Tingle. S¨ª? Tingle. Ese estramb¨®tico y bizarro personaje embutido en un traje verde que recorr¨ªa varios parajes de la saga The Legend of Zelda intentando timarnos tantas rupias como la fuera posible? Y ahora pensar¨¦is '?Una aventura con este fanfarr¨®n como protagonista?', y nosotros asentiremos. No, Nintendo no est¨¢ mal de la cabeza: Tingle es un personaje -extra?amente- querido en Jap¨®n, y por tanto es normal que hayan optado por darle protagonismo en una aventura propia. Lo raro es que, un a?o despu¨¦s desde su lanzamiento en el pa¨ªs nip¨®n, llegue a Espa?a? incluso antes que en Estados Unidos.
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M¨¢s all¨¢ de buscar inc¨®gnitas, s¨ª: Tingle est¨¢ en Espa?a. Y?la cosa no se?acaba ah¨ª: protagoniza no s¨®lo uno de los mejores juegos de la port¨¢til, sino probablemente la mejor aventura con elementos roleros que tiene el sistema. Y s¨ª, la?encabeza Tingle, un solter¨®n de 35 a?os con m¨¢s detractores que fans que, seguramente, cambiar¨¢n de parecer despu¨¦s de disfrutar de Freshly- Picked Tingle's Rosy Rupeeland. Prejuicios a un lado, ?es hora de conseguir rupias!
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Caballero Don Dinero? Todo empieza con un plano fijo de una casa de madera. En ella duerme un hombrecillo bajito, poco agraciado f¨ªsicamente, en su pijama m¨¢s cl¨¢sico. Tiene 35 a?os y est¨¢ soltero; pero m¨¢s all¨¢ de esto, tiene un don especial. Una voz susurrante le despierta: 'Ve al estanque del oeste'. El hombrecillo se despierta y va al lugar indicado, donde un anciano se le revela y le ofrece una misi¨®n: Obtener tantas rupias como sea posible. Haciendo esto, tendr¨¢ ganado su billete hacia Rupialandia, un mundo donde hay dinero a montones, donde las chicas le atosigar¨ªan, donde podr¨ªa estar continuamente de vacaciones. El hombre acepta? y se convierte en Tingle. As¨ª nace el extra?o personaje que tendr¨¢ que viajar por varios mundos para conseguir su tan preciado sue?o. Ayud¨¢ndole est¨¢ Pingle, una versi¨®n femenina de Tingle que vive en su ordenador y le permitir¨¢ guardar la partida y obtener consejos, as¨ª como el perro Guagle, que se unir¨¢ a ¨¦l tras un cierto incidente con piratas.
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Claro y directo al grano Tingle es un personaje especial y eso se puede intuir en cada uno de los elementos del juego. Su misi¨®n es tan sencilla como la citada m¨¢s arriba: no tiene inter¨¦s en ser famoso, ni en salvar el mundo, ni nada de eso: s¨®lo quiere rupias a toda costa. As¨ª, nuestro periplo por este microuniverso se basar¨¢ ¨²nicamente en cometer tal acci¨®n, sin mayor parada en cosas heroicas de las que ya se encargar¨¢ Link cuando llegue en octubre The Legend of Zelda: Phantom Hourglass. B¨¢sicamente nos encontramos con una aventura que mezcla elementos de varios g¨¦neros, como el rol, los plataformas e incluso los t¨ªtulos de habilidad. Controlamos directamente a Tingle con la cruceta e interactuamos con el entorno utilizando la pantalla t¨¢ctil, haciendo click sobre los elementos del juego. Todo es sencillo y muy, muy intuitivo; estamos ante un juego que podr¨ªa considerarse, aunque su mec¨¢nica sea radicalmente diferente, un 'Zelda para novatos', por mantener parte de las bases que hicieron grande a esa saga. Tingle no es un s¨²per-guerrero con grandes m¨²sculos y se nota. As¨ª, pese a que encontramos combates contra enemigos a lo largo del juego, ¨¦ste se ver¨¢ apoyado por otros personajes o, si est¨¢ solo, por nuestra pericia con el stylus. El sistema es sencillo: ?Ves a un monstruo en la pantalla? Ac¨¦rcate a ¨¦l. Aparecer¨¢ una nube de polvo similar a la de los mangas y tendr¨¢s que hacer click sobre ella para debilitar a los enemigos. A medida avanzamos en el juego, iremos descubriendo que, por ejemplo, podremos juntar varios enemigos en la misma nube: aunque nos da?ar¨¢n m¨¢s, tambi¨¦n recibiremos as¨ª m¨¢s premios y rupias.
