Inazuma Eleven
- PlataformaDS8
- G¨¦neroDeportes
- DesarrolladorLevel-5
- Lanzamiento28/01/2011
La victoria es tuya
La explosi¨®n que se produjo en el mundo de la animaci¨®n japonesa a principios de la d¨¦cada pasada ha dejado secuelas imborrables en la mente de varias generaciones. Oliver y Benji es uno de los mitos populares que parec¨ªan insustituibles hasta la llegada de un rival que copia su f¨®rmula renovando los patrones en los que se basa. Inazuma Eleven, la exitosa serie japonesa que ha despertado el entusiasmo futbol¨ªstico de los peque?os de la casa, debuta en Nintendo DS a manos de Level 5. Diversi¨®n, calidad gr¨¢fica e innovaci¨®n, marca de la casa, se a¨²nan en un cartucho que aparece en Europa tres a?os despu¨¦s de hacerlo en Jap¨®n.
F¨²tbol, deporte rey. Nadie lo duda, aun sabiendo que en los ¨²ltimos tiempos la lucha que antiguamente sol¨ªa despertar pasiones encontradas se reduce hoy a la pugna de dos equipos aferrados a la necesidad de demostrar su hegemon¨ªa sobre el resto. Han cambiado las cosas desde que Oliver y Benji estrenase serie animada en Jap¨®n veinte a?os atr¨¢s en el tiempo, sumidos en un torbellino de acercamiento asi¨¢tico hacia las tendencias que se siguen al otro lado del charco, en el viejo continente. Jap¨®n quiso mimetizar la euforia que se desata por estos lares a expensas de las grandes citas mundiales -Europa, Mundial-, culminadas con feroces batallas para obtener el t¨ªtulo Campe¨®n de Europa, uno de los pocos trofeos de clubes que gozan de una proyecci¨®n internacional comparable a las grandes citas del deporte norteamericano. All¨¢ donde todo es publicidad, grandilocuencia e hiperb¨®lica virilidad deportiva.
El enfoque que se le otorgaba a Captain Tsubasa, la serie creada por Yōichi Takahashi en sus tiempos mozos, ten¨ªa mucho que ver con la superaci¨®n personal y poco con el ¨¦xito deportivo a toda costa (aunque a base de lesiones y persistencia, el rumbo de los cap¨ªtulos no tardar¨ªa en modificar su esencia). Reunirse de un gran n¨²mero de amigos dispuestos a jugar al f¨²tbol, contar con la ayuda de varios virtuosos que facilitan la tarea de llegar a lo m¨¢s alto, dominar la estrategia, nunca dudar de las palabras del m¨ªster que en este momento se encarga de decidir c¨®mo y a qu¨¦ ritmo se juega. Una buena suma de valores que todav¨ªa, sumidos en pleno siglo XXI, no han desaparecido de la retina de los chavales o adolescentes que disfrutaron de la serie a primera hora de la ma?ana, con el desayuno y ante la expectativa de acudir un nuevo d¨ªa a clase.
Lo que ha trascendido de la serie animada poco o nada tiene que ver con el mensaje original que trataba de ofrecer a j¨®venes audiencias, sorprendidas ante la peculiar forma de plasmar el deporte. Tiros imposibles, jugadas milagrosas, ri?as personales extrapoladas al c¨¦sped con consecuencias devastadoras. Hoy d¨ªa se recuerda la faceta surrealista: la carga emocional en exceso, los desdibujados campos de juego. Quiz¨¢s ante la ausencia de un referente en el terreno futbol¨ªstico justo cuando mayor auge ha cobrado el deporte en tierras niponas -por el notable aumento de calidad que ha experimentado la selecci¨®n japonesa, entre otras causas-, a Level-5 se le antoj¨® necesario revisitar un g¨¦nero abandonado (que curiosamente debutaba en Nintendo DS pocos meses atr¨¢s ante el lanzamiento de un nuevo Captain Tsubasa) a?adiendo su peculiar grano de arena. El estudio parece tocado por la gracia divina, incapaz de realizar una producci¨®n que se aleje de los estandartes de calidad que se exigen actualmente en el mercado.
El planteamiento de Inazuma Eleven emplea las convencionales tradicionales del g¨¦nero para dar vida a un equipo de f¨²tbol de 11 miembros que han de competir en distintos campos con la mirada puesta en la obtenci¨®n del torneo Football Frontier. Para ello han de superar toda clase de clich¨¦s gen¨¦ricos, uno tras otro, que b¨¢sicamente tratan de desgranar los conceptos morales que se antojan imprescindibles en la educaci¨®n de los peque?os de la casa. En esta ocasi¨®n, Mark es el h¨¦roe, un apasionado del deporte al que su abuelo premiaba, poco antes de su muerte, con un cuaderno de anotaciones en las que se explica minuciosamente c¨®mo poner en pr¨¢ctica habilidades ancestrales para detener todo disparo que provenga de las botas del rival. Al ?capit¨¢n persistente' se le viene el mundo encima cada d¨ªa que trata de entrenar y recibe las miradas vac¨ªas de sus compa?eros, desprovistos de cualquier impulso que les lleve a practicar un deporte, no digamos a tratar de competir.
