En el ya lejano 1983, la popular publicaci¨®n japonesa Weekly Shonen Jump , cuna de buena parte de las m¨¢s grandes series manga de la historia (Dr. Slump, Captain Tsubasa, Kimagure Orange Road, Dragon Ball, City Hunter, Saint Seiya, Bastard, Slam Dunk, Yu Yu Hakusho, Ruroni Kenshin, One Piece, Naruto¡ en fin, podr¨ªamos estar as¨ª durante horas), comenz¨® a publicar una obra de lo m¨¢s especial; una obra que, a poco que se comenzaba a leer, dejaba bien a las claras que estaba destinada a sentar c¨¢tedra. Hablamos de Hokuto no Ken , un manga que llamaba poderosamente la atenci¨®n por muchas razones, entre las que destacaban su alto nivel de sangre y gore, un argumento situado en un mundo post apocal¨ªptico en el que se mezcla la lucha por la supervivencia con los m¨¢s espectaculares combates de artes marciales, y un detallado dibujo m¨¢s cercano a la filosof¨ªa del c¨®mic norteamericano (o a la de los manhua chinos) que a la escuela japonesa influenciada por los cartoons cl¨¢sicos procedentes de Estados Unidos. Con Buronson a cargo de los guiones, y Tetsuo Hara de los l¨¢pices, se nos narraba una cruenta historia en la que un mundo agonizante era testigo de encarnizadas luchas de poder libradas principalmente entre maestros expertos en milenarias t¨¦cnicas de artes marciales que pod¨ªan infligir devastadores da?os en los cuerpos de sus enemigos, desde hacerlos explotar desde dentro hasta seccionarlos en porciones muy, muy peque?as. El ¨¦xito del manga original, publicado desde 1983 a 1988, dio pie a nuevas series impresas, adaptaciones al anime, largometrajes, merchandising de lo m¨¢s variado y, por supuesto, videojuegos. El recorrido de El Pu?o de la Estrella del Norte por nuestro pa¨ªs no ha sido tan fruct¨ªfero como en su patria de origen , ya que apenas nos ha llegado una adaptaci¨®n del manga original (publicada cuando esto del c¨®mic japon¨¦s comenz¨® a pegar fuerte all¨¢ por los 90, estando hoy d¨ªa completamente descatalogada), alg¨²n que otro largometraje y poco m¨¢s. Especialmente sangrante ha sido el caso de los videojuegos, donde de un total de unos 20 t¨ªtulos publicados en Jap¨®n no lleg¨® a verse pr¨¢cticamente nada en tierras europeas, o como mucho alg¨²n que otro producto camuflado tras un completo lavado de cara que eliminaba cualquier referencia a la obra original (tales fueron los casos del Black Belt de Master System y el Last Battle de Mega Drive). Afortunadamente la situaci¨®n cambi¨® en 2010, cuando Koei publicaba internacionalmente su Fist of the North Star: Ken¡¯s Rage , tan solo unos meses despu¨¦s de su debut en Jap¨®n, y no solo manteni¨¦ndose fiel a la obra original, sino elevando algo m¨¢s el nivel de casquer¨ªa respecto a lo visto en el videojuego original nip¨®n.
