En la costa francesa

Ah, PlayStation Network. Ese lugar donde confluyen de una manera tan natural -tan natural que nos preguntamos por qu¨¦ no ocurre de igual forma con los juegos f¨ªsicos- nuevas tendencias con cl¨¢sicos absolutos y atemporales. Ha sido hace poco, junto con la retrocompatibilidad, cuando desarrolladoras y distribuidoras han hecho el caso que se merec¨ªa a la industria del ocio electr¨®nico; algo que los usuarios han agradecido con los brazos abiertos. Y algo que, por qu¨¦ no decirlo, beneficia tambi¨¦n a los proveedores a trav¨¦s de las ya comunes transacciones. Porque el pasado no tiene precio, dicen. Dicen.

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Pero tambi¨¦n se da el caso de excelentes propuestas de nuevo cu?o nacidas a partir de cl¨¢sicos revisados. Ese fue el caso de Wipeout HD, un juego de carreras que fue recibido de manera excelente porque supo adaptarse con acierto desde la plataforma que ven¨ªa, esto es, PSP. Con GTi Club+ viene a pasar algo bastante parecido: las bases del original se mantiene, y ese "m¨¢s" lo encontramos en su definici¨®n, que funciona a 720p, y en su paso a una consola como PlayStation 3. En cierto modo, al no tratarse de una secuela, el nombre no enga?a a nadie: es lo m¨¢s del mismo que GTi Club, es decir, carreras arcade divertidas.

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Esto se nota tanto en los modelados de los coches como en los escenarios. No vamos a tratar las limitaciones de espacio, como es l¨®gico, y a pesar de ello todo el conjunto luce correctamente representado. A¨²n as¨ª, falta algo de mimo en su presentaci¨®n. No tanto en su dise?o, que nos representa una Cote D'Azur francesa de lo m¨¢s carism¨¢tica y entra?able, con tonos alegres, playas atractivas y circuitos variados dentro de este contexto. La iluminaci¨®n, eso s¨ª, no sabe transmitir ese calor como deber¨ªa, qued¨¢ndose algo cojo en este aspecto.

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Tampoco podemos obviar el efecto de "paredes invisibles" visto en cada trazado. A veces nos chocaremos con objetos que no existen, o nuestro veh¨ªculo responder¨¢ de una manera poco cre¨ªble. Defectos perdonables trat¨¢ndose de arcade, no tanto si le echamos un vistazo a sus coet¨¢neos en el g¨¦nero. Donde s¨ª que se ha logrado un buen objetivo es haci¨¦ndolo todo correr a unos constantes 60 fps, eliminando as¨ª cualquier posible interrupci¨®n a la diversi¨®n m¨¢s inmediata, objetivo del juego y notable desde un primer momento.

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La selecci¨®n de coches es escasa, pero suficiente para elegir entre varios estilos de respuesta y velocidad: superminies europeos de los 80, como no pod¨ªa ser de otra manera, que incluyen al Volkswagen Golf GTi, al Austin Mini Cooper o al Lancia Delta. Todos ellos cuentan con opciones de personalizaci¨®n muy b¨¢sicas, meramente est¨¦ticas. A¨²n as¨ª, todos ellos destilan un estilo propio. Su respuesta, a¨²n as¨ª, no siempre es la deseada; en ocasiones resulta 'demasiado' arcade, con giros que piden bastante tiempo por parte del jugador en dominar, y sobre todo a la hora de frenar se pierde un poco de esa velocidad propia del juego.

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A ello tambi¨¦n influyen los circuitos preparados. A pesar de que el sistema de ciudad abierta se agradece en un entorno descargable, sus contornos son demasiado simples, con pocas posibilidades a la hora de mejorar los tiempos, apoy¨¢ndose en ciertos aspectos repetitivos como la mencionada capacidad de freno o los atajos dispuestos. Compensa la IA enemiga, elaborada y competitiva cuando sabe serlo, pero sin llegar a proveernos un reto. Porque por mucho que sea arcade, tiene que haber una progresi¨®n y un objetivo.

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Su faceta multijugador, no obstante, es el aspecto m¨¢s decepcionante, ya que no nos da modos a pantalla partida. Si jugamos online, con hasta ocho colegas, existen adiciones como el juego en equipo y "La Bomba", donde los coches entran en contacto y se van pasando el artefacto hasta que finalmente explota. Divertido, pero al que se le echan de menos algo m¨¢s de variedad y unos circuitos donde poder experimentar a conciencia con estos modos A¨²n as¨ª, es posible que m¨¢s adelante aparezcan nuevos, provistos mediante descarga.

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