Jojo's Bizarre Adventure: Phantom Blood, Impresiones

La carism¨¢tica y violenta serie de Hirohiko Araki vuelve a los videojuegos gracias a Bandai Namco que recoge el testigo de Capcom. De nuevo, cell shading y beat'em up multitudinario es la combinaci¨®n escogida para celebrar ahora los 20 a?os del manga original con su primera saga: Phantom Blood.

Bajo el t¨ªtulo de JoJo Bizarre's Adventure se encuentra una serie manga de culto creada por Hirohiko Araki -autor tambi¨¦n de Baoh- en 1987 y que sigue public¨¢ndose en Jap¨®n en la actualidad. Goza de una gran cantidad de adeptos por todo el mundo, aunque en Espa?a nunca ha llegado a tener una oportunidad, a pesar del llamativo estilo personal -muy cruento- de Araki.

Pero la historia m¨¢s reciente de JoJo y los videojuegos parece haberse olvidado de sus d¨ªas de gloria en su paso a PlayStation 2. En 2002 Capcom lanz¨® Jojo Bizarre's Adventure: Wirldwinds of Gold, que se nutr¨ªa del gui¨®n del quinto cap¨ªtulo para presentar un beat'em up multitudinario que hac¨ªa un buen uso del cell shading y continuaba con la participaci¨®n de los stands. Lamentablemente las cr¨ªticas no fueron muy aceptables y Capcom prefiri¨® no lanzarlo fuera de Jap¨®n, cancel¨¢ndolo a pesar de estar anunciado.

Han pasado muchos a?os desde entonces y ahora, con la licencia de la serie en manos de Bandai Namco, se ha lanzado un nuevo cap¨ªtulo en forma de videojuego se engloba dentro de los contenidos del homenaje de los 25 a?os de JoJo y de Hirohiko Araki como mangaka profesional, cubre la primera etapa de la serie, de la que toma el nombre. Dentro de este Project Phantom Blood tambi¨¦n se estrenar¨¢ en marzo de 2007 un nuevo OVA ambientado en esta ¨¦poca y producido por Studio A.P.P.P.

En ella se retrata una Inglaterra victoriana, en 1880, con un joven Jonathan Joestar como personaje principal. Aparece en escenar Dio Brando, que ser¨¢ uno de los futuros pilares de la serie y villano principal, y que en este tramo es adoptado por la familia Joestar tras perder a su padre.

Los sue?os megaloman¨ªacos de Dio y su enfrentamiento con Jonathan le hacen emplear la Stone Mask, que convierte a su portador permanentemente en vampiro. Con ella intenta asesinar a Jonathan, pero este sobrevive, planificando la que ser¨¢ su venganza. En este punto el protagonista se encuentra con William Zeppeli, un italiano que le ense?ar¨¢ los secretos del Hamon, una forma de canalizar la energ¨ªa vital y utilizarla contra los vampiros.

El videojuego comienza con este arco argumental, controlando a Jonathan cuando apenas es capaz de dar cuatro golpes bien dados -en los primeros 8 cap¨ªtulos-, lo cual resulta bastante b¨¢sico en un principio, pero las posibilidades del control se acaban ampliando con la inclusi¨®n de las t¨¦cnicas de Hamon y los numerosos combos.

En posteriores combates se ilustran los diversos enfrentamientos con los secuaces de Dio, el viaje por Europa en su b¨²squeda, la ayuda del maestro de Zeppeli, Tom Petty, y sus dos alumnos Dire y Straits, y la intensa recta final del manga, que evitaremos desvelar para provocar destripes.

La fidelidad del videojuego con el manga es m¨¢xima; no s¨®lo recorre a pies juntillas y en 26 cap¨ªtulos el gui¨®n de la serie, si no que todas sus secuencias, di¨¢logos, niveles, vestuario y enfrentamientos se han extra¨ªdo directamente de las p¨¢ginas del Shonen Jump. Est¨¦ticamente el Cell Shading alcanza un nivel muy bueno en los personajes principales, en cambio los escenarios pecan de estar muy vac¨ªos, algo alarmante si nos fijamos en las largas distancias, con fondos totalmente huecos.

Como beat'em up y habiendo probado God Hand, Phantom Blood est¨¢ a un nivel limitado, inferior al del t¨ªtulo de Capcom. No s¨®lo por su b¨¢sico comienzo, que lograr¨¢ desesperar a los m¨¢s exigentes, si no por el escaso repertorio de golpes que se incluyen -salvado por los ataques especiales de Hamon, con una peque?a cutscene- y lo err¨¢tico que resulta el control y la c¨¢mara. El manejo se apoya en dos botones de ataque, uno de defensa y otros dos para esquivar y cargar energ¨ªa Hamon. Los combos se construyen alternando los botones principales. Un esquema bastante austero.

Phantom Blood sigue una estructura cerrada en forma de cap¨ªtulos, con cada uno representando un combate diferente. A pesar de ser un beat'em up multitudinario -nada del enfoque uno contra uno que catapult¨® al juego de Capcom- la presencia de personajes en pantalla est¨¢ muy limitada e interviene un n¨²mero muy peque?o. Hay combates uno contra uno, tres contra uno y batallas contra personajes especiales que est¨¢n acompa?ados de ac¨®litos que nos entorpecer¨¢n y que acabar¨¢n regener¨¢ndose. As¨ª mismo el ¨¢rea de escenario est¨¢ reclu¨ªda por muros invisibles.

La dificultad es tambi¨¦n algo que no se ha ajustado. Normalmente los juegos japoneses no tienen un nivel demasiado elevado, pero Phantom Blood es muy exigente, haci¨¦ndonos repetir los cap¨ªtulos varias veces antes de completarlos; habr¨¢ que estudiar los patrones de ataque de los rivales, sus debilidades exclusivas y despu¨¦s saber explotarlas.

Otro punto decepcionante ha sido el enfoque para un s¨®lo jugador del t¨ªtulo, ya que no hay opci¨®n m¨²ltiple, ni versus ni cooperativo. Pero la que ha sido sin lugar a dudas la ausencia m¨¢s traum¨¢tica para aquellos que disfrutaron con los dos primeros videojuegos ha sido la carencia de stands. Estos esp¨ªritus interiores que los personajes liberan de su interior y que emplean para luchar -y que toman sus llamativos nombres del mundo del rock'n roll- no aparecieron hasta la tercera saga del manga, y por consiguiente, no se han retratado para mantenerla fidelidad a la obra de Araki.

Por otro lado, y aunque el juego es corto, cuenta con numeroso material extra que los fans sabr¨¢n apreciar; niveles adicionales, extras como biograf¨ªas de personajes, secuencias o ilustraciones.

En definitiva, Phantom Blood es un tributo a los or¨ªgenes de Jojo's Bizarre Adventure. Como videojuego deja much¨ªsimo que desear, siendo el m¨¢s flojo de los tres que se han lanzado hasta ahora -en calidad decreciente desde su debut en el 2000-, pero su valor como material nost¨¢lgico en base a la fidelidad que atesora, har¨¢ que los incondicionales del manga, muy pocos en Espa?a, no duden en importarlo.