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El primer Ken¡¯s Rage formaba parte de la estrategia de expansi¨®n en la que Koei lleva ya varios a?os enfrascada, la cual consiste en lanzar videojuegos basados en varias de las licencias manganime m¨¢s famosas de Jap¨®n, como pueden ser Mobile Suit Gundam, One Piece o la propia Fist of the North Star, a los que le son implementadas la filosof¨ªa, mec¨¢nica y desarrollo de su popular y exitosa (en tierras niponas) franquicia Musou, formada por los Dynasty, Samurai y Orochi Warriors. As¨ª, con Fist of the North Star: Ken¡¯s Rage nos encontr¨¢bamos ante un beat¡¯em up masivo en el que nuestro personaje se enfrentaba a oleadas de cientos y cientos de enemigos al tiempo que recorr¨ªa un escenario de considerables dimensiones y libre exploraci¨®n. Sin embargo, y a diferencia de lo visto en un Warriors al uso, la mec¨¢nica habitual de poner a dos ej¨¦rcitos en liza no era en Ken¡¯s Rage otra cosa que un modo de juego alternativo, ya que el modo de juego principal tomaba una filosof¨ªa mucho m¨¢s cercana al beat¡¯em up cl¨¢sico, al ¡°yo contra el barrio¡± que alcanz¨® una gran popularidad en tiempos pret¨¦ritos gracias a t¨ªtulos de la talla de Renegade, Double Dragon o Final Fight. Haciendo gala de todas las virtudes y defectos que forman parte indivisible tanto del beat ¡¯em up en general como de la franquicia Musou en particular, Ken¡¯s Rage acab¨® haci¨¦ndose con el benepl¨¢cito de los aficionados gracias sobre todo a que, al fin y al cabo, la mec¨¢nica que ofrec¨ªa sentaba como un guante dentro de la marca Fist of the North Star. Tras esto, la maquinaria Musou ha seguido funcionando a pleno rendimiento , y ya tenemos aqu¨ª la secuela de Ken¡¯s Rage, lista con poco m¨¢s de dos a?os de diferencia respecto al lanzamiento del juego original, y destinada a volver a convertirse en un indispensable para los simpatizantes tanto de la obra de Buronson y Tetsuo Hara como del beat ¡¯em up al m¨¢s puro estilo Koei. Incluso, y tal y como comprobaremos a lo largo del presente an¨¢lisis, los aficionados a los arcades duros y desafiantes, esos juegos de los que cada vez quedan menos ejemplos en la actualidad, deber¨ªan prestar atenci¨®n al t¨ªtulo que nos ocupa. Un juego que, por cierto, llega en un momento ideal, ya que en este 2013 se cumple el 30 aniversario de la marca Hokuto no Ken. ?Listos para comenzar a celebrarlo?
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La vida es un privilegio, y t¨² no eres digno de ¨¦l En un futuro indeterminado, la humanidad ha sucumbido a la ira, la ambici¨®n y la codicia, lo que ha desencadenado una guerra nuclear que ha arrasado el planeta por completo. De las cenizas se acaban alzando algunos supervivientes, los cuales se enfrentan al obvio problema de encontrar agua y comida en un mundo en el que tales bienes se han convertido en el ¨²nico y m¨¢s escaso de los tesoros. No hay gobiernos, ni civilizaci¨®n, ni leyes que seguir salvo una: la ley del m¨¢s fuerte . Unos pocos civiles tratan de organizarse y reconstruir sus vidas, pero las bandas armadas son numerosas e implacables, y acaban arras¨¢ndolo todo all¨¢ por donde pasan. Es entonces cuando surge un misterioso guerrero n¨®mada llamado Kenshiro. Nadie sabe de d¨®nde viene, cu¨¢l es su historia y qu¨¦ motivaciones rigen su aparentemente errabundo deambular. Pero a¨²n m¨¢s enigm¨¢tico que el propio Kenshiro es el desconocido arte marcial del que parece ser un aut¨¦ntico experto. Kenshiro no porta armas, pues ¨¦l mismo es una mort¨ªfera arma viviente capaz de masacrar a decenas de enemigos con las manos desnudas y en un simple parpadeo. ?Es Kenshiro la ¨²ltima esperanza de una civilizaci¨®n agonizante, o un ¨¢ngel exterminador enviado para completar el apocalipsis que la propia especie humana desencaden¨® tiempo atr¨¢s? La respuesta a esta pregunta no tardar¨¢ en revelarse, aunque ello dar¨¢ pie a nuevos y a¨²n m¨¢s inquietantes interrogantes. Fist of the Nort Star: Ken¡¯s Rage 2, tal y como es habitual dentro de la franquicia Musou, no reinventa la rueda. Tan solo reinicia todo desde el principio y nos vuelve a contar la misma historia, con nuevos matices y alguna que otra reinterpretaci¨®n. As¨ª, el que pod¨ªamos llamar Modo Historia de Ken¡¯s Rage 2 comienza en el mismo instante en que lo hac¨ªa en la anterior entrega, es decir, desde el inicio del manga. Eso s¨ª, esta vez la sensaci¨®n que deja la narraci¨®n a medida que se va desarrollando es de ser menos atropellada y m¨¢s rica en detalles , por lo que aquellos que no conozcan la obra original tendr¨¢n m¨¢s f¨¢cil seguir la trama del videojuego. Adem¨¢s, se incluyen arcos argumentales in¨¦ditos en el primer juego, lo que posibilita que podamos controlar a nuevos personajes como son unos Bat y Lin ya en edad adulta. En total, ser¨¢n 25 los caracteres jugables , aunque al principio solo podremos controlar a Kenshiro y Outlaw, quedando el resto de luchadores desbloqueados a medida que progresamos en la aventura. Eso s¨ª, Ken¡¯s Rage 2 no se libra de la lacra de los DLC por lo que, a pesar de que ya habremos pagado 60 euros por el juego, tendremos que volver a pasar por caja para hacernos con alg¨²n que otro personaje nuevo, niveles extra y vestimentas alternativas para los luchadores.
