Est¨¢n locos estos b¨²lgaros...

Desde Bulgaria nos llega esta nueva recreaci¨®n de la guerra de las Galias, la confrontaci¨®n entre el Imperio Romano y los Galos. Haemimont Games vuelve a lanzar su ataque en el mundo de los ETR, tras aqu¨¦l recordado Tzar que alcanz¨® los primeros puestos en las listas de ventas espa?olas.

De todos modos, no podemos olvidar que la distribuidora FX Interactive hizo mucho para que esto sucediera, respaldando al juego con un gran trabajo de localizaci¨®n y doblaje al espa?ol y una excelente campa?a de marketing. Pronto surgieron noticias de un nuevo trabajo de Haemimont, creando alrededor de Imperivm una gran aureola de expectaci¨®n.

De la corona a los laureles

Es evidente que Tzar: el poder de la corona no pas¨® desapercibido para ning¨²n amante de la estrategia; se trataba de un juego que no destacaba en ning¨²n aspecto en particular, pero ofrec¨ªa suficiente diversi¨®n y variedad como para pasar mucho tiempo en nuestros discos duros. Unidades reales y de fantas¨ªa se mezclaban a lo largo de varias campa?as, que se vieron incrementadas con expansiones posteriores de forma gratuita para los usuarios registrados del juego original. Una iniciativa sin precedentes que ha hecho ganar muchos adeptos a FX Interactive y a la compa?¨ªa b¨²lgara, por supuesto.

El juego que hoy nos ocupa puede ser tomado por muchos como una segunda parte del Tzar, pero pronto descubriremos que existen muchas diferencias entre los dos t¨ªtulos. Y es que lo importante no es que tengan parecidos en la est¨¦tica o en el desarrollo del juego, sino que conserve la adicci¨®n y diversi¨®n que han podido disfrutar m¨¢s de cien mil espa?oles, hecho que motiv¨® el lanzamiento de una edici¨®n especial de oro del Tzar. Pero centr¨¦monos en Imperivm. Al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar?

?Galos o Romanos?

Los dos modos disponibles en el juego son Aventura y Estrategia, cuya acci¨®n se desarrolla en un escenario bastante concreto: los momentos decisivos de la guerra de las Galias. Los protagonistas principales son, por una parte, los romanos con Julio C¨¦sar a la cabeza, y por otro lado los galos que tan famosos se hicieron gracias a Ast¨¦rix y compa?¨ªa. Aunque personajes entra?ables como Ob¨¦lix o Panoramix no vayan a aparecer en el juego, s¨ª es verdad que los h¨¦roes y los druidas de cada civilizaci¨®n jugar¨¢n un papel muy importante en la contienda.

M¨¢s en concreto, simpatizaremos con L¨¢rax, un joven h¨¦roe galo, el cual deberemos adiestrar desde sus comienzos como guerrero hasta convertirlo en un h¨¢bil y autoritario jefe de mando de las tropas galas. El argumento que nos propone el modo "Aventura" nos introduce a L¨¢rax tras haber sufrido la muerte de su esposa y toda la poblaci¨®n de su aldea. Buscando la venganza de este hecho tan cruel, nos pondremos en las manos del druida Hasser, que nos ense?ar¨¢ los movimientos b¨¢sicos y avanzados del h¨¦roe en un entretenido tutorial. Tras completarlo, comenzar¨¢ realmente la campa?a en la cual descubriremos una historia muy cuidada y en la que tendremos que ir completando una serie de misiones enfrent¨¢ndonos a las met¨®dicas tropas romanas y a los batalladores teutones hasta llegar a la venganza final del galo.

