La guerra en tus manos

Hearts of Iron III no es un juego sencillo de analizar. No es sencillo porque la cantidad de tiempo que necesita invertirse en un t¨ªtulo de estas caracter¨ªsticas para extraerle todo el jugo, se contrapone frontalmente a los intereses de cualquier medio para poder hacer llegar a sus lectores una opini¨®n medianamente fundamentada en un plazo de tiempo razonable. En otras palabras, para poder pormenorizar todas las peculiaridades que vienen incluidas necesitar¨ªamos varias semanas m¨¢s de tiempo... y bastantes m¨¢s p¨¢ginas de texto para escribir tambi¨¦n.

No obstante, este p¨¢rrafo anterior no debe leerse en clave de excusa sino m¨¢s bien en clave de advertencia. El juego de Paradox, tercera entrega como bien indica su nombre de una de las sagas de estrategia m¨¢s 'de culto' de la Segunda Guerra Mundial, es un t¨ªtulo denso y casi tan profundo como el jugador quiera que, a pesar de sus esfuerzos para hacerlo m¨¢s accesible al gran p¨²blico (m¨¢s sobre esto en el apartado de jugabilidad), sigue presentando un aspecto inicial capaz de abrumar a cualquiera que se siente frente a ¨¦l sin previo aviso y sin una dosis bastante elevada de paciencia y voluntad de aprendizaje.

Aquellos que ya hayan jugado anteriormente a otros t¨ªtulos de Paradox, pero especialmente al Europa Universalis III y a EU:Roma, reconocer¨¢n buena parte del hacer de los desarrolladores en esta versi¨®n. Hearts of Iron III nos permite un control superlativo y preciso sobre todos los elementos que confluyeron en la ¨²ltima gran guerra, inclusive la gesti¨®n de los a?os previos a nivel de recursos econ¨®micos y naturales, diplomacia, estrategia y pr¨¢cticamente todo lo que nos podamos imaginar. Estamos ante uno de los m¨¢s completos y exhaustivos simuladores de guerra que hemos podido ver hasta el momento.

Y aunque a estas alturas probablemente esta informaci¨®n sobre, es obligatorio situar el juego en su contexto: tras la primera guerra mundial se estableci¨® un per¨ªodo de calma tensa alrededor del mundo. Los europeos se lam¨ªan las heridas tras la ¨²ltima batalla mientras los sentimientos fascistas crec¨ªan en sus gobiernos por doquier; el imperio ruso herv¨ªa con el fervor de la revoluci¨®n y la contrarrevoluci¨®n que acab¨® con la monarqu¨ªa absolutista m¨¢s antigua de Europa, los japoneses se esforzaban en buscar fuentes de recursos ajenos a los de su propia isla intentando expandirse hacia China y los americanos se lamentaban de las demoras en los pagos por los pr¨¦stamos concedidos a Europa al tiempo que crec¨ªa su recelo por el viejo continente.

Por supuesto, todo ello aderezado mediante el clima de recesi¨®n global y fuerte crisis econ¨®mica de la d¨¦cada de los 20 y 30, que no ayudaba a mantener un esp¨ªritu jovial y alegre entre el populacho. Y adem¨¢s estaba Alemania, no la olvidemos, que no tard¨® en fusionar el fascismo con el racismo para crear su particular nacionalsocialismo y que a la postre fue el factor detonante - pero no el ¨²nico - del mayor conflicto b¨¦lico que ha vivido la historia de nuestro mundo, por lo menos hasta el momento en que se escribe este art¨ªculo. Y a partir de aqu¨ª, todo queda en nuestras manos.

No trataremos aqu¨ª de dar un listado interminable con todas las opciones posibles dentro del juego: las 90 p¨¢ginas de manual y las 8 de la gu¨ªa 'r¨¢pida' de inicio ya dan una idea de que ser¨ªa imposible sintetizarlas en nuestro an¨¢lisis; al contrario, intentaremos ofrecer una muestra de las sensaciones que obtuvimos a modo de impresiones generales esperando que el lector pueda coger el 'feeling' general del t¨ªtulo, esperando que sea suficiente informaci¨®n como para influir en su decisi¨®n de comprar o no comprar el juego si le gusta la tem¨¢tica lo suficiente. Sin m¨¢s pre¨¢mbulos, empezamos.

Uno de los elementos fundamentales del juego y con el que m¨¢s r¨¢pidamente deberemos familiarizarnos es el mapa; ¨¦ste ha sido recreado fielmente a semejanza de los mapas hist¨®ricos de la ¨¦poca, representando en total m¨¢s de 15000 provincias terrestres y mar¨ªtimas (siendo ¨¦stas el elemento territorial m¨¢s b¨¢sico, cuatro veces mayor en n¨²mero que en HoI 2) emuladas al detalle y con sus propias caracter¨ªsticas para ofrecer versiones m¨¢s realistas de los combates m¨¢s encarnizados que se sucedieron durante esa etapa. El mapa se ofrece en varios colores y sabores para destacar lo que nos interese: pol¨ªtica, orograf¨ªa, del tiempo, diplom¨¢tico, geogr¨¢fico, de suministros, recursos, infraestructuras, etc.