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Lo que no podremos arreglar ni siquiera a golpe de tarjeta de cr¨¦dito ser¨¢ el asunto del idioma. Koei, como ya hiciera en Warriors Orochi 3, vuelve a poner en pr¨¢ctica la ley del m¨ªnimo esfuerzo, as¨ª que los textos se quedan en ingl¨¦s, cuando en el Ken¡¯s Rage original estaban en castellano, y las voces que se escuchar¨¢n ser¨¢n ¨²nicamente las japonesas , cuando en la anterior entrega pod¨ªamos contar con doblaje anglosaj¨®n. Es obvio que las cifras de ventas en occidente tanto de este Ken¡¯s Rage 2 como del resto de t¨ªtulos de la franquicia Musou no han sido, son ni ser¨¢n como para tirar cohetes. Pero, viendo como compa?¨ªas mucho m¨¢s modestas del estilo de FX Interactive publican sus t¨ªtulos por cuatro duros y aun as¨ª los dotan de unas intachables localizaciones completas a nuestro idioma, entendemos que esta pol¨ªtica del m¨ªnimo esfuerzo llevada a cabo por Koei acaba siendo injustificable . Por supuesto, los puristas estar¨¢n encantados con que el doblaje nip¨®n sea la ¨²nica estrella de la funci¨®n, pero el trabajo llevado a cabo con el doblaje ingl¨¦s del primer Ken¡¯s Rage fue aceptable, por no mencionar que son mucho m¨¢s numerosas las personas que comprenden el ingl¨¦s hablado que aquellas que dominan el japon¨¦s, por lo que una opci¨®n para seleccionar uno u otro idioma a la hora de escuchar las voces acaba ech¨¢ndose en falta. En cuanto a lo de los textos ¨²nicamente en ingl¨¦s, es algo que habla por s¨ª mismo: obligatorio un m¨ªnimo nivel de ingl¨¦s escrito puesto que ser¨¢ necesario tanto para enterarnos de la historia como para, y esto ya es m¨¢s grave puesto que incide directamente en la jugabilidad, conocer los objetivos que el juego nos plantea a medida que progresamos. Una vez desgranada la oferta ling¨¹¨ªstica del t¨ªtulo, es hora de entrar de lleno en el juego en s¨ª. Ken¡¯s Rage 2 ofrece, al igual que su primera parte, dos modos de juego bien diferenciados: Modo Leyenda y Modo Sue?o . En Leyenda se nos desgranar¨¢ el hilo narrativo oficial del manga, con Kenshiro como estrella de la funci¨®n aunque a medida que progresamos otros personajes ir¨¢n tomando importancia. En el Modo Sue?o jugaremos historias alternativas no narradas en el manga , usando para ello a personajes que se ir¨¢n desbloqueando en el Modo Leyenda. Adem¨¢s de las historias alternativas, tambi¨¦n encontraremos aqu¨ª un par de apartados muy interesantes como son el Modo Libre (con misiones que act¨²an m¨¢s como una serie de desaf¨ªos dado que no se ci?en a un hilo narrativo concreto) y la modalidad online ya sea cooperativa (limitada a dos participantes) como competitiva (hasta ocho participantes divididos en dos equipos).