Esta campa?a monojugador ofrece un planteamiento que no resulta nada nuevo para los aficionados al ETR, siendo muy similar en este sentido a Warcraft o Age of Kings. Pero conforme nos hacemos con el manejo del juego, nos daremos cuenta de que se han incorporado elementos muy caracter¨ªsticos de un juego de rol. De este modo, podremos recoger objetos y ganar tesoros en nuestras conquistas para usarlos posteriormente en la batalla, acumular experiencia conforme completamos objetivos, adquiriendo m¨¢s poder ofensivo y defensivo, o incluso tomar atajos mediante cavernas interconectadas. En este modo de juego, la figura de los personajes resaltar¨¢ en el aspecto individual, quedando los ej¨¦rcitos de unidades menores un poco m¨¢s de lado, y llegando a convertirse en ocasiones en un RPG de "Hack and Slash", o lo que es lo mismo traducido al cristiano, en un juego tipo Diablo. De todos modos, no faltar¨¢n escenas donde vivamos ¨¦picas batallas donde se vean implicadas cientos de unidades.

En segundo lugar, tenemos la opci¨®n "Estrategia". Detr¨¢s de esta redundante denominaci¨®n se encuentra el modo de juego por excelencia del g¨¦nero, la escaramuza. Con una importante cantidad de mapas y escenarios a elegir, podr¨¢n tomar parte hasta 8 jugadores a la vez, pudiendo ser los 8 controlados por humanos. En este caso podemos escoger entre romanos o galos, lo cual marcar¨¢ nuestro estilo de juego al estar ampliamente diferenciadas, aunque a muchos nos sabr¨¢ a poco la escasa cantidad de dos civilizaciones a elegir.

Para la ocasi¨®n, se ha simplificado bastante el tema de la construcci¨®n de estructuras y la recolecci¨®n de recursos. El primer punto es casi inexistente, puesto que en la partida comenzaremos en nuestra ciudad con una serie de edificios ya construidos y en funcionamiento, y no nos ser¨¢ posible edificar nada m¨¢s. Esto conlleva que la ¨²nica manera de expandir nuestras fuerzas sea conquistando aldeas y puestos avanzados, y por consiguiente, la estrategia estar¨¢ volcada descaradamente al aspecto militar. Respecto al segundo punto, s¨®lo habr¨¢ dos tipos de recursos: oro y comida. El dinero nos servir¨¢ para contratar h¨¦roes, entrenar tropas y hacer mejoras en nuestros edificios. El alimento sustentar¨¢ a dichas tropas, de manera que cada unidad deber¨¢ llevar consigo comida en todo momento para poder sobrevivir. Esto har¨¢ que debamos llevar con nosotros carros de suministros para prevenir la muerte por inanici¨®n.

No habr¨¢ que preocuparse de recoger estos bienes, pues los habitantes de cada aldea los generar¨¢n de forma autom¨¢tica. Cuanta m¨¢s poblaci¨®n tengamos, m¨¢s r¨¢pido recaudaremos impuestos (oro) y produciremos comida. Una vez que podamos expandirnos, crearemos rutas de suministro desde las aldeas hasta nuestra ciudad principal mediante carros de mulas. Como habr¨¦is captado, es fundamental hacerse con el control del mayor n¨²mero posible de aldeas, y defender el transporte de los bienes, si no los queremos perder por el camino.

Para ello, deberemos armar nuestro ej¨¦rcito entrenando unidades en los cuarteles, las cuales ser¨¢n distintas dependiendo del bando en que estemos. Mientras que los romanos tienen a poderosos legionarios y pretorianos, los guerreros galos son menos fuertes, pero sus druidas tienen poderes ocultos mejores que los sacerdotes de Roma. Salvo los barcos de transporte, todas las unidades se mover¨¢n sobre tierra, b¨¢sicamente arqueros, lanceros, infanter¨ªa y caballer¨ªa. Tambi¨¦n podremos montar catapultas de asedio con hasta diez unidades. Todas ellas podr¨¢n ir ganando experiencia conforme derroten enemigos. 

Pero retomemos la figura del h¨¦roe, ahora, puesto que la mayor¨ªa de las veces no nos valdr¨¢ de mucho tener un grupo de unidades en solitario, sino que las asignaremos al cabecilla de turno. Con esto, las unidades aumentar¨¢n su experiencia y podremos agruparlas en distintas formaciones seg¨²n el tipo de ej¨¦rcito que llevemos. Adem¨¢s, podremos controlar todo el grupo con s¨®lo manejar al h¨¦roe. Suena bien, ?verdad?.

