupuestos millonarios para sorprender a los jugadores en esa pantalla HD de 6.2 pulgadas, un panel que m¨¢s bien se asemeja a un artowork en movimiento donde el color deslumbra durante cada segundo.

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Salta a la vista su estilo art¨ªstico, independientemente de la propuesta jugable que nos vayamos a encontrar. En una ¨¦poca en la que los t¨ªtulos independientes aprovechan cada vez mejor el desarrollo con base en 8 bits, Kamiko consigue despuntar por haber utilizado esta est¨¦tica de manera tan astuta, pues no solo es un recurso visual sino tambi¨¦n jugable al haber elementos del entorno cuya posici¨®n se mide a trav¨¦s de los p¨ªxeles, lo cual facilita para que nuestros movimientos deban ser lo m¨¢s precisos posibles si queremos evitar ser golpeados por disparos o impactos. Est¨¢ todo medido al mil¨ªmetro.

Pasi¨®n por el p¨ªxel

Pero seguramente os est¨¦is preguntando de qu¨¦ trata exactamente Kamiko, pues tras habernos dejado claro que su mundo, con un apartado art¨ªstico donde color y m¨²sica son un frenes¨ª para el amante del retro, es el momento de dejar el sentimiento aparte y coger los mandos, porque nos espera una aventura de exploraci¨®n, puzles, acci¨®n y tintes de plataformas donde el m¨¢ximo punto a favor es la rejugabilidad. En poco m¨¢s de una hora podemos terminar la primera vuelta, pero al haber varios personajes disponibles el t¨ªtulo se presta a ser jugado con todas ellas, las sacerdotisas Kamiko que deben luchar contra los demonios al tiempo que resuelven los puzles que nos propone este peque?o mundo.

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Y s¨ª, el mundo es peque?o, cerrado, pero cuando lo terminas te das cuenta de que todo es un puzle en s¨ª mismo, una peque?a carrera arcade donde las creencias japonesas Shinto fluyen a trav¨¦s de la voluntad de estas j¨®venes superdotadas cada vez que abren una de las compuertas que nos dan paso al siguiente nivel o fase, las llamadas Torii.

No podemos avanzar, sin embargo, sin superar estos peque?os rompecabezas, un patr¨®n que se repetir¨¢ constantemente siguiendo un orden muy claro y para nada repetitivo a pesar de su recursividad: b¨²squeda de los cuatro Torii, desbloqueo de cada uno de ellos y enfrentamiento contra el jefe final de zona.

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Las cosas claras: un speedrun sin pretensiones

Es as¨ª como nos iremos abriendo camino en Kamiko, rompiendo los sellos magn¨¦ticos que impiden que la normalidad reine en este mundo. Queremos insistir en el apartado sonoro del t¨ªtulo, una constante de dinamismo y variedad ¡°chiptune¡± que ofrece una variedad muy pronunciada de efectos en todo momento, algo impensable en la ¨¦poca pero que aqu¨ª s¨ª es posible. Adem¨¢s, tenemos nuevas melod¨ªas incluso cuando avanzamos a diferentes sectores dentro de un mismo nivel, siempre acorde a lo que vemos en pantalla en cada momento.

Los niveles no son dif¨ªciles, es m¨¢s bien una invitaci¨®n a recordar d¨®nde est¨¢ todo para que completemos el juego en el menor tiempo posible. No es algo que digamos nosotros, es una declaraci¨®n por parte de la compa?¨ªa desde el momento en que terminamos una fase, indicando en minutos, segundos y mil¨¦simas de segundo cu¨¢nto hemos tardado en completar la fase. Con todo, cuando vemos los cr¨¦ditos finales podemos compartir nuestro registro. Es un verdadero reto superar algunos de los tiempos que hemos visto en redes sociales, con personas que han logrado bajar de los 40 minutos o incluso la media hora con el paso de los d¨ªas. Es meritorio, no en vano, que siendo una misma aventura sin ninguna diferencia en cada partida que Kamiko no se sienta en ning¨²n momento repetitivo.

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Las diferencias en las mec¨¢nicas de las sacerdotisas son m¨ªnimas; es dif¨ªcil que repercutan en una mejor finalizaci¨®n del speedrun, pero no podemos negar que no es gratificante completar el juego en el menor tiempo posible, bien sea por esa sensaci¨®n de superaci¨®n o, tal como ha sucedido en nuestro caso, por sentir que fluye una cierta sinergia entre nosotros y el personaje al que controlamos.

Kamiko transmite buenas sensaciones desde el primer minuto, un punto que se ve potenciado por el preciso control logrado por Skipmore. Los enemigos tienen patrones de actuaci¨®n, pero no son desesperantes, nadie est¨¢ muy por encima del resto. Tampoco nosotros. Ese equilibrio facilita que no haya momentos de desesperaci¨®n, ni mucho menos para poder decir que es un t¨ªtulo f¨¢cil o dif¨ªcil.

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La dificultad est¨¢ ya escrita; el reto est¨¢ en el tiempo para completarlo, para romper el ¨²ltimo sello. Tampoco es la panacea en ning¨²n sentido: es una constante de espadazos y la utilizaci¨®n del resto de magias. Sin entrar en spoilers, decir que cuando terminamos el juego con las tres sacerdotisas podremos desbloquear una opci¨®n oculta, quiz¨¢ el verdadero desaf¨ªo del juego al tratarse de secretos que cuentan algo m¨¢s de un argumento sin mucha enjundia.

Como punto negativo, decir que el sistema de combate no tiene ninguna profundidad, pues podr¨ªamos perdonarle que no haya combos si entre cada personaje hubiese diferencias aparentes, pero esto no es as¨ª. Es una l¨¢stima.

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