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Pero las diferencias entre ambos modos no acaban aqu¨ª, puesto que tambi¨¦n repercuten directamente en la mec¨¢nica de juego, la forma en la que debemos encarar los objetivos y el propio desarrollo de cada nivel. El Modo Leyenda nos ofrece un beat ¡¯em up m¨¢s alejado de la filosof¨ªa Dynasty Warriors , puesto que los escenarios se dividen en secciones; adem¨¢s, aqu¨ª los objetivos a completar no siempre son el cl¨¢sico ¡°aniquila todo lo que se te ponga por delante¡±, ya que existir¨¢n secciones de mec¨¢nica alternativa como zonas de infiltraci¨®n (eso s¨ª, no esper¨¦is un Metal Gear), lugares en los que adem¨¢s de deshacernos de los enemigos debemos centrarnos en proteger a uno o varios aliados, etc. Y hablando de aliados, en la mayor¨ªa de ocasiones nos encontraremos solos ante el peligro, sin una armada que nos respalde como suele suceder en el resto de t¨ªtulos de la franquicia Musou. Todo esto, unido al propio sistema de combate de Ken¡¯s Rage 2 (m¨¢s pausado y t¨¢ctico que las refriegas sobreaceleradas vistas en los ¨²ltimos Musou), hace que en no pocas ocasiones acudan a nuestra memoria cl¨¢sicos del g¨¦nero como Final Fight . Las tres ramas del Modo Sue?o ya s¨ª comparten m¨¢s puntos en com¨²n con un Dynasty Warriors al uso (aunque en la rama DW Gundam), ya que aqu¨ª nos encontraremos ante un mapa general en lugar de un campo de batalla dividido en secciones, y nuestro principal objetivo ser¨¢ la captura de bases enemigas hasta alcanzar un total de cinco, momento en que el general del bando contrario quedar¨¢ al descubierto y podremos encararnos con ¨¦l. Conquistar una base no solo nos acerca un paso m¨¢s hacia la victoria, sino que tambi¨¦n nos ofrecer¨¢ una serie de ventajas que tienen como adalid principal la generaci¨®n autom¨¢tica de aliados que nos echar¨¢n una mano en la lucha . Eso s¨ª, por muchos aliados con los que contemos seguiremos siendo nosotros los que llevemos el peso en los combates, dado que los soldados bajo nuestro mando apenas poseen iniciativa a la hora de atacar. Pero al menos estar¨¢n ah¨ª y desviar¨¢n algo de atenci¨®n por parte de los enemigos, lo que acabaremos agradeciendo dado que dichos adversarios podr¨¢n ponernos en serios aprietos a poco que nos descuidemos. Y es que la dificultad de Ken¡¯s Rage 2 es elevada , algo que es de agradecer dado que hoy d¨ªa encontrar un t¨ªtulo que nos desaf¨ªe y amenace con hacernos morder el polvo si no estamos atentos es como haber encontrado una min¨²scula aguja en un enorme pajar. Menci¨®n especial para los enfrentamientos contra los jefes finales, aut¨¦nticas luchas encarnizadas que en niveles altos de dificultad (el juego cuenta con cuatro distintos) suponen un gran reto incluso para el jugador m¨¢s avezado.
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Nuestras posibilidades de ataque var¨ªan seg¨²n el personaje seleccionado. Cada uno de los m¨¢s de 20 luchadores que acabar¨¢n estando disponibles se encuentra perfectamente diferenciado respecto al resto, aunque la forma de controlarlos s¨ª puede condensarse hasta quedar reducida a cuatro clases diferentes : los Hokuto Shinken (poseen el estilo m¨¢s cl¨¢sico, con un bot¨®n para ataques r¨¢pidos, otro para ataques fuertes, y la posibilidad de combinarlos de varias maneras para desencadenar t¨¦cnicas diferentes), los Nanto Seiken (menos directos y contundentes que los Hokuto, aunque pueden desencadenar un potencial superior durante un corto periodo de tiempo si pulsamos un bot¨®n determinado en el momento justo), personajes expertos en combate cuerpo a cuerpo que poseen estilo propio de lucha (como el orondo y mort¨ªfero Heart) y los guerreros del yermo que, aunque no son expertos en artes marciales, cuentan con un variado y mort¨ªfero arsenal armament¨ªstico (ballestas, armas blancas, cuchillos arrojadizos, lanzallamas¡) que los hace letales a media y larga distancia. Por supuesto, tambi¨¦n contamos con un ataque especial (a seleccionar entre varios a medida que progresamos con nuestro personaje) que podremos desencadenar siempre y cuando contemos con suficientes reservas de aura. Ken¡¯s Rage 2 posee un sistema de evoluci¨®n para nuestro personaje bastante simplificado respecto a lo visto en la primera entrega de la franquicia. La tabla meridiana que nos permit¨ªa desbloquear nuevas habilidades usando los puntos que obten¨ªamos al combatir ha desaparecido por completo . Ahora, los puntos de habilidad nos ser¨¢n otorgados de manera autom¨¢tica, como tambi¨¦n nos ser¨¢n otorgadas de manera autom¨¢tica las diversas mejoras obtenidas al subir de nivel (m¨¢s vida, ataque, defensa, etc.). La ¨²nica posibilidad que el juego nos brindar¨¢ para ser nosotros mismos los que modifiquemos las habilidades de nuestro personaje llegar¨¢ de la mano de los pergaminos. En el anterior Ken¡¯s Rage, estos ¨ªtems repartidos por el campo de batalla nos otorgaban puntos de experiencia para la tabla meridiana. Al no existir ya dicha tabla, los pergaminos nos brindar¨¢n ahora hasta tres casillas de habilidades que podremos equipar fuera del campo de batalla . Podr¨¢n ser equipados hasta cinco pergaminos de manera simult¨¢nea, y depender¨¢ de nosotros hacerlo de manera que nos otorguen el m¨¢ximo n¨²mero de ventajas, enlazando para ello parejas de habilidades de un mismo rango. Este nuevo sistema no est¨¢ mal, aunque preferimos la tabla meridiana del primer Ken¡¯s Rage al ser menos autom¨¢tica y brindar al jugador un mayor control de las caracter¨ªsticas y habilidades de su personaje.