Tambi¨¦n tendremos unidades m¨¢s "especiales" como los guerreros normandos, que son muy independientes y no pueden ser asignadas al h¨¦roe. O los druidas y sacerdotes, que emplear¨¢n poderes de curaci¨®n y hasta podr¨¢n invocar esp¨ªritus o manejar a lobos y otros animales salvajes.

El sistema de batalla se basar¨¢ en el cl¨¢sico "piedra-papel-tijera", as¨ª que, por ejemplo, los arqueros ser¨¢n muy efectivos contra la infanter¨ªa pretoriana. Todo esto dar¨¢ lugar a luchas de larga duraci¨®n y en varios frentes, oblig¨¢ndonos a poner los cinco sentidos en todos los lugares conflictivos del mapa. Y resulta muy, muy divertido? aunque por desgracia a veces la acci¨®n se embarulla demasiado y es dif¨ªcil distinguir a nuestras unidades de las del enemigo.

Antes de afrontar la parte audiovisual del videojuego, quiero hacer una menci¨®n especial para la IA de las unidades enemigas. Os puedo decir que no les falta raz¨®n a los creadores cuando dicen que es "casi humana". Los h¨¦roes enemigos dirigen a sus tropas con maestr¨ªa, tomando decisiones acertadas a la hora de atacar nuestros puntos m¨¢s d¨¦biles, como el transporte de suministros o las aldeas que no hemos defendido lo suficiente. Adem¨¢s, en el fragor de la batalla saben cuando tienen que retirarse si ven la cosa fea, e incluso nos pueden tender una emboscada, lanzando un d¨¦bil ataque al principio para atraernos a una zona donde esperar¨¢n con la artiller¨ªa pesada para fulminarnos y colgarse las medallas? ?con todo merecimiento!

Audio y V¨ªdeo

Imperivm mantiene la cl¨¢sica perspectiva isom¨¦trica y los gr¨¢ficos en dos dimensiones que tantos a?os hemos visto en los juegos del g¨¦nero. En este caso,  ambientan la partida perfectamente, gracias al impresionante detalle que muestran tanto los personajes como los edificios representados. La calidad de los renderizados sobresale en edificios como los Cuarteles o el Coliseo, de un gran tama?o y que resultan muy dignos de ver. No vamos a ver impresionantes giros de c¨¢mara o apabullantes zooms, pero al menos las animaciones que presentan todas y cada una de las unidades son exquisitas, siendo una delicia ver a los pretorianos marchar en filas ordenadas o al h¨¦roe cabalgando al galope en su fastuoso caballo blanco.

Los escenarios no son demasiado variados, la verdad. Se agradecen ciertos detalles como la representaci¨®n de las diferentes estaciones del a?o, lo cual, aunque repercutir¨¢ en el aspecto visual, no va a afectar al movimiento de las unidades. Las elevaciones y depresiones del terreno no est¨¢n del todo conseguidas, pero no desentonan demasiado. Tampoco podremos interactuar demasiado con el entorno.

Debemos comentar que a veces se estropea la correcta sensaci¨®n gr¨¢fica del juego en general, especialmente cuando alguna unidad que va en formaci¨®n se queda retrasada, y debe reincorporarse a filas. En ese momento, en lugar de existir una animaci¨®n especial para correr, se acelera a "c¨¢mara r¨¢pida" dicha unidad, estilo repeticiones del Grand Prix de Ram¨®n Garc¨ªa. Por suerte no ocurrir¨¢ demasiado.

En el debe del motor gr¨¢fico tambi¨¦n apuntamos la falta de utilizaci¨®n de aceleraci¨®n gr¨¢fica para efectos de part¨ªculas o la inexistente iluminaci¨®n din¨¢mica, detalles ¨²ltimamente muy habituales en los juegos. Al menos, esto ayuda a que el juego corra sin problemas al m¨¢ximo en un Pentium II 400.