S¨ª, que nadie lo dude. De hecho, esta es una de tantas moralinas que el jugador encuentra a medida que comienza a descubrir el estilo de juega que impera a poco de introducir el cartucho en la consola. Mark ha de reunir a un grupo de jugadores para luego entrenar, en dos objetivos que subrayan las dos modalidades de juego que se re¨²nen en este t¨ªtulo como punto de partida para aumentar sus posibilidades en futuras adaptaciones. Al h¨¦roe de turno le toca la suerte de ser el capit¨¢n, aunque parece haber nacido para desempe?ar este rol. Cuando finalmente encuentra lo que buscaba, el campo de entrenamiento cumple sus necesidades para calentar motores hasta la llegada de la Royal. Un partido imposible, dec¨ªan, salvo por la aparici¨®n de un extra?o personaje, Axel, que pese a hacer gala de unas habilidades pasmosas para golpear la pelota se niega en rotundo a tomar parte en el equipo. Lo que viene despu¨¦s, pese a lo previsible del asunto, dar¨¢ forma al lienzo sobre el que se desarrolla Inazuma Eleven.
Pocas palabras se necesitan para descubrir una lista interminable de concepciones que se suelen dar cita en esta clase de eventos deportivos, claramente destinados a un p¨²blico de corta edad, el mismo que se destapa como consumidor potencial de la serie animada que tanto ¨¦xito tiene en nuestros d¨ªas -tambi¨¦n en Espa?a-. Entendiendo que esto es as¨ª (que el t¨ªtulo se destina a un p¨²blico infantil), el acercamiento que se realiza a los problemas comunes de los muchachos es id¨®neo, sencillamente ejemplar para poner en pr¨¢ctica un ejercicio de adoctrinamiento honorable, en el que impera la justicia, la igualdad y dem¨¢s conceptos que normalmente se suelen dejar ver en estas producciones. El tono, c¨®mico y respetuoso, ofrece un estilo maduro, que combinado con la insustancial trama simplemente cumple su cometido.
El segundo se centra en la disputa de partidos de f¨²tbol en los que destaca el uso de la estrategia y de habilidades especiales para salir victoriosos del centenar de enfrentamientos a superar en las 20 horas de duraci¨®n que ofrece el cartucho. El estilo de juego que impera en este nivel encuentra grandes similitudes con el visto en la edici¨®n Wii de PES -salvando las distancias-. Es decir: el usuario ha de controlar a los once jugadores que aparecen en el campo, se?al¨¢ndonos con el stylus e indicando hacia qu¨¦ direcci¨®n han de desplazarse, facilitando una pared o un pase en profundidad. Un leve click sobre la figura de un compa?ero se traduce en un pase ajustado, mientras que hacer lo propio sobre la figura del jugador que controla el bal¨®n justo cuando va a ser interpelado por un rival se convierte en un regate virtuoso que generalmente deja al jugador en cuesti¨®n en situaci¨®n de gol.
Si decimos que la mec¨¢nica de juego se divide en dos apartados, lo justo ser¨ªa hablar de un sub-apartado dentro de la disputa de partidos de f¨²tbol. En ¨¦l descubrimos la ventana que se abre cuando dos o m¨¢s jugadores chocan frontalmente en un punto determinado del campo, momento en el que se ha de elegir qu¨¦ acci¨®n es la que conviene al equipo. Regatear implica superar al jugador sin el bal¨®n controlado. Rebasarlo, superarlo con el bal¨®n bien atado a los pies, aunque con menor probabilidad de ¨¦xito. La cuesti¨®n no se limita ¨²nica y exclusivamente a decidir qu¨¦ acci¨®n preferimos realizar, sino tambi¨¦n a las posibilidades de que ¨¦sta tenga ¨¦xito en funci¨®n de los atributos del propio jugador y del rival.
Estas acciones, adem¨¢s de fijarse en los atributos, se determinan en funci¨®n del elemento al que sea af¨ªn cada jugador. Se sigue aqu¨ª la t¨ªpica escala de valores del JRPG, donde el viento tumba al a agua, pero es d¨¦bil frente a la monta?a y as¨ª sucesivamente. De nuevo, el estilo no es intuitivo, requiere pr¨¢ctica para dominarse (o, mejor dicho, para entender qu¨¦ debemos hacer cuando tenemos todas las de perder en un choque directo), pero ciertamente imprime un estilo divertido, incluso dir¨ªamos adictivo, de entender la filosof¨ªa futbol¨ªstica. Lo mismo sucede con los balones que Mark ha de detener en su ¨¢rea, donde ser¨¢ menester poner a prueba las habilidades adquiridas por el h¨¦roe de turno. El ¨¦xito o fracaso de las susodichas viene determinado en gran parte por el nivel de experiencia adquirido por cada jugador a medida que ejecuta con acierto los regates, pases, tiros y dem¨¢s filigranas.
Probablemente la m¨¢s evidente tenga lugar a nivel t¨¦cnico, en dos t¨ªtulos que se manejan con soltura en la peque?a pantalla de Nintendo DS. Al buen aspecto que lucen los escenarios en las fases de exploraci¨®n hay que sumar la vistosidad de los partidos de f¨²tbol cuando se pone en pr¨¢ctica la habilidad de turno. Han pasado tres a?os desde que Inazuma Eleven debutase en Jap¨®n, tiempo en el que l¨®gicamente ha perdido parte del impresionante aspecto visual que luc¨ªa en aquel entonces. Por suerte, es evidente que el aspecto t¨¦cnico, en el que destaca la presencia de un doblaje al castellano fiel a la serie de animaci¨®n -con los mismos dobladores-, no es un sost¨¦n de importancia para disfrutar de los partidos de f¨²tbol, que pronto se convierten en una especie de suced¨¢neo del tradicional sistema de combate por turnos. Derrotar a un grupo de maleantes por una buena goleada se saborea mejor, francamente, que hacerlo a base de hechizos m¨¢gicos. Al menos se respira una esencia nueva, menos manida y explotada.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.