Fobia ¨C St. Dinfna Hotel, an¨¢lisis. Un survival horror como los de antes

Terror y videojuegos se dan la mano a menudo: cada a?o son varios los survival horror que llegan al mercado y actualmente hay muchas maneras de explorar dicha tem¨¢tica. Desde experiencias narrativas que solo buscan dejarnos un mensaje, hasta propuestas repletas de acci¨®n. En el pasado habl¨¢bamos de Silent Hill y Resident Evil, en el futuro nos tocar¨¢ hacerlo de The Callisto Protocol y Dead Space, y en el presente es momento de hacer lo propio con Fobia ¨C St. Dinfna Hotel.

Es la apuesta del equipo brasile?o Pulsatrix Studios, disponible en PC, PlayStation y Xbox. El viaje de un periodista atra¨ªdo por los rumores que se ciernen sobre un hotel maldito, en el que hemos pasado una noche movidita acompa?ados de una misteriosa ni?a oculta tras una m¨¢scara de gas y en el que, sobre todo, hemos encontrado un survival horror cl¨¢sico como ¨¦l solo, de esos que ya no vemos tan a menudo como hace 20 a?os.

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Un survival horror en toda regla

Si hay algo que nos ha convencido tras completar el juego de Pulsatrix Studios, es sin duda su apuesta por abordar el g¨¦nero desde una postura tradicional. Esa f¨®rmula que anta?o nos deleitaba con escenarios intrincados, secretos, acertijos, altas dosis de exploraci¨®n y la necesidad de encontrar y gestionar objetos y otros recursos. Una aut¨¦ntica experiencia de papel y boli, como sol¨ªamos decir hace mucho tiempo, cuando nos adentr¨¢bamos en la Mansi¨®n Spencer o la ciudad de Silent Hill.

El dise?o del hotel ¡ªaunque hay otros escenarios fuera del mismo¡ª es realmente interesante: tenemos varias plantas por explorar, multitud de habitaciones bloqueadas a las que solo podemos acceder si mantenemos los ojos bien abiertos y una enorme cantidad de puzles por resolver. Candados protegidos por una contrase?a, acertijos visuales en los que nos toca prestar atenci¨®n a todo lo que nos rodea, rompecabezas tem¨¢ticos como tableros de ajedrez¡­ Hay muchos, y mentir¨ªamos si no dij¨¦semos que hac¨ªa tiempo que ten¨ªamos ganas de ver un survival horror as¨ª.

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Una de las mec¨¢nicas distintivas del juego es que contamos con una c¨¢mara con visi¨®n nocturna, aunque su uso es ligeramente diferente al que hemos visto en otros t¨ªtulos como Outlast o Slenderman. Aqu¨ª no es un medio para ver mejor en la oscuridad; en su lugar, resulta que no todo es lo que parece y la c¨¢mara es capaz de captar una especie de realidad paralela, en la que las cosas son diferentes a lo que vemos en el ?mundo real? Cuando la activamos (tranquilos,las pilas no se gastan ni debemos preocuparnos por nada), los escenarios presentan un aspecto m¨¢s retorcido, con elementos que nos recuerdan al Otro Mundo de Silent Hill. A menudo, acceder a este mundo alternativo es el ¨²nico modo de encontrar una pista o descubrir nuevos caminos. La idea funciona de maravilla y eleva el componente de exploraci¨®n.

Fobia ¨C St. Dinfna Hotel es un conjunto que equilibra bien sus principales piezas; el ritmo es bueno, los escenarios no son enormes, pero est¨¢n dise?ados para que la exploraci¨®n resulte gratificante y siempre tengamos alguna pista o lugar anotados en nuestra agenda, a la espera de hallar una soluci¨®n que nos permita avanzar. Y al igual que en otros cl¨¢sicos del g¨¦nero, no faltan las ideas como una sala segura con un ba¨²l en el que podemos depositar objetos y liberar un valioso espacio en el inventario o los guardados manuales ¡ªrelojes misteriosos, similares a los de Stranger Things 4¡ª, el ¨²nico punto de partida disponible en el que comenzamos despu¨¦s de morir. Tampoco faltan esos objetos que debemos inspeccionar, combinar o descartar seg¨²n la ocasi¨®n. Un cl¨¢sico.

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La influencia de Resident Evil

No es de extra?ar que sean tantos los videojuegos que se inspiran en la legendaria franquicia de Capcom, as¨ª como en Silent Hill, Project Zero y en diversos t¨ªtulos independientes que lograron trascender como Outlast y Amnesia: The Dark Descent, entre otros. Hay destellos de muchos de ellos en Fobia ¨C St. Dinfna Hotel, pero hay uno que se lleva la palma: Resident Evil, especialmente si nos fijamos en sus entregas m¨¢s recientes. Hay similitudes a lo largo de todo el juego, y a la hora de combatir se hace a¨²n m¨¢s palpable.

Cuando llega el momento de pasar a la acci¨®n, resulta imposible no acordarnos de Resident Evil 7; las sensaciones a los mandos son similares y el dise?o de sus enemigos, tambi¨¦n. Enemigos que, dicho sea de paso, no destacan precisamente por su variedad, pues visto uno, podemos decir que ya hemos conocido a la mayor¨ªa. Criaturas con una figura humanoide, con piel oscura y aspecto gelatinoso que bien podr¨ªan ser el resultado de mezclar a las criaturas de la s¨¦ptima entrega de la saga de Capcom con los temibles Regenerators de Resident Evil 4.

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Por suerte, la cadencia de los combates se ha medido con acierto; no abusa de ellos y la idea consiste en presentarnos enemigos de aspecto amenazador, pero lentos y f¨¢ciles de abatir¡­ siempre y cuando mantengamos las distancias, pues son especialmente agresivos si nos situamos demasiado cerca de ellos y no dudan en abalanzarse sobre nosotros. Las sensaciones al empu?ar armas como la pistola de 9mm o la escopeta no son malas, pero tampoco gratificantes. Las batallas son funcionales y no est¨¢n mal para a?adir algo de presi¨®n de vez en cuando, pero como decimos, no son muy frecuentes y creemos que es lo mejor.

Tambi¨¦n tenemos a un enigm¨¢tico personaje que a veces nos acosa al m¨¢s puro estilo Tyrant en Resident Evil 2 Remake ¡ªMr. X para los amigos¡ª. De hecho, es pr¨¢cticamente id¨¦ntico: podemos alejarnos de ¨¦l f¨¢cilmente, pero si nos arrincona en un pasillo estrecho, lo mejor es vaciarle un cargador encima para lograr que se arrodille, quedando aturdido unos segundos que nos permitan escapar. Tampoco podemos olvidarnos de los jefes finales, que dan lugar al cl¨ªmax de algunas zonas y que, aunque no est¨¢n demasiado inspirados en cuanto a dise?o, son exigentes y nos obligan a optimizar m¨¢s que nunca los recursos. Fobia ¨C St. Dinfna Hotel no brilla en sus combates, pero cumple sin alardes y no es un elemento que robe protagonismo a sus principales virtudes.