Respecto al apartado de audio, Imperivm roza el sobresaliente. Sus partituras son de lo mejor que se ha escuchado en los ¨²ltimos t¨ªtulos de estrategia y consiguiendo una calidad similar a la de los t¨ªtulos punteros del g¨¦nero. Quiz¨¢ se eche en falta alg¨²n que otro corte m¨¢s, pero los que hay acabaremos tarare¨¢ndolos, y eso sin duda que es buena se?al.

Y complementando a la m¨²sica est¨¢n los efectos de sonido, muy logrados, y las voces. El doblaje al castellano lo ha llevado FX Interactive, y se han vuelto a superar. Un trabajo totalmente profesional (no en vano, contratan a personas experimentadas en el asunto del doblaje) que se destapar¨¢ sobre todo en el modo "Aventura". Ning¨²n pero en este sentido, es m¨¢s, ridiculizando a otros juegos mucho m¨¢s caros y que presumen sin tener. Un diez de nuevo para FX.

Gui¨®n

Septiembre del a?o 51 a.C. El cenit de la Guerra de las Galias: el Imperio Romano y el pueblo Galo frente a frente. Las huestes de Julio C¨¦sar se preparan para arrasar de una vez por todas a sus enemigos. Una de las campa?as m¨¢s ¨¦picas en la historia de la humanidad sirve de tel¨®n de fondo al desarrollo del juego. Sobre el argumento que nos ofrece el tambi¨¦n llamado Celtic Kings en el modo Aventura, pues ya sab¨¦is que habr¨¢ que encarnar al galo L¨¢rax en sus ansias de venganza. Pero? no os voy a contar el final, ?no? ?Mejor que lo descubr¨¢is vosotros mismos!

Jugabilidad

Todos los estrategas sabemos donde reside realmente la fuerza ofensiva de un buen ETR. Ni fulgurantes texturas, incre¨ªbles animaciones o efectos de sonido realistas al m¨¢ximo. Nada de eso importa si no ofrece buena experiencia de juego, si su manejo es poco menos que odioso, si cada partida es siempre igual de aburrida, o si, simplemente, ni engancha ni divierte. La proliferaci¨®n de juegos de estrategia en tiempo real es cada vez mayor, y realmente hay pocos que consiguen calar hondo entre los aficionados. Por suerte, estoy seguro de que Imperivm tendr¨¢ muchos seguidores. Y es por eso por lo que lleva esa nota.

Imperivm puede presumir de ser muy jugable. Para empezar, la interfaz de usuario es un ejemplo a seguir en cuanto a sencillez y efectividad. La totalidad de acciones disponibles se encuentra situada en una peque?a barra en la parte inferior de la pantalla. Resulta muy intuitiva y deja un amplio espacio para el seguimiento de la acci¨®n, puesto que el t¨ªpico mapa en miniatura brilla por su ausencia? al menos normalmente, puesto que pulsando la barra espaciadora podremos cambiar la vista a un croquis del escenario, donde veremos con claridad la posici¨®n de unidades, aldeas y puestos avanzados, y la ruta de nuestro comercio de suministros. Todo, al servicio del jugador.

Cuando nos ponemos a jugar, nos damos cuenta de que la intenci¨®n de los programadores por basar la acci¨®n en las t¨¢cticas militares ha dado sus frutos. La constante lucha por ocupar y defender los puntos conflictivos del escenario resultar¨¢ muy intensa y adictiva, y es que manejaremos literalmente a cientos de unidades, a las cuales habr¨¢ que agrupar bajo la tutela de h¨¦roes, para tener posibilidades de vencer en cada batalla. Nos sentimos realmente en la piel de un estratega de guerra desde el primer minuto, sin preocuparnos de decirles a los campesinos que recojan frutas o que talen ¨¢rboles.

Y hablando de posibilidades, son muchas las que se nos abren en cada partida. Hay que manejar con sapiencia los distintos hechizos de los druidas en el altar de sacrificios, las grutas que nos permitir¨¢n descubrir caminos m¨¢s r¨¢pidos para alcanzar los lugares, el deber de llevar suministro de comida o el incremento de nivel de las unidades. Adem¨¢s, atentos a los neutrales teutones, que podremos poner a nuestro servicio una vez derrotados, y pueden inclinar la balanza hacia un lado u otro. 