Como se observa en las capturas, hay montones de peque?os iconos distribuidos a lo largo de la zona del interfaz que permiten el acceso a nuevos men¨²s. Cuesta un poco al principio recordar la situaci¨®n de todo pero afortunadamente cada opci¨®n cuenta con un peque?o recordatorio que nos ayuda a saber si vamos por el buen camino. El dise?o de los men¨²s es funcional aunque bastante sobrio y, como era de esperar, siguen abundando las pantallas con ingentes cantidades de texto escrito e infinitos valores num¨¦ricos para representar los cientos de estad¨ªsticas y variables disponibles que, si bien importantes, ayudan poco a redondear un acabado visual bonito.

El renderizado del mapa est¨¢ confeccionado en 3D, una frivolidad visual como lo consideran algunos, pero que sin duda ayuda a navegar fluidamente por todas las interfaces disponibles mediante el rat¨®n y su rueda de zoom. Recordemos tambi¨¦n que cada aspecto del juego tiene su propia interfaz y que ¨¦sta se representa de forma ¨²nica en pantalla. Tambi¨¦n el dise?o de los distintos tipos de unidades y estructuras, as¨ª como sus iconos, ha cambiado notoriamente facilitando su distinci¨®n a simple vista, algo que nos puede ahorrar tiempo a medio plazo, pero tambi¨¦n hay margen de mejora en ese aspecto.

Hearts of Iron III goza asimismo de una impecable banda sonora ambientada perfectamente y que armoniza con el tipo de producto que estamos jugando. Esto es, temas de orquestaci¨®n ostentosa mezclados con suaves marchas e himnos conocidos por la cultura m¨¢s popular. En total, el acabado t¨¦cnico del juego es m¨¢s que suficiente pero est¨¢ claro que a¨²n queda campo por recorrer en este aspecto que si bien no es trascendental, no deja de tener su importancia impl¨ªcita.

Supongamos un momento cualquiera de una partida al azar para hacernos una idea de lo que tenemos entre manos: decidimos entrar en combate moviendo tropas a un territorio adyacente (moverse es sin¨®nimo de atacar en HoI 3). Designamos qui¨¦n va a encargarse del ataque, controlamos las condiciones atmosf¨¦ricas y el tipo de terreno, asignamos un m¨¢ximo de tropas al frente, controlamos las rutas de suministros propias y rivales (para evitar refuerzos), aumentamos la capacidad industrial para favorecer la carrera de la guerra, investigamos nuevas tecnolog¨ªas que nos permitan cierta ventaja en combate, negociamos con otros pa¨ªses una eventual alianza, organizamos las unidades de soporte, espiamos a un tercer contrincante en discordia, lidiamos con el descontento de la poblaci¨®n producido por la presi¨®n econ¨®mica y la supresi¨®n de los 'comodities' en pos de obtener material b¨¦lico... y un largo etc¨¦tera.

Todo esto sucede al mismo tiempo y pretender abarcarlo todo es una tarea tit¨¢nica; es por ello que muchas de estas funciones, como dec¨ªamos, pueden automatizarse de manera que no tengamos que estar continuamente pendientes de ellas; naturalmente que podremos supervisarlas y afectar con pocos clicks algunas de las decisiones que la IA haya tomado por nosotros, pero el hecho de que podamos centrarnos en aquellos aspectos de la gesti¨®n t¨¢ctica, estrat¨¦gica, pol¨ªtica o militar que nos interesen obviando por completo el resto es un gran plus que ofrece el juego, porque puede favorecer la introducci¨®n de nuevos jugadores al mundillo, siendo un aspecto que debe valorarse positivamente.

Otro de los grandes cambios que abandera el juego es la forma en la que se produce la gesti¨®n militar. Aqu¨ª Paradox ha dado una nueva vuelta de tuerca en cuanto al realismo del juego al tiempo que simplifica - en el buen sentido de la palabra - la jugabilidad: el Cuartel General. Ahora existe la posibilidad de controlar y dirigir grupos de batallones enteros - lo que entender¨ªamos por un ej¨¦rcito - con apenas unas ¨®rdenes en el Cuartel, porque ¨¦l puede encargarse de las pertinentes indicaciones a trav¨¦s de la cadena de mando. Orden¨¦mosle mantener una posici¨®n o construir unidades y se ocupar¨¢ de pedir los refuerzos y suministros; cambiemos su l¨ªder y se ocupar¨¢ de los ascensos de forma autom¨¢tica; marchemos hacia el combate y se encargar¨¢ de las mejores decisiones log¨ªsticas. Evidentemente, todo bajo nuestra supervisi¨®n.