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Pero no estaremos siempre solos. Mediante los buhoneros que se encuentran en varias zonas de cada mapa, podremos pagar los servicios de un escolta que nos acompa?ar¨¢ y atacar¨¢ si as¨ª se lo ordenamos. La forma de utilizarlos es, de nuevo, sencilla: click sobre un enemigo y nuestro valeroso guardaespaldas atacar¨¢ sin rechistar. Tienen un 'pero': Si se les acaban los corazones que representan sus vidas, tendremos que volver a pagarles para que sigan siendo nuestros escoltas. En este mundo todo son rupias. Adem¨¢s de monstruos simples, encontraremos otros que nos har¨¢n sudar para derrotarlos: los jefes finales. Aqu¨ª de nuevo se deja claro el perfil de Tingle: en lugar de atacar fuertemente, se valdr¨¢ de artilugios para vencerles. El primero ser¨¢ una enorme ara?a con un gran punto en el centro. Para vencerle, nos impulsaremos en el aire con varios globos y, flotando, debemos tirarle bombas en su ojo. Otro de los jefes es un esqueleto gigante que realiza varios ataques de fuego y una estocada con la espada. Aqu¨ª Tingle puede? correr o saltar. Si pegamos un salto mientras el enemigo pega con la espada, podremos adherirnos a su cabeza y ara?arle.
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Estos ¨²ltimos monstruos se encuentran repartidos por las mazmorras que visitaremos a lo largo del juego. Y es que, como la serie Zelda, esto ser¨¢n lo principal en la aventura protagonizada por Tingle. En general son bastante sencillotas: puzzles f¨¢ciles pero con suficientes elementos como para enganchar, con algunos giros realmente decentes y, a todas luces, inspirados. El objetivo, de nuevo, ser¨¢ obtener rupias.
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Pero evidentemente el juego no se queda ah¨ª. Adem¨¢s de combates y mazmorras encontraremos el mayor acierto del juego: la exploraci¨®n. Y oculto en este ¨²ltimo a?adido: la rejugabilidad. Pese a que los primeros mapas son f¨¢ciles, a medida avancemos iremos descubriendo que Nintendo ha hilado fino a la hora de darle un nivel de detalle realmente notable a este universo. Cada zona del mapeado est¨¢ totalmente cuidada, con elementos interactivos ocultos o con dobles usos, de forma que cada parte del mismo una experiencia. A nuestra elecci¨®n queda la forma de obtener las rupias que, posteriormente, ir¨¢n a parar al estanque que nos conducir¨¢ a Rupialandia. Podremos, por ejemplo, utilizar recetas de cocina para crear mejunjes que luego se nos permitir¨¢n vender en las tiendas de la ciudad o utilizarlos a posteriori en los combates. Del mismo modo, podremos ponernos el disfraz de cart¨®grafos e ir apuntando localizaciones en un mapa que, de inicio, est¨¢ vac¨ªo. As¨ª, podremos luego vender el ejemplar completo y sacarnos una rupias extras.
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O, quiz¨¢, sobornar a la gente de la ciudad, operaci¨®n que generalmente acabar¨¢ con un '?s¨®lo esas rupias? Me ofendes'. La inteligencia artificial de los NPCs y el sistema de rupias es genial, haciendo que todos tengan algo que decir en cualquier situaci¨®n. Si ofrecemos pocas rupias, nos las tirar¨¢n a la cara y dir¨¢n que no les valoramos bastante (metaf¨®ricamente hablando, pues no nos devolver¨¢n el dinero); si les damos demasiado estar¨¢n content¨ªsimos, y si les damos lo justo aceptar¨¢n a rega?adientes. Todo esto hace de Tingle's Rody Rupeeland un t¨ªtulo divertido y desenfadado que nos hace tener que volver a recordar a los mejores di¨¢logos de Disgaea. Y esto es mucho decir.
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Apartados t¨¦cnicos Decir que una Game Boy Advance podr¨ªa mover esto no ser¨ªa ninguna mentira si s¨®lo nos bas¨¢semos en capturas. Una vez puestas las manos encima del juego, nos encontramos con un t¨ªtulo que, si bien no aprovecha al m¨¢ximo las posibilidades jugables que brinda DS, s¨ª que lo hace a nivel t¨¦cnico. Utiliza 2D simplonas, pero cuenta con unas animaciones totalmente irreprochables y, sobretodo, s¨®lidas. Los artworks, las expresiones de Tingle y el resto de personajes -algunas caras son para enmarcar-, los escenarios; todo est¨¢ cuidado con sumo detalle, lo cual es de agradecer. La banda sonora, del mismo modo, se antoja realmente trabajada. Los cortes musicales son buenos, sin alcanzar los de The Legend of Zelda, aunque tampoco se echan en falta. Todo esto, sumado a una buena colecci¨®n de FX y unas vocecillas digitalizadas realmente graciosas, confirman un t¨ªtulo redondo en este apartado.
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