En la escaramuza veremos que las dos civilizaciones tienen sus pros y contras, resultando muy equilibrado el choque y haciendo valer el dicho de m¨¢s vale calidad que cantidad. No nos vamos a aburrir en mucho tiempo, pues da gusto enfrentarse al ordenador y descubrir sus t¨¢cticas de dominaci¨®n (tambi¨¦n da gusto ver como te borra del mapa), y a¨²n m¨¢s gratificante es hacerlo contra los amigos por Internet, puesto que a veces no gana el que mejor sabe jugar, sino el que est¨¢ m¨¢s atento para aprovechar sus oportunidades de expansi¨®n. Creedme que la opci¨®n de "mapa aleatorio" ser¨¢ m¨¢s real que nunca, pues siempre tendremos la impresi¨®n de vivir partidas distintas.

Y la experiencia jugable de la "Aventura" har¨¢ que muchos aficionados al estilo Diablo se acerquen a la curiosa mezcla que ofrece Imperivm. Seguro que no salen defraudados por los muchos detalles que proporcionan al juego el calificativo de "especial", algo que sabemos los que llevamos mucho tiempo en este mundillo, y que tanto escasea en los juegos modernos, por desgracia. Encima, a un precio de risa? ?quedan dudas?

Multijugador

Las escaramuzas en las partidas multiplayer podr¨¢n albergar a 8 jugadores como m¨¢ximo. Tenemos a nuestra disposici¨®n una buena cantidad de mapas predeterminados con peculiaridades como un volc¨¢n en el centro del escenario, la proliferaci¨®n de teutones o la existencia de islas. L¨¢stima que ni Haemimont Games ni FX rematasen la jugada disponiendo un portal de servicio multijugador. Si queremos jugar, tendremos que encontrar amigos que creen sus propias partidas. Eso s¨ª, si los encontr¨¢is, la amistad durar¨¢ bastante gracias a este juego? o ?quiz¨¢ se conviertan en ac¨¦rrimos enemigos!

Estrategia y trucos

Aqu¨ª no se trata de ser el m¨¢s r¨¢pido recolectando recursos. Hay que estudiar met¨®dicamente la disposici¨®n de las aldeas y fortalezas. Mejor ser¨¢ disponer defensas en las que m¨¢s nos convengan, mejor cuanto m¨¢s cerca de nuestra base. No vale la pena ocupar mucho espacio en el mapa si no disponemos de dinero suficiente para contratar unas buenas defensas. As¨ª que, lo que conquistemos, que nos dure.

Aprovechad al m¨¢ximo las rutas de suministro, en cuanto poseamos aldeas, trazad el camino a la base principal, y las mulas cargar¨¢n solas el suministro. Eso s¨ª, cuidad que el origen no est¨¦ separado del destino por una gruta? las mulas no saben cruzarlas solas, y se quedar¨¢n en las puertas (uno de los pocos fallos del juego).

Tanto en "Estrategia" como en "Aventura", existen peque?os campamentos neutrales que ofrecer¨¢n dura resistencia, pero que si conseguimos derrotarlos, podremos aprovechar para reclutar unidades cada cierto tiempo. No dud¨¦is en conquistarlos y de paso ganar experiencia con vuestras unidades.

Compar¨¢ndolo con?

En Tzar, la parte de recolecci¨®n de recursos era muy importante en el desarrollo del juego. Imperivm sale ganando en ritmo de juego y en adicci¨®n y diversi¨®n, aparte de ser muy superior t¨¦cnicamente, tanto en gr¨¢ficos como en IA.

La alta cantidad de unidades militares simult¨¢neas y la poca relevancia de la gesti¨®n de recursos nos hace compararlo con t¨ªtulos como Cossacks o Stronghold. Imperivm nos ofrecer¨¢ m¨¢s variedad de posibilidades de juego.

Lo que est¨¢ bien

Lo que no est¨¢ tan bien

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