La adici¨®n de un Cuartel General puede sacarnos m¨¢s de una vez las casta?as del fuego; la acci¨®n puede pausarse en cuanto se desea para poder acometer toda acci¨®n pertinente (una hora en la realidad, al m¨¢ximo de velocidad equivale a casi un a?o de tiempo de juego), pero muchos deseamos emplear el tiempo en otro tipo de gestiones paralelas al comando de las tropas en un determinado combate. Algunas de estas cosas son la econom¨ªa, la diplomacia, la pol¨ªtica, la producci¨®n, la investigaci¨®n tecnol¨®gica, la log¨ªstica o la inteligencia. Veamos algunas muestras para comprobar la profundidad de HoI 3.

Evidentemente, la econom¨ªa es fundamental en cualquier per¨ªodo pero es a¨²n m¨¢s trascendental en circunstancias tan exigentes como las de un conflicto b¨¦lico. El potencial econ¨®mico de una naci¨®n se expresa en el juego mediante el medidor de capacidad industrial; est¨¢ en nuestras manos decidir qu¨¦ vamos a producir: suministros, bienes de consumo, modernizaciones, refuerzos... Producir bienes de consumo, por ejemplo, proporciona dinero con el que comprar recursos de todo tipo (como el carb¨®n o el petr¨®leo) que luego tendr¨¢n que refinarse o manipularse en nuestra naci¨®n pero antes deber¨¢n ser transportados mediante convoyes a trav¨¦s de las rutas de suministros.

Lo mismo ocurre con otros apartados: la diplomacia nos permitir¨¢ efectuar actos de amistad, controlar el nivel de 'revanchismo' de un pa¨ªs frente a otro, las alineaciones de las distintas facciones... Y por supuesto cada regi¨®n posee su propia ideolog¨ªa con sus ministros (10 ministerios por pa¨ªs) m¨¢s afines o menos afines a tu pol¨ªtica; en algunos casos deberemos controlar la popularidad dentro de nuestro propio partido, establecer nuevas leyes y decisiones que afecten al curso de la historia - acabando as¨ª con eventos pre-programados vistos en HoI 2 y otros juegos de estrategia - y lidiar con el riesgo de levantamiento en una zona determinada.

Un extenso nivel de detalle en estas ¨¢reas ten¨ªa que venir acorde con un nivel de control y de acabado de las unidades militares tanto de tierra como mar o aire. Hay decenas de distintos tipos de batallones y comandantes an¨¢logos a la historia con sus respectivas mejoras y tecnolog¨ªa adyacente que podremos investigar. Como novedad, destacar que el frente no es un lugar en el que poder situar ilimitado n¨²mero de unidades sino que existe un n¨²mero m¨¢ximo que ubicar y que las fases del combate, as¨ª como los modificadores pertinentes y el sinf¨ªn de combinaciones t¨¢cticas y estrat¨¦gicas que existen, tambi¨¦n han visto mejorado su desarrollo. Algunos resoluciones de batallas siguen dando alg¨²n resultado algo extra?o pero eso deber¨ªa estar resuelto en el parche 1.1 al que no hemos podido tener acceso en el momento de esta review.

La guerra terrestre no es ni de lejos la ¨²nica forma de ganar batallas; de hecho, dominar los cielos y los mares es instrumental en el buen hacer de un comandante y para ello se disponen sendas interfaces de control naval y a¨¦reo con las que controlar los avances de nuestras tropas y la detecci¨®n e intercepci¨®n de las enemigas. No olvidemos que si decidimos emprender una carrera hacia la bomba at¨®mica, ser¨¢ desde una base de este tipo desde donde podremos recrear uno de los m¨¢s negros pasajes de la historia militar y poner fin de un plumazo a la moral de una naci¨®n entera...

Existen dos modalidades principales de juego en HoI 3: para un jugador o en multiplayer. Las partidas de un jugador incluyen un inicio r¨¢pido con cuatro escenarios preseleccionados en los que empezaremos la acci¨®n inmediatamente. Si optamos por el inicio tradicional podremos pormenorizar algo de los cien pa¨ªses en conflicto y todo el rango de fechas disponible. Tengamos en cuenta que para algunos de esos pa¨ªses la acci¨®n no empieza hasta pasados unos a?os, con lo que el inicio del combate puede demorarse varias horas en los que suceder¨¢n relativamente pocas cosas. En internet, el multijugador permite un m¨¢ximo de 12 participantes, mientras que en una LAN se aumenta el n¨²mero hasta 32.