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Ken¡¯s Rage 2 se une a la moda de la regeneraci¨®n autom¨¢tica de salud , por lo que no solo es el pergamino el ¨²nico ¨ªtem cuya funci¨®n cambia respecto a lo visto en la primera parte. Afortunadamente, nuestra barra de salud se encuentra dividida en secciones al estilo Halo, por lo que si sufrimos da?os que agoten la salud de una secci¨®n, no podremos recuperarla a no ser que encontremos y usemos uno de los ¨ªtems de salud repartidos por el mapeado. Si a ello unimos que la regeneraci¨®n es bastante lenta, se produce solo cuando ni atacamos ni somos atacados, y que los jefes finales del Modo Sue?o tambi¨¦n cuentan con regeneraci¨®n autom¨¢tica de vida (lo que nos obligar¨¢ a tomar una estrategia claramente ofensiva a la hora de afrontar estos combates), al menos tenemos como resultado que la aventura no se convierte en un paseo como suele suceder en un Call of Duty al uso. En resumen, al menos por esta vez la regeneraci¨®n autom¨¢tica de vida no arruina la experiencia jugable , pero su inclusi¨®n no deja de ser del todo injustificada, estando ah¨ª ¨²nicamente porque es una de las modas m¨¢s recurrentes de la presente generaci¨®n.As¨ª luce el yermo Visualmente hablando, Ken¡¯s Rage 2 luce igual que pr¨¢cticamente todos los beat ¡¯em up masivos auspiciados por Koei. El motor gr¨¢fico (vetusto y fallido como ¨¦l solo, mucho menos efectivo que el que Koei manejaba en la anterior generaci¨®n) da en todo momento la sensaci¨®n de no aprovechar debidamente el potencial de la plataforma en la que jugamos, ya sea 360, PS3 o Wii U. Eso s¨ª, Ken¡¯s Rage 2 es un beat ¡¯em up masivo mucho m¨¢s contenido de lo habitual en un Musou, por lo que no nos encontraremos tan a menudo ante los errores que suelen darse en un Dynasty Warriors , sobre todo en lo referente a la aparici¨®n y desaparici¨®n brusca de enemigos que sucede cuando el n¨²mero de ¨¦stos en pantalla supera las limitadas posibilidades del motor gr¨¢fico del juego. En lo referente a modelados de personajes, Ken¡¯s Rage 2 s¨ª cumple con nota (es una de las pocas virtudes del motor gr¨¢fico), as¨ª como en la definici¨®n de las texturas que, aunque no sea para tirar cohetes, s¨ª se encuentra dentro de la media para unas m¨¢quinas tan escasas de RAM como son 360 y PS3. Tanto en la paleta crom¨¢tica como en los escenarios abundan los yermos, las ciudades desoladas y los tonos gris¨¢ceos, algo que evidentemente est¨¢ ah¨ª por exigencias del guion. Al menos, el motor gr¨¢fico s¨ª se muestra s¨®lido a la hora de brindar una velocidad constante a la acci¨®n , sin rastro de ralentizaciones a lo largo de la aventura, algo que har¨¢ suspirar de alivio a los aficionados a los Musou dado que a¨²n se recuerda el absoluto desastre que fue la conversi¨®n de Warriors Orochi 2 destinada a Xbox 360.
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